9-Enfrentamiento de Alfas

Amira y Ronny llegaron al elegante restaurante del JW Marriott, listos para su reunión con Harry Wood. Al entrar, Amira captó la atención del lugar con su impecable estilo y seguridad, y como siempre, Harry no pudo evitar quedarse maravillado por su presencia. Esta cena prometía ser mucho más que solo negocios, por las dinámicas de buenas relaciones que siempre han existido entre ellos.

Esta vez hubo un detalle en Amira que Harry Wood no pudo evitar notar y fue el pequeño aro de tres tipos de oro que colgaba del cuello de la chica. Aunque para otros podría parecer una joya más, para él fue como una alarma silenciosa. Sus ojos se clavaron en el anillo, su ceño se frunció por un instante, conocía bien el simbolismo de ese tipo de pieza, aunque no quería admitirlo. El hombre que siempre había creído tener alguna oportunidad con Amira, ahora sentía una barrera que nunca antes había percibido tan claramente. Mientras intentaba ignorar la incomodidad, algo en su interior le susurraba que ese anillo marcaba un territorio que él no podía cruzar.

La cena había transcurrido sin problemas, llena de risas, comentarios agudos y una conversación fluida. Amira, como siempre, brillaba en su elemento, segura y relajada. Harry, aunque un poco más reservado y con la mente aun divagando en ese anillo que colgaba de su cuello, mantenía la conversación centrada en el negocio hasta que finalmente firmaron el contrato. Ronny, satisfecho, celebraba con una sonrisa discreta pero evidente.

Cuando los últimos documentos fueron guardados, y los brindis iniciales habían pasado, el ambiente cambió de un tono formal a uno más distendido. Harry se recostó un poco en su silla, finalmente dispuesto a dejar de lado el contrato y conocer mejor a Amira en un contexto más casual.

—Bueno, ahora que todo está en orden —dijo Harry con una sonrisa—, cuéntame, Amira, ¿Cómo fue que llegaste a convertirte en una de las mejores en el negocio de la negociación? Siempre me ha fascinado tu capacidad tanto para encantar, como para cerrar acuerdos. ¿Es un talento innato o lo has perfeccionado con el tiempo?

Amira lo miró con una sonrisa juguetona, su confianza plena irradiando en la sala. Sabía que tenía la atención total de Harry, pero ahora estaba más relajada, sintiendo que ya podía disfrutar de la velada sin la presión de los negocios.

-Bueno Harry, sabes que me ha tocado lucharla muy duro. -Amira habló con firmeza y orgullo, su tono reflejaba la experiencia de años de esfuerzo y superación en un mundo donde pocas mujeres habían logrado ascender tan alto. —Este mundo es de hombres —continuó—, y aunque eso me ha causado más de un disgusto, también ha sido mi mayor satisfacción. Me ha tocado parar a muchos en seco por sus actitudes atrevidas o la falta de respeto, cada vez que me subestiman por mi apariencia. Realmente lo que más disfruto es demostrarles que soy más que eso, y que detrás de esta cara hay mucho estudio, preparación y una determinación inquebrantable.

Harry la observaba con atención, impresionado por su sinceridad y determinación. Ronny, que ya conocía bien esta faceta de su amiga, la miraba con orgullo. Era una conversación que ya habían tenido antes, pero verla expresar con tanta seguridad sus logros en frente de un hombre como Harry Wood era siempre un placer.

—No tengo ninguna duda de que lo has luchado, Amira —dijo Harry, con una mirada más seria—. Esa es justamente el tipo de energía que te hace destacar, y es una de las razones por las que siempre he tenido respeto por ti, desde la primera vez que te vi. No solo cierras negocios, también dejas una gran impresión.

Amira sonrió, ligeramente sorprendida por el tono directo y sincero de Harry. Le gustaba saber que se ganaba el respeto de personas importantes por sus méritos y no por su apariencia.

—Gracias, Harry. Es bueno saber que eso se nota —respondió, levantando su copa en señal de gratitud.

—Bueno, creo que todos podemos brindar por eso —dijo Ronny con una sonrisa traviesa, levantando su copa también—, por la mujer que ha sabido dejar huella en un mundo que no siempre se lo ha puesto fácil.

Los tres chocaron sus copas, el tintineo resonando como un símbolo de respeto mutuo, y la conversación continuó por otros temas más ligeros mientras la noche avanzaba en el elegante restaurante del JW Marriott.

-Por cierto, Amira, cuéntame cómo llegó a tu cuello la pieza más exclusiva y nunca subastada de la colección privada de la Casa oro rojo. -Preguntó Harry con mucho interés.

Amira se quedó quieta por un segundo al escuchar la pregunta de Harry. Sabía que en algún momento saldría a la luz el tema del anillo colgado en su cuello, pero no había pensado que sería tan pronto. Su mano, casi de manera automática, tocó el aro mientras sus ojos se encontraron con los de Harry, notando el interés genuino en su mirada.

—Es... —comenzó, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. Es una larga historia, Harry. —Rio un poco nerviosa, intentando suavizar la tensión.

Ronny, que conocía mejor que nadie a Amira, notó su incomodidad y decidió intervenir, levantando una ceja con su característica picardía.

—Vaya, Harry, parece que tienes un ojo afilado para detectar piezas únicas. —Ronny sonrió, intentando aligerar la situación—. ¿Acaso también tienes una pasión por las joyas?

Harry no desvió la mirada de Amira, pero sonrió ante el comentario de Ronny.

—Siempre he tenido buen ojo para reconocer lo que es raro y valioso —dijo, sin perder su tono inquisitivo—, y esta pieza en particular es una de las más codiciadas en el mundo de las subastas privadas. El hecho de que esté en tu cuello, Amira, me tiene intrigado.

Amira respiró hondo, sabiendo que no podría evitar la pregunta por mucho más tiempo. Se inclinó ligeramente hacia adelante, como si estuviera a punto de compartir un secreto importante.

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