18- "Soy tu Luna. Ya llegué."

David Stone:

-Mi querido Beta, ¿cómo estás hoy? Espero que hayas tenido un buen fin de semana con Vanessa. Te anuncio que Luna Dorada ya tiene Luna. Y, además, esta noche se firma el contrato con LA FIRMA, así que prepárate: después de eso, estamos oficialmente de vacaciones.

 –Muy bien, amigo, ya era hora. Estoy seguro que la Sta. Amira Gutiérrez será una gran Luna, –dijo Román, con una sonrisa sincera, feliz por mí.

 –Ya lo creo, mi amigo. Ella es increíble. La Diosa me ha premiado esta vez, –respondí, con un entusiasmo que Román no veía en mi desde hacía años.

La conexión entre David y Amira era mucho más que un simple vínculo; era un destino marcado por la fuerza de los lazos de su especie. Román, quien había encontrado a su propia compañera hace tiempo, entendía lo que aquello significaba. Ambos sabían que, con Amira como Luna, “Luna Dorada” no solo recuperaría su fuerza, sino que prosperaría como nunca antes.

–Con el contrato de LA FIRMA, firmado esta noche, las cosas no podrían estar mejor. -dijo Román sonriendo.- Las vacaciones serán más que merecidas.

Asentí, sintiendo que por fin todos los aspectos de mi vida estaban alineándose de manera perfecta. Las tensiones de los últimos meses, la presión del Consejo de mi manada, e incluso mi propio lobo interno, Zeus, estaban en paz al saber que habían encontrado a su compañera destinada.

-Me reí por lo bajo al ver lo feliz que estaba Román con la firma del contrato. “Ver su cara cuando lea la contrapropuesta será lo máximo. Pero si quiere cambiar algo, tendrá que enfrentarse a la fiera que tiene por Luna.” –pensé, con una sonrisa traviesa.

Sabía que Amira era implacable cuando se trataba de los negocios. No había nada que la intimidara, ni siquiera la mirada intensa y dominante de Román cuando intentaba negociar algún detalle. LA FIRMA era su creación, y no dejaría que nadie, ni siquiera ALFA CORPORATION, la apartara de su visión. “Ya pudo imaginarme la tensión en la sala de juntas, el duelo de voluntades entre Román y Amira. Eso va hacer todo un espectáculo, y lo voy a ver en primera fila, yo admiro y respeto a Román, él es un As, de la negociación, pero creo que no, para Amira, realmente voy a disfrutar este encuentro. -Pensé para mí

"Será interesante verlo lidiar con ella. Porque si hay alguien que puede poner a Román en su lugar, es mi Luna." –pensé. 

David Stone:

Llego al departamento de mi amor, son las seis de la tarde, listo para irnos juntos a la cena por la firma del contrato entre nuestras empresas. Al entrar en el cuarto, no podía estar más satisfecho con lo que veo: mi mujer. “Sí, mi mujer, porque ya lo es, sólo falta el papeleo,”me dije, soltando una risa baja. Estaba deslumbrante, impecable como siempre. Su cabello recogido en un moño bajo y pulido, un vestido negro con cuello halter, otra vez sin espalda, ajustado a su cuerpo, largo hasta la rodilla, resaltaba cada curva. Combinaba perfectamente con unas sandalias doradas a juego con su cartera, su maquillaje sutil hacía que su mirada fuera aún más hipnotizante. Pero lo que más me llenaba de orgullo era mi anillo en su dedo anular. Ahí, donde siempre debe estar.

Me acerqué a ella en silencio, deslizando mis labios sobre su espalda desnuda besándolo y susurrando al oído como una caricia:

–Estas Preciosa, sólo te falta esto.

Saqué una pequeña caja negra y la abrí, revelando unos aretes de diamantes amarillos engarzados en oro, de mi colección privada. Eran del tamaño de una moneda de cinco centavos, elegantes,  pero sin robarle protagonismo, y perfectos para resaltar aún más su belleza. Amira los miró y sonrió, como sólo ella sabe hacerlo, con esa mezcla de picardía y dulzura que me vuelve loco.

Son preciosos, David, –dijo suavemente mientras se los colocaba.

No más que tú, mi amor, –respondí, dejando que mi mirada lo dijera todo.

Esta noche, todo sería perfecto. La firma del contrato, el inicio de algo grande para nuestras empresas, y, sobre todo, nuestra vida juntos.

Más tarde en la noche, las parejas de David y Amira, junto con Román y Vanessa, se reunieron en un reservado del Hotel JW Marriott. La ocasión principal era cerrar el acuerdo entre las dos empresas, por lo que aprovecharon para ajustar los detalles finales de sus acuerdos empresariales. El reservado había sido habilitado especialmente para ellos, tenía unas vistas espectaculares de la ciudad y una atmósfera privada que les permitiría hablar libremente sin interrupciones. 

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