Capítulo veintinueve

Durante los días que tenía el entrenamiento, Ylva había olvidado los cambios que su cuerpo experimentó días atrás debido a su naturaleza licántropa. Una mañana, cuando el invierno estaba en su apogeo y las temperaturas eran gélidas, se despertó, sintiéndose inusualmente acalorada.

Así que abrió la ventana de su cuarto, dando paso al aire frío del invierno que se filtraba a través de las cortinas. Sin embargo, Ylva sentía un calor extremo que la envolvía, cada vez más, y una extraña sensación se apoderaba de su cuerpo. Era una sensación desconocida para ella, intensa y abrumadora.

Ethan estaba en la cocina, preparando el desayuno, así que ella podía oler el aroma del café recién hecho y el crujido del pan tostado. Pero algo no estaba bien. Sentía su piel arder y su corazón latir con fuerza, como si algo dentro de ella estuviera despertando.

De repente, Ylva sintió la necesidad urgente de calmarse, de apagar ese calor que la invadía. Sabía que algo estaba cambiando dentro de ella, y la
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