14-Me encanta hacer negocios contigo.

David y Amira pasaron juntos el domingo, prácticamente sin salir de la cama, pidieron comida a domicilio y David, se comunicó con el hotel para que enviaran sus maletas a la dirección de Amira, su dinámica de pareja no necesitó adaptación, todas las piezas encajaron a la medida, tenían una conexión profunda que iba más allá de lo físico, haciendo que su relación fluya de manera natural y sin complicaciones. Lo que llenaba de felicidad a Amira.

Pero como hasta en el Paraíso se rompe de vez en cuando un plato, el lunes en la mañana cuando Amira se tomó un tiempo para leer la propuesta de ALFA CORPORATION S.A., aprovechando que David aun dormía, descubrió que la oferta era para comprar su empresa, no para hacer negocios juntos, si bien el valor de adquisición era muy generoso, para ella era como tirar todo su trabajo de años a la basura, porque al final LA FIRMA S.A., seria diluida entre las empresas del corporativo.

Amira, con el ceño fruncido y la propuesta de la reunión de Seattle en sus manos, no pudo contener su frustración y le preguntó a David:

—¿Qué significa esto, David? ¿Pensabas que no lo iba a notar? Esto no es una colaboración. Quieren absorber mi empresa.

David, quien ya estaba sentado en el sofá, la miró con calma, entendiendo su reacción.

—Amira, no es lo que parece. Sabía que podrías sentirte así, pero mi intención no es quitarte nada. Quiero que tengamos más fuerza juntos. Es una oportunidad para crecer, para expandir tu negocio sin limitaciones.

Pero Amira no estaba convencida. Dio unos pasos hacia él, dejando el documento sobre la mesa.

—¿Más fuerza? ¿Expandirme? ¡David, soy independiente! Yo he trabajado muy duro para llegar hasta aquí, no pienso ceder el control de mi empresa tan fácilmente a nadie, ni siquiera a ti, me oíste.

David suspiró, sabiendo que tendría que abordar este tema con mucho más cuidado del que había previsto.

—Lo sé, y esa es una de las cosas que más admiro de ti. Pero quiero que confíes en mí. No estoy buscando controlarte, quiero que seas mi igual en todo, incluyendo los negocios. - dijo esto muy suave, mientras hacia que Amira se sentara en su regazo, para lograr aplacar la fiera en la que de pronto se convirtió su Luna

-Bueno, ok, me uno a ti, si yo mantengo el total control de mi empresa y compartimos el porcentaje de las nuevas adquisiciones, yo el 70 y tú el 30. Dijo Amira tomando el control de la situación y llevándola a su favor

David arqueó una ceja y sonrió ante la propuesta audaz de Amira.

—¿70% para ti? —dijo con un tono ligeramente burlón, mientras se acercaba a ella—. No esperaba menos de ti, siempre tan astuta.

Amira lo miró desafiante, cruzando los brazos, esperando su respuesta.

—Bueno, podemos discutir los porcentajes —respondió David, besando el cuello de Amira, mientras acariciaba su trasero, y continuó diciendo ya con la voz ronca por el deseo—. Pero si vamos a ser compañeros, debemos encontrar un equilibrio que funcione para los dos. No estoy en esto para perder, pero tampoco para arruinar lo que has construido, preciosa. Mi propuesta es que lo hagamos 50/50, sin que nadie pierda el control de lo que ya tiene.

Amira lo miró con escepticismo, David estaba manejando la situación de una manera, que no la dejaba concentrarse mucho. Pero 50 y 50, era su objetivo real, ella sólo había jugado una estrategia y le resultó, así que hiso como si estuviera considerando la nueva propuesta y dijo:

—Ok, 50/50, entonces, pero que quede claro que no quiero interferencias en mis decisiones diarias —respondió finalmente, extendiendo su mano para sellar el trato.

David la tomó, con una sonrisa satisfecha.

—Hecho, mi Luna.

-Me encanta hacer negocios contigo, - dijo ella ya con la voz entrecortada por la excitación que David le provocaba con sus besos y caricias. -voy a llamar a Ronny para que haga el contrato, cre…creo que voy a tener una nueva cede en Seattle, eso me encanta.

David sonrió con satisfacción al escuchar las palabras de Amira.

—Perfecto. Seattle te va a recibir con los brazos abiertos —respondió, deslizando suavemente su mano por la espalda de Amira—. Y yo también.

Amira sonrió, disfrutando de la anticipación de lo que vendría. Sabía que abrir una sede en Seattle era un gran paso para su empresa, pero también para su relación con David. El balance entre negocios y placer parecía estar alineándose perfectamente.

—Me encanta cómo suena eso, Seattle es solo el comienzo —dijo Amira, con una chispa en los ojos—. Ahora será mi próximo terreno de conquista.

David la miró intensamente, orgulloso y admirando su ambición.

—Y yo estaré ahí, contigo, cada paso del camino —respondió con firmeza—. Somos imparables juntos.

Amira sonrió con satisfacción y sintió que su mundo personal y profesional estaban en perfecta sintonía, algo que nunca había esperado, pero que ahora parecía inevitable.

David, a pesar de lo importante de la conversación no había dejado de tocar Amira, haciendo que ella lo besara y le pidiera:

David, hazme el amor, aquí y ahora, ¿sí?

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