Un mes después en Miami:Amira:Me senté en la mesa del elegante restaurante con Ronny y el Sr. Wood, el ambiente estaba lleno de risas y un aire de camaradería que hacía que mi despedida no se sintiera tan amarga. El aroma de los platos deliciosos llenaba el aire mientras yo hablaba, con toda la ilusión y emoción de compartir mis sentimientos, con mis amigos.—Un mes pasa rápido, cuando el trabajo que tienes que hacer garantiza tu tranquilidad y poder estar con la persona que amas. —dije, mirándolos con determinación—. David y yo nos hemos comunicado a diario, hemos trazado estrategias, tanto para el trabajo como para nuestra vida juntos.Ronny me observaba con una mezcla de admiración y sorpresa. Él sabía lo que representaba para mí tomar esta decisión tan importante en mi vida. Apreciaba el hecho de que mi relación con David se fortaleciera, en tan poco tiempo.—Y… Sí, puede parecer muy pronto, pero no me importa, —continué, soltando una alegre carcajada—. Me enamoré del Sr. Stone
Su teléfono vibró, interrumpiendo sus pensamientos. Era un mensaje de Vanessa:"Encontré el lugar perfecto. Moderno, con una vista espectacular al lago. Amira va a amarlo. ¿Quieres que se lo muestre cuando llegue la próxima semana?"David sonrió por primera vez en días. Visualizó a Amira sonriendo cuando viera el departamento. Todo estaba tomando forma. Solo tenía que sobrevivir una semana más de trabajo y tormentas, y entonces, su Luna estaría a su lado.—Pronto, mi amor, muy pronto —murmuró, mientras escribía un mensaje para Vanessa, “Vanessa, confió en ti, decóralo tú y que sea un hogar, no un sitio de exposiciones, además prepáralo todo para que sea habitable desde el día en que llegue Amira, tú ya la conoces. Lo dejo en tus manos amiga.” -Guardó su teléfono y volvió a concentrarse, al menos por un momento, en los documentos frente a él.Vanessa sonrió al leer el mensaje de David. Sabía que cuando él confiaba una tarea a alguien, lo hacía plenamente, y ella no iba a decepcionarlo.
El gran día había llegado, y David se encontraba más nervioso de lo que hubiera imaginado. A pesar de ser un hombre acostumbrado a controlar situaciones difíciles y a lidiar con tensiones empresariales y familiares, esta ocasión era diferente. Amira, su Luna, regresaba después de un mes y una semana de separación, y aunque había logrado mantenerse ocupado con el trabajo, la espera había sido casi insoportable para él y Zeus.David estaba en el hangar privado, esperando con un ramo de rosas rojas en una mano y algunos globos en la otra, algo fuera de lo común para él. Se reía por lo bajo, sintiendo que era un adolescente nervioso esperando a su cita por primera vez. Pero esta no era cualquier cita: era Amira, su bandida, la mujer que lo había puesto de cabeza durante las últimas semanas.—Dios, no sé cómo sobreviví todo este tiempo sin ella —murmuró mientras su sonrisa se hacía más amplia.Cuando finalmente el avión privado aterrizó y la puerta se abrió, David sintió su corazón acelera
Amira caminó lentamente, asombrada por la atención al detalle. Todo el espacio irradiaba serenidad y lujo sin pretensiones, pero lo que más la impresionaba era cómo ese lugar parecía estar hecho para ella, reflejando su estilo y personalidad.—Esto es... increíble —murmuró Amira, girándose hacia David, que la observaba desde la puerta del ascensor con una sonrisa de satisfacción.—Vanessa hizo un trabajo excelente, ¿no? —respondió David mientras se acercaba, deslizando sus manos por su cintura—. Quería que este lugar se sintiera como un hogar, nuestro hogar.Amira lo miró, conmovida por sus palabras. El lugar era perfecto, pero lo que realmente la hacía sentir en casa era estar con él.—Es hermoso, David. Es perfecto.David se inclinó para besarla suavemente en la frente.—Todo lo que necesito para que sea perfecto es a ti. —Su voz era baja, íntima, mientras la tomaba de la mano y la guiaba por la sala, mostrándole cada detalle que habían planeado con Vanessa.Sobre una mesita lateral
David ya no podía contenerse más. La necesidad que sentía por Amira se había vuelto imperiosa, un fuego que lo consumía desde dentro. Sin previo aviso, la giró bruscamente hacia él, rodeando su cintura con firmeza, atrayéndola hasta que no quedó ni un centímetro de espacio entre sus cuerpos. Sus ojos, intensos y dorados, la miraron con una mezcla de deseo y urgencia, y sin decir una palabra más, la besó. No fue un beso suave ni romántico, fue posesivo, hambriento, lleno de la pasión acumulada por el tiempo que habían pasado separados, transmitiendo toda su añoranza, su necesidad de tenerla cerca. Sus labios reclamaron los de ella, y Amira correspondió con la misma intensidad, como si hubiera estado perdida en el desierto, y él fuera su único oasis.Las manos de Amira se aferraron a su cuello, atrayéndolo aún más cerca, entre
David la miró a los ojos mientras la sostenía entre sus brazos, y en ese silencio cargado de significado, ambos comprendieron que ya no había vuelta atrás. Eran un todo, uno parte del otro, más allá de la carne, más allá del destino. Y aunque no había una marca visible que lo atestiguara, sabían que su vínculo era eterno.La noche fue mágica llena de momentos intensos y románticos. David, atento a su Luna, disfrutando de ella y haciéndola sentir plena y a la vez suya, muy suya, no pasó por alto que cada vez que Amira alcanzaba el éxtasis, sus ojos se encendían con un brillo dorado, como si algo más profundo despertara dentro de ella. Algo que lo intrigó, pero a la vez le fascinó. Zeus, su lobo, lo sentía también, inquieto pero emocionado, como si finalmente hubieran encontrado algo que siempre había estado destinado p
Buenos días mi amor, dormiste bien? Ven levántate vamos a desayunar, anoche no comimos, "comida" - señaló Amira haciendo comillas imaginarias con sus dedos con una sonrisa bella, -y ahora muero de hambre, por “comida de verdad”, - volvió aclarar muerta de la risa, ante la mirada picara de un David que justo se despertaba con la más hermosas de sus sonrisas.—Buenos días, preciosa —respondió con voz ronca y suave, estirándose mientras la miraba con esos ojos dorados llenos de cariño.Al escucharla mencionar lo de la "comida", David soltó una pequeña carcajada. Se incorporó lentamente, apoyándose en el respaldo de la cama, mientras observaba a Amira, quien seguía riéndose con esa alegría que lo volvía loco.—Bueno, lo admito —dijo, mirándola con picardía—. Anoche nos ocupamos de otras cosas... importantes. Pero creo que ahora sí podemos enfocarnos en algo más... sustancial —respondió, enfatizando la última palabra mientras sus ojos la recorrían con deseo, aunque claramente con una inten
—Significa que hay una dama llamada Zaira McKency, que está decidida a ser la elegida. Ella cree que es su derecho, y eso podría complicar las cosas. —David apretó su mano, sintiendo la tensión—. No quiero que te sientas insegura, pero tenía que protegerte. Cuando llegué, no podía decir que tú eras mi compañera, eso te expondría a un gran peligro. Porque, así como eres mi fuerza, cuando estamos juntos, te conviertes en mi mayor debilidad cuando no estas.Amira se acercó a él y lo miró a los ojos, buscando su sinceridad.—David, háblame claro, ¿Qué pasó con la tal Zaira McKency, por qué ella cree que tiene derecho? Una mujer no cree tener derechos si su hombre no se los da, o se los insinúa. —preguntó, con voz firme y con un rastro de celos y posesividad— Y dime, ¿qué hay de nosotros?Él sonrió levemente, sentir los celos de Amira, lo hacían sentir seguro, él ya no era el único en esa situación. Se acercó mas a ella y mirándole a los ojos le dijo—Quiero que estés conmigo en esa reunió