Capítulo treinta y siete

La chica se bajó de Ethan con una expresión divertida y se acercó a Ylva, mirándola fijamente, mientras cruzaba sus brazos.

—No sabía que venías acompañado —dijo con una sonrisa traviesa.

—Aria, compórtate —dijo Ethan con voz de reprimenda.

Luego miró a Ylva y añadió:

—Ylva, ella ya lo sabía. Te presento a esta mocosa, es mi hermana, Aria.

Ylva sintió cómo sus celos disminuían instantáneamente. Una ola de alivio y un poco de vergüenza la invadieron al darse cuenta de su malentendido.

—Oh, ya veo —dijo, esbozando una sonrisa tímida—. Es un placer conocerte, Aria.

Aria rio suavemente y extendió sus brazos, envolviendo a la joven en un abrazo.

—Es un placer conocerte también, querida cuñada. Ethan me ha hablado mucho de ti, pero se ha quedado corto con las palabras, porque eres más hermosa de lo que imaginé —respondió ella.

Ylva correspondió al abrazo que le dio Aria, luego ella los invitó a pasar a la cabaña, donde el calor acogedor contrastaba con el frío invernal del exterior. Mie
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