Mientras Ethan y Ylva ayudaban a Elena en la cocina, la puerta de la casa se abrió, y los hermanos de la joven acababan de llegar. Al verla, una oleada de alegría y sorpresa iluminó sus rostros.—¡Ylva! —gritó su hermano mayor, corriendo hacia ella.En un instante, Federico la alcanzó y, sin dudarlo, la levantó del suelo, girándola en el aire. Los dos rieron juntos mientras él le daba vueltas y plantaba besos en su rostro, mostrando la intensidad de su alegría por verla nuevamente.—¡Te extrañé tanto, loca!—dijo Federico, sin dejar de sonreír.Ylva rio, disfrutando del momento, sintiéndose rodeada del amor de su hermano. Antes de que pudiera responder, su hermana menor, corrió hacia ellos y se unió al abrazo. —¡Ylva! ¡No puedo creer que estés aquí! —exclamó Elsie, abrazándola con fuerza.Los tres hermanos se abrazaron con fuerza, sintiéndose unidos después de tanto tiempo separados. Las risas y lágrimas de felicidad se mezclaban en el aire, creando un momento de pura alegría y conexi
Después del emotivo reencuentro entre padre e hija, Thomas finalmente se dio cuenta de la presencia de Ethan. Frunció ligeramente el ceño, curioso y desconcertado. —¿Y quién es este joven? —preguntó el hombre. Antes de que Ethan pudiera responder, Elsie, intervino con su entusiasmo habitual. —Es mi guapo cuñado, se llama Ethan —dijo con una sonrisa traviesa—. Pronto habrá una boda de lobos. Thomas parpadeó, claramente sorprendido por la noticia. No había esperado que Ylva regresara a casa con alguien, menos con un posible compañero. Sin embargo, intentó mantener la compostura y ser amable, aunque se notaba un aire de reserva en su actitud. —Entiendo… —dijo Thomas, mirando a Ethan—. Bienvenido a nuestra casa, Ethan. Espero que nos tratemos con respeto y amabilidad. Ethan asintió, respondiendo con una sonrisa sincera. —Gracias, señor. Estoy agradecido por su hospitalidad. —Pensé que aún me faltaba mucho para este momento —murmuró Thomas. —Ylva es muy importante para mí, y haré
Al día siguiente, después de una mañana donde la familia pasó momentos agradables, Ylva y Ethan se prepararon para continuar su viaje. Todos los despidieron con abrazos y palabras de aliento, deseándoles lo mejor en el viaje que emprenderían. —Cuídense mucho y no olviden que esta siempre será su casa —dijo Elena, abrazando a Ylva por última vez, no la quería dejar ir. —Lo prometo, mamá —respondió Ylva, sintiendo una punzada de tristeza al despedirse, pero sabía que era necesario ese viaje. Thomas estrechó la mano de Ethan con firmeza.—Cuídala bien, ella es mi todo —dijo, mirándolo con seriedad.—Lo haré, Thomas. Lo prometo —respondió Ethan con convicción.—¿Prometes volver pronto? —preguntó Elsie con algunas lágrimas en sus ojos. —Lo prometo, mi niña —respondió Ylva dándole un abrazo.—Solo te pido que no te olvides de nosotros —dijo el hermano de Ylva. —Niño tonto, ¿cómo crees que eso pasará? —Te quiero loca —dijo el joven dándole otro abrazo. —Yo también los quiero. Finalme
La chica se bajó de Ethan con una expresión divertida y se acercó a Ylva, mirándola fijamente, mientras cruzaba sus brazos. —No sabía que venías acompañado —dijo con una sonrisa traviesa.—Aria, compórtate —dijo Ethan con voz de reprimenda. Luego miró a Ylva y añadió:—Ylva, ella ya lo sabía. Te presento a esta mocosa, es mi hermana, Aria.Ylva sintió cómo sus celos disminuían instantáneamente. Una ola de alivio y un poco de vergüenza la invadieron al darse cuenta de su malentendido.—Oh, ya veo —dijo, esbozando una sonrisa tímida—. Es un placer conocerte, Aria.Aria rio suavemente y extendió sus brazos, envolviendo a la joven en un abrazo. —Es un placer conocerte también, querida cuñada. Ethan me ha hablado mucho de ti, pero se ha quedado corto con las palabras, porque eres más hermosa de lo que imaginé —respondió ella. Ylva correspondió al abrazo que le dio Aria, luego ella los invitó a pasar a la cabaña, donde el calor acogedor contrastaba con el frío invernal del exterior. Mie
Mientras caminaban por el bosque, Ylva, trataba de procesar lo que había escuchado “hada”, se detuvo con una mezcla de asombro y sarcasmo en sus ojos.—¿Hadas? ¿Me van a decir que Tinkerbell existe? —dijo en tono irónico, cruzándose de brazos.—Claro que existe —dijo, con una sonrisa divertida.—¿Hablas en serio? —Ylva no podía creerlo.—Bueno, técnicamente, Tinkerbell no existe, ya que es un personaje creado por humanos que tienen la creencia de los multiversos. Pero, eso sí, las hadas existen, y son mucho más impresionantes de lo que podrías imaginar.Ylva parpadeó, claramente desconcertada, antes de fruncir el ceño.—¿Qué? No me digas que también existen todos esos personajes de las historietas y la televisión —dijo, tratando de procesar la idea.—Para un humano, ese es un mundo de fantasía, algo difícil de creer o aceptar. Pero la realidad es que todos existen. Las historias de hadas, hombres lobos, cambia formas, elfos… todo tiene una base real —dijo Ethan. —Una vez lo dijiste,
Al traspasar la barrera, sus ojos se abrieron de par en par al ver cómo el paisaje cambiaba de forma instantánea.Lo que antes era un bosque invernal, cubierto de nieve y envuelto en el frío silencioso, ahora era un hermoso paraíso.—Wow, esto es… es… hermoso —dijo Ylva extasiada.Los árboles estaban cubiertos de hojas verdes y flores de colores que parecían susurrar entre sí. Un cálido sol iluminaba todo el lugar, haciendo que pequeños rayos de luz bailaran sobre el suelo alfombrado de hierba fresca y flores silvestres. El aire era dulce, cargado con el aroma de flores y tierra húmeda, completamente opuesto al fresco y helado aire que había quedado atrás.Había un suave sonido de agua corriendo, probablemente de un riachuelo cercano, y el canto de aves llenaba el aire. Era como si hubiera entrado en otro mundo, un lugar donde la primavera nunca terminaba, un refugio eterno para la vida.—Esto… esto es increíble —murmuró Ylva, incapaz de apartar la mirada del escenario.—Bienvenida al
Ylva Mistral, una hermosa joven que apenas acaba de cumplir sus 18 años, su cabellera blanca como la nieve, y sus ojos de un azul intenso, se encontraba inmersa en un sueño que parecía tan real como la vida misma. Estaba en un lugar encantador, un prado vasto y lleno de flores de colores brillantes que ondeaban suavemente con la brisa. Mariposas de alas iridiscentes danzaban en el aire, creando un espectáculo etéreo bajo el cielo claro y azul. El clima era perfecto, cálido y acogedor, envolviendo a Ylva en una sensación de paz y felicidad.En medio de este paraíso floral, se encontraba una loba de extraordinaria belleza. Su pelaje era de un blanco puro con reflejos plateados que brillaban bajo la luz del sol. Sus ojos eran de un azul profundo, como dos zafiros que reflejaban sabiduría y misterio. La loba irradiaba una majestuosidad serena, y su presencia llenaba el lugar de una energía tranquila y poderosa.Ylva se acercó lentamente, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho. La
Ethan Volkov, un joven de apenas 24 años vivía en una cabaña rústica escondida en lo profundo del denso bosque en el estado de Washington. Rodeado de árboles centenarios y la fauna silvestre, había encontrado un refugio en la naturaleza, lejos del caos de la vida humana y de la manada que había dejado atrás. La cabaña, aunque sencilla, estaba cuidadosamente mantenida, con muebles de madera tallada y una chimenea de piedra que creaba un ambiente acogedor.Una tarde, mientras Ethan afilaba un cuchillo de caza junto a la chimenea, sintió una presencia familiar. Al levantar la vista, vio a un lobo majestuoso transformarse en la figura de su padre, Iván Volkov. La preocupación era evidente en los ojos azules de Iván, un reflejo del vínculo que los unía, a pesar de la distancia que Ethan había impuesto.—Hijo —dijo Iván, con voz profunda y cargada de emociones—, por fin te he encontrado. ¿Cómo has estado?Ethan se puso de pie y abrazó a su padre. Aunque había decidido aislarse, la visita de