—Dígame un precio… —Le miré con las cejas fruncidas al no comprender a qué se estaba refiriendo, el señor Harper mordió la punta de su bolígrafo, para acto seguido colocarse en pie y retirar los primeros botones de su americana. Su cabello castaño, hoy se encontraba bien peinado, y el olor tan masculino que desprendía de su cuerpo, logró debilitar un poco mis piernas. — Cualquier suma que coloques está bien para mí. —Señaló tajante. —¿De qué habla, señor? —Ponle precio a tu virginidad, te la voy a comprar…
Leer más«Epílogo»Bruno me mira fijamente a los ojos, mientras separa con tanta delicadeza mis piernas, que me es casi imposible respirar con normalidad. Sus labios buscan con desespero mis rodillas, y me siento estremecer en el justo momento en que su boca deja besos húmedos sobre mi piel sensible.Mi pecho se hunde en el instante en que su lengua toca por primera vez ese trozo de carne fijado sobre mi entre pierna, mis manos se aferran con desesperación a la sábana blanca debajo de mí, entre tanto todo a mi alrededor se detiene una vez ese pedazo de viscosidad dentro de él masajes salvajemente mi vagina.—Espera… Espera, amor, Savannah podría despertarse, y… Ah… Ah… —Gemí, mordiendo mis dedos para que así nuestra pequeña hija de tres años no se despertara. El señor Harper y yo nos casamos hace poco, nuestra boda fue algo sencilla, sol
CAPÍTULO 67FINALEl ambiente se tornó tenso.—No creo que esto sea lo que ella quisiese—, escupió, mi novio, mientras me abrazaba por la espalda—. No creo que Carmenza quiera vivir sus últimos días viéndonos lamentar lo que hubiésemos hecho para mantenerla con vida, ¿no lo creen?Kenzie asintió junto a su primo.—Vamos a darle a mi madre los días felices que ella se merece, —La observé, mientras se reía a carcajadas con Antonia Harper—quiero que mamá sea feliz, muy feliz el resto de días que le quedan.Todos caminamos hacia la entrada de la mansión del magnate británico, entre tanto la brisa de la noche comenzó a cobijarnos. Las carcajadas de mamá llenaron el silencioso lugar; entre tanto mi corazón de sentía cálido al verla tan feliz rodeada de t
«CAPÍTULO 66»Miro rápidamente a Bruno, mientras este se limpia los labios, para ahora colocarse en pie y posicionarse a mi lado. Tae, niega con la cabeza, y sonríe, entre tanto lo único que deseaba ahora mismo era que la tierra se abriera, y me tragara al instante. Un sonido extraño se apoderó de mis oídos, al percibir como el coreano alzaba una copa en dirección al británico, como si este se estuviese rindiendo finalmente ante él.—Espero que sean muy felices—, declaró, el asiático, bebiendo un poco de su vino tinto—. April, nunca olvides cuanto te amé, y todo lo que hice para mantenerte a salvo de esa loca amiga tuya… —No pude evitar mirar la cicatriz que ahora reflejaba en uno de mis brazos, todos habíamos pasado por algo antes de llegar hasta este punto de nuestras vidas. Carolina nos había causado tanto daño, q
CAPÍTULO 65En la sala de espera, vi a los dos tipos que intentaron propasarse conmigo, el que al parecer era el hijo del presidente, sonrió apenas entré en su campo de visión, entre tanto, Tae y Bruno, entraban a declarar.Me senté lejos de ellos, rodeada únicamente de Made y Kenzie.—¿Qué dijeron?Pregunté, al observar cómo ambos tipejos comenzaron a reírse.—Todos quedan en libertad. —Susurró, la francesa con disimulo—, te lo dije, al presidente no le conviene un escándalo en época de elecciones, su primogénito es un hijo de perra. ¿Sabes lo que dijo? —negué—, que las mujeres nos buscábamos lo que nos pasaba por vestirnos como putas…Una extraña sensación se apoderó de mi pecho, y no pude evitar bajar un poco la falda de mi vestido. ¿Por qu&eacu
«CAPÍTULO 64»Podía sentir una extraña pulsación dentro de mi cabeza, en el instante en que mis ojos reflejaron la cruda realidad. La policía arrastraba a Bruno Harper dentro de sus instalaciones, entre tanto, Kim Taewoo también era empujado desde atrás, mis manos me temblaban demasiado, y siendo honesta conmigo misma, ni siquiera sabía que debía hacer en estos casos. Mi corazón latía con mucha fuerza, y mi respiración comenzaba a menguar.—Ya viene el abogado, —Soltó, Madeleine, guardando su móvil una vez más dentro de su americana. Kenzie, agarró mi mano, tratando de tranquilizarme—. No sé en qué términos estará esto, pero no creo que el presidente desee que se haga un escándalo, y menos ahora que se aproximan las nuevas elecciones.—¿Qué vamos a hacer? ¿Y si no quieren conciliar? ¡Bruno dio el primer golpe por mi culpa! —La francesa agarró mi mano, —si tan solo me hubiese quedado en mi lugar, yo… —MacKenzie, apretó su agarré sobre mi brazo—. Arruiné todo, arruiné su colección, ¡tod
CAPÍTULO 63Mis testículos se tensaron, y cuando menos lo esperé, terminé llenando su coño de mi semen hasta que este se escurrió entre mis piernas. Las caderas de April Parker se sacudieron por unos segundos más, pero luego se detuvo en el instante preciso en que un espasmo doloroso se apoderó de cada centímetro de su ser.Su frente chocó contra la mía, para luego reírnos a unísono.Éramos un completo desastre juntos, sin embargo, así nos amábamos, así la deseaba, y estaba más que seguro que la defendería ante cualquier situación—¿Hablaste con Antonia? —Preguntó, mi mujer con un tono de voz profundo, aparté la mirada porque no deseaba hablar sobre esto ahora mismo.—¿Quieres que nos bañemos juntos?—Bruno… —Se dio cuenta de mi cambio de te
«CAPÍTULO 62»Bruno HarperUn escalofrío recorrió todo mi cuerpo en el instante en que mis ojos se posaron sobre mi amada y preciosa novia. April se hallaba tocando suavemente aquella zona en medio de sus piernas, entre tanto su mirada llena de deseo barría cada rincón de la habitación. Mi corazón comenzó a latir desenfrenadamente, mientras que intentaba llegar hasta ella, sin embargo, la pelinegra negó para que no lo hiciera. Mordí varias veces mi labio inferior, hasta que el calor del momento me empujó a sudar más de la cuenta.Mi polla se hinchó de un instante a otro, mis manos se deslizaron por mis caderas, y cuando menos lo esperé, no pude soportarlo más. Sus ojos me observaron desde abajo, mis dedos tocaron su mentón, obligándola a no apartar su mirada de mí. —Déjame ayudarte—, señalé, di
CAPÍTULO 61—¿Te gusta la crema de tomate italiana?Asentí, pero realmente mi atención no estaba puesta sobre sus palabras, más bien era sobre su estilizado cuello, y la forma tan erótica y sensual en que se veía su cuerpo. Las venas marcadas de sus brazos fuertes, me hacían añorar que estas mismas rodearan mi garganta, para así sentir como todo mi cuerpo se quedaba sin aire gracias a él.—Pervertida… —Lo escuché decir, sacudí rápidamente mi cabeza, mientras me colocaba en pie para así poder caminar hacia el castaño. Bruno detuvo lo que estaba haciendo, una vez me recosté sobre la isla de la cocina. El olor a masculinidad que desprendía de su cuerpo me invadió, embriagándome en el acto. —Se lo que sea que estés pensando—, sentí como dejó un trozo de pan dentro de mi b
«CAPÍTULO 60»Mis manos frías y temblorosas, se aferran descaradamente del cabello rojizo de aquella mujer que se atrevió a amenazarme. Los gritos de las chicas dentro de la habitación ante aquella forma tan agresiva en como he reaccionado por las falsas acusaciones de Tabhita, no se hacen esperar. Los brazos de Bruno rodean mi cintura, buscando desesperadamente separarme de aquella mujer que sobrepasó mis limites, sin embargo, mis dedos están tan aferrados a su cuero cabelludo, que su misión fracasa al instante.Mis uñas se entierran sobre sus hombros, entre tanto palabras soeces y poco decentes brotan de mi boca. Lo siguiente que siento es aquella maldita desgraciada cayendo de espalda contra el suelo, un hilo de sudor se desliza sobre mi frente en el justo momento en que mis piernas se posicionan a cada costado de sus caderas, y cuando menos lo veo venir, mis puños golpean con agresividad su pálido y perfecto rostro.—¿A quién estás amenazando? ¡Puta de mierda! ¡Maldita zorra! —Mis