Más mensajes

Johanna lee varias veces el mensaje que el señor Kim le han enviado y piensa con mucho cuidado que es lo que le dirá. Así que busca las palabras adecuadas y comienza a teclear.

Corrobora que no tenga ninguna palabra que pueda hacer que el señor Kim piense mal de ella y lo envía. El coreano que está tirado sobre su cama ve el mensaje de inmediato. Sonriendo con sutileza ante lo que ven sus ojos.

💬 —Me alegra saber que mi presencia le pareció agradable, sabiendo que soy una extranjera y que todos los de la sala solo me miraban como si fuera el centro de atención —lee en su mente.

El señor Kim frunce el ceño y es que creía que ella no se había dado cuenta. Pero es que él conociendo a los coreanos sabe que la miraban con asombro y a la vez desapruebo debido a que el vestido que ella usaba mostraba un poco los hombros y para muchos que no están acostumbrados a eso su vestimenta era bastante reveladora. Piensa con cuidado que es lo que dirá y teclea sobre la pantalla. Presionando enviar.

Johanna, que ya se ha acomodado en la cama, mira la pantalla con detenimiento cuando aparece el mensaje.

💬—Es normal aquí al ver algo que no es poco común, pero no se preocupe usted es una extranjera y por más que les moleste no creo que le digan nada porque no comprende las reglas —envío el señor Kim.

💬—Bueno, eso es un alivio. Porque si llegue a pensar que me sacarían del cabello como en las películas —contestó rápido.

El señor Kim al leer ese mensaje sonríe más ampliamente al imaginarte esa escena tan cómica que ha dicho la señorita Suárez.

💬 —Yo la hubiera defendido —aparece en la pantalla de dejando a Johanna completamente sonrojada y es que no sabe cómo tomar ese mensaje.

💬 —Gracias señor Kim, es usted todo un caballero —tanto el coreano como la mexicana miran las pantallas de sus teléfonos con una sonrisa.

Después de unos cuantos mensajes, Johanna mira la hora en el reloj de su teléfono y marcan las 12:30 am. Quedando sorprendida porque por lo que sabe él tiene una empresa grande y no creo que sea bueno que se devele.

💬—Señor Kim, creo que ya es algo tarde y no quiere que por mi culpa llegue tarde a su trabajo —escribió la mexicana.

💬—No se preocupe, señorita Suárez, siempre me duermo muy tarde, así que no importa, pero opino que si es mejor que la deje descansar —respondió el señor Kim.

💬—Sí que pase buena noche, señor Kim —contestó la mexicana.

💬 —Igualmente señorita Suárez —fue el último mensaje que le dejó el coreano.

Ambos dejan sus móviles en el mueble de al lado. Johanna se arropa cerrando los ojos con una sonrisa en el rostro. Mientras que el señor Kim se queda mirando el techo, pensado en las palabras tan delicadas de la señorita Suárez, pero se siente mal al no poder decirle que sufre de insomnio y es que no quiere ser juzgado o que ella lo vea como un hombre con defectos.

Deja de pensar en eso y enfoca su mente a los recuerdos que tiene de la señorita Suárez y lo linda que se veía en ese vestido azul que la hacía un contraste Perfecto con su tez.

Medio sonríe y coloca sus manos debajo de su cabeza sin dejar de pensar en Johanna en lo diferente que es hablar con ella.

Al día siguiente el coreano a las 4:00 am se levantó y es que él solo puede dormir apenas cuatro horas. Después de eso ya no puede dormir más. Así que prefiere levantarse, hacer ejercicio y es que él debe de mantenerse en forma porque estar pasado de peso en su país no es una opción, si lo fuera sería considerado feo.

Mientras camina por los corredores de su departamento se pone a pensar de inmediato mandarle un mensaje a la señorita Suárez, pero se detiene porque no sabe si sea buena idea, ya que probablemente ella en este momento esté dormida; sin embargo, si no lo hace quizá pueda hacerse ideas y prefiere mandárselo.

💬 —Buen día, señorita Suárez, espero que tenga una feliz mañana —toca enviar y se guarda el móvil.

Sigue caminando hacia una habitación alejada de la de su hija para no hacerle ruido, se encierra para comenzar con su rutina.

Se quita la camisa al entrar dejándola al lado en un perchero metálico, se cambia de zapatos colocándose unos más deportivos de color blanco y negro de marca exclusiva. Hace unos cuantos ejercicios de calentamiento.

Al estar listo se dirige hacia la caminadora donde empieza a regular la velocidad hasta que logra trotar en un ritmo constante. 30 minutos después y ya con el pulso un poco acelerado, el pecho con gotas de sudor que se resbalan por esa zona bien esculpida. Al detenerse la caminadora da unas cuantas respiraciones profundas hasta controlar su ritmo cardiaco y prosigue con su siguiente ejercicio.

La siguiente actividad se sienta en un banco de ejercicio, lo acomoda hasta que se vuelve una silla tomando asiento y colocando sus pies a los lados, tomando posición y cargando pesas con sus brazos. Para tonificar sus brazos.

Al terminar cada rutina para cada área de su cuerpo, el coreano deja sus aparatos en sus lugares y busca una toalla para secarse. La cual pasa por su pecho, sus hombros, su espalda, el abdomen y por último la cabeza.

Agarra una botella de agua y da unos cuantos tragos. Se acerca hasta donde está su móvil mirando la hora y tan solo hace falta una hora para que su hija se vaya a la escuela. Deja la toalla sobre el cesto de ropa, se acerca a la puerta quitándose los zapatos y colocándose los que traía.

Se pone la camisa de nuevo porque sabe que a esta hora la señora Chong la estará por la cocina y sabe que es una mujer mayor que se asusta o se impacta si lo ve así. Si bien no le dice nada, pero prefiere cuidar su imagen y también para no perjudicar a su hija.

Al salir de la habitación, camina directo hacia su alcoba, donde entra directo al baño tomando una ducha rápida y al finalizar cubriendo su cuerpo con una toalla. Al estar de regreso en su habitación se coloca su ropa para ir al trabajo que consiste en un traje de color azul.

Se peina como de costumbre y sale de nuevo. Dirigiéndose hacia la cocina donde al irse acercando se escucha la voz de su hija que está hablando con la señora Chong.

Al entrar ve a su hija sentada en la mesa desayunando con una libreta en sus manos, así que prefiere no molestarla. En la cocina se ve a la señora Chong con su uniforme color gris oscuro que está cocinando. El señor Kim se acerca a la cocina para tomar un café.

—Buen día, señor Kim —saluda la mujer de 40 años haciendo una reverencia.

—Buen día, señora Chong —él corresponde el saludo haciendo una media reverencia.

—¿Quiere desayunar? —preguntó la mujer.

—No solo quiero un café —dijo el hombre bien vestido sirviéndose el café en un vaso.

—Debe de desayunar algo o ¿cuándo me hable su madre que le diré?

—¿Que está desayunando Hee? —indaga y aunque la verdad no tiene mucha hambre, sabe que su madre todos los días le habla a la señora Chong para saber si se alimenta bien su hijo.

—Ella está desayunando rollitos de huevo con arroz —mencionó la mujer, pero la verdad es que prefiere llevarse algo para comérselo en la oficina y es que la se le está haciendo tarde.

—No mejor un sándwich para comérmelo después.

—Sí, señor —la mujer se pone manos a la obra.

Al terminar le entrega la comida al señor Kim y padre e hija se van o llegarán tarde para dejar a Hee en la escuela…

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