David, por su parte, no apartaba la vista de Amira. Su mirada dorada era intensa, y algo en su expresión la desafiaba, como si disfrutara viéndola incómoda. Amira respiró hondo, intentando recuperar la compostura que tanto la caracterizaba.
—Mis disculpas, Sr. Stone —dijo finalmente, obligándose a sonreír—. No esperaba encontrarlo aquí tan... pronto.
David esbozó una media sonrisa que no llegó a sus ojos, y en su tono frío respondió:
—El placer es todo mío, Srta. Gutiérrez. Estoy ansioso por discutir el futuro de nuestras empresas.
Amira sintió una mezcla de frustración y desafío. No iba a dejar que aquel hombre la intimidara. La reunión aún podía salvarse, pero tendría que jugar sus cartas con cuidado.
-Bueno, ya que estamos todos retomo donde nos quedamos. - dijo el Sr. Román. – Nuestra empresa desea hacerle una propuesta con el fin de poder adquirir su compañía y de esa manera fusionarla con ALFA CORPORATION S.A., esa es la razón de su invitación, Srta. Gutiérrez. En este sobre está nuestra oferta. Le pido, por favor, que antes de darnos una respuesta apresurada, estudie con detenimiento nuestra propuesta.
El Sr. Smith, no golpea suave. - se dijo Amira, es directo y preciso en su propuesta. Ok, pero yo tampoco golpeo suave, y voy a jugar su juego para ver que sucede.
-Muy bien Sr. Smith, supongo que mínimo tengo el fin de semana para revisar el tema con mi equipo, así que le voy a pedir que me disculpe, yo me retiro y el martes nos reunimos para darle una respuesta- dijo Amira, quien para su propia tranquilidad no volvió a mirar a David.
David Stone se mantuvo en silencio, pero internamente estaba a punto de explotar. No estaba acostumbrado a ser ignorado de esa manera, y mucho menos por una humana que, para su sorpresa, lo desafiaba de una forma que pocas personas habían osado hacerlo. Zeus, su lobo interior, gruñía con frustración, queriendo imponer su presencia, pero David, haciendo uso de toda su fuerza de voluntad, se contuvo.
Román, por otro lado, manejó la situación con elegancia, mostrando la oferta como un acto de buena fe y dejando espacio para que Amira pudiera analizarla con calma. Amira, por su parte, aunque mantuvo una fachada de tranquilidad, sabía que el juego apenas comenzaba. Sabía que estaba lidiando con gigantes, pero eso no la asustaba; de hecho, la motivaba.
—Por supuesto, Srta. Gutiérrez, tómese el tiempo necesario. Esperaremos su respuesta el martes —dijo Román con una sonrisa tranquila.
Amira asintió, recogió el sobre con la oferta y, con un gesto educado, se levantó de su asiento.
—Les agradezco por su tiempo. Nos vemos el martes —dijo con firmeza, dirigiéndose hacia la puerta sin mirar a David ni una vez más.
Mientras ella salía, David apenas podía contener su frustración. El hecho de haber sido apartado de la conversación no solo lo irritaba, sino que la presencia de Amira lo perturbaba de una manera que jamás había anticipado. Zeus rugió en su interior, exigiendo que no la dejara ir así de fácil.
Román, percibiendo el malestar de su Alfa, lo miró de reojo y le envió un pensamiento: "Paciencia, hermano. Esto apenas comienza."
David Stone:
-Verla de nuevo, me volvió a dejar sin aliento, Zeus, sólo quería llevársela con él, Apolo el lobo de Roma, se asombro cuando escucho hablar a su Alfa luego de tanto tiempo, eso hiso que Román actuara como lo hizo, él sabía que esa humana no se podía tratar como a cualquier otra, pues notó todo lo que provocaba en mí y en Zeus.
Con el corazón acelerado y Zeus inquieto, me dirigí con pasos firmes hacia la carpeta que contenía toda la información de La FIRMA S.A., la razón era clara: necesitaba el número de teléfono de Amira Gutiérrez. Era imperativo que ella no regresara a Florida, y haría lo que fuera necesario para mantenerla en Seattle.
Al abrir la carpeta, pensaba rápidamente en encontrar una excusa convincente para llamarla. Sabía que no podía sonar desesperado, pero también entendía que no podía dejar que ella se alejara sin más.
"Si es necesario, pondré mi jet privado a su disposición, y haré que su equipo vuele hasta aquí, a Seattle, para revisar la propuesta. Pero ella no se va, no hasta que haya descubierto lo que está ocurriendo entre nosotros."
Zeus gruñó en su interior, apoyando mi decisión. La idea de separarse de Amira, aunque solo fuera por unos días, era insoportable para nosotros, no permitiremos que ella se escapé tan fácilmente. No, ahora que la habíamos encontrado.
—"Román, hermano, necesito que llames a la Srta. Gutiérrez. Invítala a una cena en tu casa con Vanessa. Será una cortesía por haber considerado nuestra oferta. Además, aprovecha para disculparte por el... incidente que ocurrió con tu jefe. El ambiente se puso tenso, y es necesario suavizar las cosas."Román me miró con una mezcla de sorpresa y curiosidad, notando la intensidad en mi mirada, la cual debía tener ese aro rojizo que suele aparecer cuando Zeus está alterado.—"Dile también que pondremos a su disposición el jet de la compañía para que su equipo venga a Seattle. Que trabajen desde aquí si es necesario. Pero ella no debe irse."Román asintió, comprendiendo que esta petición mia, iba más allá de una simple negociación empresarial. Mi comportamiento en la reunión había sido inus
Amira estaba frente al espejo de su suite en el hotel, admiraba su reflejo en el enterizo gris perla de patas palazo, que había elegido. Las mangas largas y el escote cerrado en el cuello le daban una apariencia seria, formal, pero el verdadero impacto estaba en la espalda. El enterizo, ajustado como un guante en la parte superior, se abría por completo en la espalda, dejando la piel expuesta hasta la cintura. El contraste entre la sobriedad del frente y la audacia del diseño posterior era desconcertante, justo como a ella le gustaba. Sabía que causaría impresión, y eso era exactamente lo que quería. Una sonrisa traviesa en sus labios delataba su estado de ánimo. Sabía que la cena de esa noche no era una simple reunión de negocios. Algo en la forma en que Román Smith se lo había mencionado la inquietaba, pero no tenía miedo. Después de todo, ella no era fácil de intimidar, y meno
Mientras el coche se acercaba a la entrada principal, Amira no pudo evitar pensar en lo que aquella casa significaba para los Smith. No solo era una muestra de poder, sino de tradición y de algo que ellos querían construir a largo plazo.Amira, se quedo mirando, recordando su infancia en Cuba, donde no tenía muchos hermanos, solo eran ella y su hermana menor, Suset, pero tenía muchos primos que en verano se reunían en su casa, que era la de sus abuelos y todo era bullicio y fiesta. A pesar de todo el tiempo que había pasado, ella seguía recordando con mucho cariño esos años de su infancia.Por fin el auto se detuvo en la entrada principal y el chofer con una sonrisa profesional, se bajó del coche y se acercó para abrirle la portezuelaChofer:-Adelante Srta., hemos llegado, ha sido un gusto servirle. -dijo.Amira quedo agradecida con la amabilidad del joven.-Gracia
Ocho en punto. Justo cuando el reloj marcó la hora, las puertas del salón se abrieron, y Amira Gutiérrez hizo su entrada. Todo lo que había estado preocupando a David Stone hasta ese momento desapareció en un instante. La sala, repleta de su círculo cercano, quedó sumida en un silencio absoluto. Era como si el mundo mismo hubiese hecho una pausa para admirarla.Amira, con su piel color canela que brillaba bajo la luz suave del salón, caminaba con una gracia natural y una presencia que llenaba todo el espacio. Vestida con su impresionante enterizo gris perla, el contraste entre su frente serio y la sensualidad de su espalda descubierta era suficiente para dejar a todos sin palabras. Parecía una reina que acababa de entrar en la presenc
-Sr. Stone, buenas noches, es un gusto volver a verlo- me dijo la muy ladina.-Srta. Gutiérrez, el gusto es todo mío, - fue todo lo que pude decir antes de que se volteara.Todo se mantuvo bajo control hasta que Amira se dio la vuelta para continuar su recorrido. Zeus y yo sentimos lo mismo en ese momento, incapaces de soportar más lo que estábamos viendo, Amira literalmente rompió no sólo la bajilla, si no también mi razón y mi cordura, Zeus lanzó un rugido con una fuerza que sacudió todo mi ser. Fue un rugido que resonó en lo más profundo de mi alma, yo, por primera vez en mucho tiempo, no pude contener el poder que llevaba dentro.El cambio fue instantáneo, sentí cómo mis ojos, usualmente dorados y calculadores, se oscurecían, tiñéndose de ese rojo profundo que solo aparecía cuando mi Alfa interior tomaba el control. La me
Amira GutiérrezSentí como si el tiempo se hubiera detenido por completo. Durante ese breve pero intenso instante, solo existíamos David y yo, frente a frente, como si el resto del mundo hubiera desaparecido. Era una batalla silenciosa, una prueba de fuerza entre dos almas poderosas, midiendo nuestras voluntades como si fuésemos titanes en un campo de batalla invisible. La tensión en el aire era palpable, y mi corazón latía con fuerza mientras intentaba procesar lo que estaba sucediendo.Y de repente, todo se desvaneció.Me estoy despertando justo ahora en una cama y en una habitación nueva para mí. Miro todo a mi alrededor, para afirmar lo que ya sé, no es mi habitación. Mi mente trata de encontrar respuestas rápidamente. ¿Qué había pasado? No recuerdo cómo llegué aquí. El pánico me golpeó con fuerza cuando mir&oacut
David, se encontraba solo en su habitación, la misma que había usado tantas veces en la casa de Román y Vanessa, pero esta noche su mente no estaba tranquila. Se pasó la mano por el rostro, intentando sacudir la tensión acumulada.—Lo que pasó en la cena no puede volver a ocurrir —murmuró en voz baja, hablando tanto para sí como para Zeus, su lobo interior, quien permanecía inquieto en su mente.Zeus gruñó, claramente insatisfecho, pero David lo ignoró.—Es crucial que mantengamos el autocontrol —continuó, su tono firme pero lleno de frustración—. No podemos permitirnos perder el control de esta manera, no frente a todos... y mucho menos frente a ella.La imagen de Amira entrando al salón, el impacto que tuvo en todos y, sobre todo, en él, lo golpeaba una y otra vez. El simple hecho de que todos la hubieran mirado c
Soltó una risa interna ante el entusiasmo de su lobo. Sabía que tendría que mantener a Zeus bajo control, pero también debía admitir que su propio autocontrol estaba tambaleándose desde que Amira apareció en su vida.—No te preocupes —dijo con determinación—. Yo me encargaré de hacer que se quede. Amira no podrá resistirse a mis encantos de hombre. La haremos nuestra, pero a su tiempo, de la forma correcta, tú déjamelo a mí.Zeus, aunque impaciente, pareció satisfecho con la promesa.—Lo que sea, David, tenemos un trato, pero no podemos perderla.