Capitulo diecinueve.

De regreso a la cabaña, Ethan se dispuso a preparar la cena mientras Ylva lo observaba desde la mesa. La cocina estaba impregnada con los aromas de las hierbas frescas y el crepitar del fuego en la estufa. Ethan se movía con facilidad y destreza, demostrando su habilidad culinaria.

Ylva no pudo evitar observarlo con detenimiento. La manera en que se movía, la concentración en su rostro… todo la fascinaba. Sentía una mezcla de admiración y curiosidad. Sin embargo, su mirada no pasó desapercibida para Ethan, quien, sintiendo sus ojos sobre él, decidió retomar las preguntas.

—Ylva, hay algo que sigo sin entender —dijo Ethan, mientras cortaba vegetales—. ¿Por qué no quieres llamar a tu familia? ¿Acaso estás escondiendo algo?

Ylva sintió un nudo en el estómago. Sabía que tarde o temprano tendría que enfrentar esas preguntas, pero aún no estaba lista para compartir toda la verdad.

—No, no estoy escondiendo nada… es solo que… —comenzó a decir, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. M
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