Jack Akerman se ha ganado a pulso la reputación de ser un hombre de hielo; como amante y como CEO de la empresa que heredó en vida de su abuelo. Durante su periodo como director ejecutivo, su director de estrategias se encargó de mantenerlo en la cúspide del ranking empresarial, pero, los tiempos han cambiado, y las estrategias de negocio también. Cuando su asesor sufre un accidente que lo deja incapacitado laboralmente durante un par de meses, Jack cree que puede hacerse cargo por sus propios medios y mantenerlo todo controlado; sin embargo, su abuelo y su estratega creen todo lo contrario, y para eso, sin su completo consentimiento, buscan a la indicada para suplantar al accidentado. Esa indicada… es Kira Raleigh. ¡Una mujer! No, ni hablar. El sexo femenino no está capacitado para gestiones de ese tipo. Es lo que, inalterablemente, piensa Jack al respecto. Kira es correcta y disciplinada; una soñadora innata qué, pese a su matrimonio fallido, no se ha dejado vencer. Tiene un gato que adora y una profesión que comienza a ser exitosa. Cuando se le presenta la súbita oportunidad de ascender a las grandes ligas en una ciudad distinta a la que la vio crecer, no lo piensa dos veces y la toma a manos llenas, dejando a buenos amigos, familiares y a un exmarido infiel atrás. Jack no está interesado en crear vínculos amorosos con nadie. Kira está segura de que la vida no acaba después del divorcio y pretende volver a enamorarse. ¿Serán capaces estos dos, en su elemento de JEFE/EMPLEADA, respectivamente, congeniar en algo al menos una vez? Ella lo intenta, pero él, agh, ¡a él lo quiere matar!
Leer másNo debería gustarle.No debería siquiera voltear a verla.Joder, no debería pensar en ella como una mujer cuando es solo una jovencita rebelde que hace las cosas sin pensar, pero lo hace, y eso, desde la boda de Kira y Jack… no lo había abandonado ni un solo instante.La forma en la que se le insinuaba era atrevida, reveladora, no medía el peligro y en más de una ocasión lo había puesto en una situación comprometedora.¡Era una provocadora por naturaleza!Recargó los antebrazos en los azulejos y dejó que el agua de la ducha hiciera efecto en su espalda… pero fueron unas manos suaves, cálidas y pequeñas la que lo estremecieron.M4ldita sea. Era ella.— Lana… — gruñó entre dientes y negó con la cabeza, como si estuviese pidiéndole que parara.Ella lo ignoró por completo, y contrario a eso, deslizó sus dedos por su espalda ancha y lo rodeó hasta intentar tomar el miembro increíblemente erecto entre sus manos.Él la detuvo y se giró con el pecho inflado. Le costaba respirar, y fue peor cu
Después del nacimiento de la pequeña Mar, Jack se convirtió en un ejemplo de padre de familia en todos los medios. La forma en la que cuidaba y velaba por el bienestar de su mujer y su hija era completamente de admirar.Jack acompañaba a la joven madre primeriza todas y cada una de las noches cuando debía dar de lactar. Para Kira su apoyo era muy importante y especial, así que mientras ella alimentaba a la hija de ambos, él le hacía mimos en la espalda y hablaban de cualquier cosa hasta que la pequeña estaba satisfecha y volvía nuevamente a quedarse dormida.Y así, pasadas las semanas, no hubo día que él no estuviese a su lado, ejerciendo esa paternidad de la que en un principio tuvo miedo de no saber si lo podría lograr… y lo había hecho, y su mujer no podía sentirse más orgullosa del buen papá que era para la pequeña Mar.— ¿Voy bien? — le había preguntado una vez, nervioso, después de haber visto algunos tutoriales en internet de cómo cambiar un pañal adecuadamente sin lastimar a s
Después de tan íntima y sorpresiva ceremonia, las felicitaciones a la pareja siguieron llegando.Margaret estaba muy emocional por su nieta, pues sabía que formar su propia familia era uno de sus sueños más anhelados después de realizarse profesionalmente. Lana seguía dando brinquitos de alegría. Su hermana se había casado con el hombre que amaba y ella no podía sentirse más feliz por eso.Esperaba cumplir el suyo propio algún día…Ethan, Tyler y Emma la estrecharon en brazos como una más de ellos. La joven esposa del primo de Jack le confesó que no le había tocado a sí misma mejor familia que esa, y que esperaba sus hijos fuesen los mejores primos del mundo.Por su parte, Prudence le dio oficialmente la bienvenida a la familia Akerman, también confesándole que le había muchísima ilusión un par de cosas.Kira le dijo que lo pensaría.Esa misma tarde, las chicas de la oficina fueron a visitarla y tan pronto se enteraron del enlace con el CEO Akerman, no dudaron en felicitarla.La mañan
Después de haber estado esperando a Jack toda la noche, Kira se quedó dormida.La mañana siguiente despertó gracias a una de las enfermeras de turno.— Buenos días, señorita, le he traído el desayuno — le dijo la mujer con entusiasmo, colocando la charola con alimentos encima de la mesa que estaba junto a la cama.Kira se incorporó con una sonrisa torcida y musitó un tierno gracias, después le preguntó por el hombre que se había estado quedando a su lado durante las últimas noches, pero la enfermera no pudo ayudarla, pues no había vuelto a verlo desde el día anterior.— ¿Hay algo más que necesite? — le preguntó con predisposición.Kira suspiró.— La verdad… me gustaría darme una ducha.— Por supuesto que sí, venga, déjeme ayudarla. El agua tibia le hará muy bien.Minutos más tarde, se encontraba perfectamente aseada y ya había ingerido la mitad de los alimentos.Durante el resto de la mañana, había intentado contactar a Jack, pero nada, él no contestaba, y así mismo ningún miembro del
En cuanto entró a la habitación y la vio allí, recostada en aquella camilla con la mirada perdida en el exterior, sintió que sus pulmones se encogían y que el aire le faltaba.Odiaba saberla herida… vulnerable. Y sintió rabia consigo mismo por no haberla podido proteger mejor. A ella y a la pequeña adoración en su vientre que ya amaba aun sin conocerle.— Jack… — musitó Kira al percatarse de su presencia. Todo el cuerpo le dolía, pero saberlo a él allí le transmitía muchísima calma.Él reaccionó dando un par de pasos hasta ella.— Estoy aquí — le dijo y tomó su mano entre la suya —. ¿Cómo te sientes?— Bien, pero — habló con un hilo en un hilo de voz —… tuve mucho miedo por nuestra hija, Jack. ¿Sabes si está bien? Nadie me dice nada aún.Jack le sonrió para intentar tranquilizarla.— Cariño, nuestra hija está perfecta.— ¿Lo dices de verdad?Él asintió.— Muy de verdad. Protegiste todo el tiempo tu vida y la de nuestra pequeña.— Oh, Jack — sollozó —. Estaba tan aterrada. Becca perdió
— ¡No, no, no! ¡No vayas a desmayarte! — le había dicho Becca a Kira tan pronto cruzaron la puerta de una enorme casa que parecía abandonada hacía ya un tiempo.Todo estaba cubierto con sábanas blancas y el piso cubierto por una muy fina capa de polvo.La tomó por el brazo lastimado para ayudarla a que siguiera adelante y la dejó caer en el sillón más cercano. Kira se quejó de dolor.— Ten, hazte lo que tengas que hacerte en el brazo — le lanzó las cosas que habían comprado anteriormente y después arrastró una silla a menos de un metro de ella. La pistola seguía fuertemente sujeta en su mano.— Becca, ya esto no será suficiente — musitó la joven embarazada con voz débil —. Por favor, necesito ir a un hospital. Tengo fiebre y…— ¿Sabes algo, Kira? — la interrumpió a cambio, ignorándola completamente —. Cuando conocí a Jack estaba cruzando el peor momento de mi vida. Había perdido a mi abuela, la única persona que me quiso en este mundo, así que me aferré a la compañía que podía ofrecer
Cuando el jefe de escoltas le explicó en aquella llamada desde la recepción del grupo Akerman lo que estaba ocurriendo, el corazón de Jack pareció detenerse de súbito, solo para entonces reanudar su marcha como una locomotora y provocar que todo a su alrededor dejase de detener el mínimo sentido.La carcasa del móvil crujió bajo la palma helada de su mano, y después de pasar un trago, saltó dentro del elevador y esperó impaciente hasta encontrarse con Kiliam, que ya lo esperaba con el auto encendido y el resto del equipo detrás.— ¿Dónde está James? — preguntó con la mirada fija en la carretera, mientras el auto derrapaba por la ciudad.— De camino ya.Jack apretó los ojos.La sola idea de que Kira y su hija estuviesen en peligro no era algo con lo que pudiese ser capaz de pensar racionalmente, por eso, cuando llegó al pent-house y las puertas del ascensor se abrieron, se fue a por el cuello de la camisa del hombre encargado de velar por la seguridad de los seres por los que indudable
Minutos antes…— Mi hijo también estaría a punto de nacer — escuchó Kira detrás de sí, mientras aguardaba con el corazón cargado de expectación y ansias por encontrarse con Jack.Su expresión de alegría y anticipación se desvaneció casi al instante de girarse, porque aunque no hubiese reconocido esa voz… todo de ella advirtió tal determinación y presencia.— ¿Becca? — musitó consternada.El aspecto de la ex amante de Jack la confundió en un principio, y la hizo dudar realmente si se trataba de ella, pues de la Becca que había conocido con atuendos estilizados y tacón fino, parecía quedar una mujer enfundada en ropa deportiva y facciones muy… muy delgadas. Completamente demacrada, como si no fuesen la misma.— ¡Imaginé que tendrías esa cara de sorpresa! — soltó efusiva, echando un vistazo por donde James se había ido hace nada — ¿Por qué no damos un largo paseo y nos ponemos al día, eh, Kira?Ella pasó un trago, sin comprender del todo que hacía allí… mucho menos cuales eran sus intenc
La mañana del día siguiente, Kira bajó al salón. Allí aguardaban algunos miembros del equipo de seguridad para recibir órdenes precisas y parte del personal de servicio también. — Yo… no sé qué decidiría Jack en este momento — musitó, pues para ella todo seguía siendo muy nuevo. No estaba acostumbrada a dirigir una casa, mucho menos un equipo entero de escoltas, además que Jack tampoco le había pedido que lo hiciera. James se acercó y le sonrió con calidez. — ¿Qué decides tú? — le preguntó, y todos la miraron con cariño y gesto expectante, esperando a que fuese ella quien diese las órdenes. Kira se quedó pensando por varios segundos con las manos alrededor de su pequeña barriga. Después repartió algunas tareas que el personal aceptó y en seguida se pusieron manos a la obra. En cuanto al equipo de seguridad, pidió que el lugar en donde se llevaría a cabo el funeral se respetara la privacidad de la familia. Su escolta personal asintió por sus decisiones tan acertadas. Cuando volvió