Capítulo 3

Karina

Sostuve en mis manos aquella fotografía que podía llenar mi corazón de esperanza y que, al mismo tiempo, podía destruirme por completo. Las lágrimas se acumularon en mis ojos y comencé a llorar desconsoladamente. De inmediato traté de tragarme mis lágrimas y limpiar mi rostro con delicadeza en cuanto escuché pasos en el pasillo. A Kasper no le gustaba verme llorar porque eso le destrozaba el alma entera, más aún cuando lloraba por mi familia a la cual no veo desde hace mucho tiempo atrás.

No pude evitarlo, y como lo esperaba, mi esposo apareció en la pequeña habitación, o mi preciosa galería como me gustaba llamarle, y se cruzó de brazos con una expresión molesta en el rostro. A él no le gusta verme llorar.

—Lamento llorar por esto una vez más...—sollocé. Él no respondió nada y solo se acercó a estrujarme entre sus brazos.—No lo hago conscientemente, es solo que, a pesar de todo este tiempo, eso continúa haciéndome daño cada vez que entro a este lugar. Soy una masoquista, y es que no puedo dejar a un lado las cosas que continúan causándome llanto cada que lo recuerdo.

—Debería cerrar esta habitación con llave, es decir, si eso causa que llores casi todos los días, no veo porqué tienes que seguir entrando aquí. Entiendo tus preocupaciones y sabes que me he puesto en tus zapatos una y mil veces a lo largo de estos años para apoyarte incondicionalmente, sin embargo, ya no puedo permitir que sigas llorando todo el tiempo a causa de esa familia que te hizo tanto daño. No es bueno para tu salud, y verte llorar siempre me rompe el corazón.

—Siento que hayas tenido que cargar con mi situación familiar por tantos años...No entiendo la razón por la cual sigues aguantando todo esto, cuando yo apenas soy capaz de respirar sin ahogarme en los recuerdos...—me aferré más a su abrazo, él besó mi cuello como un acto de amor sincero y yo recordé que él era mi único lugar seguro, donde podía volver a respirar, quien podía sacarme del agua cuando estaba a punto de ahogarme.

—Por favor, deja de pedirme perdón...Yo te amo de la forma más honesta que un hombre puede amar a una mujer y haría todo lo que fuera necesario para que seas feliz, así que no es una carga el tema de tu familia. Admito que no me agrada tu familia, a excepción de tu hermana, por lo mucho que te hicieron sufrir en el pasado, aunque eso no significa que yo vea que tú has sido una carga para mí. Al contrario, fuiste capaz de hacerme feliz desde el primer momento en que te conocí, no me has dejado solo nunca y eres mi mayor apoyo hasta el día de hoy. Debería ser yo quien te agradezca por todo lo que haces por mí, nuestra hija y toda mi familia.

—Tu familia ha sabido acogerme con amor desde que los conocí, y gracias a todo el paraíso que crearon para mí es que he podido sobrevivir. Es solo que es difícil para mí dejar de creer en que era mi deber buscar a Ellie desde hace mucho tiempo atrás, y no dejo de pensar en que le he fallado a mi hermana al no ir por ella...Muchas veces me pregunto a mí misma qué me detiene, puesto que vivimos en la misma ciudad y todavía recuerdo la dirección del que un día fue mi hogar, y siempre llego a una misma conclusión; mi vida está bien como es ahora y si vuelvo a involucrarme con alguien de mi familia, todo va a cambiar y tengo miedo de que sea malo para nosotros. No quiero envolver a Hyacinth en toda la cortina de humo de mi familia.

—Sabes que el volver a involucrarte con tu familia no es una decisión que esté en mis manos, pero, sí puedo decir que estoy completamente seguro que Ellie es una buena persona puesto que siempre demostró ser alguien de buen corazón y deseo, con total sinceridad, que ella haya sido capaz de salir de la casa de sus padres y tener esa vida que siempre anheló. Espero que haya podido cumplir sus sueños como tú has podido hacerlo, aunque eso solo sea posible alejándose de su familia.

—Ciertamente, puedo asegurar que Ellie es una muy buena persona...Ella ya es una mujer adulta ahora, y solo le pido al cielo que haya encontrado un hombre lleno de amabilidad que pueda ayudarla a encontrar esa felicidad que siempre nos arrebataron de las manos. Yo tuve la suerte de encontrarte a ti, y eso es algo que nunca dejaré de agradecerle a la vida.

Él me sonrió mientras abandonábamos esa habitación.

—No olvides que solo quiero que puedas ser feliz, porque mi más grande ambición es ver una sonrisa en tu rostro cada vez que nuestros ojos se encuentran —empezó a besar mis labios con dulzura y a pesar que al inicio fue un beso dulce, no pude evitar comenzar a besarlo con desespero. Quizás no era el momento, pero él sigue causando varias emociones que me resultan imposibles de ignorar. Sostuve su rostro entre mis manos y planté pequeños besos en su cuello—Karina...No podemos hacer esto ahora, Hyacinth está en la sala dibujando y puede aparecer en cualquier momento. Sabes que no me gusta hacer este tipo de cosas con la niña cerca...

—Es bastante tarde así que haré que Hyacinth vaya a dormir...—pasé mis manos sobre su abdomen trabajado—Dame veinte minutos y estaré contigo en el dormitorio tan pronto como sea posible.

—Realmente eres insaciable, mi amor —él rió coquetamente—Nunca obtienes suficiente de mí.

—Da igual, admite que te encanta —susurré cuando el sostenía mi cintura.

—Tienes razón, me encanta todo lo que tenga que ver contigo.

Y sin importar si incluso vivo mil años más, nunca dejaré de sentir tanto amor y admiración por quien me supo amor desde el primero momento. Por quién daría mi vida entera eres tú, y con quién terminé.

Blossom

Canté un fragmento de una de mis canciones preferidas, firmando un par de permisos legales antes de entregarlos a los miembros de la empresa. Un golpe en la puerta me sacó de mis pensamientos.

—¡Adelante! —Contesté a quien fuese que estuviese del otro lado y seguí revisando los mismos documentos con esmero.

Al notar que la persona que había entrado no decía nada en absoluto, elevé mi cabeza para encontrarme al hombre que era el causante de mis mayores anhelos y mis más grandes pesadillas.

El enigmático Edrik Maxwell estaba frente a mis ojos.

Y yo estoy aquí, como una tonta, que no puede evitar babear ante su imponente belleza.

—Buenos días señor Maxwell —lo saludé mientras dejaba de lado aquellos papeles que estuve revisando por muchísimo tiempo. Me controlé a mí misma para no verlo demasiado y dejar en evidencia lo mucho que me estaba afectando su presencia—Parece ser que usted es alguien muy puntual.

—Buenos días, Blossom...—enarqué la ceja al darme cuenta que acababa de llamarme por mi nombre de manera informal. No entendía la razón por la que estaba empezando a hablar de esa manera. Quise contenerme y evitar preguntarle sobre aquello, pero, al final terminé diciendo:

—¿Blossom? ¿No soy señorita Vaughan para ti? —Inquirí, cruzándome de piernas. Comencé a jugar con mis manos debajo de mi escritorio, agradeciendo que él no podía ver mis acciones.

Él se limitó a soltar una pequeña risa al mismo tiempo que continuaba acercándose a mí. Sentí que el corazón se me iba a salir del pecho en cualquier momento. Ese hombre representaba un gran peligro para mí y que se estuviera acercando como si nada, estaba a punto de volverme loca.

—¿En verdad vas a comportarte de esta forma? —Cuando estuvo al lado de mi escritorio, se agachó hasta quedar a mí altura y me miró directamente a los ojos, provocándome un cuadro de nerviosismo—No actúes como si tú y yo no nos conociéramos, Blossom...

—Edrik...—respondí en estado de shock. A él parecía no afectarle mi cercanía, y al contrario, tomó mi mano y la colocó en su mejilla—Yo...

¿Por qué actúas tan estúpidamente?

—El pasado es el pasado, sin embargo, sé que todavía queda algo entre nosotros —fue acariciando mi rostro hasta llegar a mis labios—Sé lo que estás pensando. Sé cómo te sientes y sé que tu corazón no me ha olvidado.

—Todavía sigo pensando en ti...—ni siquiera entendí la razón por la que le dije eso. Pensé en besarlo y en realidad, lo anhelaba infinitamente, no obstante, no iba a cometer infidelidad—Los tiempos han cambiado, nosotros hemos cambiado y no puedes aparecer de nuevo pretendiendo que nada ha cambiado en los últimos cuatro años.

—¿Qué es lo que ha cambiado? No importa si tú has cambiado o cuánto han pasado los años, mientras tú sigas sintiendo lo mismo por mí, jamás importará todo lo que pueda suceder con nosotros —sentí la devoción en sus ojos, y estaba a punto de derretirme por dentro. El brillo que tenían sus ojos no había cambiado en los últimos años.

Lo adoro, con mi alma entera, es solo que ha llegado en un momento equivocado.

—No puedo hacerlo...—murmuré, con los labios temblorosos. Maldije internamente y tuve que alejarme de él al recordar a Harding.

No puedo caer por Edrik cuando tengo un compromiso con Harding. No puedo hacerle esto.

—¿Acaso dejaste de quererme? Al menos, atrévete a negar que no piensas en mí a veces —es cierto, pienso en ti cada noche antes de dormir y al cerrar los ojos me imagino una vida en la que podamos ser felices.

Sí, porque yo no he dejado de pensar en ti desde el primer día en que te vi. Porque no dejaste mis pensamientos ni por un solo instante, y porque ahora mismo me muero por besarte. Es solo que nuestras vidas ya no son las mismas, porque yo ya no tengo la misma posibilidad de amarte a mí manera.

—No quiero que pienses que...—me callé antes de que pudiera arrepentirme de lo que estaba por decir —Es que no estoy disponible, Edrik, lo siento.

—Solo recuerda que si estuvieras enamorada de quién quiera que sea él, no estarías tan nerviosa por mi cercanía —dejó un beso en mi mejilla y le sonreí en respuesta. Rápidamente, se alejó de mí y tomó asiento en una de las sillas de mi escritorio—Recuerda que él no te merece, qué yo sí lo hago y que te quiero por la asombrosa mujer que eres, Blossom.

Tienes razón.

A él ni siquiera le importo.

No me ha llamado en más de cuatro días, y yo sigo aquí como una idiota esperando por él.

Debería sentir un poco de amor propio.

—Edrik, considero que este no es el lugar más adecuado para hablar acerca de esto. Al igual que en el pasado, no soy alguien a quien le guste que todo mundo se entere de su vida personal.

—Además nadie sabe que entre tú y yo hubo algo en el pasado...—buen punto—Y estoy consciente sobre que serás la jefa de esta firma hasta que regresen tus padres, todos estos halcones están observándote al mismo tiempo que esperan a que cometas algún error que pueda hundirte.

—Arruinaría mi reputación el que ellos sepan acerca de lo que sucedió hace unos años entre los dos, y tengo una pareja a la cual le debo mi completo respeto...

—¿No me esperaste? —Interrogó, con ligera molestia en el tono de su voz.

—¿Cómo podría haber esperado cuando todo el mundo espera demasiado de mí? Ahora, estoy atada a un hombre al que no le importo y ellos esperan que se convierta en mi esposo —sollocé, estuve a punto de llorar. Sin embargo, esto no lo valía. No debo llorar por Harding Gibson.

—Podría ser yo quien se convierta en tu esposo y no un tipo como él —confesó sin remordimiento.

¿Por qué es tan directo conmigo? ¿Es que él no piensa en lo mucho que me afectan cada una de sus palabras.

Cuando obtuve la valentía suficiente para darle una respuesta, la puerta de mi oficina se abrió, mostrándonos a la persona que menos deseaba ver en este jodido instante.

—¿Blossom? —Tragué saliva en cuanto observé a Harding, mi actual pareja, entrando a la oficina. Él frunció el ceño al notar a Edrik haciéndome compañía.

Siempre arruinas mis mejores momentos, así como arruinas mi vida.

Debería dejarte, pero, no soy tan valiente como para hacerlo.

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