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Cuando Yuma despertó, ya casi había anochecido. La guarida permanecía en silencio, y era extraño, porque toda la familia estaba en su interior.

Min volvió a entrar sola en la habitación de Yuma y le obligó a tomarse una sopa y comer un poco de pescado.

Cuando ella consideró que su nieto se hallaba en condiciones de hablar le dejó levantarse y todo el clan se reunió en la cocina. Las miradas de Yuma y Cala se encontraron y él le dedicó una sonrisa radiante que ella interpretó como un "no te preocupes" que no la convenció en absoluto.

Léndula sostenía a Azca en brazos y Yuma le hizo unas fiestas al bebé antes de colocarse casi en el centro del grupo. Kasa abrazó a su hijo y se colocó junto a él.

—Bueno —comenzó Yuma—, como ya os imaginaréis no me recibieron demasiado bien en el clan de On

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