—Aceptó —dijo Johanna decidida y es que no le gusta como su amiga la rete de esa manera. Así que se puso a contestarle al señor Kim. 💬 —Hola buen día señor Kim, gracias e igualmente que tenga un buen día de trabajo y espero que no esté desvelado por mi culpa. Y vaya a interferir en su rendimiento —al terminar presiona en enviar. —Ahora solo esperemos —Min le hace una señal a su amiga para que deje su móvil sobre la cama mientras ellas se acomodan a su lado. Mientras tanto, en la empresa del señor Kim, él está en plena reunión y cuando escucha cómo su móvil suena ligeramente sobre su pecho. Sin dejar de ver hacia el frente, saca con mucho cuidado su teléfono colocándolo en sus piernas. Enciende la pantalla, mirando despistadamente hacia abajo, mirando el nombre de la señorita Suárez en la pantalla. Hace clic en el mensaje abriéndolo y leyendo lo que dice. Pero controla sus emociones sin aparentar la felicidad que tiene en el interior y permaneciendo en su porte frío y se
La coreana y la mexicana se encuentran en un desayuno bastante incómodo al lado de la madre de Min. Si bien no les dice nada, ambas sienten como una mala vibra y cómo las quiere matar con la mirada. Tal vez sea porque anoche Min no platico con nadie y su madre que estaba muy entusiasmada esperando que si encontrara a alguien. —Ya terminaste —murmuro entre dientes la coreana. Johanna ha logrado escuchar lo que dijo su amiga. —Sí, pero tu madre no —respondió con el mismo tono de voz mirando de reojo a la madre de Min que todavía sigue comiendo a un ritmo bastante lento. Y es que Min le ha dicho que no pueden moverse, ni hablar y no pueden terminar antes que sus mayores, así que deben de fingir que siguen comiendo hasta que la señora Park termine de comer. Después de un rato, ambas amigas ven que por fin la madre de Min ha terminado de comer, dejando su plato sobre la mesa y tomando su vaso bebiendo su té. La señora Park se pone de pie, ellas hacen lo mismo, no les dice nad
Las dos amigas leen el mensaje y Johanna se queda en shock mientras que la coreana se pone de pie. Feliz porque por fin le ha demostrado a su amiga que todo lo que le ha dicho es porque está en lo correcto. —¡Te lo dije! —expresó Min bailando de alegría, mientras que Johanna no dice ni media palabra. Porque al pensar en salir a cenar con alguien le hace recordar un momento muy difícil que tuvo con Vicent semanas antes de que él muriera. Johanna se encuentra en una sección de fotos para una revista de vestidos. Cuando en un descanso le llegó un mensaje de Vicent que decía: “Perdóname mi amor, sé que mi comportamiento no era el indicado y en la tarde pasaré por tú para compensarte. Te amo mucho” En ese entonces ella se sentía emocionada porque lo amas mucho y creía que él podría cambiar. Al finalizar la sesión, efectivamente él estaba en la entrada esperándola con un ramo de rosas rojas y una caja de chocolates. Se entusiasmó demasiado, al llegar a su lado le dio un beso y
Al mandarle el último mensaje a la señorita Suárez se pone de pie caminando directo hacia la salida de su oficina donde se acerca al escritorio de su asistente. —Dong —lo llama por su nombre. El joven se levanta de su asiento haciendo una reverencia y sin mirar a los ojos a su jefe. —Sí, señor Kim —responde el joven. —Puedes hacerme una reservación para cenar mañana en la noche en el mejor restaurante de Corea —ordena, el joven asiente—. Mejor háblale al dueño y dile que quiero reservar todo el restaurante para mañana en la noche. No importa el precio pagaré el doble si es necesario. Que solo deje a los trabajadores que sean indispensables y discretos. —Está bien señor Kim —obedece el joven bien vestido. —También mándales el contrato de confidencialidad al dueño, que lo firmen todos los que estén presentes y déjales claro que si incumplen con su parte tendrán consecuencias legales —le deja claro para que entienda que esto es de suma delicadeza. —Sí, señor Kim, yo le d
Al cambiarse de zapatos en la entrada, las amigas salieron en la entrada principal donde Min le habla en coreano a uno de los choferes que de inmediato aceptó entrando al auto. Ellas entran también al Kia blanco, el interior es bastante espacioso, los asientos están muy bien cómodos y la tela es suave. Johanna toma el cinturón de color oscuro, pasándolo por enfrente de su pecho e incrustarlo en su broche y lo mismo hace la coreana. El chofer presiona el botón haciendo que el motor ronronee, poniendo en marcha el carro, conduce por las calles de Seúl, haciendo sus paradas en los semáforos, hasta que se estaciona frente a un lugar donde la puerta es de cristal y a través de ellas se va los maniquíes con ropa. Escucha cómo su amiga se desabrocha el cinturón haciendo lo mismo, ambas se bajan del auto, Min se para frente a ella mientras que Johanna sigue sorprendida por el lugar y es que parece bastante caro. —Vamos, Johanna —añadió la coreana haciéndole un movimiento con la ca
El hombre coreano está en su oficina que está medio iluminada, el señor Kim lee los documentos que están escritos en coreano, deja la carpeta sobre la mesa mientras deja caer su espalda sobre el respaldo de la silla y frota sus ojos que se sienten bastante cansados. Ya es bastante tarde, el reloj que está sobre la mesa de madera marca las 9:30 p.m. Tantas horas de trabajo han hecho que se olvide por completo de enviarle mensaje a la señorita Suárez. Así que busca el móvil con desesperación. Lo encuentra dejado de una pila de hojas. Está por encender la pantalla cuando un ruido fuerte y agudo proveniente de la puerta hacen que deje el teléfono por un momento. —¡Pasen! —grito fuerte y claro para que la persona que esté afuera pueda entrar. Las puertas se abren y por estas entra su joven asistente. Abrazando la tableta caminando hasta quedar lo suficientemente cercas de él haciendo una reverencia—. ¿Qué ocurre? —La reservación está lista —dijo el joven manteniendo la reverenc
Johanna mira su móvil muy seguido esperando a que el señor Kim le conteste y es que no le pudo haber contestado hace un momento porque estaba hablando con su hija. Aunque se siente muy mal por lo que le dijo y de tan solo recordar le hace enojar. Mira por la ventana recordando lo que paso. [Previamente] Después de que regresaron de shopping. Ambas cenaron con la mamá de Min, pero sin la presencia del señor Park porque él seguía en el trabajo y durante el tiempo que estuvieron cenando permanecieron en total silencio. Sin embargo, con la mirada de la señora Ara, en todo momento que pareciera que las estuviera examinando a ambas intentando averiguar que es lo que traman. No obstante, ambas amigas mantuvieron la compostura y la calma para que no descubriera lo que están haciendo. Al terminar la cena, la señora Ra mandó llamar a Min y corriendo a Johanna. Así que al salir del comedor se fue directo a la alcoba. Y así lo hizo al estar en la habitación marco el número de
El día ha llegado, Johanna ya tiene un reto despierta, se ha levantado temprano y no porque ella quisiera sino que Min, ahora trae el horario Coreano y como debe de obedecer las reglas de aquí, pues de paso se la lleva a ella también. Además, que le duele bastante la cabeza de pensar en lo que su hija le dijo y no la agrada para nada. Si fuera por ella duraría todo día, acostada en la cama. Justo en eso se escucha el sonido de mensaje en su móvil y es que desde que se levantó no había tocado su teléfono. Se acerca hasta la mesa donde lo había dejado, lo agarra con firmeza mirando la pantalla y viendo el mensaje del señor Kim. Lo abre rápido mirando que no solo es un mensaje sino dos. El primero tiene la hora de las 12:30 de la madrugada. 💬 —Me siento bien al saber que no esté molesta conmigo debido a mi trabajo. Igualmente, le deseo buenas noches —fue lo que decía el primer mensaje. El Segundo mensaje dice—. 💬 Buenos días señorita Suárez, espero que esté bien en este día ta