capitulo veintitrés.

Después de desayunar, los dos se prepararon para salir. El aire frío del invierno los envolvía mientras caminaban por el bosque, disfrutando del paisaje invernal. Sin embargo, ambos se detuvieron abruptamente cuando solo habían avanzado una distancia corta. Sus sentidos lobunos percibieron peligro, una sensación que les hizo tensarse al instante.

Ethan reaccionó rápidamente, poniéndose en alerta. Miró a Ylva con seriedad, a la vez que caminó con rapidez para detenerse delante de ella, como un ángel guardián.

—Quédate detrás de mí. Siento que algo anda mal —dijo con voz firme, sus ojos recorriendo el entorno en busca de cualquier amenaza.

Ylva quiso decir las mismas palabras, pero se quedó callada. Le resultaba ilógico que una chica protegiera a un hombre, y aún más complicado porque no le había revelado su gran secreto.

Mientras avanzaban con cautela, Ethan mantenía a Ylva cerca, dispuesto a defenderla de cualquier peligro. Ella, por su parte, sentía cómo sus instintos lobunos se agud
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