-Sr. Stone, buenas noches, es un gusto volver a verlo- me dijo la muy ladina.
-Srta. Gutiérrez, el gusto es todo mío, - fue todo lo que pude decir antes de que se volteara.
Todo se mantuvo bajo control hasta que Amira se dio la vuelta para continuar su recorrido. Zeus y yo sentimos lo mismo en ese momento, incapaces de soportar más lo que estábamos viendo, Amira literalmente rompió no sólo la bajilla, si no también mi razón y mi cordura, Zeus lanzó un rugido con una fuerza que sacudió todo mi ser. Fue un rugido que resonó en lo más profundo de mi alma, yo, por primera vez en mucho tiempo, no pude contener el poder que llevaba dentro.
El cambio fue instantáneo, sentí cómo mis ojos, usualmente dorados y calculadores, se oscurecían, tiñéndose de ese rojo profundo que solo aparecía cuando mi Alfa interior tomaba el control. La mezcla de furia y deseo creció hasta convertirse en una tormenta implacable, sacudiendo cada fibra de mi ser. No era solo el deseo de tenerla, de reclamarla como mi Luna, sino la rabia latente de verla siendo observada por otros, como si ellos tuvieran algún derecho a siquiera posar sus ojos en ella.
Sin darme cuenta, mi aura de Alfa, esa presencia que rara vez necesitaba liberar, comenzó a expandirse. No podía ni quería detenerlo. Era una energía imposible de contener, arrolladora, que se desbordó por todo el salón como una ola implacable.
—¿Cómo se atreven? —pensé, con un gruñido profundo que resonaba en mi pecho—. Es mi Luna... no hay nadie que tenga el derecho de mirarla así. Yo no soportaba que aquellos hombres, que hasta hacía unos segundos no habían despegado los ojos de Amira, hubieran sido tan descarados. Ella es mi Luna, y cada mirada, cada gesto de admiración hacia ella encendió mis celos y posesividad, con relación a ella.
Cada persona en la sala, sintió mi Aura al instante, sin necesidad de explicaciones. Los murmullos cesaron de golpe, el aire se hizo denso, casi tangible. Uno a uno, todos los presentes empezaron a bajar la cabeza, una reacción instintiva ante mi supremacía, ante la fuerza bruta que irradiaba de mí. Nadie osaba levantar la vista, nadie se atrevía a desafiarme.
Excepto ella.
Amira Gutiérrez, con esa mirada desafiante que parecía cortar el aire, mantuvo sus ojos fijos en los míos. No apartó la vista, no bajó la cabeza. Su convicción era firme, como si supiera que era la única en esa sala que podía mirarme de frente, desafiar mi poder sin temer las consecuencias. Solo ella, mi Luna, tenía ese derecho, aunque probablemente no lo entendiera del todo aún.
El mundo entero parecía haberse detenido en ese momento. El peso de mi aura mantenía a todos en su lugar, mientras sus ojos seguían clavados en los míos, fuertes, decididos. Sentí una mezcla de admiración y deseo abrasador. Amira no solo era mi igual, era la única capaz de sostenerme la mirada y retar mi autoridad sin ser destruida por ella.
—Solo tú... —murmuré para mis adentros, aunque Zeus gruñía en mi interior con una mezcla de satisfacción y frustración—. Solo tú puedes mirarme así.
David, se sintió rendido ante lo inevitable, Amira Gutiérrez, sin saberlo, había reclamado su lugar como su Reina, como la Luna indiscutible de la manada Luna Dorada, dejándolo muy claro desde ese momento, con solo estar de pie frente a él, que era ella, su fuerza, su presencia, su esencia misma irradiaba poder, y aunque no lo entendiera, había tomado su lugar a su lado, como si siempre hubiera sido su destino.
David sintió cómo el peso de ese conocimiento lo aplastaba y lo liberaba al mismo tiempo. No había vuelta atrás. Ella era su Reina, la única que podría guiar a su lado, la única que podría calmar el fuego dentro de él. La luna que su manada había estado esperando durante siglos.
Cada fibra de su ser lo sabía, incluso Zeus, su lobo interior, se había rendido ante ella. Amira había conquistado sin siquiera intentarlo, había marcado su territorio de una manera que nadie más podría haberlo hecho. Ella era su Luna, su compañera destinada, y aunque aún no lo supiera, su presencia ya lo había reclamado todo: su corazón, su alma y su destino.
David, en ese momento, dejó de resistirse. Supo que lo inevitable ya había sucedido. Había sido conquistado, Amira Gutiérrez, con su mirada desafiante y su esencia imponente, había sellado su destino como la reina que siempre había estado destinada a ser.
Amira GutiérrezSentí como si el tiempo se hubiera detenido por completo. Durante ese breve pero intenso instante, solo existíamos David y yo, frente a frente, como si el resto del mundo hubiera desaparecido. Era una batalla silenciosa, una prueba de fuerza entre dos almas poderosas, midiendo nuestras voluntades como si fuésemos titanes en un campo de batalla invisible. La tensión en el aire era palpable, y mi corazón latía con fuerza mientras intentaba procesar lo que estaba sucediendo.Y de repente, todo se desvaneció.Me estoy despertando justo ahora en una cama y en una habitación nueva para mí. Miro todo a mi alrededor, para afirmar lo que ya sé, no es mi habitación. Mi mente trata de encontrar respuestas rápidamente. ¿Qué había pasado? No recuerdo cómo llegué aquí. El pánico me golpeó con fuerza cuando mir&oacut
David, se encontraba solo en su habitación, la misma que había usado tantas veces en la casa de Román y Vanessa, pero esta noche su mente no estaba tranquila. Se pasó la mano por el rostro, intentando sacudir la tensión acumulada.—Lo que pasó en la cena no puede volver a ocurrir —murmuró en voz baja, hablando tanto para sí como para Zeus, su lobo interior, quien permanecía inquieto en su mente.Zeus gruñó, claramente insatisfecho, pero David lo ignoró.—Es crucial que mantengamos el autocontrol —continuó, su tono firme pero lleno de frustración—. No podemos permitirnos perder el control de esta manera, no frente a todos... y mucho menos frente a ella.La imagen de Amira entrando al salón, el impacto que tuvo en todos y, sobre todo, en él, lo golpeaba una y otra vez. El simple hecho de que todos la hubieran mirado c
Soltó una risa interna ante el entusiasmo de su lobo. Sabía que tendría que mantener a Zeus bajo control, pero también debía admitir que su propio autocontrol estaba tambaleándose desde que Amira apareció en su vida.—No te preocupes —dijo con determinación—. Yo me encargaré de hacer que se quede. Amira no podrá resistirse a mis encantos de hombre. La haremos nuestra, pero a su tiempo, de la forma correcta, tú déjamelo a mí.Zeus, aunque impaciente, pareció satisfecho con la promesa.—Lo que sea, David, tenemos un trato, pero no podemos perderla.
Amira Gutiérrez:Me sentí un poco insegura, pero de pronto recordé que debía jugar este juego con astucia. Observando a David frente a mí, pensé: - “Este hombre es astuto, ahora se deshace en amabilidad. Pero estoy aquí para hacer negocios, así que, ok, Amira, juega su juego.”Con una determinación renovada, le devolví la mirada, manteniendo la compostura mientras tomaba una respiración profunda.—Gracias, Sr. Stone. La verdad es que me sentí un poco abrumada ayer, pero dormí lo suficiente. Aprecio su preocupación, realmente significa mucho para mí —dije con una sonrisa sincera.— Amira sonrió, sintiéndose más cómoda con la cercanía que David había establecido al pedirle que lo llamara por su nombre.—Gracias por la recomendación, prometo que no te decepcionaré con mi elección de vestuario, y también me puede llamar por mi nombre. —agregó con una sonrisa confiada, sintiendo que ese encuentro podría ser el comienzo de algo interesante entre ellos.Sintió que la atmósfera se estaba aligerando, y eso la motivaba aún más para prepararse adecuadamente. La idea de un almuerzo en un ambiente relajado le gustaba, y estaba decidida a hacer que fuera un momento meBien, te invito a almorzar (II)
En el hotel, Amira disfrutó de un reconfortante baño de tina, dejando que el agua caliente relajara su cuerpo después de una noche cargada de emociones. Mientras se sumergía, cerró los ojos y permitió que sus pensamientos volvieran a David Stone, el hombre que había despertado algo inesperado en ella.Aunque su primera intención había sido enfrentarse a él con una actitud desafiante, ahora se encontraba cambiando de perspectiva. "El bello gruñón", como lo había bautizado en su mente, ya no era sólo un obstáculo o un oponente en la negociación. Ahora había algo más que la atraía, y se sorprendió admitiendo el deseo repentino de verse bien sólo para él, eso la desconcertó. -"¿Qué me está pasando?" se preguntó, mientras se incorporaba y comenzaba a pe
Era claro que la tensión entre ambos seguía creciendo, y aunque ambos intentaban mantener las cosas bajo control, había una energía innegable en el ambiente. Este almuerzo prometía ser mucho más interesante de lo que cualquiera de ellos hubiera anticipado.Avanzaron durante media hora para llegar a un lugar de apariencia rustica, Amira miró alrededor con interés mientras entraban en el restaurante. El ambiente rústico pero refinado del lugar le llamó la atención de inmediato. Las cálidas luces y la música suave creaban una atmósfera acogedora, justo lo que necesitaba después de tanta tensión. La decoración estaba llena de detalles cuidadosamente elegidos, desde las mesas de madera maciza hasta los cuadros que adornaban las paredes, todo armonizaba perfectamente.David, a su lado, pare
-Quizá solo eres muy perceptiva, -respondió él con un tono más bajo, inclinándose un poco hacia adelante. -Pero todos tenemos nuestros secretos, ¿no es así, Amira? Tal vez, en lugar de hablar de mí, deberíamos hablar de ti. ¿Qué es lo que realmente te trajo hasta Seattle, más allá de los negocios?"Amira sonrió, notando el cambio de tema. Pero no lo presionó más. Sabía que había algo más en David, y estaba decidida a descubrirlo, pero entendía que ese juego requería tiempo. Mientras tanto, se concentró en seguir su propio planBueno..., primero conocer al “Gran Alfa” tras de ALFA CORPORATION S.A., jajajaja, discúlpame, es que realmente hay tanta desinformación sobre ti y el Sr. Smith, que en nuestra empresa comenzamos a llam