Capitulo veinticinco

Al día siguiente, Ylva se despertó lentamente, sintiendo una calidez a su alrededor. Al abrir los ojos, notó que era más tarde de lo que acostumbra a despertar. Se levantó, se aseó y se dirigió a la cocina. El desayuno ya estaba listo sobre la mesa y Ethan esperándola.

—Buenos días —saludó él.

—Buenos días —respondió Ylva algo apenada.

Ambos comieron en silencio, la tensión palpable en el aire. Después de terminar el desayuno, Ethan respiró hondo y le indicó a Ylva que se sentara a su lado en el sofá.

—Ylva, hay algo que necesito entender —dijo Ethan, mirándola a los ojos—. ¿Cómo hiciste lo de ayer? ¿Cómo… cómo hiciste eso? —preguntó Ethan, su voz llena de asombro.

Ylva, solo pudo sacudir la cabeza.

—No lo sé, Ethan. No lo sé… —respondió, sintiendo una mezcla de miedo y confusión sobre su verdadera naturaleza.

—¿No sabes? —inquirió él, quería saber más de ella y esta vez no dejaría escapar la oportunidad de entender lo que pasaba con ella.

—No lo sé, Ethan. No tengo idea de cómo s
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