El posesivo CEO y su rebelde protegida

El posesivo CEO y su rebelde protegidaES

Romántica
DiegoAlmary  En proceso
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Resumen
Índice

Luna jamás imaginó que su vida cambiaría tan radicalmente al mudarse a la mansión Beureth con su padrino. En una familia rota por tensiones, traiciones y secretos, su único refugio es Don Pietro, su padrino, quien la protege de la frialdad de su esposa, las humillaciones de su nuera y la indiferencia de su hijo mayor, Ismael. Pero cuando un trágico atentado pone la vida de Don Pietro al borde de la muerte, Ismael se ve forzado a cumplir una promesa que nunca pidió: proteger a Luna a toda costa. Ahora, rodeada de enemigos dentro y fuera de la mansión, Luna debe enfrentarse a un destino lleno de intrigas, mientras Ismael lucha entre su deber y sus propios sentimientos por la joven rebelde a la que tiene que proteger, pero pronto descubrirán que hay secretos que luchan por salir a la luz y que ni el amor puede ser suficiente ante una avalancha de fuego y sangre.

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1 Padrino. 
Era un día lluvioso y oscuro de enero, la llovizna constante mojaba la calle y el cielo amenazaba con derramar el agua de un año en ese día opaco. Toda la calle estaba muy mojada y Luna salió cerrando la puerta de la tienda. Cargaba con bolsas llenas, de comida y provisiones para sobrevivir la semana, pero a pesar de esto logró ver al niño gordito que se atravesó la calle corriendo tras su pelota y ella dejó caer las bolsas al suelo. El autobús se dirigía el niño con rapidez y Luna no lo pensó dos veces, corrió por el húmedo asfalto y sintió terror en las venas cuando agarró al niño y lo abrazó. El autobús frenó, pero derrapó por el suelo mojado así que Luna saltó de lado y se raspó los codos y las rodillas, pero el bus pasó por su lado y frenó estruendosamente unos metros más allá. Luna miró al niño, tenía la cara muy pálida y los ojos abiertos. — ¿Estás bien? — le preguntó ella y el niño asintió — Luna lo abrazó con fuerza, parecía tan frágil y el niño la abrazó de vuelta. — ¡L
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2 La mansión
Luna subió las escaleras siguiendo a la empleada de servicio, su padrino le había dicho que mejor comiera en su habitación mientras él hablaba con la familia, imaginó que los regañaría. — Es aquí — le dijo la empleada y le abrió la puerta de la habitación, estaba junto a una con la puerta abierta y dentro estaba el hombre, él, Ismael. Sus habitaciones estaban lado a lado. Cuando el CEO volvió la mirada hacia ella Luna dio un salto, pero él caminó hacia la puerta y ella pensó que la cerraría, pero en vez de eso se recostó en el marco. — Gracias Patricia, retírate — la empleada miró mal a Luna y se fue — ¿Quién eres? — le preguntó él y Luna se aclaró la voz. — Mi padrino ya se lo dijo, soy Luna Leroy — el hombre abrió los ojos. — Conozco ese apellido… era el apellido de una amante de mi papá — la miró con rabia y luego la tomó de la mano — ¿Acaso eres la hija de esa infidelidad? — Luna trató de soltarse, pero era muy fuerte. — No, claro que no — le dijo ella, pero Luna no sabía si
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3 Buen día, mal final.
Luna se cambió de ropa, pero optó por ponerse algo más cómodo. Lo cierto era que no tenía prácticamente nada de ropa, mucho menos ropa linda como tenía Carlota, así que se vistió lo mejor que pudo para bajar a ofrecerle una disculpa a su padrino por la bochornosa escena, pero cuando salió a las escaleras se encontró con Carlota con una bata de baño. — Espera, mustia — la llamó la mujer, pero Luna la ignoró — ¡Ven aquí, perr4! — la llamó, pero Luna casi que corrió por las escaleras y cuando llegó abajo se encontró con las empleadas limpiando el reguero de sopa que habían hecho.Luna avergonzada llegó con ellas y tomó y un trapo, luego comenzó a ayudarles a limpiar la sopa del suelo. — No tienes que hacer esto — le dijo su padrino en cuanto llegaron, la tomó de la mano y se la llevó, pero Luna vio como las demás empleadas la miraron con agradecimiento. — Padrino, de verdad quería pedirle una disculpa por cómo me porté en el desayuno, no debí hacer eso — el señor Pietro asintió, pero
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4 Ladrona.
Luna sintió como un escalofrío le recorrió el cuerpo, Carlota le gritaba ladrona con lágrimas en los ojos mientras la esposa de su padrino llamaba a la policía. Luna tuvo el impulso de salir corriendo, pero ¿Por qué? Ella era inocente, así que se quedó muy quieta y levantó el mentón con orgullo. — Yo no hice nada — les dijo a las mujeres que se abalanzaron sobre ella con insultos. — Claro que sí, lo hiciste, tú te robaste mi anillo mientras me duchaba — le gritó Carlota — yo te vi. — Pues necesitas lentes porque estás bizca, porque yo no fui — la esposa de don Pietro, Laura, se acercó a Luna y cuando llegó con ella levantó la mano y le dio una bofetada fuerte en el rostro. Era el segundo golpe en menos de media hora y Luna sintió como la mejilla comenzó a hincharse. — Si mi nuera dice que te vio, es porque así fue, así que prepárate, porque vas a pasar el resto de tu vida en la cárcel. Vamos, Carlota — la mujer dio la vuelta y salió y cuando Carlota salió tras ella le dedicó una
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5 Una promesa inquebrantable. 
Las cosas en la mansión comenzaron a hacerse cada vez más y más tensas, Luna notó como en los días que precedieron Ismael y su novia peleaban más constantemente, pero por ella, mejor. De seguro habían visto en las cámaras de seguridad que ella no había robado el anillo.Carlota estaba tan estresada que no había vuelto a prestar atención a Luna, literalmente le volteaba la cara y la ignoraba en los pasillos, únicamente estaba guardando energías para cuando Ismael llegaba en la tarde del trabajo para iniciar una nueva pelea. Por otra parte, doña Laura continuaba igual que siempre, humillaba a Luna cada vez que tenía oportunidad y la trataba como la amante de su esposo. Don Pietro regresó del hospital y eso fue lo único que Luna necesitó para sentirse cómoda en la casa. Su padrino la defendía de las humillaciones de su esposa, de las empleadas y de las feas miradas que le lanzaba Carlota, pero lo que más incomodaba a Luna, más que las humillaciones y las groserías, era la extraña indi
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6 Aquí te quedarás.
Luna sintió un vacío en el pecho, uno que nada era capaz de llenar. Don Pietro, su padrino, era de las pocas personas que la habían tratado bien en su vida, y ahora ya no estaba, se había ido y ella estaba a Mercer de doña Laura, carlota y las empleadas de la casa, por eso, antes de que terminase el entierro de su padrino, Luna ya había decidido que se iría de regresó al orfanato, ya no tenía nada que hacer en esa casa, solo tenía que esperar hasta que cumpliera los veinte años y así podía costearse ella misma la universidad. Hubo muchas lágrimas en el entierro, doña Laura parecía estar a punto de desmayarse al igual que los dos hijos menores de don Pietro, pero Ismael tenía una fortaleza que le erizó los vellos del cuerpo a Luna. En su rostro se notaba como tenía el alma rota, rota en mil pedazos, pero no lloró, no hizo una mueca durante todo el acontecimiento, ni siquiera cuando el ataúd comenzó a descender y las palas comenzaron a cubrirlo de tierra. Luna lo observó, con los ho
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7 Una charla en la noche.
Fue una semana complicada para Luna, cuando sus padres murieron ella estaba muy pequeña, y en el orfanato nunca había tenido un ser querido y mucho menos uno que se hubiese muerto, por eso no sabía como sobrellevar la partida de su padrino. En la noche la acometían las pesadillas del atentado y despertaba gritando. Doña Laura la reñía cada mañana porque no dejaba dormir a nadie con sus gritos e Ismael solo se limitaba a mirarla de vez en cuando. La universidad se había convertido en un tema complicado, después de la visita a la estación de policía a dar su declaración, el oficial le pidió que tratara de recordar todos lo detalles posibles y a veces a Luna se le iba el tiempo metida en su cabeza y en el recuerdo, y aunque no era capaz de recordar nada más era incapaz de concentrarse nuevamente en sus estudios, así que todo lo estaba haciendo a medias. Carlota se había ido de la casa el mismo día de la discusión con Ismael, y aunque Luna no lo mencionara abiertamente se sentía mucho
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8 Nuevo trabajo
Luna contuvo el aliento antes de entrar por las puertas de la empresa, casi vio borroso cuando ya estaba dentro y caminó hacia la recepcionista con los pies trémulos. — Hola, soy Luna Leroy — le dijo a la mujer — el señor Ismael Beureth me está esperando — la mujer la dio una superficial mirada de los pies a la cabeza. — ¿Tiene cita? — le preguntó la mujer y Luna negó. — No, él me está esperando, vengo a trabajar….— Si no tiene una cita previa el señor no la podrá atender — le dijo la recepcionista con superioridad y Luna apretó los puños.— Le dije que él me está esperando, no tengo una cita, pero él me está esperando. Por favor, llámelo y lo comprobará — la mujer chasqueó la lengua. — El señor está muy ocupado, si quiere deme su nombre y le agendaré una cita — Luna blanqueó los ojos, lo último que quería era entrar en una tonta discusión, así que agarró su maleta y se agarró el cabello en una cola. — Lo buscaré yo misma — dijo y caminó hacia el elevador, pero la recepcionista
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