Ellos, son polos opuestos. Son como el día y la noche, como el agua y el aceite, como perro y gato, como el blanco y el negro. Ella, introvertida, desconfiada, temerosa y quiera o no apegada a su pasado. Él, un Don Juan, extrovertido, decidido, vive el presente, pero quiera o no apegado a su pasado también. Sus pasados son completamente diferentes, pero llegado el momento ese va a ser el desencadenante del comienzo de una relación que lo cambiará todo. Llegado el momento se darán cuenta que, esas diferencias, no son más que detalles.
Leer másWENDY—¡¿Qué has hecho qué?!—grita Sara a través de la línea del teléfono—Cálmate, he ido a una fiesta, no a un sitio prohibido—ruedo mis ojos—Wendy, como quieres que me calme cuando acabas de decirme que: fuiste por segunda vez a una fiesta, te has vuelto a emborrachar, has estado sola con un chico en una piscina y encima me dices que no recuerdas nada pero al mismo tiempo tienes imágenes de que algo si sucedió pero no sabes qué—inhala aire ya que dijo todo eso sin respirar una sola vez—¿cómo quieres que me calme luego de haberme dado toda esa información?—&iques
WENDY—¡Eso es trampa!—Grito al mismo tiempo que intento nadar hacia el otro extremo de la piscina, más precisamente hacia las escaleras. Chase ríe a carcajadas sosteniéndose el estomago y limpiando las lágrimas que corren por sus mejillas—A mi no me causa gracia, he estado diez minutos aquí adentro gritando "marco" como una idiota y resulta que tu contestabas "polo" ¡¡¡desde fuera de la piscina!!!El juego a decir verdad estaba divertido, es como jugar al gato y el ratón solo que en el agua y diciendo constantemente "Marco" "Polo" para que la busqueda sea mas fácil. Mi ropa es un desastre, al igual que mi cabello y maquillaje, no quiero ni verme frente a un espejo, de seguro soy lo mas parecida a un payaso.
WENDY—Damas y caballeros... ¡tenemos un ganador!—grita Dani casi sin voz—Los tigres han ganado el partido, clasifican al torneo intercontinental, alguien por favor que llame a mi madre y le diga que la quiero mucho, creo que está a punto de darme un ataque al corazón de tanta euforia que hay dentro de mi cuerpo.—Así es, el partido acaba de finalizar con la victoria de los Tigres por tres goles contra dos, un partido sumamente difícil y agotador.La tribuna contraria a pesar de la derrota se retira de la playa gritando y cantando, aunque no podría decir lo mismo de sus jugadores y su entrenador, estos no se encuentran de la misma forma, pero aún así aprecian el apoyo de la gente que los vino a ver.Las gradas comienzan a vaciarse y en ellas quedamos únicamente las chicas y yo en espera de Chase y sus amigos. Al parecer es tradici&oacu
WENDY—¡VamosTigres!—oigo que alguien vestido completamente con un disfraz de tigre grita a mi lado. Le dedico una gran sonrisa y levanto el dedo de espuma que Chase me dió.—No puedes ir a un partido de fútbol, o cualquier deporte y no llevar un gorro, camiseta, dedo de espuma, confeti...—Está bien, creo que ya entendí.—lo interrumpí—En mi defensa, ni siquiera sabía que vendría aquí—dicho eso el caminó unos pasos hacia detrás de mi, me giré y observé hacia donde se dirigía:Hacia un local ambulante en el cual venden todo lo que la gente suele usar en d&iac
CHASELas palabras que Alfred me dijo ayer al mediodía sobre Wendy no dejaban de dar vueltas en mi cabeza, es así que por la tarde decidí ir a su apartamento y como quien no quiere la cosa comentarle, o mejor dicho preguntarle, cual era el motivo por el que preguntaba por mi, pero las tres o cuatro veces que hice sonar su timbre nadie respondió. Hace varios días que no he sabido nada de ella—irónico teniendo en cuenta que vivimos uno al lado del otro—pero no es la primera vez que sucede, en el poco tiempo que lleva instalada aquí, he notado que no suele salir con demasiada frecuencia de su departamento. No es que esté vigilándola o controlando todo lo que hace y deja de hacer, pero digamos que al trabajar en la recepción del edificio durante casi todo el día, es imposible qu
WENDYMe sentí una completa idiota. No se porqué reaccioné de tal manera, es decir, Amber ya me lo había dicho hace unos minutos atrás cuando apareció en mi departamento por sorpresa. Pero en cuanto Alfred pronunció esas cuatro palabras la vergüenza se apoderó de mi de una forma que jamás había experimentado.—Aún no ha llegado—dijo su tío—Caleb y Alex están junto a él—le informó Amber, el asintió rodando los ojos, se despidió y se alejó de nosotras hacia un vehículo que había estacionado a pocos metros del edificio.Lo que yo sabía er
WENDYNo se en que momento ocurrió, pero en un abrir y cerrar de ojos ya eran las cuatro de la madrugada.Miro por la ventana y la luna llena brilla sobre el silencio sepulcral del pueblo. Las calles están más tranquilas que de costumbre, incluso la playa se encuentra vacía, algo raro teniendo en cuenta que estamos en vacaciones y los jóvenes más que nada suelen quedarse allí hasta altas horas de la madrugada.Mi charla con Sara finalizó luego de casi tres horas de charla. Me tranquilizó saber que Nate no podría venir hacia aquí ya que no sabía donde me encontraba. A pesar de que no quedó persona a quien no se lo preguntara, pero la respuesta de todos era la misma: "No lo sé" o "no te lo diré"
WENDYNunca pensé que algo así podía sucederme a mi. Bueno, en realidad a mi no me sucedió nada, pero si estoy implicada en algo o mejor dicho con alguien.Estos últimos dos años de mi vida creí que todo iba en caída, que mi vida ya no tenía un rumbo fijo. Me sentía perdida, con miedo, sola, abandonada y ante todo culpable. He pasado estos últimos dos años bajo terapia. Me gustaría decir que fue por un simple rompimiento de pareja, nada que una adolescente de diecinueve años no pudiese superar. Está claro que una relación de tan larga duración no se supera así como si nada, pero esto había sido más que una ruptura como cualquier otra, no todo era blanco y negro, aquí habían demasiados grises y puedo llegar a decir
CHASEHoy se suponía que iba a ser mi día libre, iba a dormir todo lo que no vengo durmiendo hace ya varios días y quizás, solo quizás si mi humor me lo permitía iba a prepararle la merienda a mi abuela tal y como solía hacerlo de pequeño.Mi sueño había sido interrumpido por un molesto sonido en el suelo de mi dormitorio, más precisamente dentro del bolsillo de mi sudadera. El teléfono de Wendy no paraba de sonar, le llegaron cerca de diez llamadas y cincuenta mensajes. Tuve la intención de apagarlo y seguir durmiendo, pero no lo creí apropiado ya que quien fuese la persona o personas que estuviesen al otro lado de la linea se preocuparían, y tanto ella como yo nos meteríamos en un problema, y d&eacu