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Capítulo Treinta y uno:Las batallas norteñas parte dos

La defensa del río Eusge no fue tan difícil debido a que Salvidar fue la encargada de proteger este lado.

Esto debido a que Josefina era la capitana más pacifista de las legiones y no solía atacar de manera indiscriminada, apoyándose de su poder mágico, el cual era muy extenso. Ademas de ser una de las nobles con la inciativa de ayudar a todos, incluso a sus enemigos. Cuando niña veía desde las murallas de su gran casa la pobreza de su gente, por lo que un día salio disfrazada, escucho como algunos los odiaban y otros los amaban sin saber, por eso decidió que todos deberían ser iguales, se alegro por tener su magia, una magia que podía traer paz a cualquiera que la viera u oliera los aromas que ella podia mandar en un radio de un kilómetro y un poco más, pero aunque no estaba del todo en su control. Por lo que cuando sus enemigos llegaron, estos perdieron el espiritu guerrero mientras que aquellos que se mostraban rehacios eran noqueados por Javier Oros, un noble que en un principio odiaba servir en esta legion debido a que, él si odiaba a los plebeyos, pero al conocer a Josefina y comprender sus ideales empezó a interesarse por esos mismos.

Grigar, gracias a su audición aumentada de casi cinco kilómetros lograba localizarlos y llevarlos junto al resto de reclutas a la zona de paz, donde eran arrestados. Por lo que este enfrentamiento termino unos minutos antes que los otros.

—Se acabo capitana—dijo Javier—ahora vayamos ayudar a los otros.

—Es imposible—dijo Josefina al sentarse en una piedra—Grigar me ha dicho que la guerra a parado, ya que la región más cercana ya ha enviado un mensajero. Es una pena que aún con mi poder de noble sea muy difícil expandir mi rango.

—No se sienta mal—dijo Javier con solemnidad—hace lo mejor que puede tanto dentro como fuera de la política, estoy seguro que algún día se romperán las tensiones y habrá una paz mutua entre naciones.

—Eso espero, por el momento, seguiremos luchando Javier, se que podremos.

Javier la tomo de la mano y seco sus lagrimas. Josefina tenía una apariencia agraciada, pero no era considerada una belleza, solía usar ropas varoniles para ir en contra de las ideas de su padres, es diez años menor que Javier quien ha funjido más como un guardaespaldas y un amigo sincero. Debido a que el día en que la conoció era una joven estusiasta de quince años, que había cortado lazos con su familia y la habían abandonado a su suerte. En aquel entonces el era un recluta con bastantes logros, pero siempre los mejores cargos eran ocupados por simpatizantes de los altos mando. Esto debido a que según se cuenta era un noble ilegítimo, pues sus ancestros recibieron la riqueza a modo de herencia, por lo que esa espina de su pasado lo llevó a odiar a los plebeyos, hasta que conoció a Josefina.

—Toma pequeña, estoy seguro que te ayudará—le dijo a una niña que vestía andrajos.

—No deverias tirar el dinero de esa forma—dijo Javier a Josefina en un patrullaje por Feslan:una ciudad en crecimiento debido a la migracion de rundianos despúes de la guerra, era una región bastante desaliñada.

—Lo sé, y también se que no es del todo correcto ayudar de tal forma, pero es lo mejor que puedo hacer.

—Eres una mocosa muy curiosa. He oído te tu linaje, uno de los más prestigiosos y glorificados, sobre todo por el titulo de familia que se les ha asignado.

—Los de linea dorada. Título dado a los que están cercanos a formar familias con la linea real. En pocas palabras son principes, cargo que ya no me corresponde.

—No entiendo como te rebajas. Dejar un título tan solicitado.

—Puede ser, pero quiza eso cambie, he oido que el nuevo principe para convertirse en rey está buscando romper estás costumbres. A fin de cuentas todos somos personas no cree.

En cierta forma, las palabras y sus acciones le transmitieron curiosidad y admiración, pues él, quien renegaba de su pasado ocultando y fabricando falsos poderes, que de hecho y gracias a sus magias lograban enmascarar. De esa forma se obligó a seguirla, en aquel entonces solo podía hipnotizar a una persona por lo que siempre se metía en problemas, ya sea con gente aprovechada, como de ladrones. Javier usaba su magia a distancia, pues básicamente consistía en desviar ataques de todo tipo, habilidad que pasaban por la de contrarrestar ataques, una magia usada por ciertos nobles.

Esa humildad y respeto que se ganaba con abrirse con las personas fue lo que le permitió llegar a ser capitana. Por lo que desde entonces la ayuda y cuida como un padre.

Por su parte, Grigar no era un noble como tal, sino que era un hombre que ha permanecido con Josefina desde sus diez años, cuando ella le ayudo a sobrellevar su ceguera que no era natural, sino que una bruja había usado sus ojos como condimento para una maldición que se utilizo unos años despues. Debido a esto el fue apaleado y humillado, pues esa maldición fue la causante de la muerte de casí cien mil niños, pues aquella bruja necesitaba los ojos de un mago de audición, bajo la creencia de que por medio de estos se podía obtener una equivalencia, pero en vista, desbloqueado una funsión que no fucionaba con magos oculares. Eldran el blanco persiguió a la bruja y la ejecutó. Josefina ayudo a Grigar y este juro lealtad y respeto.

La batalla de las planicies de Sanfir. Está sería una de las batallas más grandes de esta guerra debido a que al ser terreno abierto, y a colocar tres legiones contra tres escuadras del enemigo siendo Cantaras, Flordarin y Rendarin

Eldran el capitán de Cataras, Diana la destructora de Flordarin y Pedran el demoledor estaban de frente debido a su enorme poder, estaban sonrientes al ver como sus enemigos se aproximaban de frente. Los vicecapitanes y tenientes se agruparon en las orillas esperando la orden de su capitán.

Golfran quién era vicecapitán de Cataras, se posicionó en el sector izquierdo junto a Fernand.

Eleasar vicecapitan de Flordarin y Kenia la teniente estaban detrás de Diana, pues está no aceptaba la fabricación de estrategias para enfrentar a sus enemigos, pero solía ir de frente sin miramientos.

Nolen vicecapitan y León teniente de Rendarin se pocisionaron en el lado derecho.

En una posición a la vista de todos y desde una ubicación priveligiada para el ataque, los capitanes miraban la avanzada de sus enemigos.

—Te vez ansiosa Diana—dijo Eldran al notar como constantemente su magia se desbordaba y se tronaba sus dedos.

—¡Voy a reducir a polvo a cuantos pueda!—contestó Diana con una marcada sonrisa y saboreando la sangre que estaba por derramar.

—Si así lo quieres. Las damas primero—dijo Pedran extendiendo su mano con cortesía.

—Por tu caballerosidad, ¡no les quedara nada!

Diana se habalanzo sobre sus enemigos con una sonrisa de oreja a oreja. Los Qin que le asignaron tuvieron miedo de enfrentarla, al ver como a pesar de lanzar todo ataque mágico, esta básicamente los recibía sin defenderse ni recibir daño considerable. Los Qin levantaron piedras y los impactos levantaron polvo cuando éstos chocaron contra Diana que quedó sepultada, pero estos de resquebraron con un potente grito de esta, que retumbó el lugar y la presión de la magia hizo que las nubes se desbanecieran, las copas de los árboles se resqrebaron y se lanzó en su contra, derribandolos sin mucha resistensía. Diana se sintió decepcionada por eso, aunque cambió de percepción cuando vio cómo uno de ellos se levantó y queriendo rematarlo lo golpeó de frente, pero por primera vez, en bastante tiempo, se sintió sorprendida al ver que su adversario no cedió, apesar de que el impacto fue tan grande que creo un pequeño crater.

—¿Qué te pasa mujer? Nadie te había aguantado tus golpes.

—Ja, no te creas tan suertudo, ni siquiera es mi verdadero poder. ¡Magia de adrenalina al tope!—Diana soltó otro golpe que al colisionar hizo aún más devastación que el anterior, pero su adversario seguía intacto.

—Eres fuerte mujer, parece que esto promete, a propósito mujer, mi nombre es Bin-sor-un.

—¿Qué me importa tu nombre?

Los dos empezaron a chocar sus puños dejando cráteres en la zona, y moviéndose por la meseta chocando y dejándose caer de la misma siguiendo con sus destrozos, realizando golpes de lucha libre, levantándose y tornándose contra rocas sin recibir daño, la meseta se fracturó y se alejaban de la lucha destrozandose la ropa y quedando casi desnudos.

—No tienes pudor—dijo Bin-sor-un al ver como se despojada de toda su ropa.

—Y eso que importa, no tengo miedo de mostrar mis atributos, además mi piel es más dura que toda está ropa.

—Eres atractiva y fuerte, es una pena que seas mi enemiga.

—Lo mismo digo, luchariamos por días sin descansar.

—Que te parece si hacemos esto. Si yo gano, te casaras conmigo y dejaras tu país.

—Lo siento, pero no haría tal cosa por algo así.

—Pues yo si, renunciaría a la lealtad de mi país como a todos, con tal de luchar contigo. ¿Qué me dices?

—Eso es diferente, si es que le ganas a Diana la destructora tal vez lo conisdere.

—Perfecto—en ese momento se arrebato de su ropa y continuaron la lucha, Bin-sor-un dio un grito diciendo magia solar, con la que su cuerpo se lleno de un brillo amarillo que soltaba destellos blancos.

Diana y Bin-sor-un siguieron con su lucha dejando debastación debajo de la meseta, destruyendo alrededor del lugar, dejando al resto enfocados en la batalla.

—Se divierte mucho con eso no Eldran—dijo Pedran al momento que mandó a volar a enemigos cercanos, con su magia de ondas sismicas.

—Eso lo veo desde la distancia—contestó Eldran infligiendo dolor a aquellos que se acercaban

—Es bueno que sepas direccionar tu luz.

—¿Qué hay de los tuyos?

—Los vencere sin muchas complicaciones, después de todo somos Nobles y ellos no son más que plebeyos potenciados, además sólo usan magia elemental.

Pedran el demoledor abrio su palma y grito, magia de reflejo ondas sismicas, e hizo que gran parte de la locasión tuviera un temblor. La situación se extendio por toda la plancie y a diferencia de otras batallas la situación se desbordo. Pedran y Eldran arrasaron junto con sus hombres sin ninguna distinción o piedad. El combate termino siendo la mayor masacre orquestada en contra de los enemigos.

—No te importa acaso que tus compatriotas mueran—le dijo Diana a Bin-sor-un con el que estaba sosteniendose de las palmas de las manos haciendo que la presión que ambos ejercersian los hiciera hundirse en la tierra.

—No, es una pena por sus familias, pero los débiles deben morir, ¿no crees?

—Tienes razón.

En un movimiento rápido ella dio un rodillazo, pero en ese momento una onda sísmica los alcanzó, y Eldran direcciono un rayo de luz a Bin-sor-un que le empezó a generar un inmenso dolor que lo hizo doblar la rodilla obligándolo a soltar un gran resplandor que cegó a los presentes por el tiempo suficiente para escapar del lugar.

—Ese cobarde se largo—dijo Eldran furioso.

—¡Ese infeliz me dejo insatisfecha!

—No digas las cosas de esa manera, a fin de cuentas somos enemigos—dijo Pedran.

—Es el primer hombre que me da esa sesación.

—No me hagas imaginarme cosas—dijo Eldran dandonse un golpe.

—Aunque no creo que debes imaginar nada—dijo Pedran al momento de darle a Diana su capa para que se cubriera.

—No gracias, estoy muy cómoda así.

—Tu tal vez, pero no el resto.

—A que te refieres, estoy segura que desean ver mujeres desnudas así que más vale que aprovechen.

—¡Respetate más mujer!—dijo Eldran.

—Bien, si el señorito modales está incómodo pues lo complacere—dicho esto Diana se cubrió y procedieron a contar muertos y prisioneros que siendo lo segundo no eran muchos, en tanto a los primeros, la gran mayoría eran provenientes de Run-dai. A su vez que enviaron mensajeros a las planicies.

—Nuestros prisioneros morirán por sus heridas—dijo Eldran.

—¡De qué se preocupan! —contestó Diana—es obvio que el resto seguramente capturaron gente, a fin de cuentas son muy piadosos, en especial esa Josefina. A propósito se ve una polvadera por ese lado.

—Parece que es un vestigio de una batalla—dijo Pedran—tan feroz como la tuya.

—Es del corredor, Francesca seguramente se divirtió.

—Que tonterías dices—agregó Eldran—Francesca es la más débil de nosotros. Aunque es curioso que se pueda ver una debastación de esa magnitud, tomando en cuenta quienes están ahí.

Los tres miraron con curiosidad, tratando de descifrar como es que ocurrió aquella pelea.

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