El Alfa, se acercó a la cama, mientras acariciaba su propia rección, Amira gateo hasta él, tomando la polla de su hombre, engulléndola completa, -Cariño … -dijo el Alfa con vos ronca disfrutando del placer dado por su Luna, Amira chupó con fuerza, mientras sus manos se movían por toda la longitud de él, apretándolo con fuerza, lamiendo su glande con gusto, -Nena, si sigues chupando así, no estoy seguro de que te puedas levantar mañana. –Amira solo empujó más su cabeza sobre la polla del Alfa, animando a que este sosteniendo su cabeza le follara su boca, las lagrimas corrían por su rostro, un hilo de saliva salía de la comisura de sus labios, escuchar jadear a su hombre era música para sus oídos, él salió de su boca, consumido por su deseo. Amira vio su cuerpo más grande más musculoso, incluso su polla también estaba más grande, ella relamió sus labios y abrió descaradamente sus piernas, -Aquí te espero mi Alfa, ven por mí.El Alfa la tomo por las piernas halándola con fuerza al borde
A la mañana siguiente, Amira despertó como si fuera su primer día de vida. A su lado, un lobo negro colosal seguía durmiendo, manteniéndola cautiva entre sus patas. Intentó moverse suavemente, sin querer despertarlo, pero entonces escuchó una voz en su cabeza, tal como la noche anterior.– Buenos días, mi Luna, amor. Puedes quedarte quieta, no hay forma de que te suelte ahora que eres verdaderamente mía. Por favor, duerme un poco más, déjame disfrutar de tu olor. ¿Sí?Amira se sobresaltó, pensando: ¿Quién me habla? No estoy loca, el lobo no habló... Pero la voz sonaba tan parecida a la de David, solo que un poco más profunda.Una risa se escuchó en su mente, como si fuera un susurro en su conciencia.– Ami, el lobo sí habla, justo soy yo, Zeus, quien te estoy hablando. Y me alegra mucho saber que me escuchas, así como yo te escucho a ti. Esto es parte de la conexión que se forma con tu marca. Te amo, pero tengo sueño, duerme un poco más. Luego, David te lo explicará todo.Amira no pod
Para Amira, la Marca fue como abrir las puertas a un mundo que, aunque sabía que existía, nunca había experimentado con la claridad que ahora compartía con David y su pequeña hija. Desde ese día, le quedó claro que Atenea, a pesar de su corta edad biológica de poco más de un año, podía ver, escuchar y analizar el entorno de una forma sorprendentemente similar a la de su padre. No con la misma profundidad o alcance, pero sí con una percepción asombrosamente precisa.En el mundo físico, Atenea aún no podía comunicarse con la fluidez de un niño mayor, pero cuando usaba su conexión, sus ideas eran claras y perfectamente comprensibles. Ahora Amira entendía por qué David siempre sabía exactamente lo que su hija necesitaba, sin margen de error. La conexión entre ellos era mucho más que un vínculo emocional: era un canal profundo de entendimiento mutuo.-----Aun así, la conexión con la manada, con tantas voces, ideas diferentes y situaciones propias, le provocaba a Amira intensos dolores de
La boda se realizaría en una lujosa villa resort que David alquiló, ubicada en una playa privada de Miami, donde la familia Stone-Gutiérrez se trasladó al día siguiente de llegar a la ciudad. El lugar era un sueño: vistas al mar, arenas blancas y un ambiente diseñado para celebrar el amor.Para Atenea, aquello era una verdadera fiesta nacional. La pequeña iba de brazo en brazo entre sus tías y abuelos, siendo el centro de atención de todos, que no podían evitar derretirse ante su alegría contagiosa.Sin embargo, hubo un invitado especial que llegó la noche anterior sin previo aviso. Aunque confirmó su presencia, prefirió no interrumpir el ambiente familiar, dejando su gran entrada para el día de la ceremonia.El gran día finalmente llegó. Desde temprano, el equipo de maquilladores y estilistas tomó el control. Amira, acompañada de Atenea y su séquito, fue llevada a un ala privada de la villa para prepararse. Entre las risas, los toques de maquillaje, y los ajustes de último minuto, Am
Por la tarde, el momento esperado finalmente llegó. David, recuperado y de pie en el altar junto a Román, aguardaba a la novia con una mezcla de nervios y emoción. Su mirada se posó en la puerta con intensidad, ignorando cualquier otra cosa que no fuera el inminente comienzo de una nueva vida al lado de Amira.Diez minutos después, el salón se llenó de murmullos emocionados cuando dos pequeñas princesas, Frida y Atenea, hicieron su entrada triunfal. Vestidas con delicados atuendos en rosa pastel y coronas de rosas del mismo tono, las niñas caminaban lentamente, regando pétalos de flores por el pasillo. Era un espectáculo conmovedor.Un suspiro colectivo recorrió el lugar. Incluso los lobos presentes, conocidos por su fortaleza emocional, no pudieron evitar que se les escapara una lágrima. Las pequeñas eran la personificación de la ternura y la inocencia, y en ese instante se convirtieron en el centro de atención, llevando una alegría indescriptible al ambiente.Entonces, Vanessa hizo
La suerte y el lazo habían sido sellados. Ahora solo quedaba vivir y esperar que el tiempo hiciera lo suyo en ella. La fiesta continuó, pero aquel momento quedaría grabado como un recordatorio de que incluso las noches más perfectas pueden traer sorpresas inesperadas, capaces de remover las emociones más profundas.David no pudo contenerse. El impacto del momento lo obligó a entregar a Atenea a los brazos de Amira y apresurarse nuevamente al baño. Su estómago, como en las últimas cuarenta y ocho horas, le exigía liberar todo lo que había consumido, y esta vez no iba a ser diferente. Después de recomponerse, se lavó la cara y enjuagó su boca, tratando de calmarse. Cuando finalmente estuvo listo, salió del baño con determinación.Frente a él, apareció su esposa, quien había dejado atrás la sobrefalda de su vestido de novia, revelando una figura espectacular y seductora que lo dejó sin aliento. La radiante sonrisa de Amira, ajena a su incomodidad previa, lo hizo sonreír también, pero esa
Era una noche gélida de febrero, la primera luna nueva del año. El bosque, normalmente lleno de vida, se sumía en un silencio reverente, como si incluso los animales más pequeños entendieran la magnitud del momento. Las estrellas brillaban intensamente, iluminando el cielo oscuro con su resplandor, como testigos eternos del gran acontecimiento que estaba por suceder.En el corazón del bosque de Luna Dorada, en el lugar donde por última vez se alzó la majestuosa Arena “Ascenso de Luna”, la manada se había reunido nuevamente, ahora para un acontecimiento totalmente distinto y auspicioso.Una tienda había sido levantada, dando cobijo a la Luna, que ya estaba lista para recibir a sus nuevos cachorros. Dentro, Zeus, permanecía junto a su Luna, atento a cada detalle, ofreciéndole apoyo como en el nacimiento de Atenea.Nueva mente la doctora Miroslava y su esposo asistieron a la Luna en tan importante evento, asistidos por el personal médico de la manada. Astra y Zaira también estaban present
La llamada llegó cerca del mediodía. David respondió con tranquilidad, aunque algo en su instinto ya lo había alertado.—Hola, buenas tardes, Sr. Stone. Soy la directora del colegio en el que estudian sus hijos.—Buenas tardes, señora directora. ¿En qué puedo ayudarle?La mujer hizo una breve pausa, lo que solo aumentó la tensión en el pecho de David.—Señor Stone, sería posible que usted y su esposa nos visitaran esta misma tarde, por favor. Ha surgido un inconveniente que debemos conversar.—Claro, señora Lambert, ¿Le parece bien si nos reunimos a las cuatro?—Perfecto, le espero a esa hora.La directora cortó la llamada, dejando a David con un suspiro que no aliviaba la presión en su pecho. No era la primera vez que recibía una llamada así; de hecho, ya era la tercera en el último año. Fuera lo que fuera, no podía evitar pensar que sus tres hijos habían vuelto a hacer de las suyas.Guardó el teléfono, y con las manos hundidas en los bolsillos de su pantalón, salió de la oficina. Su