Capítulo cuarenta y cuatro:Los reclutas.
Achecar llegaba a la base de Sanber. Donde Astar lo estaba esperando sentado sobre una silla mesedora, cosiendo una manta con una figura similar a una flama, y tomando su bebida favorita.

—¿Cómo te fue con el rey?—preguntó al tiempo que hacía un alarido de alegría—, ¡está cosa está riquisima!

—Si usted lo dice. Con respecto a lo primero, bien, a decir verdad. Llegamos a un buen acuerdo, por ahora debo ir a ver a un amigo.

—Un amigo, ¿qué te traes entre manos?

—Ayudar a mis compañeros en está guerra que se viene.

—Ah sí, ¿y cómo nos ayudará tu compañero?

—Entrenandolos.

—Eso es lo que vienes haciendo ¿no?

—No como debería ser. ¿Y Charlotte?

—Fue a Galvidan por el resto de sus cosas, además ira a otro lado después.

—Ya veo—contesto Achecar con cierta preocupación.

—No debes alterarte por eso. El mundo no es tan malo como crees, pese a las experiencias desagradables que has tenido estos días.

—Por eso estoy intranquilo.

Mientras tanto, Charlotte estaba por llegar a Galvidan. Fue
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