La emoción en la mesa se volvió palpable cuando Ronny preguntó dónde irían a bailar.
—Salsa Mia —respondió Harry, con algo de escepticismo—. Dicen que es la mejor.
Para sorpresa de David y Harry, Amira y Ronny coincidieron en un sonoro "¡Sí!", casi como dos adolescentes entusiasmados por una noche de fiesta. La energía era contagiosa, y David sintió un impulso de ser parte de esa alegría.
—Bueno, entonces, parece que tenemos un plan —dijo David, intentando mantener la seriedad a pesar de la diversión que estaba empezando a emerger dentro de él.
Harry, aunque un poco desconcertado por la unión casi instantánea de Amira y Ronny, decidió seguir el juego. La noche se volvía cada vez más interesante, y la idea de ver a Amira bailando lo llenaba de una mezcla de admiración y deseo.
—Perfecto, entonces, ¡a Salsa Mia! —exclamó Harry, levantando su copa como si celebrara el inicio de la aventura.
Ronny y Amira lo imitaron, y David, sin poder evitarlo, se unió a la celebración. En ese momento, la tensión que había estado en el aire comenzó a disiparse, reemplazada por la anticipación de lo que vendría.
Mientras se preparaban para salir, Amira sintió un escalofrío de emoción. Esa noche iba a ser mucho más que solo negocios; sería una oportunidad para mostrar su lado más divertido y auténtico.
Y con esa idea en mente, salió del restaurante con una sonrisa, lista para disfrutar de la música, el baile y quizás, algo más.
Al entrar a Salsa Mia, la energía del lugar era eléctrica. Las luces brillantes iluminaban la pista de baile, y la música pulsante de Gente de Zona ft Marc Anthony, llenaba el aire. Amira y Ronny se lanzaron a la pista como si hubieran estado esperando ese momento todo el día. La energía contagiante de la música los impulsó a moverse con fluidez, cada paso coordinado y lleno de ritmo. Los cuerpos en la pista de baile comenzaron a darles espacio, admirando cómo ambos se sincronizaban con la música, sus sonrisas radiantes y su confianza evidente.
David observaba desde su mesa, y aunque mantenía una actitud relajada, sus ojos nunca se despegaban de Amira. Verla moverse de esa manera, tan segura de sí misma, hacía que su pecho se hinchara de orgullo, pero también despertaba ese instinto protector. Sabía que todas las miradas estaban en ella, y aunque eso le irritaba, confiaba en que Amira era completamente suya.
Harry, sentado junto a él, no podía ocultar su admiración por la sensualidad y el carisma de Amira en la pista. -Ella es algo más, ¿eh? - Comentó Harry, intentando mantener la conversación ligera, pero sin dejar de sentir ese inconfundible toque de rivalidad entre Alfas.
David simplemente asintió, sin apartar la vista de su Luna.
Las dos alfas intercambiaron miradas, cada uno tratando de descifrar las intenciones del otro. David, con su espíritu protector en modo máximo, se sentía ansioso al ver cómo otros hombres seguían mirando Amira. Por otro lado, Harry, a pesar de ser su amigo, no podía evitar sentirse atraído por la energía magnética de ella.
—¿Vas a dejar que Amira se divierta así sin intervenir? —preguntó Harry, medio en broma, medio en serio.
David apretó los dientes, consciente de que debía actuar, pero también de que quería que ella disfrutara su noche. Sin embargo, la idea de que otros hombres pudieran acercarse para invitarla a bailar lo irritaba.
Amira, sintiéndose viva en la pista, no podía dejar de sonreír. La música la envolvía, y mientras giraba en un movimiento seductor, notó las miradas de las dos alfas. Su corazón latía más rápido, no solo por la música, sino también por la tensión palpable entre ellos.
Con un guiño juguetón hacia David, que observaba con una mezcla de frustración y admiración, ella decidió llevar la noche a otro nivel. Se acercó a Ronny y le susurró algo al oído, y él, riendo, la llevó a un paso más enérgico. La pista se llenó de su risa y movimientos, dejando a los dos alfas casi desesperados por unirse a ella.
—Esto apenas comienza —murmuró David, sintiendo que la noche prometía ser inolvidable.
Cuando sonaron los acordes de "De mi enamórate" de Tito Nieves, el ambiente cambió instantáneamente. David, con una sonrisa segura, se acercó a Amira y la tomó de la mano, llevándola hacia el centro de la pista. Ella no podía creer lo que veía, el presidente de ALFA CORPORATION, imponente y serio, se había transformado en un salsero apasionado.
David no bailaba como un profesional de academia, sino con el ritmo crudo y sincero de alguien que había aprendido en las calles, lleno de sentimiento y gozo, él cantó para Amira el estribillo de la canción mientras bailaban. Sus movimientos eran fluidos y naturales, y Amira se sintió completamente atrapada por su energía. Cada paso que daba estaba impregnado de una conexión que la hizo derretirse.
—¿Quién lo diría? —dijo Amira, riendo mientras se dejaba llevar por el ritmo—. ¡Eres un salsero nato!
David sonrió, disfrutando del momento tanto como ella. Era como si la música hubiera desatado algo en él, liberándolo de las presiones y responsabilidades que normalmente lo rodeaban. Su conexión con Amira se intensificaba con cada giro y cada vuelta, como si la música estuviera narrando su historia.
La pista de baile se llenó de energía, y todos los ojos estaban en ellos. Amira, con su vestido de un solo hombro y su cabello suelto, brillaba. Y David, con su encanto natural, era imposible de ignorar. La química entre ellos era palpable, y la forma en que se miraban hacía que el resto del mundo desapareciera.—¿Te gustaría bailar un poco más? —le preguntó David, su voz más profunda por la emoción.Amira asintió, sintiendo que la noche apenas comenzaba. Con cada acorde, se acercaban más el uno al otro, disfrutando no solo de la música, sino también de la promesa de lo que podría venir.Cuando, "Qué manera de quererte" llenó el aire, la música cubana envolvió la pista de baile. David, sintiendo cada nota, se entregó completamente al ritmo, moviéndose con Amira de manera sincronizada. Era como si cada acor
Al llegar a su departamento, Amira abrió la puerta y lo invitó a pasar. La vista desde su balcón era impresionante: la ciudad iluminada brillaba como un océano de estrellas. David se acercó a la barandilla, maravillado por la belleza del lugar, pero su atención rápidamente se desvió hacia Amira, que lo observaba con una mezcla de nerviosismo y expectativa.—Eres hermosa, —dijo él, sin apartar la vista de ella.—No tanto como tú, —respondió Amira, dando un paso más cerca, restando el espacio entre ellos.David se giró hacia ella, su corazón latiendo con fuerza. —¿Sabes? Desde el momento en que te vi, supe que había algo especial entre nosotros.Amira sintió que una chispa de electricidad recorría su piel. Era el momento perfecto, y aunque la tensión era palpable, también había una t
El juego de seducción se intensificó mientras él la miraba a los ojos, lleno de deseo y determinación. Amira sintió que cada parte de ella respondía a su cercanía, y no había marcha atrás. Estaba lista para descubrir hasta dónde los llevaría esa noche.Amira siguió en su juego pasando sus uñas por el torso de Davis una vez que le quitó la camisa, quería gravar en su mente ese abdomen tipo tableta de chocolate blanco y eso pectorales de piedra, fue tanta su excitación que en un momento en que lo besaba mordió con fuerza su cuello. Él sintió un escalofrío recorrer su cuerpo cuando Amira lo mordió, la combinación de dolor y placer lo dejó aturdido y aún más ansioso. Su instinto alfa se activó, y sintió que la energía entre ellos se disparaba.—Esa fue una jugada arriesgada,
Sentir a David dentro de ella hizo que Amira se descontrolara y comenzara a mover sus caderas con frenesí, quería más, toda su polla dentro de ella,- si papi así todo métela toda, me gustas David, -, él alucinaba escuchándola hablar en español en sus momentos más íntimos, y la envestía con más fuerza y pasión, -Amira, Amira, -repetía su nombre con su vos ronca en cada movimiento,-si mi Alfa así- dijo ella, -esa frase que hacía alusión al sobre nombre de David en los negocios, provocó en él una excitación tal que por un momento sus ojo se enrojecieron y sus colmillos hicieron por salir. Justo en ese momento, David, salió de ella, y Amira gruñó, por el vacío que él dejo.David, la volteó, poniéndola en cuatro puntos, para seguir sus envestidas de manera circular, provocando que Amira gritara
David y Amira despertaron abrasados cuando el sol ya estaba en lo alto del cielo. Una sonrisa de satisfacción brillaba en sus rostros. David, safo suavemente la cadena del cuello de Amira y sacó el anillo volviéndolo a poner en su dedo, y con un beso en la mano y luego en sus labios le dijo, -no te lo vuelvas a quitar y si alguien te pregunta por él, por favor dile que tu novio David Stone te lo dio.Amira sonrió con ternura al sentir el anillo de nuevo en su dedo, y sus ojos se encontraron con los de David, cargados de promesas silenciosas. A pesar de lo rápido que todo había sucedido, algo en el gesto de él la hizo sentir segura, como si fuera el lugar al que siempre perteneció. Se acercó a él y, con un susurro suave pero firme, respondió:—David Stone, mi novio... —repitió con una leve risa, jugueteando con el anillo—. No suena nada mal, ¿sabes? Pero,
David sonrió al escuchar la curiosidad en la voz de Amira. Sabía que, a pesar de lo inusual que podría parecer para ella, su mundo ya había comenzado a mezclarse con el de los lobos.—Se llama Zeus —respondió, su tono era suave, pero con una pizca de orgullo—. Es fuerte y poderoso, protector, y también muy testarudo. —se rió un poco al decir esto último—. Es de un color n***o intenso, como una noche sin estrella ni luna. Sus ojos son rojos brillantes.Amira lo miró fascinada, tratando de imaginar lo que él describía.—¿Puedo... conocerlo? —preguntó ella, un poco nerviosa, pero intrigada.David la miró a los ojos, sus dedos jugando suavemente con su cabello.—Zeus está aquí, dentro de mí, siempre. Pero no es el momento de que salga para ti, aunque él te conoce y te amó de
Esa noche, sin saberlo, la unión de Amira y David desató una fuerza ancestral que resonó en toda la manada Luna Dorada. El vínculo entre el Alfa y su Luna estaba sellado, y esa energía poderosa viajó por el territorio de la manada, alineando los destinos de todos sus miembros. Lo que antes había sido un estancamiento de dos siglos, donde la manada no había conocido el nacimiento de nuevos lobos, cambió en un solo instante.El sello de poder que David portaba como Alfa se expandió de forma súbita e imponente, irradiando su fuerza ancestral como un eco que resonó a lo largo y ancho del territorio de la manada Luna Dorada. La energía se sintió primero como un calor sutil, apenas perceptible, pero pronto comenzó a intensificarse, envolviendo a cada lobo con una oleada de poder que no solo avivó su instinto primario, sino que los conectó a una fuente de energ&iacu
David sonrió al ver la curiosidad brillando en los ojos de Amira. Era un contraste adorable verla así, tan intrigada como una niña escuchando un cuento fantástico, y él disfrutaba cada segundo de su atención.—La marca, mi Luna —dijo suavemente, acariciando con ternura, el lugar donde iba su maraca en la clavícula de Amira—, es visible para todos, pero se manifiesta de manera diferente dependiendo de quién la mire. Para los humanos, podría parecer un tatuaje delicado, casi como si tu piel hubiera sido besada por una tinta antigua y mágica. Un diseño que refleja quién eres, pero que nadie más entendería.Hizo una pausa, su mirada recorriendo la piel de Amira, imaginando cómo se vería su marca en ella.—Para los lobos, sin embargo —continuó—, será mucho más que eso. Verán la marca como un s&