Min se ha despertado desde las 6 de la mañana y es que aunque en México es muy diferente, el horario al que se levantan al estar en la casa de sus padres es diferente, aquí se levantan a muy temprana hora.
Y cómo no quiere ir a la cocina porque sabe que su madre estará ahí, prefiere ir a molestar a su amiga. Entra a la habitación con mucha calma, notando una tenue oscuridad, se acerca hasta su cama, notando el cuerpo de su amiga tirada sobre la cama y mira como duerme como si fuera un angelito. La pantalla del móvil se enciende, pero sin hacer ningún ruido, y la coreana tan curiosa lo toma en su mano. Notando que tiene dos mensajes, uno de Valeria y otro que dice el señor Kim. Min se emociona y es que mira la hora en la que me envió el mensaje y ya tiene algunas horas que se lo envío. Eso quiere decir que si está interesado en Johanna y es que ella mejor que nadie sabe que aquí en Corea las parejas desde que se levantan se envían mensajes. Pero ellos todavía no son pareja; sin embargo, es más que evidente que él quiere algo con ella y solo espera que si le quite las telarañas que Johanna se guarda por años hasta está segura que ya volvió hacer casta. Le gustaría leer que es lo que dice el mensaje, no obstante Johanna tiene bloqueado su móvil y no le permite ver más que solo el nombre. La mexicana abre los ojos mirando a su curiosa amiga mirar con detenimiento su móvil. —¿Espero que no estén intentando husmear mi movil de nuevo? —dijo ella causando que la coreana voltea a verla asustada. —¡Ah! —grita Min—. No me asustes —la golpea con la mano en la cadera. —Pero si ese era tu propósito —dijo Johanna sentándose en la cama. —Si te iba a asustar —acepta su culpabilidad. —Ves, pero tus planes se te arruinaron por chismosa —la regaño, aunque a la vez tomándolo con burla. —No soy chismosa, me gusta la información—se defiende Min—. Como que el señor Kim te mando mensaje. —¿En serio? —expresó Johanna con asombro. Olvidando por completo las maldades que le iba a hacer su mejor amiga. —Sí, y no solo él también tu hija. Al oír Johanna que su hija le contestó por fin el mensaje y es que desde ayer le mando, pero no le había contestado. —Dame eso —si estira como si fuera chicle hasta quitarle el móvil de la mano a la coreana. Enciende la pantalla y la cámara se desbloquea por el reconocimiento facial. Abriendo el mensaje de su hija que solo dice: 💬 —Estoy bien Johanna —es la única frase que aparece y es que ella desde ayer le mando mensaje para saber cómo está. Johanna, al ver la típica actitud de su hija, le da un fuerte bajón. La coreana se da cuenta del cambio de actitud de su amiga. —¿Qué te contestó? —curiosea la coreana. Johanna, que no tiene las fuerzas para hablar sin dejar salir las lágrimas, le muestra la conversación. Min lee lo que le dijo causando que la rabia se apodere de ella—. Todavía que te preocupas por ella y esta niña tan malagradecida. Peor que te llama por tu nombre que falta de respeto, te he dicho que le des unas buenas nalgadas para que entienda. —¿Crees que si hiciera eso cambiaría algo? —Puede ser que sí, ya que le mostrarías que te debe respeto —dijo la chica de cabello rosa. —Claro que no cambiaría nada, hasta podría perderla por eso, que tal y ella va con el chisme con esa loca familia. Ahora si le daría una razón a esa bruja para quitármela —añadió Johanna con tono fuerte y serio—. Además, sabes que México no es Corea, que puedes reprender a los hijos y no te dirán nada. Allá con que le hagas algo a los niños y son capaces de meterte en la cárcel. —Tienes razón, pero me da rabia y coraje que ella se comporte así. Sabiendo por todo lo que has pasado debido a esa familia —dijo Min con mucha inconformidad en su voz y mirando con detenimiento a su amiga. —A mí también me da tristeza que mi hija sea así conmigo —expresó con un hilo de tristeza en su voz y bajando la vista. —Deberías de decirle la verdad de cómo te trato su padre, quizá entienda por qué odias a su familia —dijo—. ¿Si le has dicho cómo te trato? —curiosea y es que nunca le ha preguntado si ya le dijo por todo lo que paso. —No, si le digo estoy segura de que ella irá a decirles a esos ancianos y le negarán todo haciendo que me vea como la mala del cuento —añadió con frotación acostándose sobre la cama. Min la ve y se acerca a ella acostándose a su lado—, créeme, he estado tentada a decirle la verdad con todo y pruebas de lo que me hizo ese malnacido. Pero me detengo porque lo que menos quiero es perder a mi hija. —Ay amiga, entonces ni cómo ayudarte y es que me da rabia presenciar todo esto —expresó Min apretando los puños de coraje. —No eres la única furiosa —dijo Johanna mirando fijamente a su amiga. —Bueno, no pensemos en eso, mira que fue lo que te dijo el señor Kim. Johanna, todavía con el teléfono en mano, enciende la pantalla buscando la conversación con el coreano y hace clic para abrir el mensaje. Al leer en su mente lo que dice hace que se sonroje, que se le olvide el mal momento que estaba pasando debido a su hija. Su amiga Min se da cuenta de esa media sonrisa y ella también omite el coraje que estaba teniendo. Ahora sonríe porque desde que conoce a Johanna casi nunca sonríe de esa manera. —Mmm, algo bueno por lo visto —añadió la coreana con un tono de voz burlesco y coqueto. —Solo me dio los buenos días, pero me da gusto que se acuerde de mí —dijo Johanna más feliz. —Pues son los mejores buenos días que te han dado —la golpea a la vez que sigue usando un tono más seductor. —Ya Min, deja de usar ese tono, no ha pasado nada entre nosotros y solo fue un simple mensaje —aclaro la mexicana para que su amiga deje jugar. —No solo es eso, ¿dime la hora en la que te lo envío? Johanna hace lo que me pide su amiga y busca la hora en el mensaje. —Las 4:00 am —respondió Johanna mirando a su amiga. —Ves es más que obvio que está interesado en ti, de alguna manera —agregó Min moviendo sus manos señalándola. —No digas tonterías, ya te dije que él solo quiere conducir por estas curvas nada más y no creo que sea un interés más que solo sexual —añadió Johanna porque no quiere hacerse ilusiones. —Pues si eso quiere está superinteresado porque aquí los hombres cuando quieren algo más se mandan mensajes a toda hora —dijo Min para que ella entienda. —Ay Min, si fuera eso ya me hubiera mandado mensaje diciendo que está en su trabajo y como no es así porque ya es tarde, sigo insistiendo que solo quiere una noche candente —protesto Johanna. —Bueno, comprobemos algo, contéstale y si te contesta de inmediato tengo la razón. Pero si se tarda entonces solo quiere acostarse contigo —Min le propone un reto, ambas amigas se miran. —Aceptó…—Aceptó —dijo Johanna decidida y es que no le gusta como su amiga la rete de esa manera. Así que se puso a contestarle al señor Kim. 💬 —Hola buen día señor Kim, gracias e igualmente que tenga un buen día de trabajo y espero que no esté desvelado por mi culpa. Y vaya a interferir en su rendimiento —al terminar presiona en enviar. —Ahora solo esperemos —Min le hace una señal a su amiga para que deje su móvil sobre la cama mientras ellas se acomodan a su lado. Mientras tanto, en la empresa del señor Kim, él está en plena reunión y cuando escucha cómo su móvil suena ligeramente sobre su pecho. Sin dejar de ver hacia el frente, saca con mucho cuidado su teléfono colocándolo en sus piernas. Enciende la pantalla, mirando despistadamente hacia abajo, mirando el nombre de la señorita Suárez en la pantalla. Hace clic en el mensaje abriéndolo y leyendo lo que dice. Pero controla sus emociones sin aparentar la felicidad que tiene en el interior y permaneciendo en su porte frío y se
La coreana y la mexicana se encuentran en un desayuno bastante incómodo al lado de la madre de Min. Si bien no les dice nada, ambas sienten como una mala vibra y cómo las quiere matar con la mirada. Tal vez sea porque anoche Min no platico con nadie y su madre que estaba muy entusiasmada esperando que si encontrara a alguien. —Ya terminaste —murmuro entre dientes la coreana. Johanna ha logrado escuchar lo que dijo su amiga. —Sí, pero tu madre no —respondió con el mismo tono de voz mirando de reojo a la madre de Min que todavía sigue comiendo a un ritmo bastante lento. Y es que Min le ha dicho que no pueden moverse, ni hablar y no pueden terminar antes que sus mayores, así que deben de fingir que siguen comiendo hasta que la señora Park termine de comer. Después de un rato, ambas amigas ven que por fin la madre de Min ha terminado de comer, dejando su plato sobre la mesa y tomando su vaso bebiendo su té. La señora Park se pone de pie, ellas hacen lo mismo, no les dice nad
Las dos amigas leen el mensaje y Johanna se queda en shock mientras que la coreana se pone de pie. Feliz porque por fin le ha demostrado a su amiga que todo lo que le ha dicho es porque está en lo correcto. —¡Te lo dije! —expresó Min bailando de alegría, mientras que Johanna no dice ni media palabra. Porque al pensar en salir a cenar con alguien le hace recordar un momento muy difícil que tuvo con Vicent semanas antes de que él muriera. Johanna se encuentra en una sección de fotos para una revista de vestidos. Cuando en un descanso le llegó un mensaje de Vicent que decía: “Perdóname mi amor, sé que mi comportamiento no era el indicado y en la tarde pasaré por tú para compensarte. Te amo mucho” En ese entonces ella se sentía emocionada porque lo amas mucho y creía que él podría cambiar. Al finalizar la sesión, efectivamente él estaba en la entrada esperándola con un ramo de rosas rojas y una caja de chocolates. Se entusiasmó demasiado, al llegar a su lado le dio un beso y
Al mandarle el último mensaje a la señorita Suárez se pone de pie caminando directo hacia la salida de su oficina donde se acerca al escritorio de su asistente. —Dong —lo llama por su nombre. El joven se levanta de su asiento haciendo una reverencia y sin mirar a los ojos a su jefe. —Sí, señor Kim —responde el joven. —Puedes hacerme una reservación para cenar mañana en la noche en el mejor restaurante de Corea —ordena, el joven asiente—. Mejor háblale al dueño y dile que quiero reservar todo el restaurante para mañana en la noche. No importa el precio pagaré el doble si es necesario. Que solo deje a los trabajadores que sean indispensables y discretos. —Está bien señor Kim —obedece el joven bien vestido. —También mándales el contrato de confidencialidad al dueño, que lo firmen todos los que estén presentes y déjales claro que si incumplen con su parte tendrán consecuencias legales —le deja claro para que entienda que esto es de suma delicadeza. —Sí, señor Kim, yo le d
Al cambiarse de zapatos en la entrada, las amigas salieron en la entrada principal donde Min le habla en coreano a uno de los choferes que de inmediato aceptó entrando al auto. Ellas entran también al Kia blanco, el interior es bastante espacioso, los asientos están muy bien cómodos y la tela es suave. Johanna toma el cinturón de color oscuro, pasándolo por enfrente de su pecho e incrustarlo en su broche y lo mismo hace la coreana. El chofer presiona el botón haciendo que el motor ronronee, poniendo en marcha el carro, conduce por las calles de Seúl, haciendo sus paradas en los semáforos, hasta que se estaciona frente a un lugar donde la puerta es de cristal y a través de ellas se va los maniquíes con ropa. Escucha cómo su amiga se desabrocha el cinturón haciendo lo mismo, ambas se bajan del auto, Min se para frente a ella mientras que Johanna sigue sorprendida por el lugar y es que parece bastante caro. —Vamos, Johanna —añadió la coreana haciéndole un movimiento con la ca
El hombre coreano está en su oficina que está medio iluminada, el señor Kim lee los documentos que están escritos en coreano, deja la carpeta sobre la mesa mientras deja caer su espalda sobre el respaldo de la silla y frota sus ojos que se sienten bastante cansados. Ya es bastante tarde, el reloj que está sobre la mesa de madera marca las 9:30 p.m. Tantas horas de trabajo han hecho que se olvide por completo de enviarle mensaje a la señorita Suárez. Así que busca el móvil con desesperación. Lo encuentra dejado de una pila de hojas. Está por encender la pantalla cuando un ruido fuerte y agudo proveniente de la puerta hacen que deje el teléfono por un momento. —¡Pasen! —grito fuerte y claro para que la persona que esté afuera pueda entrar. Las puertas se abren y por estas entra su joven asistente. Abrazando la tableta caminando hasta quedar lo suficientemente cercas de él haciendo una reverencia—. ¿Qué ocurre? —La reservación está lista —dijo el joven manteniendo la reverenc
Johanna mira su móvil muy seguido esperando a que el señor Kim le conteste y es que no le pudo haber contestado hace un momento porque estaba hablando con su hija. Aunque se siente muy mal por lo que le dijo y de tan solo recordar le hace enojar. Mira por la ventana recordando lo que paso. [Previamente] Después de que regresaron de shopping. Ambas cenaron con la mamá de Min, pero sin la presencia del señor Park porque él seguía en el trabajo y durante el tiempo que estuvieron cenando permanecieron en total silencio. Sin embargo, con la mirada de la señora Ara, en todo momento que pareciera que las estuviera examinando a ambas intentando averiguar que es lo que traman. No obstante, ambas amigas mantuvieron la compostura y la calma para que no descubriera lo que están haciendo. Al terminar la cena, la señora Ra mandó llamar a Min y corriendo a Johanna. Así que al salir del comedor se fue directo a la alcoba. Y así lo hizo al estar en la habitación marco el número de
El día ha llegado, Johanna ya tiene un reto despierta, se ha levantado temprano y no porque ella quisiera sino que Min, ahora trae el horario Coreano y como debe de obedecer las reglas de aquí, pues de paso se la lleva a ella también. Además, que le duele bastante la cabeza de pensar en lo que su hija le dijo y no la agrada para nada. Si fuera por ella duraría todo día, acostada en la cama. Justo en eso se escucha el sonido de mensaje en su móvil y es que desde que se levantó no había tocado su teléfono. Se acerca hasta la mesa donde lo había dejado, lo agarra con firmeza mirando la pantalla y viendo el mensaje del señor Kim. Lo abre rápido mirando que no solo es un mensaje sino dos. El primero tiene la hora de las 12:30 de la madrugada. 💬 —Me siento bien al saber que no esté molesta conmigo debido a mi trabajo. Igualmente, le deseo buenas noches —fue lo que decía el primer mensaje. El Segundo mensaje dice—. 💬 Buenos días señorita Suárez, espero que esté bien en este día ta