18-"Soy tu Luna. Ya llegué." (II)

David Stone:

-Tal como me imaginé, la cara de Román Smith es un poema. Me miró con cara de pocos amigos, claramente no esperaba una contrapropuesta así. Pero yo mantuve mi cara de póker, dándole la oportunidad de enfrentarse a la fiera de mi mujer.Sonreí por dentro, disfrutando del momento. Me encanta cómo suena eso, "MI MUJER".

Volviendo a la realidad de la sala de juntas, la escena era perfecta. Amira estaba sentada en su butaca, con los brazos abiertos, sus piernas elegantemente cruzadas y una ceja alzada en una clara señal de desafío. En sus labios se dibujaba una sonrisa de suficiencia que no dejaba lugar a dudas: estaba en control.

Román, siempre seguro de sí mismo, se encontraba frente a algo diferente. La mirada de Amira era un reto silencioso, pero poderoso. Decía sin palabras: "Soy tu Luna. Ya llegué."

Contuve una risa al ver a mi Beta, un hombre temido por muchos, lidiar con el poder natural que Amira emanaba. Estaba claro que no se trataba sólo del contrato; había algo más profundo sucediendo. Román, con su postura fuerte, intentaba mantener su compostura, pero sabía que había algo inquebrantable en la determinación de Amira.

"Esto va a ser interesante, "–pensé, sabiendo que esta confrontación silenciosa entre ambos no era más que el inicio de una dinámica de poder que iba a fortalecer nuestra alianza, tanto en los negocios como en la manada.

Bueno, Srta. Gutiérrez, veo que finalmente acepta trabajar con nosotros. Su contrapropuesta me demuestra que fue un acierto contactarla. Su habilidad en los negocios ha quedado evidenciada, y es un alivio que estemos en el mismo equipo, –dijo Román con una sonrisa contenida, reconociendo el talento y la firmeza de Amira.

Yo observaba con satisfacción cómo mi Beta reconocía la grandeza de mi mujer, aunque Román no pudo evitar dirigirme una mirada rápida, como si todavía procesara lo que significaba tener a Amira como Luna y socia. Román no sólo la respetaba como negociadora, sino que sabía lo que ese título implicaba dentro de Luna Dorada.

 –Ahora sí, bienvenida, mi estimada Luna. Es un placer tenerla con nosotros, –dijo, Román, inclinando levemente la cabeza en señal de respeto, aunque con una pizca de humor en sus ojos, como quien entiende que los roles y los títulos se están asentando.

Amira, con una sonrisa segura y tranquila, asintió. Sabía lo que representaba estar en esa sala, con nosotros dos, los hombres más poderosos de ALFA CORPORATION y ahora de su manada, pero no iba a ceder ni un ápice de su esencia.

–El placer es mío, Beta Román, –respondió con esa voz suave, pero llena del poder, que la caracterizaba. –Espero que esto sea el inicio de una alianza duradera y fructífera… tanto en los negocios como en todo lo demás. Su mirada cómplice se cruzó con la mía, un entendimiento silencioso entre ambos.

Vanessa, quien había observado todo en silencio, esbozó una sonrisa sincera. Amaba a su Luna, y no podía estar más feliz con la elección de la Diosa. “Esta mujer es de las mías,” pensó. Sabía que la manada estaría a salvo bajo el liderazgo de Amira, y estaba dispuesta a defenderla de cualquier amenaza. Después de todo, una mujer que podía poner en su sitio tanto a su esposo, Román, como al poderoso Alfa, David Stone, merecía todo su respeto.

Con esa convicción en mente, Vanessa se levantó suavemente de su asiento y, con una inclinación respetuosa, habló:

Felicidades, mi Luna,dijo con voz firme pero cálida. –Me presento como tu fiel servidora. Es un gusto para mí estar a tus órdenes y a tu servicio.

Amira, sorprendida pero conmovida por el gesto de Vanessa, se puso de pie con gracia. No era común recibir palabras tan formales y profundas de alguien con tanto poder dentro de la manada, y mucho menos en un contexto empresarial. Sin embargo, comprendía el peso de las palabras de Vanessa, la importancia de aquel momento y el significado de la lealtad que Vanessa le estaba ofreciendo.

Gracias, Vanessa, –respondió con una sonrisa genuina. –Sé que tu apoyo será invaluable, y estoy segura de que juntas haremos cosas grandes para esta manada.

David observaba la escena con orgullo. Sabía que la unión entre Amira y Vanessa fortalecería no solo a Luna Dorada, sino también los lazos de confianza dentro del círculo más cercano a él. Amira no solo había conquistado su corazón, sino que también había ganado el respeto y la devoción de quienes más importaban en su mundo.

Amira rompió el ambiente formal con una sonrisa traviesa y, levantando una copa, anunció con su energía característica:

Bueno, bueno, terminada la parte seria, señores… –dijo, echando un vistazo a todos en la sala. –Amiga… –añadió, dirigiéndose con un guiño a Vanessa, quien le devolvió una sonrisa cómplice. –Llegó la hora de comer y después a bailar, que estamos oficialmente de vacaciones.

La tensión emocional del momento se disipó rápidamente. Las sonrisas empezaron a aparecer, y tanto David como Román no pudieron evitar relajarse un poco, sabiendo que lo peor había quedado atrás. Ahora, la celebración podía comenzar.

David se acercó a Amira y la rodeó con un brazo, orgulloso de cómo había manejado cada aspecto de la reunión. Era una líder nata, su Luna, su compañera perfecta.

Por supuesto, mi amor, –susurró en su oído con una sonrisa de satisfacción. Después de todo lo que hemos logrado, nos merecemos una buena fiesta.

Román, aun procesando la fuerza con la que Amira había manejado la negociación, soltó una risa relajada.

 ¡Eso suena perfecto! Estoy listo para una noche sin formalidades, –añadió, echándole una mirada cómplice a Vanessa.

Vanessa, encantada con la idea, respondió de inmediato: –Estoy más que lista. Vamos a celebrar como se debe, que esto apenas comienza.

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