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Al llegar al pueblo, él me pidió que me escondiera, y eso hice. Después de un par de minutos, regresó con un pedazo de tela y la puso sobre mi cabeza.

—Es mejor que no nos arriesguemos —me dijo.

Asentí con la cabeza. Él agarró mi mano y empezó a caminar conmigo.

—¿A dónde vamos? —le pregunté.

—Conozco a alguien aquí, y sé que nos ayudará a llegar a mi padre más rápido —me dijo.

Yo no estaba muy de acuerdo con tal cosa, sabiendo ya que lo consideraban un traidor. Era muy estúpido hacer lo que él pretendía hacer.

—¿Y si mejor no pedimos ayuda y lo hacemos solos? —le propuse.

Viggo se detuvo y volteó a mirarme.

—Sé lo que hago. Esta persona es de mi entera confianza, no soy tan estúpido, Renee —me dijo.

Asentí, poco convencida. No me quedaba de otra, tenía que confiar en él, aunque creyera que fuese una locura lo que pretendía.

—Solo no hables —me pidió.

—Vamos rápido, quiero terminar con esto —le dije.

Él asintió con la cabeza y empezamos a caminar. El lugar era bastante interesante; au
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