—"Román, hermano, necesito que llames a la Srta. Gutiérrez. Invítala a una cena en tu casa con Vanessa. Será una cortesía por haber considerado nuestra oferta. Además, aprovecha para disculparte por el... incidente que ocurrió con tu jefe. El ambiente se puso tenso, y es necesario suavizar las cosas."
Román me miró con una mezcla de sorpresa y curiosidad, notando la intensidad en mi mirada, la cual debía tener ese aro rojizo que suele aparecer cuando Zeus está alterado.
—"Dile también que pondremos a su disposición el jet de la compañía para que su equipo venga a Seattle. Que trabajen desde aquí si es necesario. Pero ella no debe irse."
Román asintió, comprendiendo que esta petición mia, iba más allá de una simple negociación empresarial. Mi comportamiento en la reunión había sido inusual, la conexión que parecía existir entre Amira y yo, no era algo que pudiera ignorarse. Sin más, Román tomó su teléfono para cumplir con mi solicitud, mientras yo permanecía de pie, con Zeus inquieto, esperando el próximo movimiento.
Román, al notar la intensidad en mi mirada, retrocedió un paso sin darse cuenta, evaluando con rapidez la situación. Sabía que cuando Zeus estaba alterado, mis ojos solían adquirir un sutil pero distintivo aro rojizo, señal clara de que algo me estaba afectando más de lo habitual.
—"David, ¿todo bien?" —preguntó Román, su voz más baja, como si no quisiera provocar más tensión.
—"Haz lo que te pedí, Román," respondí con un tono firme, luchando por mantener la compostura mientras sentía la energía de Zeus bajo la superficie, ansioso, casi indomable. "La cena tiene que ser esta noche. No hay tiempo que perder."
Román asintió de nuevo, entendiendo que la situación era más compleja de lo que parecía. Mientras tomaba su teléfono, me giré hacia la ventana, tratando de calmar a Zeus. Necesitaba mantener el control, pero cada pensamiento de Amira hacía que mi lobo interno rugiera, queriendo reclamar lo que consideraba suyo.
—"Zeus, tranquilo," susurré para mis adentros, aunque sabía que mis palabras no le traerían paz.
Román marcó el número de Amira quien contestó al tercer timbre.
-Halo, Amira Gutiérrez, con quien tengo el gusto, -dijo al dueño de ese número desconocido.
-Hola Srta. Gutiérrez, soy el Sr. Smith. – contestó- Con la premura con que se retiró, olvide invitarla a una cena organizada por mi esposa esta noche en mi casa, es la primera desde nuestro matrimonio y nos encantaría contar con su presencia.
-Además le comunico que cuenta con el jet de la compañía para que pueda mover a su equipo a fin de que pueda revisar aquí la propuesta, sólo dígame que día deben ir a buscarlos.
Amira quedó momentáneamente en silencio, sorprendida por la inesperada invitación. Román no solo le estaba ofreciendo una cena, sino que también le estaba sugiriendo de manera indirecta que extendiera su estadía en Seattle, trasladando a su equipo desde Florida. No era una invitación cualquiera; era un movimiento estratégico y difícil de rechazar.
—"Sr. Smith," —respondió Amira después de una pausa—, "la verdad, no esperaba una invitación tan... formal. Pero agradezco su consideración. Acepto la invitación para la cena esta noche. En cuanto al jet y a mi equipo, lo consultaré con ellos y le haré saber tan pronto tenga una respuesta."
Aunque mantenía un tono profesional, Amira estaba procesando la jugada. Sabía que esta invitación no era solo cortesía; algo más estaba en juego, y ella debía estar preparada para manejarlo. La oferta del jet privado era generosa, pero también aumentaba la presión.
—"Perfecto, Srta. Gutiérrez. Mi esposa estará encantada de conocerla mejor. La esperaremos a las 8:00 p.m. Le enviaré la dirección." —Román sonaba cordial, pero Amira percibía que la invitación tenía algo más detrás.
Al colgar, Amira tomó un respiro profundo. Esta cena prometía ser más que una simple reunión social. Sabía que tendría que estar a la altura y jugar sus cartas con inteligencia.
Amira estaba frente al espejo de su suite en el hotel, admiraba su reflejo en el enterizo gris perla de patas palazo, que había elegido. Las mangas largas y el escote cerrado en el cuello le daban una apariencia seria, formal, pero el verdadero impacto estaba en la espalda. El enterizo, ajustado como un guante en la parte superior, se abría por completo en la espalda, dejando la piel expuesta hasta la cintura. El contraste entre la sobriedad del frente y la audacia del diseño posterior era desconcertante, justo como a ella le gustaba. Sabía que causaría impresión, y eso era exactamente lo que quería. Una sonrisa traviesa en sus labios delataba su estado de ánimo. Sabía que la cena de esa noche no era una simple reunión de negocios. Algo en la forma en que Román Smith se lo había mencionado la inquietaba, pero no tenía miedo. Después de todo, ella no era fácil de intimidar, y meno
Mientras el coche se acercaba a la entrada principal, Amira no pudo evitar pensar en lo que aquella casa significaba para los Smith. No solo era una muestra de poder, sino de tradición y de algo que ellos querían construir a largo plazo.Amira, se quedo mirando, recordando su infancia en Cuba, donde no tenía muchos hermanos, solo eran ella y su hermana menor, Suset, pero tenía muchos primos que en verano se reunían en su casa, que era la de sus abuelos y todo era bullicio y fiesta. A pesar de todo el tiempo que había pasado, ella seguía recordando con mucho cariño esos años de su infancia.Por fin el auto se detuvo en la entrada principal y el chofer con una sonrisa profesional, se bajó del coche y se acercó para abrirle la portezuelaChofer:-Adelante Srta., hemos llegado, ha sido un gusto servirle. -dijo.Amira quedo agradecida con la amabilidad del joven.-Gracia
Ocho en punto. Justo cuando el reloj marcó la hora, las puertas del salón se abrieron, y Amira Gutiérrez hizo su entrada. Todo lo que había estado preocupando a David Stone hasta ese momento desapareció en un instante. La sala, repleta de su círculo cercano, quedó sumida en un silencio absoluto. Era como si el mundo mismo hubiese hecho una pausa para admirarla.Amira, con su piel color canela que brillaba bajo la luz suave del salón, caminaba con una gracia natural y una presencia que llenaba todo el espacio. Vestida con su impresionante enterizo gris perla, el contraste entre su frente serio y la sensualidad de su espalda descubierta era suficiente para dejar a todos sin palabras. Parecía una reina que acababa de entrar en la presenc
-Sr. Stone, buenas noches, es un gusto volver a verlo- me dijo la muy ladina.-Srta. Gutiérrez, el gusto es todo mío, - fue todo lo que pude decir antes de que se volteara.Todo se mantuvo bajo control hasta que Amira se dio la vuelta para continuar su recorrido. Zeus y yo sentimos lo mismo en ese momento, incapaces de soportar más lo que estábamos viendo, Amira literalmente rompió no sólo la bajilla, si no también mi razón y mi cordura, Zeus lanzó un rugido con una fuerza que sacudió todo mi ser. Fue un rugido que resonó en lo más profundo de mi alma, yo, por primera vez en mucho tiempo, no pude contener el poder que llevaba dentro.El cambio fue instantáneo, sentí cómo mis ojos, usualmente dorados y calculadores, se oscurecían, tiñéndose de ese rojo profundo que solo aparecía cuando mi Alfa interior tomaba el control. La me
Amira GutiérrezSentí como si el tiempo se hubiera detenido por completo. Durante ese breve pero intenso instante, solo existíamos David y yo, frente a frente, como si el resto del mundo hubiera desaparecido. Era una batalla silenciosa, una prueba de fuerza entre dos almas poderosas, midiendo nuestras voluntades como si fuésemos titanes en un campo de batalla invisible. La tensión en el aire era palpable, y mi corazón latía con fuerza mientras intentaba procesar lo que estaba sucediendo.Y de repente, todo se desvaneció.Me estoy despertando justo ahora en una cama y en una habitación nueva para mí. Miro todo a mi alrededor, para afirmar lo que ya sé, no es mi habitación. Mi mente trata de encontrar respuestas rápidamente. ¿Qué había pasado? No recuerdo cómo llegué aquí. El pánico me golpeó con fuerza cuando mir&oacut
David, se encontraba solo en su habitación, la misma que había usado tantas veces en la casa de Román y Vanessa, pero esta noche su mente no estaba tranquila. Se pasó la mano por el rostro, intentando sacudir la tensión acumulada.—Lo que pasó en la cena no puede volver a ocurrir —murmuró en voz baja, hablando tanto para sí como para Zeus, su lobo interior, quien permanecía inquieto en su mente.Zeus gruñó, claramente insatisfecho, pero David lo ignoró.—Es crucial que mantengamos el autocontrol —continuó, su tono firme pero lleno de frustración—. No podemos permitirnos perder el control de esta manera, no frente a todos... y mucho menos frente a ella.La imagen de Amira entrando al salón, el impacto que tuvo en todos y, sobre todo, en él, lo golpeaba una y otra vez. El simple hecho de que todos la hubieran mirado c
Soltó una risa interna ante el entusiasmo de su lobo. Sabía que tendría que mantener a Zeus bajo control, pero también debía admitir que su propio autocontrol estaba tambaleándose desde que Amira apareció en su vida.—No te preocupes —dijo con determinación—. Yo me encargaré de hacer que se quede. Amira no podrá resistirse a mis encantos de hombre. La haremos nuestra, pero a su tiempo, de la forma correcta, tú déjamelo a mí.Zeus, aunque impaciente, pareció satisfecho con la promesa.—Lo que sea, David, tenemos un trato, pero no podemos perderla.
Amira Gutiérrez:Me sentí un poco insegura, pero de pronto recordé que debía jugar este juego con astucia. Observando a David frente a mí, pensé: - “Este hombre es astuto, ahora se deshace en amabilidad. Pero estoy aquí para hacer negocios, así que, ok, Amira, juega su juego.”Con una determinación renovada, le devolví la mirada, manteniendo la compostura mientras tomaba una respiración profunda.—Gracias, Sr. Stone. La verdad es que me sentí un poco abrumada ayer, pero dormí lo suficiente. Aprecio su preocupación, realmente significa mucho para mí —dije con una sonrisa sincera.—Último capítulo