Después del nacimiento de la pequeña Mar, Jack se convirtió en un ejemplo de padre de familia en todos los medios. La forma en la que cuidaba y velaba por el bienestar de su mujer y su hija era completamente de admirar.Jack acompañaba a la joven madre primeriza todas y cada una de las noches cuando debía dar de lactar. Para Kira su apoyo era muy importante y especial, así que mientras ella alimentaba a la hija de ambos, él le hacía mimos en la espalda y hablaban de cualquier cosa hasta que la pequeña estaba satisfecha y volvía nuevamente a quedarse dormida.Y así, pasadas las semanas, no hubo día que él no estuviese a su lado, ejerciendo esa paternidad de la que en un principio tuvo miedo de no saber si lo podría lograr… y lo había hecho, y su mujer no podía sentirse más orgullosa del buen papá que era para la pequeña Mar.— ¿Voy bien? — le había preguntado una vez, nervioso, después de haber visto algunos tutoriales en internet de cómo cambiar un pañal adecuadamente sin lastimar a s
No debería gustarle.No debería siquiera voltear a verla.Joder, no debería pensar en ella como una mujer cuando es solo una jovencita rebelde que hace las cosas sin pensar, pero lo hace, y eso, desde la boda de Kira y Jack… no lo había abandonado ni un solo instante.La forma en la que se le insinuaba era atrevida, reveladora, no medía el peligro y en más de una ocasión lo había puesto en una situación comprometedora.¡Era una provocadora por naturaleza!Recargó los antebrazos en los azulejos y dejó que el agua de la ducha hiciera efecto en su espalda… pero fueron unas manos suaves, cálidas y pequeñas la que lo estremecieron.M4ldita sea. Era ella.— Lana… — gruñó entre dientes y negó con la cabeza, como si estuviese pidiéndole que parara.Ella lo ignoró por completo, y contrario a eso, deslizó sus dedos por su espalda ancha y lo rodeó hasta intentar tomar el miembro increíblemente erecto entre sus manos.Él la detuvo y se giró con el pecho inflado. Le costaba respirar, y fue peor cu
— ¿Una mujer en mi equipo? — se burló Jack y sonrió sarcástico — ¡No, ni hablar! Abuelo, Harry — se dirigió a cada uno respectivamente — saben que siempre he escuchado lo que tienen para decirme, pero también saben mi firme posición sobre este asunto. ¡Las mujeres no están capacitadas para un cargo de este nivel! Harry suspiró. Conocía a ese muchacho desde que era un niño y por supuesto que sabía su opinión respecto al sexo opuesto; sin embargo, la mujer en cuestión no era alguien que se podía definir simplemente como “el sexo opuesto” — Hijo, escucha a Harry, por favor — le pidió su abuelo. El aludido se pellizcó el puente de la nariz y negó con la cabeza. ¡Lo que le faltaba! ¡Esos dos confabulados para fastidiarlo! ¡Era un NO rotundo! ¡Faltaba más! ¡Una mujer! ¿Cuándo se les había ocurrido semejante tontería? — Kira es una mujer tenaz y preparada, Jack; es correcta y disciplinada — le aseguró el accidentado y él no pudo hacer más que reírse de ese chiste. ¡Disciplinadas sus pelo
— ¿Cómo han ido las entrevistas? — preguntó Harry después de que ese muchacho lo hubiese llamado para saber cómo seguía — ¿Cumple Kira tus expectativas? Kira, Kira, Kira. Suspiró Jack y evocó por un segundo lo que había sucedido en la empresa esa mañana. Todavía no comprendía que carajos fue lo que le pasó con esa mujer, pero lo cierto es que disfrutó muchísimo enfrentarse verbalmente a ella, sobre todo, porque antes ninguna mujer había sido capaz de sacarlo de sus casillas. — Es una mujer… — intentó describirla, pero ella era tantas cosas a la vez. — ¿Excepcional? — Repelente. — ¿Brillante? — Irrespetuosa — sí, esa era la palabra correcta para referirse a ella. Harry soltó una pequeña carcajada que terminó por arrancarle un quejido de dolor a la altura del hombro. Estaba recuperado, aunque no del todo. — Imagino que no se lo pusiste fácil — le dijo el hombre, que bastante bien lo conocía. Jack volteó los ojos y bufó. — No creo que vaya a funcionar, y sí, la entrevista con el
Tonto, idiota, arrogante… Kira se había quedado con todas las ganas de seguir insultandolo, pero habría sido ridículo y en vano, además de gastar la energía que debía usar esa misma mañana en el debate, porque si pensaba fastidiarla y seguir poniéndole piedras en el camino por la idea machista que tenía sobre las mujeres, estaba muy equivocado, y le demostraría cuánto. En su silla ejecutiva, Jack no dejaba de pensar en que esa mujer lo tentada de maneras desproporcionales, y reconocerse a sí mismo que ella de verdad tenía el temple para trabajar en su equipo, lo alteraba más. — Te noto ansioso — le dijo Harry en voz baja, ya estaban en la sala de reuniones. — Tú tienes la culpa, todavía sigo creyendo que la idea de esa mujer aquí no traerá nada bueno, es tan… temperamental — soltó, recordando la escena de hace unos minutos. Harry colocó una mano en su hombre y lo miró divertido. — Lo que te molesta es que ella no sea como el resto de tus empleados y camine fuera de la línea, que
Cada vez que estaba en presencia de esa mujer se sentía desconcertado, fuera de sí. Era como si ella tuviese el completo poder de fastidiarlo y hacerle perder toda perspectiva de la realidad, pero, sobre todo, lo hacía sentir como un quinceañero que apenas se abría paso a las experiencias de la vida… del deseo. Porque sí, desde el primer segundo que la conoció, algo en su interior se avivó, como si de pronto ella fuese ese algo que había estado, inconscientemente, esperando toda su vida. Suspiró hastiado, de verdad que estaba demasiado intrigado por esa mujer, tanto que, sin saber por qué diablos tuvo ese impulso, buscó en su correo electrónico algo que le interesaba y sonrió satisfecho después de haberlo encontrado. — Da la vuelta en el siguiente semáforo — ordenó a su jefe de seguridad, irritado por la muy mala decisión que estaba tomando. — ¿No irá al apartamento de la señorita Becca? — le preguntó el hombre, sorprendido. Becca era una mujer que frecuentaba y con la que mantení
Los alborozados ojos de Kira titilaron tras sentir el impacto de esa boca profesional contra la suya, y aunque hubiese podido romper el contacto, alejarse de súbito y propiciarle una cachetada por semejante abuso, no logró hacerlo, en realidad… no quiso hacerlo.Y es que el sabor de sus labios era tan bueno, tan mentolado, tan increíblemente adictivo, que no hubo modo de que quisiese escapar del hechizo al que repentinamente había sido arrastrado.¿Iba en contra de sus propios principios? Sí: en negrita y subrayado.¿Iba a detenerse? ¡Ni que estuviese loca! Ese hombre, aunque le pesara reconocerlo, era la fantasía erótica de cualquier mujer, sobre todo la de una que jamás había sido besada de tal modo, como si ella fuese la única gota de agua en el desierto.Rodeó con agilidad su cuello y lo pegó contra sí, alzándose sobre sus puntillas para así poder estar medianamente a su altura… y se dejó llevar, como pluma en el viento, como melodía que recorre las calles de invierno en pleno apo
Lo intentó, de verdad que sí, pero no pudo, y eso era lo que lo tenía rabioso e inquieto esa mañana.El beso que había compartido con Kira era algo que simplemente no podía sacarse de la cabeza; lo que resultaba un peligro, porque cuando se involucraba de más, ya sabía cómo acababa, y daba lo mismo de quien se tratase, él solo sabía destruir y alejar a las personas de su lado antes de que ellas gozaran de la oportunidad para hacerlo antes.En el piso habitual del grupo Akerman, las puertas del ascensor se abrieron al mismo tiempo que escuchaba una risa femenina, y como si todas sus alertas se hubiesen disparado de súbito, a través de una enorme pared de cristal que lo delimitaba con el comedor, la vio.Estaba rellenando un termo de café mientras mantenía una muy divertida conversación con dos jóvenes que, además de saber que pertenecían al departamento de finanzas, parecían muy interesados en ella.Los celos que jamás llegaría a admitir en voz alta porque le parecían de lo más absurdo