Amira Gutiérrez:
Salgo del ascensor y una espectacular mujer trigueña de ojos negros, unos centímetros más alta que yo, se me acerca con una sonrisa y una mano extendida, diciéndome.
-Buenas tardes Srta. Gutiérrez, soy la Sra. Smith, es un gusto recibirla en ALFA CORPORATION, sígame por favor, mi esposo y el Sr. presidente la esperan.
-El gusto es todo mío, - le digo estrechando su mano, - felicidades por su matrimonio.
-Gracias. - me dice y yo la sigo hasta el final del pasillo.
Abre la única puerta al final del pacillo y una oficina inmensa y muy lujosa se muestra ante mis ojos, todo combinado em negro, blanco y gris plateado. En un extremo del lugar un escritorio dominaba el salón, además una mesa oval con unas ocho sillas, para reuniones y en otro espacio un sofá, con una pequeña mesa de centro y otros dos cómodos sillones, hacían como una mini sala, la alfombra cubría casi todo el piso de mármol blanco y amortiguaba nuestros pasos.
Cinco minutos antes
Vanessa Smith:
-Sr. Stone, buenas tardes, por qué tanta prisa.
Qué raro, el Alfa Stone, nunca es perturbado por nada sin embargo ha entrado por la puerta que da directo al baño de su oficina como si tuviera un malestar agobiante.
Bueno, esperemos a nuestra invitada, ah, aquí está. Ppues quien lo diría es toda una sensación, no sólo es muy buena haciendo negocios, como lo demuestran sus resultados, sino que es una mujer bella. Ok, veamos cómo le va cuando se enfrente a esos dos lobos feroces, literalmente hablando, que hay en la presidencia, jajaja.
Amira Gutiérrez.
-Buenas tardes, Srta. Gutiérrez, bienvenida, espero que mi esposa le haya recibido bien. -me dice un hombre de un metro ochenta y algo de estatura, fuerte, con los ojos y la sonrisa más amable que he visto, blanco como papel, pero con un aura de confianza y seguridad, que te hacen sentir cómoda y segura. Así que este es el Sr. Román Smith.
-El gusto es mío Sr. Smith. Si su esposa me recibió muy bien como si me conociera de hace tiempo, gracias otra vez.
-Por favor tomemos asiento, el Sr. Stone, ya se nos une, para comenzar esta reunión. -me dice muy amable el Sr. Smith.
-Sr. Smith, permítame felicitarlo por su matrimonio, -le dije y a continuación comencé a tratar de abordar la reunión porqué, aunque todo era muy halagador, todavía no me quedaba claro que hacia un gigante como ALFA COLPORATION S.A. interesado en una empresa como LA FIRMA, que, si bien es buena, no es tan grande.
-Sr. Smith, en lo que esperamos que nos acompañe el Sr…- Stone, completó el Sr. Smith, -pudiera usted decirme de que trataremos en esta agradable reunión, digo, si no es molestia.
-Si bueno, vera Srta. Gutiérrez, el motivo de la reunión es…- el aludido fue interrumpido por una persona nueva que ingresó por una puerta lateral que no reparé al entrar a la oficina, y que estaba detrás de donde me encontraba sentada, la voz fuerte y tranquila destilaba frio en todo el lugar, y algo en ella me pareció familiar.
-Disculpa Román, yo le explico a la Sra. Gutiérrez. -dijo esa vos que se fue acercando hasta que su portador estuvo parado frente a todos, lo que nos hiso poner de pie para saludar y …
- Tú otra vez, es que no tienes nada que hacer.-Dije al recién llegado muy molesta con solo verlo.
-Oh ya veo que se conocen -dijo Smith, con una sonrisa que trató de ocultar, mientras veía la expresión de su jefe y amigo.
-Srta. Gutiérrez, él es el Sr. David Stone, presidente y socio mayoritario de ALFA COLPORATION S.A., -Dijo Smith, mirandonos a ambos.
Quedé paralizada, el impacto de la revelación me dejó sin palabras. David Stone, es el hombre arrogante del ascensor, quien además resulta ser nada menos que el presidente de ALFA CORPORATION S.A., y quien ahora tiene en sus manos el futuro de mi empresa. Mientras el silencio incómodo crecía, Román Smith intentaba aliviar la tensión con una sonrisa.
—Bueno, creo que esta reunión será más interesante de lo que pensábamos —dijo el Sr. Román, claramente divirtiéndose con la situación.
David, por su parte, no apartaba la vista de Amira. Su mirada dorada era intensa, y algo en su expresión la desafiaba, como si disfrutara viéndola incómoda. Amira respiró hondo, intentando recuperar la compostura que tanto la caracterizaba.—Mis disculpas, Sr. Stone —dijo finalmente, obligándose a sonreír—. No esperaba encontrarlo aquí tan... pronto.David esbozó una media sonrisa que no llegó a sus ojos, y en su tono frío respondió:—El placer es todo mío, Srta. Gutiérrez. Estoy ansioso por discutir el futuro de nuestras empresas.Amira sintió una mezcla de frustración y desafío. No iba a dejar que aquel hombre la intimidara. La reunión aún podía salvarse, pero tendría que jugar sus cartas con cuidado.-Bueno, ya que estamos todos retomo donde nos quedamos. - dijo el Sr. Román. &
—"Román, hermano, necesito que llames a la Srta. Gutiérrez. Invítala a una cena en tu casa con Vanessa. Será una cortesía por haber considerado nuestra oferta. Además, aprovecha para disculparte por el... incidente que ocurrió con tu jefe. El ambiente se puso tenso, y es necesario suavizar las cosas."Román me miró con una mezcla de sorpresa y curiosidad, notando la intensidad en mi mirada, la cual debía tener ese aro rojizo que suele aparecer cuando Zeus está alterado.—"Dile también que pondremos a su disposición el jet de la compañía para que su equipo venga a Seattle. Que trabajen desde aquí si es necesario. Pero ella no debe irse."Román asintió, comprendiendo que esta petición mia, iba más allá de una simple negociación empresarial. Mi comportamiento en la reunión había sido inus
Amira estaba frente al espejo de su suite en el hotel, admiraba su reflejo en el enterizo gris perla de patas palazo, que había elegido. Las mangas largas y el escote cerrado en el cuello le daban una apariencia seria, formal, pero el verdadero impacto estaba en la espalda. El enterizo, ajustado como un guante en la parte superior, se abría por completo en la espalda, dejando la piel expuesta hasta la cintura. El contraste entre la sobriedad del frente y la audacia del diseño posterior era desconcertante, justo como a ella le gustaba. Sabía que causaría impresión, y eso era exactamente lo que quería. Una sonrisa traviesa en sus labios delataba su estado de ánimo. Sabía que la cena de esa noche no era una simple reunión de negocios. Algo en la forma en que Román Smith se lo había mencionado la inquietaba, pero no tenía miedo. Después de todo, ella no era fácil de intimidar, y meno
Mientras el coche se acercaba a la entrada principal, Amira no pudo evitar pensar en lo que aquella casa significaba para los Smith. No solo era una muestra de poder, sino de tradición y de algo que ellos querían construir a largo plazo.Amira, se quedo mirando, recordando su infancia en Cuba, donde no tenía muchos hermanos, solo eran ella y su hermana menor, Suset, pero tenía muchos primos que en verano se reunían en su casa, que era la de sus abuelos y todo era bullicio y fiesta. A pesar de todo el tiempo que había pasado, ella seguía recordando con mucho cariño esos años de su infancia.Por fin el auto se detuvo en la entrada principal y el chofer con una sonrisa profesional, se bajó del coche y se acercó para abrirle la portezuelaChofer:-Adelante Srta., hemos llegado, ha sido un gusto servirle. -dijo.Amira quedo agradecida con la amabilidad del joven.-Gracia
Ocho en punto. Justo cuando el reloj marcó la hora, las puertas del salón se abrieron, y Amira Gutiérrez hizo su entrada. Todo lo que había estado preocupando a David Stone hasta ese momento desapareció en un instante. La sala, repleta de su círculo cercano, quedó sumida en un silencio absoluto. Era como si el mundo mismo hubiese hecho una pausa para admirarla.Amira, con su piel color canela que brillaba bajo la luz suave del salón, caminaba con una gracia natural y una presencia que llenaba todo el espacio. Vestida con su impresionante enterizo gris perla, el contraste entre su frente serio y la sensualidad de su espalda descubierta era suficiente para dejar a todos sin palabras. Parecía una reina que acababa de entrar en la presenc
-Sr. Stone, buenas noches, es un gusto volver a verlo- me dijo la muy ladina.-Srta. Gutiérrez, el gusto es todo mío, - fue todo lo que pude decir antes de que se volteara.Todo se mantuvo bajo control hasta que Amira se dio la vuelta para continuar su recorrido. Zeus y yo sentimos lo mismo en ese momento, incapaces de soportar más lo que estábamos viendo, Amira literalmente rompió no sólo la bajilla, si no también mi razón y mi cordura, Zeus lanzó un rugido con una fuerza que sacudió todo mi ser. Fue un rugido que resonó en lo más profundo de mi alma, yo, por primera vez en mucho tiempo, no pude contener el poder que llevaba dentro.El cambio fue instantáneo, sentí cómo mis ojos, usualmente dorados y calculadores, se oscurecían, tiñéndose de ese rojo profundo que solo aparecía cuando mi Alfa interior tomaba el control. La me
Amira GutiérrezSentí como si el tiempo se hubiera detenido por completo. Durante ese breve pero intenso instante, solo existíamos David y yo, frente a frente, como si el resto del mundo hubiera desaparecido. Era una batalla silenciosa, una prueba de fuerza entre dos almas poderosas, midiendo nuestras voluntades como si fuésemos titanes en un campo de batalla invisible. La tensión en el aire era palpable, y mi corazón latía con fuerza mientras intentaba procesar lo que estaba sucediendo.Y de repente, todo se desvaneció.Me estoy despertando justo ahora en una cama y en una habitación nueva para mí. Miro todo a mi alrededor, para afirmar lo que ya sé, no es mi habitación. Mi mente trata de encontrar respuestas rápidamente. ¿Qué había pasado? No recuerdo cómo llegué aquí. El pánico me golpeó con fuerza cuando mir&oacut
David, se encontraba solo en su habitación, la misma que había usado tantas veces en la casa de Román y Vanessa, pero esta noche su mente no estaba tranquila. Se pasó la mano por el rostro, intentando sacudir la tensión acumulada.—Lo que pasó en la cena no puede volver a ocurrir —murmuró en voz baja, hablando tanto para sí como para Zeus, su lobo interior, quien permanecía inquieto en su mente.Zeus gruñó, claramente insatisfecho, pero David lo ignoró.—Es crucial que mantengamos el autocontrol —continuó, su tono firme pero lleno de frustración—. No podemos permitirnos perder el control de esta manera, no frente a todos... y mucho menos frente a ella.La imagen de Amira entrando al salón, el impacto que tuvo en todos y, sobre todo, en él, lo golpeaba una y otra vez. El simple hecho de que todos la hubieran mirado c