— ¿Una mujer en mi equipo? — se burló Jack y sonrió sarcástico — ¡No, ni hablar! Abuelo, Harry — se dirigió a cada uno respectivamente — saben que siempre he escuchado lo que tienen para decirme, pero también saben mi firme posición sobre este asunto. ¡Las mujeres no están capacitadas para un cargo de este nivel! Harry suspiró. Conocía a ese muchacho desde que era un niño y por supuesto que sabía su opinión respecto al sexo opuesto; sin embargo, la mujer en cuestión no era alguien que se podía definir simplemente como “el sexo opuesto” — Hijo, escucha a Harry, por favor — le pidió su abuelo. El aludido se pellizcó el puente de la nariz y negó con la cabeza. ¡Lo que le faltaba! ¡Esos dos confabulados para fastidiarlo! ¡Era un NO rotundo! ¡Faltaba más! ¡Una mujer! ¿Cuándo se les había ocurrido semejante tontería? — Kira es una mujer tenaz y preparada, Jack; es correcta y disciplinada — le aseguró el accidentado y él no pudo hacer más que reírse de ese chiste. ¡Disciplinadas sus pelo
— ¿Cómo han ido las entrevistas? — preguntó Harry después de que ese muchacho lo hubiese llamado para saber cómo seguía — ¿Cumple Kira tus expectativas? Kira, Kira, Kira. Suspiró Jack y evocó por un segundo lo que había sucedido en la empresa esa mañana. Todavía no comprendía que carajos fue lo que le pasó con esa mujer, pero lo cierto es que disfrutó muchísimo enfrentarse verbalmente a ella, sobre todo, porque antes ninguna mujer había sido capaz de sacarlo de sus casillas. — Es una mujer… — intentó describirla, pero ella era tantas cosas a la vez. — ¿Excepcional? — Repelente. — ¿Brillante? — Irrespetuosa — sí, esa era la palabra correcta para referirse a ella. Harry soltó una pequeña carcajada que terminó por arrancarle un quejido de dolor a la altura del hombro. Estaba recuperado, aunque no del todo. — Imagino que no se lo pusiste fácil — le dijo el hombre, que bastante bien lo conocía. Jack volteó los ojos y bufó. — No creo que vaya a funcionar, y sí, la entrevista con el
Tonto, idiota, arrogante… Kira se había quedado con todas las ganas de seguir insultandolo, pero habría sido ridículo y en vano, además de gastar la energía que debía usar esa misma mañana en el debate, porque si pensaba fastidiarla y seguir poniéndole piedras en el camino por la idea machista que tenía sobre las mujeres, estaba muy equivocado, y le demostraría cuánto. En su silla ejecutiva, Jack no dejaba de pensar en que esa mujer lo tentada de maneras desproporcionales, y reconocerse a sí mismo que ella de verdad tenía el temple para trabajar en su equipo, lo alteraba más. — Te noto ansioso — le dijo Harry en voz baja, ya estaban en la sala de reuniones. — Tú tienes la culpa, todavía sigo creyendo que la idea de esa mujer aquí no traerá nada bueno, es tan… temperamental — soltó, recordando la escena de hace unos minutos. Harry colocó una mano en su hombre y lo miró divertido. — Lo que te molesta es que ella no sea como el resto de tus empleados y camine fuera de la línea, que
Cada vez que estaba en presencia de esa mujer se sentía desconcertado, fuera de sí. Era como si ella tuviese el completo poder de fastidiarlo y hacerle perder toda perspectiva de la realidad, pero, sobre todo, lo hacía sentir como un quinceañero que apenas se abría paso a las experiencias de la vida… del deseo. Porque sí, desde el primer segundo que la conoció, algo en su interior se avivó, como si de pronto ella fuese ese algo que había estado, inconscientemente, esperando toda su vida. Suspiró hastiado, de verdad que estaba demasiado intrigado por esa mujer, tanto que, sin saber por qué diablos tuvo ese impulso, buscó en su correo electrónico algo que le interesaba y sonrió satisfecho después de haberlo encontrado. — Da la vuelta en el siguiente semáforo — ordenó a su jefe de seguridad, irritado por la muy mala decisión que estaba tomando. — ¿No irá al apartamento de la señorita Becca? — le preguntó el hombre, sorprendido. Becca era una mujer que frecuentaba y con la que mantení
Los alborozados ojos de Kira titilaron tras sentir el impacto de esa boca profesional contra la suya, y aunque hubiese podido romper el contacto, alejarse de súbito y propiciarle una cachetada por semejante abuso, no logró hacerlo, en realidad… no quiso hacerlo.Y es que el sabor de sus labios era tan bueno, tan mentolado, tan increíblemente adictivo, que no hubo modo de que quisiese escapar del hechizo al que repentinamente había sido arrastrado.¿Iba en contra de sus propios principios? Sí: en negrita y subrayado.¿Iba a detenerse? ¡Ni que estuviese loca! Ese hombre, aunque le pesara reconocerlo, era la fantasía erótica de cualquier mujer, sobre todo la de una que jamás había sido besada de tal modo, como si ella fuese la única gota de agua en el desierto.Rodeó con agilidad su cuello y lo pegó contra sí, alzándose sobre sus puntillas para así poder estar medianamente a su altura… y se dejó llevar, como pluma en el viento, como melodía que recorre las calles de invierno en pleno apo
Lo intentó, de verdad que sí, pero no pudo, y eso era lo que lo tenía rabioso e inquieto esa mañana.El beso que había compartido con Kira era algo que simplemente no podía sacarse de la cabeza; lo que resultaba un peligro, porque cuando se involucraba de más, ya sabía cómo acababa, y daba lo mismo de quien se tratase, él solo sabía destruir y alejar a las personas de su lado antes de que ellas gozaran de la oportunidad para hacerlo antes.En el piso habitual del grupo Akerman, las puertas del ascensor se abrieron al mismo tiempo que escuchaba una risa femenina, y como si todas sus alertas se hubiesen disparado de súbito, a través de una enorme pared de cristal que lo delimitaba con el comedor, la vio.Estaba rellenando un termo de café mientras mantenía una muy divertida conversación con dos jóvenes que, además de saber que pertenecían al departamento de finanzas, parecían muy interesados en ella.Los celos que jamás llegaría a admitir en voz alta porque le parecían de lo más absurdo
Durante toda la reunión, el estoicismo de Kira lo hizo sentir inquieto, en descontrol. Ella se desenvolvía con absoluta tranquilidad y profesionalismo, como si de verdad nada hubiese ocurrido entre ellos. Incluso, hubo un momento en el que hizo reír a los inversionistas con un chiste bastante apropiado y estos asintieron entre sí, como si se dijesen con la mirada que esta chica tenía potencial. Y sí, maldición, lo tenía, pero además de eso, gozaba de un poder natural para capturar miradas, porque si bien la suya no la había podido apartar de sus caderas, el resto tampoco, y eso, aunque odiaba reconocerlo, era una afrenta personal que le fastidiaba. Para el final de la presentación, Miller también participó con un par de ideas que reforzaron la estrategia de Kira, y a las que Jack aprobó como buenas; también ella, aunque creía que necesitaban un poco más de propósito y se lo hizo saber de manera amable, cosa que a Miller no le gustó y e intercambiaron un par de diferencias verbales cu
Jack sujetó la cabeza de Kira y la reclamó con decisión.Ella se permitió saborearlo con todo el ardor que le exigía su cuerpo en ese momento y se dejó arrastrar a palpas contra el escritorio. Objetos cayeron y papeles volaron. Gimió de gusto, de placer. Jamás había sido besada de esa forma tan intensa, tan pasional… tan urgente.El beso de Jack era más de lo que hubiese esperado de un hombre. Era simplemente primitivo, ardiente y decisivo. Era todo aquello de lo que quería gozar.Con agilidad, Jack la subió sobre el escritorio, le elevó la falda y se acomodó en medio de sus piernas mientras se hacía de la cremallera de su pantalón. Le hubiese encantado desvestirse completamente y desvestirla, pero no había tiempo y tampoco estaban en el lugar más adecuado para ello.Kira no podía pensar con claridad; parecía haber comenzado a perder toda perspectiva de la realidad. Él tampoco podía, pues un sentimiento primitivo se había apoderado de él y no tenía intención de dejarlo en paz, no hast