-Quizá solo eres muy perceptiva, -respondió él con un tono más bajo, inclinándose un poco hacia adelante. -Pero todos tenemos nuestros secretos, ¿no es así, Amira? Tal vez, en lugar de hablar de mí, deberíamos hablar de ti. ¿Qué es lo que realmente te trajo hasta Seattle, más allá de los negocios?"
Amira sonrió, notando el cambio de tema. Pero no lo presionó más. Sabía que había algo más en David, y estaba decidida a descubrirlo, pero entendía que ese juego requería tiempo. Mientras tanto, se concentró en seguir su propio plan
Bueno..., primero conocer al “Gran Alfa” tras de ALFA CORPORATION S.A., jajajaja, discúlpame, es que realmente hay tanta desinformación sobre ti y el Sr. Smith, que en nuestra empresa comenzamos a llamarlos los Alfas de los negocios, sabe por el nombre de tu corporativo.
David soltó una risa, sorprendido por la sinceridad y el ingenio de Amira. -Los Alfas de los negocios, ¿eh? No puedo negar que me gusta cómo suena eso. -respondió, relajándose un poco ante su tono bromista. Sin embargo, detrás de la risa, él sabía que sus palabras resonaban más profundo de lo que Amira se imaginaba. "Gran Alfa", - pensó, como si ella estuviera más cerca de la verdad de lo que incluso ella misma sabía.
-Bueno, no puedo hablar por Román, pero admito que tenemos una reputación bastante imponente en los negocios. Pero dime, Amira, ¿qué tanto crees en las historias que escuchas sobre nosotros? Ya que me tienes aquí frente a ti, podrías aprovechar para desmentir algunos mitos, -dijo con una sonrisa ladeada, invitándola a profundizar más si se atrevía.
Amira, aún juguetona, pero notando la ligera provocación, le devolvió la sonrisa. -La verdad, David, más que mitos, lo que siempre escuchamos es admiración. Muchos sueñan con estar a la altura de lo que tú y Román han logrado. Claro, con ese tipo de éxito, siempre habrá rumores y teorías. Algunas, por cierto, un tanto salvajes, -dijo ella, dándole énfasis a la última palabra como si supiera más de lo que dejaba ver.
David mantuvo la mirada fija en ella, intrigado. – “¿Acaso ella sabía algo, o simplemente estaba jugando con él?” Cada vez le costaba más trabajo no dejarse arrastrar por la fascinación que sentía por esta mujer.
"Bueno, siempre me ha gustado el misterio. Supongo que eso añade un poco de diversión a todo esto, -dijo él, sin perder su tono suave, pero con una intensidad en sus ojos que no podía disimular. "Pero te aseguro, Amira, que no todo lo que escuchas es cierto… aunque algunas cosas podrían sorprenderte.
El mesero entregó las cartas con una sonrisa profesional, mientras David y Amira intercambiaron una mirada que alivió un poco la tensión del momento.
David, aún atento a cada gesto de Amira, abrió su carta, pero en realidad estaba más interesado en lo que ella elegiría. Conociéndola un poco más, quería saber si sus preferencias serían tan intensas como su personalidad.
—¿Qué te gusta comer, Amira? —preguntó él, con genuina curiosidad—. Yo soy bastante simple en ese sentido... una buena carne, en término medio, y estoy satisfecho.
Amira sonrió mientras pasaba la vista por el menú. Apreciaba el interés de David por sus gustos, pero también sintió una pequeña victoria al notar su esfuerzo por relajarse.
—¿Carne, ¿eh? —respondió con una sonrisa juguetona—. A mí también me gusta, pero creo que hoy probaré algo más ligero. Quizás un pescado a la parrilla... aunque no me decido aún.
David se rió suavemente, agradecido de que la conversación fluyera más fácilmente.
—Buena elección —dijo—. Aunque debo admitir que cuando pienso en ti, no te imagino comiendo algo "ligero".
Amira arqueó una ceja con una sonrisa enigmática.
—¿Ah, ¿sí? —respondió, divertida—. ¿Y cómo me imaginas, entonces?
David se dio cuenta de la trampa en su comentario, pero decidió jugar el mismo juego.
—Te imagino disfrutando de todo lo que haces... sin medias tintas —dijo, manteniendo su mirada fija en la de ella—. Y eso incluye la comida.
Amira no pudo evitar reír, y con ese gesto, el ambiente se relajó aún más.
Amira:
-Bueno, realmente nosotras, las cubanas, nos preciamos de ser directas. Disfrutamos o enfrentamos lo que venga con la misma fuerza y valentía, las palabras "me rindo", pocas veces aparecen en nuestro diccionario. - le dije mirándole a esos ojos que centelleaban del dorado al cobrizo con cada una de mis palabras. Y continué diciéndole:
Y… si, David, me gusta comer de todo y con ganas, jajaja - me reí, - por eso comencé hacer ejercicios, mi cuerpo es muy agradecido y aprecia cualquier comida, así que ganar peso para mí, no es difícil, nunca he sido talla “S”; no yo soy “M” arriba y “L” en la parte de abajo, cosa que amo, jajaja. -me volví a reír de mis propias palabras. -Pero como no estaba dispuesta a dejar de comer, y si, a trabajar duro en el gimnasio, pues me puse hacer ejercicios y he aquí los resultados. -Le dije señalándome y mirándolo con una sonrisa de suficiencia. - ¿Qué opinas, Sr. Stone? -le pregunté con una sonrisa pícara, cargada de doble sentido, desquitándome así la forma descarada en que me miró en el ascensor, la primera vez que nos vimos.
David la miró sorprendido por la forma en que Amira había dirigido la conversación. No podía evitar sonreír ante su picardía y el tono juguetón de sus palabras. Ella sabía exactamente cómo girar la situación a su favor, y eso lo fascinaba aún más.— Touché, Amira, me has pillado. -dijo con una sonrisa de medio lado.-Creo que los resultados son... impresionantes —respondió sin poder ocultar el ligero tono seductor en su voz—. Se nota que pones mucho esfuerzo en todo lo que haces, no solo en el gimnasio. Tu determinación es evidente.David hizo una pausa, cruzando las manos sobre la mesa mientras mantenía su mirada fija en ella.—Y tienes razón, definitivamente eres directa. Algo que aprecio mucho. Aunque debo admitir que aquella primera vez en el ascensor… —soltó una leve risa—, bueno, fue
Salieron de la ciudad, tomaron una autopista, sumidos ambos en un silencio que los llevaba a sus propios pensamientos, pero sin que fuera incomodo, luego de conducir durante una hora David tomó un camino a su derecha, que era más angosto, aunque le carretera estaba muy bien conservada, llegando a una villa, prácticamente en el medio del bosque.Amira se dejó envolver por el ambiente mágico de la villa. Todo allí parecía sacado de un cuento, desde el paisaje verde salpicado de flores silvestres hasta el aire fresco que le llenaba los pulmones con cada respiración. La paz que sentía era casi irreal, como si por un momento el bullicio del mundo exterior desapareciera, dejándola en un remanso de tranquilidad.David, a su lado, lucía más relajado que nunca. Con el viento jugando con su cabello suelto, parecía completamente en su elemento, como si la naturaleza misma lo reconociera como parte de ella. Amira lo notó, y aunque no comprendía exactamente por qué, algo en él parecía diferente. Ha
David se volvió para verla y le dijo:- Este es mi pequeño taller Amira, aquí vengo cuando quiero pensar o simplemente cuando estoy inspirado. Hace mucho tiempo que no venía por inspiración. -hiso una pausa y continuo, -Los "hombres" de mi familia, todos debemos aprender una práctica que nos entrene en la paciencia y la voluntad de dominar nuestro espíritu, mi padre eligió la joyería, y yo la he amado con pasión.-Amira, ¿Conoces la Casa oro rojo?Amira quedó completamente pasmada, incapaz de ocultar su sorpresa. Había escuchado rumores sobre la "Casa oro rojo", una joyería legendaria cuyas piezas eran famosas por ser únicas en su tipo, forjadas con una maestría sin igual y valoradas, la más mínima en más de un millón de dólares. Sin embargo, la parte más fascinante de la leyenda era que nadie conocía al verdadero creador de esas joyas; las piezas se subastaban o eran encargadas de manera privada. Y ahora, aquí estaba ella, en el taller personal del hombre que, aparentemente, era el m
Amira envuelta en tanta emoción, para ella sin sentido, pero super fuertes, trató de enfriar la atmosfera, con una pregunta.-Dime, David, dijiste cuando llegamos que hacía tiempo que no venias aquí por inspiración. -hizo una pausa para continuar, - Asumo entonces que hoy estas inspirado y que vas a comenzar algo.David observó a Amira con una sonrisa, apreciando su intento de aliviar la intensidad del momento. Sin embargo, sus ojos dorados seguían reflejando esa profundidad que parecía imposible de eludir.-Sí, Amira, tienes razón —respondió mientras caminaba hacia una mesa cercana, donde había herramientas y materiales esparcidos, claramente esperando ser usados—. Hoy me siento inspirado, aunque, para ser honesto, la inspiración no surgió hasta que llegaste tú.Sus palabras fueron directas, pero su tono era suave. No parecía querer
Amira:Eran las cinco de la mañana del sábado cuando un timbre que no puedo dejar de reconocer me despertó, -Dime Ronny que pasa, -le pregunto, porque sé que él no me llamaría a esta hora un sábado a menos que fuera vital.-Amira, -dijo el aludido- tienes reservado un vuelo de regreso a Miami, para las 8.30 de la mañana, el cliente de Londres llega a la 3 de la tarde de hoy y pido reunirse con nosotros a las 8 de la noche. Es para ayer, recoge tus cosas y muévete.Me quedé unos segundos en silencio en silencio, procesando la información mientras me desperezaba. El tono urgente de Ronny no dejaba lugar a dudas: esto era un asunto crítico.—Está bien, Ronny, no te preocupes, estaré en el aeropuerto a tiempo —respondí con determinación, aunque una pequeña parte de mi lamentaba tener que irse tan abruptamente.Colgué el teléfono y miré alrededor de mi habitación. La tarde anterior con David había sido un giro inesperado en este viaje, y no podía evitar sentir una mezcla de emociones. "Así
Ambos estaban atados a una mujer que aún no comprendía la magnitud de su conexión, y el hecho de no poder explicarle lo que realmente sentían hacía que su partida y el vacío que dejo fueran insoportableAmira, llegó a su departamento de Miami Beach, triste y con la cabeza en otro lugar, sólo fueron cuarenta y ocho horas en Seattle, pero para ella era como si esa ciudad y David fueran su vida entera y esto un viaje de negocios que no quería hacer; se sentó en el sofá, mirando por la ventana hacia el mar. La brisa del mar no lograba aliviar la tristeza que sentía. A pesar de lo breve que había sido su estancia en Seattle, cada momento con David había dejado una huella en su corazón. Los recuerdos de su conexión, las risas y la complicidad, la perseguían mientras intentaba prepararse mentalmente para la reunión con su cliente esa noche. "¿Qué estaba pasando con ella?", se preguntó. ¿Era solo el encanto de un viaje de negocios o había algo más profundo en su conexión con él?Ronny, llegó
Amira y Ronny llegaron al elegante restaurante del JW Marriott, listos para su reunión con Harry Wood. Al entrar, Amira captó la atención del lugar con su impecable estilo y seguridad, y como siempre, Harry no pudo evitar quedarse maravillado por su presencia. Esta cena prometía ser mucho más que solo negocios, por las dinámicas de buenas relaciones que siempre han existido entre ellos.Esta vez hubo un detalle en Amira que Harry Wood no pudo evitar notar y fue el pequeño aro de tres tipos de oro que colgaba del cuello de la chica. Aunque para otros podría parecer una joya más, para él fue como una alarma silenciosa. Sus ojos se clavaron en el anillo, su ceño se frunció por un instante, conocía bien el simbolismo de ese tipo de pieza, aunque no quería admitirlo. El hombre que siempre había creído tener alguna oportunidad con Amira, ahora sentía una barrera que nunca antes había percibido tan claramente. Mientras intentaba ignorar la incomodidad, algo en su interior le susurraba que ese
—La verdad, Harry, es que esta pieza me la regaló alguien muy especial. —Su voz salió suave, pero segura—. No fue comprada, ni subastada. Es un detalle personal que me entregaron como... bueno, como un símbolo.Harry ladeó la cabeza, visiblemente intrigado.—Un símbolo, dices. ¿De qué?Amira lo miró con una sonrisa que decía más de lo que las palabras podían expresar.—De una conexión que no muchos podrían entender. —Respondió de manera enigmática, dejando la explicación flotando en el aire, sin revelar más de lo necesario. Sabía que esa respuesta dejaría a Harry insatisfecho, pero era todo lo que estaba dispuesta a decir en ese momento.Ronny, viendo la intensidad del momento, decidió cambiar el tema antes de que las preguntas de Harry se volvieran demasiado personales.—Bueno, Harry, creo que todos tenemos nuestras historias detrás de lo que usamos —dijo Ronny con una sonrisa—, pero lo importante es que cerramos el trato de esta noche y qu