Capítulo Veinticinco:Aclaraciones.

Achecar se despertó de un sobre salto al verse bañado y con otra ropa. Al notar esto Charlotte se levanto de la silla para tranquilizarlo.

—Calmate Yami, todo está bien.

—Charlotte, había olvidado que estabas por aquí.

—Bueno, ahora que despertaste, tendremos que seguir con este asunto desagradable.

—Ah, es cierto, bueno, entonces arreglemos esto lo más rápido posible.

Charlotte llamo a uno de los guardias de los que estaban por el pasillo. Tan pronto se fue, Charlotte aprovechó para aclarar las cosas con Achecar respecto a su padre.

—Tu pregunta me agrada. Verás un día quise visitarte y el se interpuso en mi camino, peleamos una vez, despúes se volvió un hábito, no tan desagradable pero si bastante doloroso, al menos para mi. Debido a que temían por mi vida, pues a el nunca lo lastime. Por lo que tu abuelo nos enseñó ese juego.

—De hecho, ¿en que consiste? No entendi muy bien cuándo jugaron.

—La verdad es que yo tampoco, tal vez por eso me gana casi siempre.

Achecar explicó que al colocar las manos al frente se gritaba puñetazo, cacheta y paz, ambos tratan de adivinar que es lo que sale al frente, cualquiera de las tres formas, si ambas son diferentes se vuelve a repetir, si ambas son iguales el que adivino da lo mencionado.

—¡Qué juego tan salvaje!

—Es cierto, pero no querrás ver los desastres que ocasionamos en ciertas ocasiones.

—Llegue a oir, pero nunca creí que se tratará de ti.

—Tal vez no te querían preocupar.

—O no les interesó decirme.

—Veo que ya aprovechan el tiempo—dijo una voz masculina.

—Haldran, ahora que vamos a arreglar este asuntó, que quede claro que yo no fuí violada por él, y que tengo a gente que puede corroborar.

—Es obvio que así es, vengan conmigo.

Achecar y Charlotte salieron y vieron por la ventana como había gente que exigía su liberación como también su encarcelamiento.

—Eres alguien que genera discusión por todos lados—agregó Haldran.

Estás palabras eran ciertas en muchos aspectos, Elaina estaba afuera de la prisón mientras que Arai miraba todo desde su carruaje con cierta rabia. En tanto Aldar veía todo desde las sombras con una sonrisa que se desbanecería bastante rápido.

—Este asuntó no tiene caso darle vueltas, en parte por que Sarai está presente, y prácticamente es imposible dar un resultado opuesto.

—Muchas gracias juez—dijo la capitana con una sonrisa.

—Nada de gracias—agregó el juez con brusquedad—con lo de la violación podemos decir que no pasa nada, ya que a fin de cuentas todo fue falso, pero lo de la brutalidad, eso si es un problema. Me veo en la necesidad de decirte que debido a tu agresividad, tendras que ser custodiado por un guardían de mayor peligrosidad.

—¿De que habla?—preguntó Achecar algo confundido.

—¿Qué no coneces las estadísticas de nivel de cantidad de grados de magia? Como de peligrosidad.

—Es obvio ¿no?

El juez se llevo las manos a la cabeza, para continuar.

—Dejame explicarte, las magias se clasifican por grados de peligrosidad, en tu caso tu magia está en el grado más alto, pero en tanto a ti, ocupas el puesto cien.

—El cien, no le veo tanto sentido.

—Para empezar recuerda que eres un plebeyo, y si no hicimos algo antes, fue por que te seguías controlando un poco, además de que recapacitas y no dañas a gente inocente, pero de no ser así necesitaremos a alguien que te controle.

—Tiene lógica. Aunque quiénes ocupan los primeros puestos.

—Es claro que nobles y unos cuantos legionarios. Para que entiendes, no todos los seres poderosos, son de las legiones, a fin de cuentas las situaciones que determinan esos grados son el poder individual, y una gran parte de los nobles no están en la milicia, como también algunos solo se dedican a entrenar para el torneo de naciones.

—Aclarado esto, yo me ofrezco para custodiarlo—dijo Haldran.

—No—grito Charlotte—estoy seguro de que vas a querer matarlo.

—No haría algo así.

—Eso les dijiste a los Rengar.

Haldran se sorprendio por eso, pues penso que aquel evento había pasado por alto, y que no existía alguien que lo supiera. El juez se mostro extrañado, pero antes de que pudiera decir algo Haldran desistió y prefirió que fuera otro. Charlotte se sintió satisfecha, pero no aclaró ni mencionó el evento de los Regar:los Regar era una familia noble que hace dos años había empezado su expansión para posicionarse como unas de las de mayor poder. Pero un día un atacante apareció, ejecutando a todos los presentes, sin embargo, una pequeña niña sobrevivio, y esta recordaba que aquel sujeto era igual a Haldran:Sarai al oir esto decidió investigar, pero a la semana, Haldran logro encontrar al culpable, siendo miembro de una familia Noble ligada a negocios similares. El informé dado no concordaba con lo que afirmaba la niña, pero prefirieron ocultarlo pues no había muchas pruebas para inculparlo. Al juez tal acusación le pareció extraña, pero conociendo al "carcelero de la muerte" se calló.

—En ese caso, solicitare...

—Puedo ser yo señor—interrumpió Charlotte.

—Eres vicecapitana y seguramente debes tener bastantes cargos a tu mano.

—Tengo una compañera que puede hacer eso, además de que soy la indicada por ser una de las afectadas, como también conocer de sobra al presente.

—También por eso, no se puede dar ese permiso, pues tu relación previa puede afectar su labor profesional.

—Nos llevamos muy bien, además Achecar es muy maduro para evitar esas circunstancias.

—No voy a tolerar eso Charlotte—infirio Sarai—no solo por tu cargo sino por que tendras que mudarte a la base de Sanber, donde me parece había unos muchachitos que estaban en ese lugar maldito.

—Les aseguro que no harían nada—agregó Astar que había permanecido al marjen de esto—acaso ella no tiene la libertad de eligir sus acciones.

—Claro que la tiene—contestó Sarai molesta.

—Entonces, por que le cuestionas sus decisiones, que para el grado que posee, supongo que se basta no te parece.

—Pero ese hombre es mayor que ella.

—Tiene la misma edad que Charlotte.

Sarai quería callar a Astar pero Charlotte lo interrumpió.

—Capitana, no veo porque se deba cuestionar mi amistad y mi labor profesional. Usted nos habla de tomar decisiones, no veo porque ahora lo cuestiona, apesar de que he cumplido con mi cargo con excelencia desde siempre.

Sarai, termino por acentir y a pesar de todos los reproches termino por aceptar.

—Está hecho—concluyó el juez.

—Hablando de hechos—dijo Achecar antes de retirarse de la habitación—¿que ha sucedido con el caso de ese manipulador?

—No te preocupes por él, usamos un regulador, además de cauterizar la herida. Su caso se resolvera, además de que ya hablamos con las familias de los afectados. No te preocupes.

—Pues, si...

—Achecar, vamos sí—interrumpió Charlotte tomandolo del brazo para poder llevarlo afuera.

El juez sonrrió al ver que a pesar de todo el debate, la decisión fue la correcta. La concurrecia se sorprendió al verlos de tal forma que ahora las platicas cambiaban y se calmaban, como se retiraban. Arai miró sorprendida eso, y solo se marcho, Elaina corrió a abrazar a Achecar y felicitarlo por quedar libre. Al mismo tiempo Charlotte le pidió a Achecar que vaya a la base, acompañado de Elaina para evitar destrozos, pues ella iría por sus cosas. Achecar asintió con la cabeza, aunque Elaina se sintió un poco nerviosa, pero Achecar la trato como una niña, lo que la calmo.

Charlotte llegó a la base de Galvidan y, apesar de las protestas de algunas de sus compañeras, está volvió lo más rápido que pudo. Al llegar fue recibida por Regina.

—Entonces vas a vivir aquí Charlotte.

—Claro, así evitaremos que Achecar se meta en problemas.

—Es un alivio, el señor Achecar estará mejor contigo aquí—agregó Gina.

—¿Todos le llaman señor Achecar?

—No, solo ella, es a quien trata más como una niña, aunque a nosostros nos trata como adolescentes descarriados, y eso que somos mayores.

—El es así con las personas, solo trata de que sus vidas sean de lo más plenas y felices.

—Sabes, tú y él son muy cercanos, entre mujeres nos contamos cosas, porque no nos dices que piesas sobre él.

—Bueno, es un excelente compañero.

—En que sentido dices eso.

—Bueno, Achecar tampoco lo dice con claresa, pero creo que se acerca al concepto de persona que te ayuda, pero no tiene relación contigo de ninguna manera emocional más que la de llevarte bien con él.

—No le encuentro mucho sentido a eso.

En ese momento Achecar se presentó con su atuendo habitual. El pantalón café oscuro y una camisa morada con bordes florares como sus botas altas.

—Ya le dieron la bienvenida, recuerden que falta rolar a los que están afuera, así que vamos Gina, y ya que estás, tu también Charlotte.

—Oye, aún no me instalo.

—Ya lo haras cuando regresemos, desde que estoy aquí, siempre procuro que seamos puntuales con los horarios, Sarai no te hablo de la puntualidad.

—Si lo hizo. Pero me tome algunas libertades.

—Algo me dice que no te levantas temprano.

—Bueno, simplemente me dan las misiones más complejas.

—Creo que sueles contralar a los dongos y serinos.

—Enfrentate a ellos y dime que tal.

Achecar sonrió y los tres salieron hacía la ciudad, en la calle la gente solía hablar bastante bien de Charlotte, incluso se referían a ella por señorita de Rosei en vez de su nombre, en tanto a Achecar algunos lo saludaban y a otros les molestaba, en tanto a Gina está parecía invisible pues la gente pasaba por alto su precensía, cómo también parecía mezclarse con el resto.

Durante la vigilancia, Charlotte aprovecho para comprar algunos dulces, como pasar rato con Achecar que a pesar de disfrutar de su compañía ambos, de cierta forma sentían que las cosas habían cambiado.

—Sabes, veo que cuando trabajas eres mucho más serio que antes.

—He sido así desde que eramos niños.

—No, te ponías alegre siempre que jugabamos o nos divertiamos.

—Es cierto, supongo que es por que ando en horario de trabajo.

—Eso es malo, la gente siente más confianza si nos mostramos solidarios y felices con ellos.

—Es cierto lo que dice la señorita Charlotte—dijo Gina de repente.

Achecar la miró haciendo que está se agachara, pero este termino por acariciar su cabeza, al verlo lo pudo ver con un rostro que reflejaba una revelación. Era cierto eso, y a él le entristeció saber que su pasado y sus decisiones al final terminaron por afectar su visión del mundo. Gina se sintió feliz de que Charlotte estuviera con ellos.

Charlotte plática con cada transeunte sobre los problemas que los aquejaban, algunos hablaban de ladrones menores, como de unos cuantos niños que hacían maldades. Estos asuntos eran resueltos con facilidad. En ese momento Alfredad se presentó con su andar imponente.

—Achecar, señorita Charlotte ¿cómo están?

—Señor Alfredad, que lo trae por aquí.

—Bueno, sabes, algunas chicas que estaban en ese prostibulo y en el resto se quedaron sin un ingreso, algunas han vuelto con sus familias, pero otras no, y bueno, me ofrecí a ayudar a encontrarles trabajo a algunas y otras están con las monjas.

—Podemos decir que es satisfactorio saber eso.

—Puede ser, pero tenemos un asunto con las chicas de Pokandra. El gobierno las repatriaria, pero estás no quieren volver. Me ofreci a darles asilo, pues no aceptaron ir con Sarai. Ahora que te encuentro, tal vez ellas puedan abrirse contigo, por haberlas salvado.

—Es necesario.

—Oh sí, Pokandra podría declararnos la guerra, por este incidente, al repratiarlas pediriamos disculpas, pero ellas mismas afirman ser desertoras, lo que complica las cosas desde ahora. Tal vez puedas hablar con ellas, he oido que no les caen bien los que las visitan.

—Ya veo. Tal vez pueda hablar con ellas más tarde.

Achecar asintió para después seguir su camino.

—¿Qué les dirás a las chicas?

—A decir verdad no lo se. Este conflicto es muy difícil, en lo personal y tomando en cuenta lo que me has contado de Pokandra, creo que Deberían permanecer aquí.

—Es cierto. Gina, ¿por qué no cuentas nada? Pareces invisible.

—Ah, sucede que no tengo nada que contar.

—Eso crees, me parece que eres una chica interesante, por que estás donde parece ser que no deberías.

—El señor Achecar dijo lo mismo. Bueno, supongo que...

En ese momento un sonido de cornetas se escucho en la ciudad.

—¿Qué es eso?

—No lo sabes, ¡ay no entiendo el por que me molesto! Se trata de la alarma de guerra, los de Run-dai ya vienen.

—En ese caso vamos a la base Gina.

—¿Qué dices Achecar?

—Eres la vicecapitana y creo que es prioridad que estes en tu cargo ahora. No te preocupes, a fin de cuentas al ser una guerra tengo permitido descontrolarme.

Charlotte sonrió y se marcho. Al mismo tiempo, todos se organizaban para dirigirse a las frontera oeste. Los transportes aereos que tenían forma de barcos con ciertas diferencias, se movieron en dirección a la frontera, cada capitán iba al frente, algunos ansiosos y otros simplemente tranquilos. No así los reclutas que tras saber que el estimado de activos enemigos era diez veces mayor, no podían ocultar su nerviosismo. La guerra contra Run-dai estaba por empezar.

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