Al día siguiente, Ylva se despertó lentamente, sintiendo una calidez a su alrededor. Al abrir los ojos, notó que era más tarde de lo que acostumbra a despertar. Se levantó, se aseó y se dirigió a la cocina. El desayuno ya estaba listo sobre la mesa y Ethan esperándola. —Buenos días —saludó él. —Buenos días —respondió Ylva algo apenada. Ambos comieron en silencio, la tensión palpable en el aire. Después de terminar el desayuno, Ethan respiró hondo y le indicó a Ylva que se sentara a su lado en el sofá.—Ylva, hay algo que necesito entender —dijo Ethan, mirándola a los ojos—. ¿Cómo hiciste lo de ayer? ¿Cómo… cómo hiciste eso? —preguntó Ethan, su voz llena de asombro.Ylva, solo pudo sacudir la cabeza.—No lo sé, Ethan. No lo sé… —respondió, sintiendo una mezcla de miedo y confusión sobre su verdadera naturaleza.—¿No sabes? —inquirió él, quería saber más de ella y esta vez no dejaría escapar la oportunidad de entender lo que pasaba con ella. —No lo sé, Ethan. No tengo idea de cómo s
Ethan y Ylva se encontraban en la parte más alta del bosque, desde donde la vista era impresionante. Las copas de los árboles se extendían hasta donde alcanzaba la vista, y el cielo despejado dejaba ver las montañas en la distancia. Ambos se tomaron un momento para descansar, disfrutando de la tranquilidad del lugar.Ylva había quedado admirada al ver el lobo en que se transformaba Ethan. Su pelaje brillante y su presencia majestuosa la dejaban sin palabras, ni hablar del tamaño, era enorme. Por su parte, Ethan estaba maravillado por la belleza y el poder de la licántropa que era Ylva. Había algo en ella que lo intrigaba profundamente.Mientras descansaban, Ethan rompió el silencio con una pregunta.—Ylva, ¿puedes contarme más sobre tu familia? —preguntó con suavidad, sabiendo que era un tema sensible—. Sé que no ha querido hablar de ellos, pero estoy seguro de que te extrañan. Ylva tomó aire profundamente, decidiendo ser sincera. —Cuando pasó mi transformación, simplemente corrí y
Ylva estaba muy emocionada ante la perspectiva de aprender técnicas de pelea que le permitirían defenderse en su forma humana, por eso al día siguiente, se levantó más temprano de lo habitual, incluso preparó el desayuno, algo que dejó sorprendido al hombre, quien disfrutó de la comida. Después de disfrutar de un exquisito desayuno, ambos salieron de la cabaña. Los ojos de ella brillaban con entusiasmo mientras Ethan le explicaba el plan de entrenamiento.—Hoy comenzaremos con el manejo del arco y las flechas —dijo Ethan, entregándole un arco y un carcaj lleno de flechas—. Aprender a usarlos te dará una ventaja en combate, en tu forma humana, obviamente, ya que en la otra será algo innecesario. Ylva tomó el arco con una sonrisa radiante.—Por supuesto, ¡Estoy lista! —dijo con determinación.Ethan se sintió feliz al verla tan entusiasmada. Había algo en su energía y disposición que lo llenaba de orgullo y admiración. Mientras le enseñaba cómo colocar la flecha en el arco y apuntar co
Mientras seguían practicando, Ylva decidió hacerle una pregunta más que había estado rondando en su mente, quería saber si todos podían hacer lo mismo. —Ethan, cuando te transformas, ¿tienes control sobre tu lobo? —preguntó, mirándolo con curiosidad—. Lo pregunto por qué en mi caso es así, es como tener dos conciencias.Ethan asintió, reflexionando por un momento antes de responder.—Sí, tengo una parte del control, y cuando estoy así como ahora, siento lo que piensa mi lobo. También puedo recordar lo que hago cuando él toma el control. Es como si compartiéramos una mente. A veces, dejo que actúe, porque los instintos de un lobo son más poderosos y útiles —explicó, sus ojos, revelando la complejidad de su dualidad.Ylva asintió, a ella le pasaba igual. —Me he dado cuenta de que los lobos tienen una claridad y un enfoque que a veces nosotros, como humanos, no tenemos. Aunque estaba asustada esa primera vez que me transformé, me ha parecido que es increíble que tengamos esta conexión
Durante los días que tenía el entrenamiento, Ylva había olvidado los cambios que su cuerpo experimentó días atrás debido a su naturaleza licántropa. Una mañana, cuando el invierno estaba en su apogeo y las temperaturas eran gélidas, se despertó, sintiéndose inusualmente acalorada.Así que abrió la ventana de su cuarto, dando paso al aire frío del invierno que se filtraba a través de las cortinas. Sin embargo, Ylva sentía un calor extremo que la envolvía, cada vez más, y una extraña sensación se apoderaba de su cuerpo. Era una sensación desconocida para ella, intensa y abrumadora.Ethan estaba en la cocina, preparando el desayuno, así que ella podía oler el aroma del café recién hecho y el crujido del pan tostado. Pero algo no estaba bien. Sentía su piel arder y su corazón latir con fuerza, como si algo dentro de ella estuviera despertando.De repente, Ylva sintió la necesidad urgente de calmarse, de apagar ese calor que la invadía. Sabía que algo estaba cambiando dentro de ella, y la
Su aroma llenaba la habitación con un poderoso y embriagador olor a feromonas, por lo que Ethan no podía resistirse a ese delicioso perfume que emanaba de la piel de Ylva. Sus sentidos se volvieron locos y un deseo incontrolable lo invadió, de querer saltar encima, porque ella lo observa con ojos llenos de deseo, pero es que Ylva sabe que él no podrá resistir su llamado.Ethan trago grueso mientras la mirada de esa loba traviesa lo consume, sus ojos azules brillan con una intensidad desconocida, irradian deseo y pasión. El hombre siente un escalofrío recorrer su cuerpo al verla acercarse lentamente, cada uno de sus movimientos es hipnótico, como si estuviera danzando al compás de una melodía sensual y seductora. Su corazón late desbocado y su entrepierna se llena de deseoLentamente, comenzaron a acercarse el uno al otro, sus cuerpos ansiando fusionarse en un abrazo más que carnal. Cuando llega a él, Ylva coloca una mano en el pecho de Ethan sintiendo el latido acelerado de su corazón
Al día siguiente, Ylva despertó lentamente, sus sentidos aún adormecidos por el sueño profundo. Se removió en la cama, sintiendo el cálido abrazo de Ethan que la rodeaba. Su presencia la reconfortaba y la hacía sentir segura.—Buenos días, mi hermosa nevosa —dijo, su voz profunda y tranquila.Ylva, aún medio dormida, parpadeó confusa y preguntó:—¿Qué hora es? Tengo mucha hambre, siento como si no hubiera comida por un día entero. Ethan miró el reloj en la mesita de noche y respondió:—Son las 7 de la mañana.Esto confundió aún más a Ylva. Recordaba que cuando bajó a buscarlo, era mucho más tarde.—Pero… yo bajé cuando ya era más tarde… —murmuró, tratando de entender—. ¿Cómo puedes decirme que son las siete aún? —Ylva, debemos irnos a Lycandar cuanto antes —dijo, su voz firme, sin responder la pregunta. Ylva frunció el ceño, aún más confundida, se levantó como resorte y lo miró. —¿Por qué tan repentina esa decisión? Dijiste que nos iríamos después de que terminara mi entrenamiento
Después de empacar lo necesario, Ethan y Ylva se prepararon para emprender su viaje. Habían tomado todo lo que creían necesitar, desde ropa y provisiones hasta algunas herramientas esenciales.Ethan ayudó a Ylva a subir a su moto y le entregó un casco.—Listo para partir, nevosa —dijo, sonriendo quería que ella se sintiera bien con ese viaje.—Estoy lista —respondió Ylva, ajustándose el casco—. ¿Por qué ir en moto? ¿No llegamos más rápidos siendo nosotros? El hombre soltó una risa antes de responder. —Si tus planes son contarle sobre tu origen, por mí no hay problemas. —No, gracias, vámonos en la moto. Ethan encendió la moto y el rugido del motor llenó el aire. Se acomodaron, y Ylva sintió el calor de Ethan mientras se aferraba a su espalda.Con el viento en sus rostros y el paisaje cambiando rápidamente a su alrededor, se dirigieron hacia Vermont. La carretera serpenteaba a través de montañas y bosques, y cada kilómetro recorrido los acercaba más a su primer destino.Después de v