Esa noche, sin saberlo, la unión de Amira y David desató una fuerza ancestral que resonó en toda la manada Luna Dorada. El vínculo entre el Alfa y su Luna estaba sellado, y esa energía poderosa viajó por el territorio de la manada, alineando los destinos de todos sus miembros. Lo que antes había sido un estancamiento de dos siglos, donde la manada no había conocido el nacimiento de nuevos lobos, cambió en un solo instante.
El sello de poder que David portaba como Alfa se expandió de forma súbita e imponente, irradiando su fuerza ancestral como un eco que resonó a lo largo y ancho del territorio de la manada Luna Dorada. La energía se sintió primero como un calor sutil, apenas perceptible, pero pronto comenzó a intensificarse, envolviendo a cada lobo con una oleada de poder que no solo avivó su instinto primario, sino que los conectó a una fuente de energía que no habían sentido en generaciones.
Sin que se dieran cuenta de inmediato, el ciclo de celo de la manada se adelantó. El vínculo que compartían con su Alfa, hasta entonces moderado, se volvió una fuerza incontrolable que los arrastraba hacia sus compañeras. Los lobos se encontraron con un deseo insaciable, tan fuerte como un llamado ineludible, uno que no habían experimentado con tanta intensidad en siglos.
Las parejas que se encontraban unidas, especialmente aquellas en las que las hembras eran fértiles, fueron las más afectadas. El fuego que recorría sus venas no era solo deseo; era una necesidad primitiva de procrear, de asegurar la supervivencia y el legado de la manada. Aquella noche, cada una de las hembras fértiles de Luna Dorada quedó embarazada, sus cuerpos respondiendo al llamado de la fertilidad que la manada no había sentido desde que la última Luna, la madre de David, desapareció hace 200 años.
La manada, sin percatarse del origen exacto del fenómeno, fue consumida por la fuerza vital que había retornado a sus almas. La fertilidad, que había estado languideciendo durante siglos, comenzó a florecer nuevamente, renovando la vida dentro de ellos. Las hembras sentían el latido de una nueva vida creciendo dentro de ellas, un símbolo de esperanza que hacía mucho tiempo que no conocían. Los machos, fortalecidos por el poder de su Alfa, sentían que algo en el equilibrio del mundo había cambiado, aunque ninguno de ellos podía poner en palabras lo que había sucedido.
David, sin embargo, lo supo al instante. Aunque seguía en la cama, con Amira descansando a su lado, su conexión con la manada se había vuelto más fuerte que nunca. Sentía cada vida nueva que comenzaba a crecer, cada hilo que conectaba a su manada con un futuro brillante. El regreso de la fertilidad, la vida misma, era una señal de que el equilibrio se estaba restaurando. Y en el centro de todo estaba ella, Amira, su Luna, aunque aún no lo entendiera completamente. Ella era el catalizador que había desencadenado esta marea de poder.
David sonrió, una mezcla de orgullo y satisfacción, mientras contemplaba el futuro. Luna Dorada finalmente había recuperado lo que tanto tiempo les había sido negado. La vida, la continuidad, y el poder de una manada renovada estaban de nuevo en marcha, listos para enfrentarse a un nuevo capítulo en su historia.
Amira más preocupada por los problemas normales de una pareja recién iniciada y muy activa como resultaron ser ella y David, le dijo muy seria: -hay un pequeño problema, yo…yo hago resistencia a los anticonceptivos, por suerte nunca he quedado embarazada, y los preservativos después de unas semanas de uso frecuente me producen alergias, así que tenemos que ser creativos...
- ¿Ser creativos? No me parece que eso sea un problema para nosotros, -dijo David riendo, y continuo un poco más serio- No te preocupes por eso mi amor, como alfa yo solo puedo embarazar a mi Luna, pero como eres humana sólo cuando estes marcada, podrás llevar a mi cachorro
Amira lo miró con una mezcla de sorpresa y alivio al escuchar sus palabras. La intensidad en los ojos dorados de David, tan cargados de verdad, la tranquilizó, pero al mismo tiempo la dejó con preguntas. Ella nunca había considerado el alcance de lo que significaba estar con un Alfa, y menos lo que implicaba ser su Luna.
—¿Marcada? —preguntó suavemente, inclinándose hacia él, buscando más detalles—. ¿Cómo funciona eso exactamente?
David esbozó una pequeña sonrisa, sus dedos jugando con un mechón de su cabello. El ambiente en la habitación cambió, tornándose más íntimo y cargado de una conexión profunda, casi mística.
—Cuando llegue el momento, —dijo— te marcaré como mi Luna. Es algo que va más allá de lo físico; es un vínculo eterno entre nosotros. Una vez que estés marcada, nuestros cuerpos estarán alineados de una manera que solo tú podrás llevar a mi cachorro. Antes de eso, no tendrás que preocuparte por quedar embarazada, aunque no usemos anticonceptivos.
Amira lo escuchó con atención, su mente procesando esta nueva información, mientras él continuaba.
—Es una tradición antigua entre los lobos. El vínculo entre un Alfa y su Luna es algo sagrado, y no puede suceder hasta que ambos estén completamente listos. Eso significa que, mientras no te marque, tu cuerpo no puede concebir de mí. Pero cuando llegue el momento… —David la miró intensamente, su voz bajando un poco—, te lo prometo, será algo único.
Ella sonrió, sintiendo una especie de alivio inesperado. Saber que no necesitaba preocuparse por los métodos tradicionales y sus complicaciones le quitaba un peso de encima, pero también despertaba algo en su interior. Esta conexión que él describía, ese “vínculo eterno”, la intrigaba profundamente.
—¿Y cómo sabré que es el momento? —preguntó, con una chispa de curiosidad en su voz.
David la acercó más a él, su frente tocando la de ella, con una sonrisa suave.
—Lo sabrás, mi Luna. Cuando lo sientas, lo sabrás.
- ¿David, la marca es visible para todos o solo para los lobos? ¿cómo se vería en mi piel como un tatuaje acaso?
David sonrió al ver la curiosidad brillando en los ojos de Amira. Era un contraste adorable verla así, tan intrigada como una niña escuchando un cuento fantástico, y él disfrutaba cada segundo de su atención.—La marca, mi Luna —dijo suavemente, acariciando con ternura, el lugar donde iba su maraca en la clavícula de Amira—, es visible para todos, pero se manifiesta de manera diferente dependiendo de quién la mire. Para los humanos, podría parecer un tatuaje delicado, casi como si tu piel hubiera sido besada por una tinta antigua y mágica. Un diseño que refleja quién eres, pero que nadie más entendería.Hizo una pausa, su mirada recorriendo la piel de Amira, imaginando cómo se vería su marca en ella.—Para los lobos, sin embargo —continuó—, será mucho más que eso. Verán la marca como un s&
Amira lo miraba en silencio, procesando la magnitud de lo que David le estaba explicando. Lo que antes parecía un cuento de fantasía se estaba transformando en una realidad palpable, una responsabilidad que no imaginaba asumir, pero que, de alguna manera, le emocionaba.—¿Y cómo hago eso? —preguntó, con una mezcla de curiosidad y asombro—. ¿Cómo me convierto en esa Luna que tú y la manada necesitan?David sonrió suavemente, acariciando su mejilla.—Ya lo eres. Desde el momento en que entraste en mi vida, sentí que algo en el equilibrio comenzaba a restaurarse. La manada lo siente también, aunque aún no lo sepan. Lo que has traído no es solo el deseo de estar a mi lado, sino un poder más profundo, uno que ya está despertando en ti. Ser mi Luna no es algo que se aprende, es algo que se siente, que se vive. Y cuando llegue el momento, tod
David y Amira pasaron juntos el domingo, prácticamente sin salir de la cama, pidieron comida a domicilio y David, se comunicó con el hotel para que enviaran sus maletas a la dirección de Amira, su dinámica de pareja no necesitó adaptación, todas las piezas encajaron a la medida, tenían una conexión profunda que iba más allá de lo físico, haciendo que su relación fluya de manera natural y sin complicaciones. Lo que llenaba de felicidad a Amira.Pero como hasta en el Paraíso se rompe de vez en cuando un plato, el lunes en la mañana cuando Amira se tomó un tiempo para leer la propuesta de ALFA CORPORATION S.A., aprovechando que David aun dormía, descubrió que la oferta era para comprar su empresa, no para hacer negocios juntos, si bien el valor de adquisición era muy generoso, para ella era como tirar todo su trabajo de años a la basura, porque al
David la miró con intensidad, sintiendo que su corazón latía con fuerza.—Tus deseos son órdenes, mi Luna —respondió con una voz grave, debido a su propio deseo.La conexión entre ellos era palpable, y cada palabra que pronunciaban parecía cargada de deseo y promesas. David que ya estaba duro, por la excitación que le provocó "negociar" con Amira de esa manera, y el hecho de que ella estuviera sentada sobre él, sólo tuvo que quitarse su short con cuidado para que Amira no se callera, tampoco quería que se bajara de encima de él.Su polla dura, revotó con el gesto y Amira que literalmente sólo tenía puesto un pequeño camisón de seda y encaje con tirantes finos, se sentó sobre ella engulléndola totalmente, comenzó a mover sus caderas de forma rítmica, David le quitó el camisón quedando a
Luego de que Amira recuperara la cordura nuevamente algo en su cabeza hizo clic David, le había hablado en perfecto español cada vez que habían hecho el amor, y sin acento.-Titi, anoche me hablaste en perfecto español y ahora cuando me hiciste el amor otra vez. ¿Cómo así?David sonrió con picardía al escuchar la pregunta de Amira. Sabía que eventualmente tendría que explicar ese detalle, pero había disfrutado de mantener el misterio.—Bueno, mi Luna, creo que no puedo ocultarlo más. —dijo mientras le acariciaba suavemente el rostro—. Viajé bastante por América Latina en los últimos 50 años, y siempre me atrajo el español. Es un idioma tan apasionado... Y si me preguntas, creo que me preparé sin saberlo para conocerte.Amira arqueó una ceja, sorprendida y a la vez intrigada.&
Amira:—Hola, Ronny, buenos días —saludé con una sonrisa mientras entraba a la oficina.Ronny, levantando una ceja y con un tono lleno de ironía, me respondió:—Mira quién apareció, la señorita desaparecida, que no contesta el teléfono ni se digna a venir por aquí.me rió suavemente, ya estoy acostumbrada al humor sarcástico de mi amigo.—Sí, Ronny, yo también te quiero y me preocupo por ti —respondí en el mismo tono, acercándome a él—. Pero ya estoy aquí, ¿verdad? Así que cuéntame, ¿cómo va todo por aquí sin mí?Ronny me miró con una mezcla de reproche fingido y diversión, dejando escapar un suspiro exagerado.-Mejor dime ¿Cómo fue tu fin de semana con el grandulón del Sr. Stone, que dicho sea
David Stone: -Mi querido Beta, ¿cómo estás hoy? Espero que hayas tenido un buen fin de semana con Vanessa. Te anuncio que Luna Dorada ya tiene Luna. Y, además, esta noche se firma el contrato con LA FIRMA, así que prepárate: después de eso, estamos oficialmente de vacaciones.–Muy bien, amigo, ya era hora. Estoy seguro que la Sta. Amira Gutiérrez será una gran Luna, –dijo Román, con una sonrisa sincera, feliz por mí.–Ya lo creo, mi amigo. Ella es increíble. La Diosa me ha premiado esta vez, –respondí, con un entusiasmo que Román no veía en mi desde hacía años.La conexión entre David y Amira era mucho más que un simple vínculo; era un destino m
David Stone:-Tal como me imaginé, la cara de Román Smith es un poema. Me miró con cara de pocos amigos, claramente no esperaba una contrapropuesta así. Pero yo mantuve mi cara de póker, dándole la oportunidad de enfrentarse a la fiera de mi mujer. –Sonreí por dentro, disfrutando del momento. Me encanta cómo suena eso, "MI MUJER".Volviendo a la realidad de la sala de juntas, la escena era perfecta. Amira estaba sentada en su butaca, con los brazos abiertos, sus piernas elegantemente cruzadas y una ceja alzada en una clara señal de desafío. En sus labios se dibujaba una sonrisa de suficiencia que no dejaba lugar a dudas: estaba en control.Román, siempre seguro de sí mismo, se encontraba frente a algo diferente. La mirada de Amira era un reto silencioso, pero poderoso. Decía sin p