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Primer encuentro (III)

Hoy me dijo Román que tenía la reunión con la dueña de La FIRMA S.A., una compañía de gestión y negociación en ventas del sur de la Florida, que, aunque lleva sólo 5 años en operaciones, ha logrado posicionarse en el mercado como una de las 5 primeras, además esta empresa opera también en Ecuador, por lo que nos pareció interesante su adquisición para expandir la nuestra en América del Sur. Por eso y aunque estoy con un humor que se lo lleva el demonio, voy hoy a la compañía, más le vale a esa Sra., Vender

David está listo para la reunión con Amira, aunque su mal humor marca el tono del día. La adquisición de La FIRMA S.A. representa una oportunidad estratégica para ALFA CORPORATION en América del Sur, y él está decidido a conseguirlo. Sin embargo, Amira no es alguien que se deje presionar fácilmente, lo que puede desencadenar una interesante confrontación entre ambos.

Tomo el ascensor en mi estacionamiento privado, y me parece raro que se haya detenido en el primer piso, esto nunca pasa sólo Román y Vanessa, tienen acceso a este ascensor. La puerta se abrió y tuve que contenerme para no morderla.

La imagen más linda y seductora del mundo estaba ante mis ojos, su olor era nuevo para mí, pero totalmente aditivo, canela, miel y mar, juro que nunca pensé que una hembra de ninguna especie me podía alterar de esa manera, mi entrepierna reaccionó por puro instinto solo con su olor y Zeus, mi lobo, de pronto me habló luego de 200 años, sólo para decirme “MATE”. Esa palabra me trajo a la cordura, - ¿Qué? ¿Mate? No, ella no puede ser mi "MATE", es HUMANA.

Es hermosa como una Diosa, esa piel, ese color, su cara es una belleza, sus labios gruesos pero muy sensuales, que ya imagino en algún lugar de mi cuerpo, dije cuerpo, el de ella es espectacular, quiero correr por todas esas curvas como piloto de fórmula uno. Está hecha a mi medida, pero es HUMANA, así que Zeus, ¡No!

David está en una batalla interna intensa. El encuentro en el ascensor con Amira lo ha descolocado completamente, especialmente cuando Zeus, su lobo interior, le susurra que ella es su compañera destinada. Sin embargo, David se niega a aceptarlo porque Amira es humana. Este conflicto añade una capa de tensión entre ellos que va mucho más allá de los negocios.

David Stone:

Tengo que concéntrame, concéntrate Stone, es humana, y has algo que te está mirando, rápidamente entro mi papel de empresario rígido y frio, diciéndole la peor cosa que salió de mi boca: - ¿Sube o se queda?

Su cara fue de sorpresa, pero subió, y para mi sorpresa va a la presidencia, pero la muy condenada me dio la espalda y con eso me muestra una de las mejores cosas de su anatomía humana. Diosa Luna, por qué. Zeus quiere morderla y reclamarla como suya, yo a duras penas puedo quitarle los ojos de encima, su olor me tiene loco y su trasero, eso es de otro mundo, sólo comparado con el mejor filete de carne que me haya comido en mis 434 años de vida.

De pronto la veo girar y quedar frente a mí y una retahíla de palabras en español, que entiendo perfectamente, salen de su boca seductora, trayéndome de regreso a la realidad, está enojada, y es más bella aun, pero para que se dé gusto, me voy hacer el desentendido y así no tengo ni que disculparme. No quiero.

David está claramente en conflicto, luchando por mantener el control mientras su lobo interior, Zeus, lo empuja hacia Amira. Su resistencia a aceptar lo que está sintiendo añade una tensión palpable entre ellos. Amira, por otro lado, percibe su actitud como arrogancia, lo que genera un choque interesante.

Por fin el ascensor llegó a su destino, justo cuando Amira terminó de decir su última palabra. El desconocido salió de una sola zancada como si selo llevara el viento, demasiado rápido para Amira que se quedó embobada con su fragancia, Hugo Boss, estaba segura que era de su colección, pero había otra nota una que era única, y por algún motivo le fascinó.

Por su parte David, salió corriendo al baño, pues, aunque Amira no notó el bulto que se hizo en sus pantalones por estar concentrada en sus insultos, él tuvo una necesidad imperiosa de irse a su baño privado y aliviar manualmente la dureza que la desconocida le produjo solo por estar cerca de él.

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