El día ha llegado, Johanna ya tiene un reto despierta, se ha levantado temprano y no porque ella quisiera sino que Min, ahora trae el horario Coreano y como debe de obedecer las reglas de aquí, pues de paso se la lleva a ella también.
Además, que le duele bastante la cabeza de pensar en lo que su hija le dijo y no la agrada para nada. Si fuera por ella duraría todo día, acostada en la cama. Justo en eso se escucha el sonido de mensaje en su móvil y es que desde que se levantó no había tocado su teléfono. Se acerca hasta la mesa donde lo había dejado, lo agarra con firmeza mirando la pantalla y viendo el mensaje del señor Kim. Lo abre rápido mirando que no solo es un mensaje sino dos. El primero tiene la hora de las 12:30 de la madrugada. 💬 —Me siento bien al saber que no esté molesta conmigo debido a mi trabajo. Igualmente, le deseo buenas noches —fue lo que decía el primer mensaje. El Segundo mensaje dice—. 💬 Buenos días señorita Suárez, espero que esté bien en este día tan especial, aquí le dejo la dirección donde está la reservación es para las 9 de la noche. Espero verla esta noche —Johanna sonríe al leer ese último mensaje. Rápido contesta. 💬 —Buenos días, señor Kim, anoche, ya no le conteste debido a que me fui a dormir temprano y gracias por la dirección ahí estaré puntual —contestó Johanna sonriendo mientras ve cómo el menaje se envía. Aunque la dudas llegan a su mente y es que ver la hora en la que me envío el último mensaje le hace pensar en lo que él podría estar haciendo. Pero decide no agobiarse con eso, él no es nada para ella. La puerta de su habitación se abren entrando su amiga por esta, meciendo un lindo vestido de estampando floral, con unas zapatillas elegantes blancas y el cabello suelo. —Te ves muy hermosa Min —expresó la mexicana al ver a su amiga bien vestida. —Gracias, mi madre me hizo vestirme así porque me aviso esta mañana que iremos a una cena con una de sus amigas y es que ella tiene un hijo soltero que espera que su madre le aconseje para que salgamos juntos. Pero primero debe de ver si soy una buena chica para su hijo —dijo Min mientras hace comillas con los dedos. —No entiendo cómo soportas a tu madre, yo no aguantaría estar todo el tiempo presionada a que busque marido —declaró Johanna con voz tranquila. —Lo sé, pero tenemos que irnos, reserve una cita para una dejarte linda y bella, así que andando —le hace una señal con la mano para que se apresure. La mexicana toma su móvil, su bolso y se acerca a su amiga. Ambas salen por la puerta principal hasta que suben al auto. Mientras por la ventana, la señora Park ve con un rostro inexpresivo como su hija se va con su amiga. Y es que ella está segura que si su hija no se quiere casar es por las tontas ideas que le pudo haber metido esa mexicana. Sin embargo, no se rendirá, su hija debe de casarse. ***** Después de unas horas, el señor Kim termino todas sus labores y al finalizar todo se fue directo hacia el restaurante. Al detenerse en KIA en la entrada, Sam saca su móvil y le envía un mensaje rápido a la señorita Suárez. 💬 —Acabó de llegar al restaurante, espero que si pueda venir señorita Suárez —le informo para que ella sepa que él la está esperando. Después de enviar ese mensaje se baja de auto, se quita la corbata azul oscuro, dejando dos botones sin abrochar y se acomoda el traje del mismo tono. Baja el auto acercándose a la entrada principal del lugar donde un joven al verlo entrar lo lleva directo a la mesa, notando que todo el restaurante está completamente solo y le agradece mucho a su amigo por dejarle esta noche. Se sienta en la mesa acomodándose en la silla mientras le hace una ella al joven para que se vaya. Al irse el joven se pone a pensar en cómo se encontraba dudoso de invitar a salir a la señorita Suárez, pero es que hoy era el mejor momento que no debía dejar pasar y es que hoy es la noche que su hija se va con su madre de viaje a la ciudad cercana donde su familia vivió y su madre se lleva a su nieta para enseñarle sobre a la familia real a la que pertenecieron. Todavía recuerda cuando él era niño que su madre le enseñaba todo eso y lo lindo que es en ese entonces porque era el único momento en el que podía imaginar que era un niño sin tanto estrés que era común. El sonido de mensaje trae devuelta a la realidad al señor Kim, mira su móvil viendo la respuesta de la señorita Suárez. 💬 —Ya estoy por llegar —es lo único que dice en el mensaje. Él mira la hora en la esquina superior izquierda de su teléfono y mira que tan solo faltan cinco minutos para las nueve. Solo espera que llegue a tiempo. 💬 —Está bien —respondió y volvió a meter su móvil en su bolsillo. Pasan tres minutos, el señor Kim mira sobre el reloj que está en la pared que tan solo faltan dos minutos para las nueve y no ha llegado. Cuando en eso otro mensaje llega a su teléfono lo vuelve a sacar viendo la pantalla y el mensaje. 💬 —He llegado —al leer esas palabras, él deja de ver la pantalla de su móvil y voltea hacia la puerta impaciente de volver a ver a esa bella mujer. A lo lejos la ve acercándose primero como un punto lejano, pero poco a poco se acerca a él notando su linda figura que es marca por ese lindo vestido de color azul oscuro que, a la vista, parece color oscuro. Se acerca cada vez más hasta quedar a pocos centímetros de él, haciendo una reverencia mientras él se queda por completo en shock y es que se mira realmente bella. Maquillada de una manera tan sencilla, su cabello largo ondulado cayendo sobre su hombro haciendo que luzca como toda una diosa y él se quede boquiabierto. Sacude la cabeza entrando en razón y es que han pasado unos segundos en lo que Johanna ha estado haciendo reverencia. Además, que no quiere verse tan obvio por lo que acaba de pasar. —Hola señorita Suárez, es un gusto verla —dijo el señor Kim respondiendo también con una reverencia y al ver eso la mexicana recobra la postura. —Hola señor Kim, también es un gusto verlo —contesta Johanna sin verlo a los ojos. Él se da cuenta de eso. —Tome asiento —dice señalando a la silla frente a él y Johanna hace lo que le pide. Camina hasta la silla del frente, ella se da cuenta de que él no le ha ayudado a sentarse, prefiere no decir nada a la mejor es algo común de esta cultura, así que solo se sienta sin decir más al igual que el señor Kim—. ¿Espero que no haya sido un problema en encontrar el restaurante? —Bueno, Min fue la que me ayudó a llegar porque si fuera por mí se me hubiera hecho muy difícil —mencionó Johanna con muy amable. —Que bueno que la señorita Park la ayudara. Se nota que son buenas amigas —dijo el señor Kim sin apartar la vista de la mujer de color medio que tiene frente a él y que no logre comprender cómo es que lo tiene tan impactado. —Sí, Min y yo somos muy buenas amigas, casi diría que hermanas —contestó Johanna mirando un par de segundos a los ojos oscuros de Sam y al recordar lo que está haciendo baja la vista. Causando que el señor Kim se quede inaudito con esa actitud y es que le encanta que ella lo vea a los ojos. Pero decide no decir nada al respecto. —Que lindo que tenga una relación así, es difícil en estos tiempos conseguir eso, ya que hasta la persona más cercana y a la que me tengas total confianza puede estar engañándote —expresó y es que recordó los amargos momento que paso con su exesposa. Johanna nota lo extraña que fue su respuesta y está por preguntar a qué se debe. Sin embargo, el señor Kim se le adelanta—. ¿Qué le parece si ordenamos? —preguntó para saber si ya estaba preparada. Además, para cambiar el tema, ya que ha dicho cosas de más. —Sí —dijo con amabilidad. El coreano presiona sobre la tableta un botón que de inmediato un joven se acerca a ellos dejando el menú sobre la mesa. Ella lo abre con ambas manos, pero a pensar de estar viendo los platillos, su mente está fija sobre lo que dijo hace un instante y lo mira por arriba de los ojos notando su bello e inexpresivo rostro. Que se pregunta: ¿qué es lo que puede estar ocultando ese hombre? ¿Qué heridas oculta debajo de esa personalidad fría y misteriosa?…Pasan unos dos minutos el coreano se da cuenta de que Johanna lo mira despistadamente, pero cuando él voltea a verla y sus ojos hacen contacto visual, ella rápido baja la vista provocando que esa actitud le cause gracia y es que pareciera como una jovencita que está viendo a alguien que ha sido descubierta. Sonríe con sutileza, pero decide cubrir ese pequeño gesto que se dibuja en su rostro usando el menú para que ella no pueda ver lo que acaba de suceder. Recobra la compostura y baja el menú. —¿Ya sabe que ordenas, señoría Suárez? —preguntó el coreano recobrando la compostura. —La verdad no sé qué elegir, no conozco mucho de estos platillos, todos se ven muy ricos, pero no sé cuál sea el más adecuado —dijo Johanna y es que no miente si se ven muy ricos. No obstante, no sabe cuál seleccionar y es que no quiere algo demasiado grande. —¿Qué le parece si ordenó algo especial para los dos, bueno, si no le molesta? —indagó el señor Kim con una voz cortés. —No me molesta. —
Después de detener a la mexicana el señor Kim la mira y nota que ella continúa muy dudosa así que debe de dejarle claro que lo que dice es verdad. —Lo que le acabo de decir es cierto. No actúe como le dijeron que debería de hacerlo frente a mí, sea usted misma, quiero conocer su verdadero yo y no una falsa apariencia. No se preocupe por lo que pensaré, ya que no la voy a enjuiciar, además siéntase libre de decir y preguntar lo que quiera, quiero que esta cena sea agradable para usted y no un martirio —dijo Sam tomando la carne que hace un instante Johanna agarro y la mete al líquido caliente por unos minutos. Después la saca y la deposita en el plato de arroz de la mexicana que no ha perdido de vista ningún movimiento—. Coma —le ofrece con gentileza. Johanna toma el plato sujetando la cuchara que Min le dijo y metiendo a su boca el pequeño bocado de arroz con la carne. Que al estar dentro, la mastica con cuidado saboreando lo exquisito que es y la suavidad de la carne. —Mmm. E
—Eres un padre espectacular —dijo Johanna sin apartar su mano ni su vista de él. —¿Lo soy? —preguntó el coreano muy desconcertado. —Si lo eres, le has enseñado a tu hija a no odiar a su madre sin importar que ella no le importe y ese es un magnífico ejemplo —dijo Johanna olvidando por completo que está hablando con un coreano. El señor Kim no encuentra las palabras adecuadas para responder a lo que ella le ha dicho más por el gesto que hizo, ya que aquí no es nada común, pero le agrada, no sabe por qué, así que solo se limita a voltear su mano y entrelazar sus dedos con los de la extranjera. Volviendo a sentir esa sensación tan extraña, tan profunda, como una electricidad que recorre su extremidad subiendo por su brazo hasta llegar a su pecho donde le hace sentir cosas que no había sentido antes. Johanna siente lo mismo y retira la mano sentándose de nuevo en su silla, dejando al coreano confundido y sin saber qué decir. Mientras que ella siente como sus mejillas se han pue
Al día siguiente las cortinas son corridas haciendo que la luz invada la habitación y por ende impacte en los ojos de la castaña que está tirada sobre la cama. Ella abre poco los ojos intentando acoplarse a la luz, mira una silueta borrosa al lado de la ventana y poco a poco su visión mejora donde se cuenta que la que acaba de abrir las cortinas en su amiga Min. —Feliz cumpleaños Johanna —la felicita—, ¡levántate!—exclamo la coreana frenéticamente. —Buenos días, Min. Gracias, pero ¿a qué se debe que me estés despertando? —preguntó Johanna. —¡Levántate! —vuelve a decir. —¿Dime que pasa o no me levanto? —protesto la mexicana un tanto malhumorada debido a las pocas horas que ha dormido. —Ven, te juro que te va a encantar —Min le ruega tomándola de la mano. Johanna solo la ve mientras ella pone ojos de borrego a medio morir. Así que dejando salir un suspiro aparta la manta de sus piernas poniéndose de pie. Se coloca las pantuflas de color blanco y en cuanto logras colocá
El señor Kim está en su oficina esperando con impaciencia a que su asistente llegue para saber si el regalo que le envío a la señorita Suárez llegó. Está por ponerse de pie para ir a ver si ya ha llegado su asistente, pero en eso las puertas se abren entrando el joven bien vestido que se acerca hasta quedar frente al escritorio del señor Kim y hace una reverencia quedándose en esa posición. El coreano mayor al verlo así se pone de pie acomodando su saco de color oscuro mientras da la vuelta quedando al lado de Dong. —Buenos días, Dong. ¿El regalo fue entregado? —preguntó el señor Kim con una voz firme y fría. —Buenos días, señor Kim. Si el ramo de flores y los Mochi fueron entregados a la dirección que me dio —confirmó el joven sin dejar de hacer reverencia. —Que bueno y ¿tú viste cuidado con no poner mi nombre ni mi apellido en la nota? —continúa interrogando. —Si señor, solo se escribió lo que usted ordenó y no deje ninguna pista que pueda vincularlo a usted —declaró
Está casi por ser la hora que el señor Kim le dijo a la Johanna que pasaría por ella, la mexicana está lista y vestida con el atuendo que su amiga le sugirió. Ella se mira por el espejo dándose los últimos retoques cuando a través del espejo ve el rostro pensativo de su amiga y es que es raro verla así porque en estos momentos estaría muy emocionada por ella o incluso dándole lecciones, pero esta vez no le dice nada. Johanna deja la brocha en su lugar y camina directo hacia su amiga que está sentada sobre la cama. Se detiene al lado de ella. —¿Todo bien? —preguntó Johanna con preocupación. Min al oír la voz de su amiga voltea a verla. —No —contesta con la verdad. Johanna se sienta a un lado de ella. —¿Qué ocurre? —pregunto Johanna con preocupación. —Hace un instante le pregunté a mi madre porque estaba tan obsesionada con que me casara y lo que me dijo me dejó muy sorprendida —comentó Min con voz triste. —¿Qué te dijo? —indagó la mexicana. —Que mi familia está cas
—Señorita Johanna Suárez, es usted encontrada culpable del homicidio del productor Vicent castillo —exclamó el señor juez—. Pero debido a que usted es menor de edad, será trasladada al correccional femenil de mujeres hasta cumplir la mayoría de edad. —Terminó el señor juez golpeando el escritorio con el martillo de madera. —¡No! —un grito invade toda la sala y ese provenía de la madre de Vicent Castillo, que se sentía indignada por la sentencia que le habían dado a la mujer que asesino a su hijo—. ¡Esa mujer debería de ser condenada a la pena de muerte! —dijo la mujer de cabello castaño cubierto con algunas canas. —¡Silencio en la sala! —dijo el juez con voz ronca—. Doy por finalizado este juicio —al terminar de hablar la gente se pone de pie. Dos policías toman del brazo a la joven de quince años de cabello castaño, piel de color medio y de complexión delgada. Que tiene esposas en las muñecas y en los tobillos. Los hombres se llevan a la joven. —¡Te juro que nunca te deja
> —¡Ah! —gritó exaltada porque siempre sueña con los maltratos de ese monstruo. Intenta controlar su respiración tan agitada, haciendo sus ejercicios de relajación. Cuando logra controlar sus emociones y su acelerado corazón se pone a pensar en cómo han pasado ya 15 años desde la muerte de ese canalla y todavía la sigue atormentado esos terribles sucesos que sigue sintiéndose como si fuera ayer Estira los brazos mirando las varias cicatrices poco visibles que compruebas esos momentos de abuso. ¡Toc! ¡Toc! Se escucha cómo alguien toca la puerta haciendo que se gire dejando de mirar sus brazos. —S