Capítulo veintiuno.

Los días pasaban en la cabaña, con Ethan e Ylva compartiendo tareas y momentos. Aunque ninguno de los dos sabía la verdadera naturaleza del otro, la atracción entre ellos se hacía cada vez más evidente.

Cada mañana, Ethan se levantaba temprano para preparar el desayuno. Ylva, aún medio dormida, bajaba las escaleras y lo encontraba en la cocina, su presencia llenando el aire con una sensación de calidez y seguridad.

—Buenos días, nevosa, dormilona —decía Ethan con una sonrisa, su voz suave despertando una chispa en los ojos de Ylva.

—Buenos días, chef de la montaña —respondía ella, devolviéndole la sonrisa, sintiendo un pequeño cosquilleo en el estómago al ver su mirada.

Mientras trabajaban juntos en las tareas diarias, había pequeños momentos que hacían que sus corazones latieran un poco más rápido. Un roce accidental de manos al pasar una herramienta, una risa al contar una broma, o una mirada furtiva que duraba un segundo más de lo habitual.

Una tarde, mientras Ethan cortaba leña y
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP