Capítulo treinta y dos.

Después de empacar lo necesario, Ethan y Ylva se prepararon para emprender su viaje. Habían tomado todo lo que creían necesitar, desde ropa y provisiones hasta algunas herramientas esenciales.

Ethan ayudó a Ylva a subir a su moto y le entregó un casco.

—Listo para partir, nevosa —dijo, sonriendo quería que ella se sintiera bien con ese viaje.

—Estoy lista —respondió Ylva, ajustándose el casco—. ¿Por qué ir en moto? ¿No llegamos más rápidos siendo nosotros?

El hombre soltó una risa antes de responder.

—Si tus planes son contarle sobre tu origen, por mí no hay problemas.

—No, gracias, vámonos en la moto.

Ethan encendió la moto y el rugido del motor llenó el aire. Se acomodaron, y Ylva sintió el calor de Ethan mientras se aferraba a su espalda.

Con el viento en sus rostros y el paisaje cambiando rápidamente a su alrededor, se dirigieron hacia Vermont. La carretera serpenteaba a través de montañas y bosques, y cada kilómetro recorrido los acercaba más a su primer destino.

Después de v
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