La Luna del Alfa Stone
La Luna del Alfa Stone
Por: Azura Payne
Primer encuentro

Prologo

Amira Gutiérrez es una mujer fuerte y decidida. Su origen cubano y sus experiencias como emigrante moldearon su carácter y resiliencia. A sus 29 años, ha superado muchas barreras y ha construido con éxito LA FIRMA, su empresa. Tiene una figura impresionante: mide 1.70 m, pesa 75 kg, y su silueta se distingue por una cintura pequeña y un trasero llamativo, lo que atrae miradas, pero no define quién es realmente. Su inteligencia y habilidad en los negocios son lo que la han llevado a donde está.

David Stone es el presidente de ALFA CORPORATION S.A.  él es visualmente impactante 1.90 de estatura y un cuerpo definido de puros músculos. Su arrogancia, frialdad y seducción también lo describen.  Él es un hombre acostumbrado a conseguir lo que quiere. Además, no sólo es un poderoso empresario, sino también el Alfa de una antigua manada de lobos llamada "Luna Dorada", que ha estado sin su Luna por dos siglos. Su instinto le dice que algo grande está a punto de suceder, y aunque el consejo de su manada lo presiona para elegir una compañera, David está convencido de que su Luna destinada está cerca.

Amira Gutiérrez, es una mujer que nunca se deja intimidar, ni siquiera por magnates poderosos como David Stone. Ellos comenzaron con mal pie.  Podrán ellos salvar sus diferencias, y unir sus vidas

1- El Encuentro

Amira Gutiérrez:

 -Hoy es jueves, la semana está terminando, pero me tocó viajar a Seattle, me han cursado una invitación que lanzará mi empresa a lo más alto de la industria, eso nos permitiría empezar a jugar en las ligas mayores, estoy muy emocionada, y preocupada a la vez. Pues, aunque todos conocen el imperio corporativo ALFA CORPORATION, pocos conocen a su CEO, menos a su presidente. Sólo sé que el CEO, se llama Román Smith y es un hombre de treinta años, muy hábil en negociación y administración de empresas, de ahí el éxito y crecimiento de todas las empresas del corporativo. Las revistas de chismes anunciaron su matrimonio recientemente con la también empresaria mexicana Vanessa Blanco, pero sólo se publicó una foto de ellos y nada más.

Por fin en Seattle, son las dos de la tarde, me dirijo a la sede de ALFA CORPORATION, me paro frente al edificio y me quedo sin aliento, esta ciudad ha sido referente por su arquitectura moderna y vanguardista, pero este edificio es impresionante. -Amira, concéntrate, los negocios primero, el paseo después, -me dije a mi misma. Ingreso, me dirijo a resección, me saluda una joven con una linda sonrisa. Saludo y le digo que soy Amira Gutiérrez y que tengo cita con el Sr. Smith, esto hace que me mire de arriba abajo con asombro. Pero veo en su cara que, aunque buscó, no tuvo nada que objetar. Pues como toda mujer de negocio, sé que la primera impresión cuenta y mucho. Por eso elegí un traje sastre de tres piezas, azul celeste, utilice el chaleco como blusa y complementé con accesorios dorados, que resaltan el color de mi piel, zapatos So Kate de color negro a juego con la cartera, maquillaje sencillo, no me gusta usar bases, y gracias a Dios, mi piel está impecable, cabello recogido en un chongo alto, un peinado que nunca me falla a la hora de verme regia y profesional.

La señorita de recepción luego de confirmar mi cita me da la credencial de acceso y me indica que me esperan en el piso cincuenta, en la oficina de la presidencia, le agradezco y continuo.

Estoy parada frente al ascensor. Al fin llega, al abrir, quedo frente al hombre más sexy que jamás vi. Alto muy alto, de piel blanca, un poco tostada por el sol, su traje azul marino de tres piezas hecho a medida, con una camisa blanca, pero sin corbata, que le daba un toque algo rebelde. Le quedaba espectacular, a quilómetros se notaba que ese cuerpo tiene largas horas de gimnasio, su barba muy bien cortada, su cabello recogido en una cola media, lucia hermoso, con unas canas que se disimulaban muy bien con las mechas rubias de su cabello castaño claro.

Todo bien hasta que ese Adonis me miró. Sus ojos me recordaron el sol de mi Cuba preciosa, en los que me pareció ver un breve aro rojizo, que de pronto desapareció, para dejar un dorado intenso que me dejó sin habla. Pero como nada en esta vida es perfecto, el sujeto, me dijo con vos de jefe con mal dormir, - ¿Sube o se queda? - Frase que me trajo de regreso de mi ensoñación. Entré, y como ya me cayó mal, me puse despaldas a él. Al buscar en el botón que debía presionar este ya estaba activado. -Genial, el “Bello Gruñón” será mi compañero por los próximos cincuenta pisos. -pensé.  Pero como si eso no fuera suficiente, al fijarme en el reflejo del metal del ascensor, me doy cuenta que no ha dejado de mirarme, fijando su mirada en mi trasero como si fuera su comida favorita.

“Descarado”-le dije mentalmente. Estoy a costumbrada a que me miren todas mis curvas, porque soy consciente de que las tengo y además las cuido muy bien, con horas de ejercicios, y buena alimentación. Pero no le voy a permitir a esta “Belleza gruñona”, que me mire con cara de lobo feroz acechando a su presa. Me giro sobre mi propio eje y con muy mala cara le digo:

-Oiga señor, usted no almorzó hoy. ¿Qué le pasa? Si tiene hambre vaya a la cafetería, que estoy segura que un lugar tan elegante como este, tiene que tener una muy buena. No sabe usted que en este país le multan por acoso. Pervertido, mirón. - A todas estas era tanta mi molestia que lo dije todo en español, por lo que asumo que el muy descarado ni me entendió. Por eso se estaba riendo de medio lado.

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David Stone:

-Ayer fue una noche difícil. El consejo de la manada “Luna Dorada”, de la cual soy su Alfa hace ya unos trecientos años, se volvió nuevamente molesto, porque a pesar de que hemos podido sobrevivir durante los últimos doscientos años sin una Luna, es vital que la manada tenga una.

Mi madre fue nuestra Luna los primero cien años de mi reinado, pero ella ya no está. Y una manada no puede estar sin su Luna. La Ley nos da la opción de elegir una si la Diosa Selene no nos da una compañera destinada. Pero una manada es realmente fuerte cuando su Luna es la compañera destinada de su alfa. Por esa razón es que no he querido elegir a una.

Además, sé que mi Luna está muy cerca, algo en mi cuerpo me hace estremecer, eso solo me sucede cuando algo muy importante va a suceder. Sumado al hecho de que mi beta y mejor amigo, Román Smith, hace cinco años encontró su pareja destinada una loba de una manada mejicana que es una maravilla toda una fiera en los negocios y una beta sin igual, estoy feliz por él. Pero el Consejo ya no está dispuesto a esperar.

Hoy por la mañana, me dijo Román que teníamos en la tarde, la reunión con la dueña de La FIRMA S.A., una compañía de gestión y negociación en ventas del sur de la Florida. Que, aunque lleva sólo cinco años en operaciones, ha logrado posicionarse en el mercado como una de las primeras, además que esta empresa opera también en Ecuador, por lo que nos pareció interesante su adquisición para expandir la nuestra en América del Sur. Por eso y aunque estoy con un humor que se lo lleva el demonio, estoy aquí. Más le vale a esa señora vender. Tomo el ascensor en mi estacionamiento privado, me pareció raro que se haya detenido en el primer piso. Esto nunca pasa, sólo Román y Vanessa, tienen acceso a este ascensor.

La puerta se abrió y tuve que contenerme para no morderla. La mujer más linda y seductora del mundo estaba ante mis ojos, su olor era nuevo para mí, pero totalmente aditivo, canela, miel y mar. Juro que nunca pensé que una hembra de ninguna especie me podía alterar de esa manera. Mi entrepierna reaccionó por puro instinto solo con su olor y Zeus, mi lobo, de pronto me habló, sólo para decirme, - “MATE.” - Esa palabra me trajo a la cordura, - ¿Qué? ¿Mate? No, ella no puede ser mi “MATE”, es HUMANA. -le dije. -Es hermosa como una Diosa, su piel, su color canela, su cara es bella, sus labios gruesos muy sensuales, que ya imagino en algún lugar de mi cuerpo. Dije cuerpo, el de ella es espectacular, quiero correr por todas esas curvas como piloto de fórmula uno. Está hecha a mi medida. Pero es HUMANA. Así que Zeus. - ¡No!

Tengo que concéntrame. -Concéntrate David Stone, - me dije, - es humana, y has algo que te está mirando. - Rápidamente asumo el papel de empresario frio y mal humorado. Y le digo la peor cosa que salió de mi boca: - ¿Sube o se queda?

Su cara fue de disgusto, pero subió, y para mi sorpresa iba a la presidencia. Pero la muy condenada me dio la espalda y con eso me muestra una de las mejores cosas de su anatomía humana, su perfecto trasero. - Diosa Luna. ¿Por qué, me haces esto? -pensé.  Zeus quiere morderla y reclamarla como suya, yo a duras penas puedo quitarle los ojos de encima. Su olor me tiene loco y su trasero, eso es de otro mundo, sólo comparado con el mejor filete de carne que me haya comido en mis cuatrocientos treinta y cinco años de vida.

De pronto la veo girar y quedar frente a mí. Y una retahíla de palabras en español, idioma que entiendo perfectamente, salen de su boca seductora, trayéndome de regreso a la realidad. Está enojada, y es más bella aún. Para que se dé gusto, me voy hacer el desentendido y así no tengo ni que disculparme. No quiero.

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El ascensor llegó a su destino, justo cuando Amira terminó de decir su última palabra. El desconocido salió de una sola zancada como si selo llevara el viento, demasiado rápido para Amira que se quedó embobada con su fragancia. Hugo Boss, estaba segura que era de su colección, pero había otra nota una que era única, y por algún motivo le fascinó.

Por su parte David, salió corriendo al baño. Pues, aunque Amira no notó el bulto que se hizo en sus pantalones, por estar concentrada en su pelea. Él tuvo una necesidad imperiosa de irse a su baño privado y aliviar manualmente la dureza que la desconocida le produjo solo por estar cerca de él.

Amira Gutiérrez:

Salgo del ascensor y una espectacular mujer trigueña de ojos negros, unos centímetros más alta que yo, se me acerca con una sonrisa y una mano extendida, diciéndome.

-Buenas tardes Srta. Gutiérrez, Soy la Sra. Smith, es un gusto recibirla en ALFA CORPORATION.

-El gusto es todo mío, - le digo estrechando su mano, - Felicidades por su matrimonio.

-Gracias. Sígame por favor, mi esposo y el Sr. presidente la esperan. - Me dice y yo la sigo hasta el final del pasillo.

Abre la única puerta al final del pacillo y una oficina inmensa y muy lujosa se muestra ante mis ojos. Todo combinado en negro, blanco y gris plateado. En un extremo del lugar un escritorio dominaba el salón, además una mesa oval con unas ocho sillas, para reuniones y en otro espacio un sofá, con una pequeña mesa de centro y otros dos cómodos sillones, hacían como una mini sala. La alfombra cubría casi todo el piso de mármol blanco y amortiguaba nuestros pasos.

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