El chico misterioso al ver que la mujer a la que acaba de salvar se ha distraído aprovecha para salir huyendo del lugar y es que no sabe por qué la salvo y más a una total desconocida.
Bueno, pero no dejaría que la atropellaran, en fin es mejor dejar las cosas así. Continúa con su trayecto hasta llegar al estacionamiento privado donde había dejado su motocicleta. Al entrar al lugar la ve a la distancia, se acerca hasta ella y aunque debido a la tela que cubre la mitad de su rostro, no se ve la sonrisa que ha puesto. Pero le alegra ver a su moto y es que a él le encanta sentir la adrenalina. Siendo acompañada del aire que toca su piel. Se coloca su mochila en su espalda, subiendo ahorcajadas sobre ella, poniéndose el casco y enciende el motor escuchándose un ronronear. Saliendo del estacionamiento a una velocidad considerable. Al entrar a las calles de vez en cuando le acelera para sentir esa sensación que tanto le gusta, se detiene al ver el semáforo en rojo y en eso pasa una mujer que se le ondea el cabello con una ráfaga de aire. Causando que por un pequeño rayo de luz se vea el color café de su cabello y con solo eso bastó para que el hombre desconocido se acordara de la mujer que salvo. Y es que pudo notar los lindos ojos grandes cafés y ese cabello largo del mismo tono llegar hasta más abajo de sus pechos. Esos labios tan lindos, esas facciones tan diferentes a las que está acostumbrado a ver diariamente, su nariz, respingada y ese delicado aroma que provenía de ella y que pudo oler. Al estar tan metido en sus pensamientos no se dio cuenta de que el semáforo cambió de color, causando que los autos que vienen atrás de él le suenen el claxon, trayéndolo de nuevo a la realidad y poniéndose en marcha nuevamente. Mientras continúa manejando se pone a pensar en cómo es que a pesar de que fue un pequeño lapso que vio a esa mujer su mirada fotográfica que tiene capto muchas cosas. Pero intenta mantener su mente y mirada fija en la calle. Para no provocar un accidente. Al llegar a su lujoso apartamento entrando al estacionamiento exclusivo para él dejando la moto en su respectivo espacio. Bajando de ella, despojándose el casco y dejándolo arriba del asiento. Continúa caminando hasta entrar el elevador, presiona el botón del último piso. Transcurren unos instantes las puertas se abren en el lugar, él entra con paso firme hacia el interior y sube las escaleras con rapidez. En el interior de su habitación se ducha rápido y vistiéndose con un traje de oficina color azul rey. Se acomoda la corbata frente al espejo. Se peina el cabello, toma su móvil y le marca a su chofer. —Hola señor —contestó rápido. —Hola, prepara el auto, bajo en cinco minutos —ordenó con un tono de voz serio. —Sí, señor —aceptó el hombre de mediana edad. El hombre desconocido termina la llamada y sale de nuevo del apartamento. Estando de nuevo en el estacionamiento se encuentra con su chofer que ya tiene la puerta abierta del vehículo de marca prestigiosa y de color blanco. —A la casa de mi mamá —ordenó entrando al auto. Se abrocha el cinturón de seguridad y el chofer entra haciendo lo mismo. El hombre que viaja en la parte de atrás mira hacia el frente como su chofer sale de la calle principal metiéndose a la izquierda, entrando a la autopista que los llevará hasta la casa de su mamá y es que se muere por ver a su hija. Y es que tenía cinco días de viaje a los Estados Unidos por un asunto de negocios. Durante todo el tiempo fuera se la paso pensado en ella, en su linda princesa de cabello oscuro, cara en forma de corazón y unos lindos ojos cafés como los de su madre. Pensar en esa mujer solo le hace sentir rabia, resentimiento y tristeza a la vez. Porque la amaba mucho y ella no le importó nada de eso. Y termino teniendo intimidad con su mejor amigo. Y desde entonces decidió nunca más creer en una mujer. —Señor, hemos llegado —le informo el chofer. Él baja del auto entrando a la casa de su madre, donde en la entrada se quita los zapatos poniéndose otros para entrar. —Llegas tarde —habla una mujer bien vestida con ropa de marca que acaba de recibir al hombre alto. —Lo siento mamá, tuve un inconveniente —se justifica él, volteando a ver a su madre y haciendo una reverencia en forma de respeto. Pero al final baja la mirada. —¿Sabes cuánto nos costará ese inconveniente? —dijo la mujer regañándolo y haciendo una expresión de malestar. Frunciendo el ceño ante ese error de su hijo. —Lo sé y me encargaré que no vuelva a pasar. —Eso espero porque aquí lo importante es el trabajo o si no serás un completo incompetente —lo continúa reprendiendo porque no quiere que sus amistades piensen que es un completo fracaso. —Tienes razón, mamá —acepta el hombre con la cabeza baja debido al regaño de su madre—. ¿Dónde está mi hija quiero verla? —Ella está en su habitación estudiando y ni se te ocurra molestarla. Ella no debe de tener distracciones y tener su mente fija en los estudios. No quiero que sea una perdedora —mencionó la mujer con un tono tranquilo, pero frío a la vez. —Bien, vendré en la noche por ella —dijo con una voz tranquila. —Antes de que te vayas tenemos que hablar con respecto a buscarle una madre a tu hija —mencionó la mujer sin dejar de ver a su hijo. —Ya hemos hablado sobre eso mamá y sabes lo que pienso —le recordó—, además su madre de Hee sigue viva. —Ni me recuerdes a esa mujer, que ni loca dejaría que se le acercara a mi nieta y la vaya a meter sus tontas ideas y vaya a salir igual de loca que ella —aclaro la mujer y es que odia que su hijo le mencione eso. —Te recuerdo que fuiste tú quien me la recomendó y que era una mujer excelente. —¡No me faltes en respeto, soy tu madre! —vociferó cruzándose de brazos—. ¡Entiende, necesitas una nueva esposa, llevas tres años divorciado y mi nieta ocupa una nueva mamá! —dijo con tono mandón. El hombre no responde nada, pero tampoco mira a los ojos a su madre porque es una total falta de respeto hacia sus mayores. —Veré que puedo hacer y si me disculpas me tengo que ir —fue lo único que le dijo y salió del lugar. De nuevo en el auto, el chofer ahora conduce hasta llevarlo a la empresa. Él baja entrando al edificio donde no pasa desapercibido, todas las mujeres lo ven y bajan la miríada. Sin embargo, despistadamente continúan viéndolo. Los hombres le saludan haciendo una pequeña reverencia, él solo las responde con una rápida y sencilla. Continúa hasta llegar a su oficina donde su joven asistente al verlo entrar toma sus cosas corriendo detrás de su jefe. —¿Que pendientes hay? —preguntó el hombre alto mientras se sienta frente a su escritorio. —Todo está bajo control, le deje sobre la mesa todos los documentos que debe de firmar, en una hora tiene una reunión con los técnicos para que vea el nuevo modelo de teléfono y esta mañana llego esto —le entrega un sobre de color oscuro y que solo tiene escrito el apellido Park en dorado. —Bien, puedes traerme un café y algo para desayunar —ordenó dejando el sobre en la mesa y mirando a su asistente. Que él solo bajo la vista. —Sí, señor —aceptó y se va. Dejando al hombre solo en su oficina. Toma las carpetas que necesitan ser firmadas, pero el sobre oscuro le llama más la atención y sin esperar más lo toma abriéndolo. Mirando que es una invitación. Él solo levanta la ceja, vuelve a meter la hoja en el sobre y toma la carta metiéndola en uno de los cajones laterales del escritorio de madera. Continúa con su trabajo, su asistente le ha traído la comida que le pidió, comió mientras continuaba leyendo cada uno de los documentos y al final fue a la reunión. Son altas horas de la noche y apenas va saliendo por su hija. Lleva nuevamente a la casa de su madre repitiendo la rutina de retirarse los zapatos, pero ahora es recibido por su hija que viene bajando las escaleras. —¡Papá! —grito la niña con alegría. Hace una reverencia en forma de respeto hacia su padre, pero aunque no es algo común, la niña se aferra de su pierna en un gesto tierno y cariñoso. —¡Hee! —se escucha una voz fuerte y firme. La pequeña niña de cabello corto se separa de su padre hasta quedar a unos centímetros de él. Baja la mirada hacia el piso mientras escucha cómo los pasos de su abuela se aproximan—. Ya te he dicho que te comportes. —Si abuelita —aceptó la niña con un tono muy tierno y sencillo. —Y ya te he dicho que no dejes que la niña tenga ese comportamiento. Van a creer que es una niña con mal conducta —protesto la mujer morándolos con desdén. —No tengo problema mamá, mi hija me extraña, es normal y además nadie nos está viendo —el hombre defiende a su hija. —¡Hazme caso y no protestes! —vociferó la mujer. —Está bien, me tengo que ir o si no mi hija no estará lista para mañana —añadió el hombre. —Me acaban de decir que te invitaron a la fiesta del señor Park —agregó la mujer bien vestida. —Si me mandaron la invitación para ir —confirmó el hombre guardándole respeto a su madre. —Espero y vayas. —No lo sé madre, tengo mucho trabajo para pensar en fiestas —expresó el hombre con voz seria. —Tienes que ir, he escuchado que la hija del señor Park es muy linda y tal vez sea una buena opción como una futura pareja —sugirió la mujer con expresión seria. —Lo pensaré mamá, pero de verdad nos tenemos que ir —haciendo una reverencia en forma de despido hacia su madre. —De verdad espero que vayas o ya mande pedir a la agencia matrimonial perfiles de chicas lindas para ti —declaró, pero el hombre solo escucha, sin decirle nada, se va y lleva a su hija. Entrando los dos en el vehículo que los llevará hasta el departamento. El hombre coreano ve a su hija y pone una media sonrisa porque se alegra mucho de tenerla consigo. Es lo único bueno que le dejo la mujer que tanto amo y que lo traiciono vilmente…Después de salir del aeropuerto, las amigas llegaron a la lujosa casa del padre de Min, como le había dicho, él no estaba y decidieron quedarse en la casa para poder descansar. Al día siguiente, ambas mujeres después de un desayuno salieron para que Johanna pudiera conocer un poco de la ciudad. El chofer las llevo a al centro comercial, donde las chicas se la pasaron viendo miles de ropas de marca y lujo. Johanna miraba con atención cada precio y la verdad es que es sumamente caro. Pero Min le ha explicado que aquí lo importante es traer lo que es original y no una copia barata. —¿No te gustaría probarte algo? —preguntó Min al ver cómo Johanna se le queda mirando a un lindo vestido color Borgoña, con la marca corta, sin espalda, falda ancha y escote cuadrado. —Es muy lindo, pero no hay de mi talla —respondió algo triste—. En México soy talla S y aquí no lo sé. La coreana se pone a buscar entre la ropa, como sabe con exactitud las medidas de su amiga, agarra el que sea su
Al día siguiente ambas amigas estás en labor de prepararse para la fiesta. La coreana escogió un típico vestido rosa pálido, con cuello alto de mangas y la falda hasta la rodilla. Con su cabello con pequeñas ondas en las puntas. Mientras la mexicana salió del baño luciendo un bello vestido verde oscuro entallado a su cuerpo, con escote en forma de corazón, dejando al descubierto la espalda y una pierna. La tela es de la que está de moda que asemeja como si el vestido estuviera mojado. —¿Qué te parece? —preguntó Johanna mirando cómo su amiga abre los ojos más de lo que puede. —¡Madre mía! —exclamó Min y no es que no esté acostumbrada a verla así. Si no es que aquí en Corea, eso no es para nada normal. —¿Es mucho? —Diría demasiado, mejor ponte otro que no esté tan revelador o nos sacarán de la fiesta —dijo la coreana con más tranquilidad. —Pero sus reglas aplican para ustedes, no dijiste que no me dirán nada por ser extranjera —protesto Johanna colocando sus manos en su
El hombre desconocido se la ha pasado en su oficina y es que desde muy temprano su madre le mando los perfiles de las chicas. No niega que son hermosas, con excelentes carreras y trabajos. Pero ninguna de ellas le llama la atención y prefiere dejar toda esa información a un lado. Se desploma sobre la silla y es que le estresa demasiado que su madre le esté insistiendo con eso cuando ella sabe mejor que nadie lo mal que se la paso. Vuelve abrir una de las carpetas mirando la foto de la chica, pero su mente recuerda a la mujer que salvo en el aeropuerto y la verdad que era una mujer muy bonita. Con rasgos completamente distintos que lo han dejado impactado. Las puertas se abren haciendo que el hombre regresa a la realidad. A la oficina entra un chico joven con paso apresurado hasta quedar de pie frente a su jefe que se encuentra revisando algunos documentos. —¿Qué ocurre? —preguntó el hombre desconocido. —Señor Kim, la fiesta del señor Park está por comenzar y si no se va
Las dos amigas han decidió retirarse y es que necesitan un poco de aire fresco y una bebida. Cómo son menores solo pueden escuchar las pláticas sin opinar nada y eso es superestresante. Más para Johanna que ella no está acostumbrada a este tipo de situaciones. Cada una se toma una pequeña copa y la coreana deja a su amiga sola porque necesita ir al baño. La mexicana toma la bebida como su amiga le ha indicado que es girar la cabeza ligeramente, llevando el vaso con ambas ambos hacia la boca y al terminar deja la copa sobre la mesa. Johanna ve un pequeño balcón y decide ir a ver qué vista tiene. Camina con calma hasta quedar de pie a pocos centímetros del barandal. Se queda mirando con asombro los lindos jardines y es que Min le ha dicho que tener este tipo de cosas aquí es supercaro y representa mucho el estatus y el dinero. El señor Kim ha logrado separarse del señor Park y no ha perdido de vista a la señorita Suárez. Ahora la ve sola en el balcón y es el mejor momento de acer
Al ser interrumpidos por el señor, ambos dejan de hacer ese contacto visual que estaba haciendo tan evidente y se ponen de pie intentando aparentar que nada ha pasado. Sintiéndose más confundido que nunca y es que no saben que es lo que les está ocurriendo. —Sí —el señor Kim voltea a ver al hombre que lo llamo poniendo su porte frío y serio al igual que su expresión facial. —Me gustaría hablar con usted —dijo el hombre mayor con amabilidad. —Ya voy adelántese en un momento lo alcanzo —el hombre asiente, hacen una pequeña reverencia y se va. El coreano voltea a ver a la mexicana cambiando su mirada. —Creo que lo necesitan, señor Kim —añadió la mexicana intentando controlar sus emociones y que él no vea cómo su rostro se ha puesto rojo. Y sus manos sudan y tiemblan. —Sí, pero antes de irme me gustaría que me diera su número para quizá ir a tomar un café, después —declaró el coreano sin miedo alguno y es que él es muy decidido. Todos saben eso, las personas que lo conocen de
Mientras las amigas estaban en el jardín sonriendo y hablando sobre lo impresionante que le acaba de pasar a Johanna. Alguien desde el balcón las mira con una expresión serena y sonriendo ladino al ver a la señorita Suárez riendo. A pesar de la distancia se ve tan linda, tierna y le agrada mucho, no entiende por qué, pero los pocos minutos que hablo con ella sintió que el tiempo se le detenía y una enorme paz lo invadía haciéndolo olvidar todo. Le sorprende mucho porque ni con su exesposa sintió esta sensación y no niega que sí llego a quererla mucho. Más porque ella le dio a su linda y tierna hija. Siempre estará agradecido por eso, pero el rencor y la ira de pensar en lo mal que ella se comportó con él le hacen quitar esa sonrisa cambiándola por una expresión más sombría. Vuelve a ver hacia la dirección donde estaban las dos mujeres, pero en el lugar no hay nadie, él siente una leve tristeza de no poder ver de nuevo a la señorita Suárez y comprende lo que le está pasando.
Se afloja la corbata abriendo la puerta corrediza, entrando al interior de la habitación fría y oscura. Teniendo bien claro donde está cada mueble de su habitación, llega hasta la lámpara al lado de la cama encendiéndola y la tenue luz ilumina la alcoba. Él termina de quitarse el saco, la camisa, dejando al descubierto su bien tonificado abdomen y sus pectorales. Deja la prenda sobre una silla, prosiguiendo a desabrochar su pantalón bajándolo hasta quitárselo. Permaneciendo solo en ropa interior, medita si ponerla la pijama, pero está muy cansado y prefiere solo irse a cepillar los dientes. Al terminar se acuesta en la cama, mirando hacia el techo de color claro, que es iluminado muy ligeramente y es que tiene años que sufre de insomnio. La soledad lo invade haciendo que los malos recuerdos se hagan presentes y ese es cuando hace tres años regreso de un viaje de negocios. Estaba cansado porque tenías días sin poder dormir, pero estaba impaciente por ver a su hija y a su amada
La coreana coloca su mano en el costado de su cabeza al oír lo que su amiga le contestó al señor Kim. —Hay amiga de verdad le contestaste eso, se nota que necesito enseñarte mucho más sobre la cultura y los modales de esta sociedad —agregó la coreana al escuchar lo que me contestó al señor Kim—. Pero por lo menos le has hablado por su apellido y eso es bueno porque si le hablas de otra manera y no le gusta se puede molestar. —Ay Min, crees que no me esfuerzo en aprender, tienen tantas reglas, incluso para vestir, para comer y además no le veo nada de malo lo que le dije. Él entiende que soy extranjera y no comprendo sus reglas —se defiende Johanna y es que como va a hacer para recordar tanta cosa. Justo en eso, Min está por seguir regañándola cuando se escucha el sonido de mensaje en el móvil de su amiga. La mexicana levanta el teléfono viendo quién es. —¿Es él? —Si me acaba de contestar —confirma Johanna con una sonrisa en el rostro. —¿Qué dice? —curiosea la coreana y