Uno minutos antes
Vanessa Smith:
-Sr. Stone, buenas tardes, por qué tanta prisa. -Qué raro, el Alfa Stone, nunca es perturbado por nada sin embargo ha entrado por la puerta que da directo al baño de su oficina como si tuviera un malestar agobiante.
Bueno, esperemos a nuestra invitada. Ah, aquí está. Pues quien lo diría es toda una sensación, no sólo es muy buena haciendo negocios, como lo demuestran sus resultados, sino que es toda una mujer bella. Ok, veamos cómo le va cuando se enfrente a esos dos lobos feroces, literalmente, que hay en la presidencia.
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Amira Gutiérrez.
-Buenas tardes, Srta. Gutiérrez, bienvenida. Espero que mi esposa le haya recibido bien. -Me dice un hombre de un metro ochenta y algo de estatura, fuerte, con los ojos y la sonrisa más amable que he visto. Blanco como papel, y con un aura de confianza y seguridad, que te hacen sentir cómoda. Así que este es el señor Román Smith.
-El gusto es mío Sr. Smith. – le dije. -Si su esposa me recibió muy bien como si me conociera de hace tiempo. Gracias otra vez.
-Por favor tomemos asiento. El Sr. Stone, ya se nos une, para comenzar esta reunión. -me dice muy amable.
-Sr. Smith, permítame felicitarlo por su matrimonio, -le dije y a continuación comencé a tratar de abordar la reunión. Porqué, aunque todo era muy halagador, todavía no me quedaba claro que hace un gigante como ALFA COLPORATION, interesado en una empresa como LA FIRMA. Que, si bien es buena, no es tan grande.
-Sr. Smith, en lo que esperamos que nos acompañe el Sr…- Stone, - completó el Sr. Smith. -Pudiera usted decirme de que trataremos en esta agradable reunión. Digo, si no es molestia.
-Si bueno, vera Srta. Gutiérrez, el motivo de la reunión es…- el aludido fue interrumpido por una persona nueva que ingresó por una puerta lateral que no reparé al entrar a la oficina, y que estaba detrás de donde me encontraba sentada. La voz fuerte y tranquila destilaba frio en todo el lugar, algo en ella me pareció familiar.
-Disculpa Román, yo le explico a la Sra. Gutiérrez. -dijo esa vos que se fue acercando hasta que su portador estuvo parado frente a todos. Lo que nos hiso poner de pie para saludar y …
- Tú otra vez. Es que no tienes nada que hacer. Dije al recién llegado muy molesta con solo verlo.
-Oh ya veo que se conocen -dijo Smith, con una sonrisa que trató de ocultar, mientras veía la expresión del recién llegado.
-Srta. Gutiérrez… Él es el Sr. Stone, presidente y socio mayoritario de ALFA COLPORATION, -Dijo Smith
Quedé paralizada, el impacto de la revelación me dejó sin palabras. David Stone, es el hombre arrogante del ascensor. Quien además resulta ser nada menos que el presidente de ALFA CORPORATION. Y quien ahora tiene en sus manos el futuro de mi empresa. El silencio incómodo crecía, y Román Smith intentó aliviar la tensión con una sonrisa.
—Bueno, creo que esta reunión será más interesante de lo que pensábamos —dijo, claramente divirtiéndose con la situación.
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David, por su parte, no apartaba la vista de Amira. Su mirada dorada era intensa, y algo en su expresión la desafiaba, como si disfrutara viéndola incómoda. Amira respiró hondo, intentando recuperar la compostura que tanto la caracterizaba.
—Mis disculpas, Sr. Stone —dijo finalmente, obligándose a sonreír—. No esperaba encontrarlo tan... pronto.
David esbozó una media sonrisa que no llegó a sus ojos, y en un tono frío respondió:
—El placer es todo mío, Srta. Gutiérrez. Estoy ansioso por discutir el futuro de nuestras empresas.
Amira sintió una mezcla de frustración y desafío. No iba a dejar que aquel hombre la intimidara. La reunión aún podía salvarse, pero tendría que jugar sus cartas con cuidado.
-Bueno, ya que estamos todos, retomo donde nos quedamos. - dijo el Sr. Román. – Nuestra empresa desea hacerle una propuesta con el fin de poder adquirir su compañía y de esa manera fusionarla con ALFA CORPORATION. Esa es la razón por la que la hemos invitado. En este sobre está nuestra oferta, por favor antes de dar cualquier respuesta deseo que la estudie con detenimiento.
El Sr. Smith, no golpea suave. - se dijo Amira, es directo y preciso en su propuesta. Ok, pero yo tampoco golpeo suave, y voy a jugar su juego para ver que sucede.
-Muy bien Sr. Smith, supongo que mínimo tengo el fin de semana para revisar el tema con mi equipo, así que le voy a pedir que me disculpe. Yo me retiro y el martes nos reunimos para darle una respuesta- dijo Amira, quien para su propia tranquilidad no volvió a mirar a David.
David se mantuvo en silencio, pero internamente estaba a punto de explotar. No estaba acostumbrado a ser ignorado de esa manera, y mucho menos por una humana. Que, para su sorpresa, lo desafiaba de una forma que pocas personas habían osado hacerlo. Zeus, su lobo, gruñía con frustración, queriendo imponer su presencia, pero David, haciendo uso de toda su fuerza de voluntad, se contuvo.
Román, por otro lado, manejó la situación con elegancia, mostrando la oferta como un acto de buena fe, dejando espacio para que Amira pudiera analizarla con calma. Amira, por su parte, aunque mantuvo una fachada de tranquilidad, supo que el juego apenas comenzaba. Sabía que estaba lidiando con gigantes, pero eso no la asustaba; de hecho, la motivaba.
—Por supuesto, Srta. Gutiérrez, tómese el tiempo necesario. Esperaremos su respuesta el martes —dijo Román con una sonrisa tranquila.
Amira asintió, recogió el sobre con la oferta y, con un gesto educado, se levantó de su asiento.
—Les agradezco por su tiempo. Nos vemos el martes —dijo con firmeza, dirigiéndose hacia la puerta sin mirar a David ni una vez más.
Mientras ella salía, David apenas podía contener su frustración. El hecho de haber sido apartado de la conversación no solo lo irritaba, sino que la presencia de Amira lo perturbaba de una manera que jamás había anticipado. Zeus rugió en su interior, exigiendo que no la dejara ir así de fácil.
Román, percibiendo el malestar de su Alfa, lo miró de reojo y le envió un pensamiento: "Paciencia, hermano. Esto apenas comienza."
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David Stone:
-Verla me volvió a dejar sin aliento, Zeus, sólo quería llevársela con él. Apolo el lobo de Roma, se asombró cuando escucho hablar a su Alfa, eso hiso que Román actuara como lo hizo, él sabía que esa humana no se podía tratar como a cualquier otra, pues notó todo lo que provocaba en mí y en Zeus.
Con el corazón acelerado y Zeus inquieto, me dirigí hacia la carpeta que contenía toda la información de La FIRMA S.A., la razón era clara: necesitaba el número de teléfono de Amira Gutiérrez. Era imperativo que ella no regresara a Florida, y haría lo que fuera necesario para mantenerla en Seattle.
Al abrir la carpeta, iba pensando rápidamente en encontrar una excusa convincente para llamarla. No podía sonar desesperado, pero no podía dejar que ella se alejara sin más.
—"Si es necesario, pondré mi jet privado a su disposición, y haré que su equipo vuele hasta Seattle, para revisar la propuesta. Pero ella no se va, no hasta que haya descubierto lo que está ocurriendo entre nosotros." -me decía a mí mismo.
Zeus gruñó, apoyando mi decisión. La idea de separarse de Amira, aunque solo fuera por unos días, era insoportable para nosotros. No permitiremos que ella se escapé tan fácilmente, no ahora que la habíamos encontrado.
—Román, hermano, necesito que llames a la Srta. Gutiérrez. Invítala a una cena en tu casa con Vanessa. Será una cortesía por haber considerado nuestra oferta. Además, aprovecha para disculparte por el... el incidente que ocurrió con tu jefe. Dile que el ambiente se puso tenso, y es necesario suavizar las cosas. -Román me miró con sorpresa y curiosidad, notando la intensidad en mi mirada. La que debía tener ese aro rojizo que suele aparecer cuando Zeus está alterado.
—Dile también que pondremos a su disposición el jet de la compañía para que su equipo venga a Seattle. Que trabajen desde aquí si es necesario. Pero ella no debe irse.
Román asintió, comprendiendo que esta petición iba más allá de una simple negociación empresarial. Mi comportamiento en la reunión había sido inusual. Sin más, Román tomó su teléfono para cumplir con mi solicitud, mientras yo permanecía de pie, con Zeus inquieto.
—David, ¿todo bien? —preguntó Román, su voz más baja, como si no quisiera provocar más tensión.
—Haz lo que te pedí, Román. -Respondí con un tono firme, luchando por mantener la compostura mientras sentía la energía de Zeus bajo la superficie, ansioso, casi indomable. -La cena tiene que ser esta noche. No hay tiempo que perder.
Román asintió de nuevo, entendiendo que la situación era más compleja de lo que parecía. Mientras tomaba su teléfono, me giré hacia la ventana, tratando de calmar a Zeus. Necesitaba mantener el control, pero cada pensamiento sobre Amira hacía que mi lobo rugiera, queriendo reclamar lo que consideraba suyo.
—Zeus, tranquilo, -susurré para mis adentros, aunque sabía que mis palabras no le traerían paz.
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Román marcó el número de Amira, quien contestó al tercer timbre.
-Halo, Amira Gutiérrez, con quien tengo el gusto, -dijo al dueño de ese número desconocido.
-Hola Srta. Gutiérrez, soy el Sr. Smith. – contesto- Con la premura con que se retiró, olvide invitarla a una cena organizada por mi esposa esta noche en mi casa. Es la primera desde nuestro matrimonio y nos encantaría contar con su presencia. Además, le comunico que cuenta con el jet de la compañía para que pueda mover a su equipo a fin de que pueda revisar aquí la propuesta. Sólo dígame que día deben ir a buscarlos.
Amira quedó momentáneamente en silencio, sorprendida por la inesperada invitación. Román no solo le estaba ofreciendo una cena, sino que también le estaba sugiriendo de manera indirecta que extendiera su estadía en Seattle, trasladando a su equipo desde Florida. No era una invitación cualquiera; era un movimiento estratégico y difícil de rechazar.
—Sr. Smith, —respondió Amira después de una pausa—, la verdad, no esperaba una invitación tan... formal, y agradezco su consideración. Acepto la invitación para la cena esta noche. En cuanto al jet y a mi equipo, lo consultaré con ellos y le haré saber tan pronto tenga una respuesta.
Aunque mantenía un tono profesional, Amira estaba procesando la jugada. Sabía que esta invitación no era solo cortesía; algo más estaba en juego, y ella debía estar preparada para manejarlo. La oferta del jet privado era generosa, pero también aumentaba la presión.
—Perfecto, Srta. Gutiérrez. Mi esposa estará encantada de conocerla mejor. La esperaremos a las ocho de la noche. Le enviaré un auto para que la traiga —Román sonaba cordial, pero Amira percibía que la invitación tenía algo más detrás.
Al colgar, Amira tomó un respiro profundo. Esta cena prometía ser más que una simple reunión social. Sabía que tendría que estar a la altura y jugar sus cartas con inteligencia.
Amira estaba frente al espejo de su suite en el hotel, admiraba su reflejo en el espejo, el enterizo gris perla de patas palazo, que había elegido, con mangas largas y el escote cerrado en el cuello le daban una apariencia seria, formal, pero el verdadero impacto estaba en la espalda. El enterizo, ajustado como un guante en la parte superior, se abría por completo en la espalda, dejando la piel expuesta hasta la cintura. El contraste entre la sobriedad del frente y la audacia del diseño posterior era desconcertante, justo como a ella le gustaba. Quería impactar, y eso era exactamente lo que provocaba ese atuendo. Una sonrisa traviesa en sus labios, delataba su estado de ánimo. Sabía que la cena de esa noche no era una simple reunión de negocios. Algo en la forma en que Román Smith se lo había mencionado la inquietaba, pero no tenía miedo. Después de todo, ella no era fácil de intimidar, y menos por alguien como David Stone, el "Bello gruñón", como ella había empezado a llamarlo en su m
Eran las siete y cincuenta de la noche, y Amira aún no llegaba. David observaba el salón, intentando no mostrar la impaciencia que lo carcomía por dentro. Román y Vanessa habían organizado la cena de manera impecable, invitando a todos los miembros más cercanos de su círculo, lo que le dio a la velada un aire de formalidad y camaradería.Sin embargo, entre los invitados había alguien que le provocaba una ligera incomodidad: Zaira McKency, una loba con la que había salido hace algunos años. Aunque ambos sabían que nunca había sido algo serio. Zaira a veces olvidaba ese detalle y se pegaba a él como si fueran algo más. Esa noche, Zaira ya había comenzado a moverse con la confianza de quien siente que tiene un derecho no concedido.Alta, de cabello oscuro y ojos que irradiaban poder y determinación, se había acercado a David apenas entró al salón, ocupando su espacio personal de una manera que le resultaba incómoda.—David, qué gusto verte otra vez. Sabes que siempre es una delicia compar
David, se encontraba solo en su habitación, la misma que había usado tantas veces en la casa de Román y Vanessa, pero esta noche su mente no estaba tranquila. Se pasó la mano por el rostro, intentando sacudir la tensión acumulada.—Lo que pasó en la cena no puede volver a ocurrir —murmuró en voz baja, hablando tanto para sí como para Zeus, su lobo interior, quien permanecía inquieto en su mente.Zeus gruñó, claramente insatisfecho, pero David lo ignoró.—Es crucial que mantengamos el autocontrol —continuó, su tono firme pero lleno de frustración—. No podemos permitirnos perder el control de esta manera, no frente a todos... y mucho menos frente a ella.La imagen de Amira entrando al salón, el impacto que tuvo en todos y, sobre todo, en él, lo golpeaba una y otra vez. El simple hecho de que todos la hubieran mirado con tanta admiración y deseo lo había desquiciado. Y ese rugido... su aura de Alfa había explotado de manera instintiva. No se trataba solo de celos, sino de un deseo primiti
Amira Gutiérrez:Me sentí un poco insegura, pero de pronto recordé que debía jugar este juego con astucia. Observando a David frente a mí, pensé: - “Este hombre es astuto, ahora se deshace en amabilidad. Pero estoy aquí para hacer negocios, así que, ok, Amira, juega su juego.”Con una determinación renovada, le devolví la mirada, manteniendo la compostura mientras tomaba una respiración profunda.—Gracias, Sr. Stone. La verdad es que me sentí un poco abrumada ayer, pero dormí lo suficiente. Aprecio su preocupación, realmente significa mucho para mí —dije con una sonrisa sincera.—Estoy segura de que tengo mucho que aprender de usted, y espero que podamos trabajar juntos para lograr un acuerdo que beneficie a ambas partes —agrego, dejando entrever su interés en la reunión que tenían por delante.David, viendo cómo Amira respondía con confianza, sintió una chispa de admiración. Sabía que era una mujer formidable en el mundo de los negocios, y su respuesta solo confirmaba eso. Sin embargo
Amira sonrió, sintiéndose más cómoda con la cercanía que David había establecido al pedirle que lo llamara por su nombre.—Gracias por la recomendación, prometo que no te decepcionaré con mi elección de vestuario, y también me puede llamar por mi nombre. —agregó con una sonrisa confiada, sintiendo que ese encuentro podría ser el comienzo de algo interesante entre ellos.Sintió que la atmósfera se estaba aligerando, y eso la motivaba aún más para prepararse adecuadamente. La idea de un almuerzo en un ambiente relajado le gustaba, y estaba decidida a hacer que fuera un momento me
En el hotel, Amira disfrutó de un reconfortante baño de tina, dejando que el agua caliente relajara su cuerpo después de una noche cargada de emociones. Mientras se sumergía, cerró los ojos y permitió que sus pensamientos volvieran a David Stone, el hombre que había despertado algo inesperado en ella.Aunque su primera intención había sido enfrentarse a él con una actitud desafiante, ahora se encontraba cambiando de perspectiva. "El bello gruñón", como lo había bautizado en su mente, ya no era sólo un obstáculo o un oponente en la negociación. Ahora había algo más que la atraía, y se sorprendió admitiendo el deseo repentino de verse bien sólo para él, eso la desconcertó. -"¿Qué me está pasando?" se preguntó, mientras se incorporaba y comenzaba a pensar en qué vestir para el almuerzo. Quería impresionar, pero no de una manera excesiva, sino más bien con sutileza y elegancia.Amira salió del baño y se dirigió a su maleta, rebuscando entre su ropa hasta encontrar lo que buscaba: un conjun
Era claro que la tensión entre ambos seguía creciendo, y aunque ambos intentaban mantener las cosas bajo control, había una energía innegable en el ambiente. Este almuerzo prometía ser mucho más interesante de lo que cualquiera de ellos hubiera anticipado.Avanzaron durante media hora para llegar a un lugar de apariencia rustica, Amira miró alrededor con interés mientras entraban en el restaurante. El ambiente rústico pero refinado del lugar le llamó la atención de inmediato. Las cálidas luces y la música suave creaban una atmósfera acogedora, justo lo que necesitaba después de tanta tensión. La decoración estaba llena de detalles cuidadosamente elegidos, desde las mesas de madera maciza hasta los cuadros que adornaban las paredes, todo armonizaba perfectamente.David, a su lado, pare
-Quizá solo eres muy perceptiva, -respondió él con un tono más bajo, inclinándose un poco hacia adelante. -Pero todos tenemos nuestros secretos, ¿no es así, Amira? Tal vez, en lugar de hablar de mí, deberíamos hablar de ti. ¿Qué es lo que realmente te trajo hasta Seattle, más allá de los negocios?"Amira sonrió, notando el cambio de tema. Pero no lo presionó más. Sabía que había algo más en David, y estaba decidida a descubrirlo, pero entendía que ese juego requería tiempo. Mientras tanto, se concentró en seguir su propio planBueno..., primero conocer al “Gran Alfa” tras de ALFA CORPORATION S.A., jajajaja, discúlpame, es que realmente hay tanta desinformación sobre ti y el Sr. Smith, que en nuestra empresa comenzamos a llam