Ocho en punto. Justo cuando el reloj marcó la hora, las puertas del salón se abrieron, y Amira Gutiérrez hizo su entrada. Todo lo que había estado preocupando a David Stone hasta ese momento desapareció en un instante. La sala, repleta de su círculo cercano, quedó sumida en un silencio absoluto. Era como si el mundo mismo hubiese hecho una pausa para admirarla.
Amira, con su piel color canela que brillaba bajo la luz suave del salón, caminaba con una gracia natural y una presencia que llenaba todo el espacio. Vestida con su impresionante enterizo gris perla, el contraste entre su frente serio y la sensualidad de su espalda descubierta era suficiente para dejar a todos sin palabras. Parecía una reina que acababa de entrar en la presencia de sus súbditos, como si el silencio y la admiración de todos en la sala hubiesen sido orquestados solo para ella.
David, que había estado conteniendo su impaciencia toda la noche, sintió cómo su lobo, Zeus, se removía con fuerza dentro de él. Sus ojos dorados, normalmente controlados y fríos, la siguieron con una intensidad que no pudo ocultar. Parecía que todos en la sala sabían, aunque ninguno comprendía del todo, que Amira no era solo una invitada más. Era su Reina. Y aunque David no lo admitiera abiertamente, la fuerza de la atracción que sentía hacia ella era palpable. Cada fibra de su ser lo empujaba a acercarse a ella, a reclamarla.
Sin embargo, en ese mismo instante, Zaira, que estaba a su lado, también notó la atención que David le daba a Amira, y una pequeña chispa de celos brilló en sus ojos. Pero David estaba tan concentrado en Amira que ni siquiera notó la incomodidad de Zaira. Para él, el resto de la sala había dejado de existir.
David apretó los puños, intentando contener la oleada de emociones que lo invadía. El pensamiento surgió en su mente con una mezcla de frustración y asombro:
—M*****a sea, sólo faltaba que todos se inclinaran ante ella. -pensó
Mientras tanto, Zeus, su lobo interior, no mantenía la misma compostura. Era como si el Alfa dominante y feroz que David había sido durante siglos se desmoronara ante la presencia de Amira. Zeus, que normalmente gruñía con fiereza, estaba prácticamente babeando como un cachorro emocionado.
—Mate —susurraba Zeus una y otra vez dentro de su mente, como un mantra. El lobo estaba completamente hipnotizado por ella, incapaz de ver más allá de su "Luna". David, sin embargo, luchaba por mantener su fachada fría y distante, por más que su cuerpo lo traicionara con la urgencia de acercarse a ella, de tocarla, de hacerla suya.
Amira continuaba caminando con una elegancia que parecía natural, sin ser consciente del caos interno que había desatado en David. Para los demás en la sala, ella era una mujer impactante, pero solo David y su lobo sabían la verdad: ella era su compañera destinada. Cada paso que daba, cada mirada que lanzaba, lo envolvía más y más en ese torbellino de deseo, posesión y vulnerabilidad que no había sentido nunca antes.
Zeus quería reclamarla en ese mismo momento, gritarle al mundo que Amira era suya, pero David, con todo su autocontrol, seguía reprimiendo el impulso, aunque cada segundo que pasaba lo hacía más difícil.
David Stone:
¿Qué tanto le miran al pasar, por qué se le quedan viendo? Si está hermosa, es una Diosa, pero su traje no tiene nada de extraordinario, aunque le queda muy muy bien.
¿Por qué la expresión de Román luego de que les pasar por el lado, que tiene?
Román caminaba junto a Amira, acompañándola en su recorrido por el salón mientras saludaba cordialmente a los invitados. A pesar de la apariencia tranquila y diplomática que ella mantenía, yo sabía que Amira no estaba simplemente siendo amable. Había un aire de desafío en su forma de comportarse, una sutileza en su sonrisa que dejaba claro que ella sabía exactamente el impacto que estaba causando, y la muy condenada lo estaba disfrutando.
Cuando finalmente llegaron frente a mí, el ambiente en el salón parecía contener la respiración. Amira me saludó con una cortesía impecable, pero yo, con mis sentidos agudos, notaba cómo sus palabras eran una especie de juego que ocultaba lo que en realidad estaba sucediendo debajo de la superficie. Amira no solo me estaba saludando. Ella estaba, metafóricamente, rompiendo toda la vajilla, dejándome claro que no se dejaría intimidar por mí.
-Sr. Stone, buenas noches, es un gusto volver a verlo- me dijo la muy ladina.-Srta. Gutiérrez, el gusto es todo mío, - fue todo lo que pude decir antes de que se volteara.Todo se mantuvo bajo control hasta que Amira se dio la vuelta para continuar su recorrido. Zeus y yo sentimos lo mismo en ese momento, incapaces de soportar más lo que estábamos viendo, Amira literalmente rompió no sólo la bajilla, si no también mi razón y mi cordura, Zeus lanzó un rugido con una fuerza que sacudió todo mi ser. Fue un rugido que resonó en lo más profundo de mi alma, yo, por primera vez en mucho tiempo, no pude contener el poder que llevaba dentro.El cambio fue instantáneo, sentí cómo mis ojos, usualmente dorados y calculadores, se oscurecían, tiñéndose de ese rojo profundo que solo aparecía cuando mi Alfa interior tomaba el control. La me
Amira GutiérrezSentí como si el tiempo se hubiera detenido por completo. Durante ese breve pero intenso instante, solo existíamos David y yo, frente a frente, como si el resto del mundo hubiera desaparecido. Era una batalla silenciosa, una prueba de fuerza entre dos almas poderosas, midiendo nuestras voluntades como si fuésemos titanes en un campo de batalla invisible. La tensión en el aire era palpable, y mi corazón latía con fuerza mientras intentaba procesar lo que estaba sucediendo.Y de repente, todo se desvaneció.Me estoy despertando justo ahora en una cama y en una habitación nueva para mí. Miro todo a mi alrededor, para afirmar lo que ya sé, no es mi habitación. Mi mente trata de encontrar respuestas rápidamente. ¿Qué había pasado? No recuerdo cómo llegué aquí. El pánico me golpeó con fuerza cuando mir&oacut
David, se encontraba solo en su habitación, la misma que había usado tantas veces en la casa de Román y Vanessa, pero esta noche su mente no estaba tranquila. Se pasó la mano por el rostro, intentando sacudir la tensión acumulada.—Lo que pasó en la cena no puede volver a ocurrir —murmuró en voz baja, hablando tanto para sí como para Zeus, su lobo interior, quien permanecía inquieto en su mente.Zeus gruñó, claramente insatisfecho, pero David lo ignoró.—Es crucial que mantengamos el autocontrol —continuó, su tono firme pero lleno de frustración—. No podemos permitirnos perder el control de esta manera, no frente a todos... y mucho menos frente a ella.La imagen de Amira entrando al salón, el impacto que tuvo en todos y, sobre todo, en él, lo golpeaba una y otra vez. El simple hecho de que todos la hubieran mirado c
Soltó una risa interna ante el entusiasmo de su lobo. Sabía que tendría que mantener a Zeus bajo control, pero también debía admitir que su propio autocontrol estaba tambaleándose desde que Amira apareció en su vida.—No te preocupes —dijo con determinación—. Yo me encargaré de hacer que se quede. Amira no podrá resistirse a mis encantos de hombre. La haremos nuestra, pero a su tiempo, de la forma correcta, tú déjamelo a mí.Zeus, aunque impaciente, pareció satisfecho con la promesa.—Lo que sea, David, tenemos un trato, pero no podemos perderla.
Amira Gutiérrez:Me sentí un poco insegura, pero de pronto recordé que debía jugar este juego con astucia. Observando a David frente a mí, pensé: - “Este hombre es astuto, ahora se deshace en amabilidad. Pero estoy aquí para hacer negocios, así que, ok, Amira, juega su juego.”Con una determinación renovada, le devolví la mirada, manteniendo la compostura mientras tomaba una respiración profunda.—Gracias, Sr. Stone. La verdad es que me sentí un poco abrumada ayer, pero dormí lo suficiente. Aprecio su preocupación, realmente significa mucho para mí —dije con una sonrisa sincera.— Amira sonrió, sintiéndose más cómoda con la cercanía que David había establecido al pedirle que lo llamara por su nombre.—Gracias por la recomendación, prometo que no te decepcionaré con mi elección de vestuario, y también me puede llamar por mi nombre. —agregó con una sonrisa confiada, sintiendo que ese encuentro podría ser el comienzo de algo interesante entre ellos.Sintió que la atmósfera se estaba aligerando, y eso la motivaba aún más para prepararse adecuadamente. La idea de un almuerzo en un ambiente relajado le gustaba, y estaba decidida a hacer que fuera un momento meBien, te invito a almorzar (II)
En el hotel, Amira disfrutó de un reconfortante baño de tina, dejando que el agua caliente relajara su cuerpo después de una noche cargada de emociones. Mientras se sumergía, cerró los ojos y permitió que sus pensamientos volvieran a David Stone, el hombre que había despertado algo inesperado en ella.Aunque su primera intención había sido enfrentarse a él con una actitud desafiante, ahora se encontraba cambiando de perspectiva. "El bello gruñón", como lo había bautizado en su mente, ya no era sólo un obstáculo o un oponente en la negociación. Ahora había algo más que la atraía, y se sorprendió admitiendo el deseo repentino de verse bien sólo para él, eso la desconcertó. -"¿Qué me está pasando?" se preguntó, mientras se incorporaba y comenzaba a pe
Era claro que la tensión entre ambos seguía creciendo, y aunque ambos intentaban mantener las cosas bajo control, había una energía innegable en el ambiente. Este almuerzo prometía ser mucho más interesante de lo que cualquiera de ellos hubiera anticipado.Avanzaron durante media hora para llegar a un lugar de apariencia rustica, Amira miró alrededor con interés mientras entraban en el restaurante. El ambiente rústico pero refinado del lugar le llamó la atención de inmediato. Las cálidas luces y la música suave creaban una atmósfera acogedora, justo lo que necesitaba después de tanta tensión. La decoración estaba llena de detalles cuidadosamente elegidos, desde las mesas de madera maciza hasta los cuadros que adornaban las paredes, todo armonizaba perfectamente.David, a su lado, pare