Los días pasaban en la cabaña, con Ethan e Ylva compartiendo tareas y momentos. Aunque ninguno de los dos sabía la verdadera naturaleza del otro, la atracción entre ellos se hacía cada vez más evidente.Cada mañana, Ethan se levantaba temprano para preparar el desayuno. Ylva, aún medio dormida, bajaba las escaleras y lo encontraba en la cocina, su presencia llenando el aire con una sensación de calidez y seguridad. —Buenos días, nevosa, dormilona —decía Ethan con una sonrisa, su voz suave despertando una chispa en los ojos de Ylva.—Buenos días, chef de la montaña —respondía ella, devolviéndole la sonrisa, sintiendo un pequeño cosquilleo en el estómago al ver su mirada.Mientras trabajaban juntos en las tareas diarias, había pequeños momentos que hacían que sus corazones latieran un poco más rápido. Un roce accidental de manos al pasar una herramienta, una risa al contar una broma, o una mirada furtiva que duraba un segundo más de lo habitual.Una tarde, mientras Ethan cortaba leña y
Desde esa noche, Ylva comenzó a tener sueños intensos y recurrentes. Sueños que giraban en torno a un hermoso reino y sobre todo, a Ethan y su loba Luna. Estos sueños eran tan vívidos que, al despertar, sentía como si hubiera estado realmente allí, corriendo bajo la luz plateada de la luna.A medida que pasaban los días, Ylva empezó a notar cambios en su cuerpo. Sentía un calor abrasador que surgía de la nada, su respiración se aceleraba y su pulso se descontrolaba cada vez que el aroma de Ethan invadía sus fosas nasales. El olor a madera y especias de su piel se volvía irresistible, haciéndola perder la concentración.Cada vez que Ethan estaba ocupado con sus tareas, Ylva se adentra más al bosque, tratando de encontrar alivio y respuestas. Al transformarse en loba, una mañana, notó que sus garras habían crecido y sus colmillos se alargaban. La sensación de poder y libertad era embriagadora, pero también aterradora.—¿Qué me está pasando? —se preguntaba en su mente, mientras corría a
Después de desayunar, los dos se prepararon para salir. El aire frío del invierno los envolvía mientras caminaban por el bosque, disfrutando del paisaje invernal. Sin embargo, ambos se detuvieron abruptamente cuando solo habían avanzado una distancia corta. Sus sentidos lobunos percibieron peligro, una sensación que les hizo tensarse al instante.Ethan reaccionó rápidamente, poniéndose en alerta. Miró a Ylva con seriedad, a la vez que caminó con rapidez para detenerse delante de ella, como un ángel guardián.—Quédate detrás de mí. Siento que algo anda mal —dijo con voz firme, sus ojos recorriendo el entorno en busca de cualquier amenaza.Ylva quiso decir las mismas palabras, pero se quedó callada. Le resultaba ilógico que una chica protegiera a un hombre, y aún más complicado porque no le había revelado su gran secreto.Mientras avanzaban con cautela, Ethan mantenía a Ylva cerca, dispuesto a defenderla de cualquier peligro. Ella, por su parte, sentía cómo sus instintos lobunos se agud
Los seis hombres lobo se lanzaron contra Ethan y Ylva. Ethan, siendo un buen luchador, logró dominar a algunos de ellos con fuerza y agilidad. Sorprendentemente, la joven también peleaba bien, a pesar de que nunca en su vida ha peleado. Sus movimientos eran precisos y llenos de energía, como si tuviera experiencia en combate.Sin embargo, al ver que estaban perdiendo, uno de los hombres lobo se transformó en una criatura imponente y feroz. Con un rugido ensordecedor, se abalanzó contra Ylva, listo para atacarla con furia. Ethan, al ver el peligro inminente, estaba a punto de transformarse para protegerla, pero lo que vio lo dejó petrificado.Ylva, en lugar de transformarse en su forma lobuna, extendió sus brazos y de su cuerpo comenzaron a surgir dagas de hielo. Las dagas se dispararon hacia el lobo gigante, impactándolo con una fuerza inesperada. La criatura retrocedió, aullando de dolor mientras intentaba arrancar las dagas congeladas de su piel.Ethan no podía creer lo que estaba v
Al día siguiente, Ylva se despertó lentamente, sintiendo una calidez a su alrededor. Al abrir los ojos, notó que era más tarde de lo que acostumbra a despertar. Se levantó, se aseó y se dirigió a la cocina. El desayuno ya estaba listo sobre la mesa y Ethan esperándola. —Buenos días —saludó él. —Buenos días —respondió Ylva algo apenada. Ambos comieron en silencio, la tensión palpable en el aire. Después de terminar el desayuno, Ethan respiró hondo y le indicó a Ylva que se sentara a su lado en el sofá.—Ylva, hay algo que necesito entender —dijo Ethan, mirándola a los ojos—. ¿Cómo hiciste lo de ayer? ¿Cómo… cómo hiciste eso? —preguntó Ethan, su voz llena de asombro.Ylva, solo pudo sacudir la cabeza.—No lo sé, Ethan. No lo sé… —respondió, sintiendo una mezcla de miedo y confusión sobre su verdadera naturaleza.—¿No sabes? —inquirió él, quería saber más de ella y esta vez no dejaría escapar la oportunidad de entender lo que pasaba con ella. —No lo sé, Ethan. No tengo idea de cómo s
Ethan y Ylva se encontraban en la parte más alta del bosque, desde donde la vista era impresionante. Las copas de los árboles se extendían hasta donde alcanzaba la vista, y el cielo despejado dejaba ver las montañas en la distancia. Ambos se tomaron un momento para descansar, disfrutando de la tranquilidad del lugar.Ylva había quedado admirada al ver el lobo en que se transformaba Ethan. Su pelaje brillante y su presencia majestuosa la dejaban sin palabras, ni hablar del tamaño, era enorme. Por su parte, Ethan estaba maravillado por la belleza y el poder de la licántropa que era Ylva. Había algo en ella que lo intrigaba profundamente.Mientras descansaban, Ethan rompió el silencio con una pregunta.—Ylva, ¿puedes contarme más sobre tu familia? —preguntó con suavidad, sabiendo que era un tema sensible—. Sé que no ha querido hablar de ellos, pero estoy seguro de que te extrañan. Ylva tomó aire profundamente, decidiendo ser sincera. —Cuando pasó mi transformación, simplemente corrí y
Ylva estaba muy emocionada ante la perspectiva de aprender técnicas de pelea que le permitirían defenderse en su forma humana, por eso al día siguiente, se levantó más temprano de lo habitual, incluso preparó el desayuno, algo que dejó sorprendido al hombre, quien disfrutó de la comida. Después de disfrutar de un exquisito desayuno, ambos salieron de la cabaña. Los ojos de ella brillaban con entusiasmo mientras Ethan le explicaba el plan de entrenamiento.—Hoy comenzaremos con el manejo del arco y las flechas —dijo Ethan, entregándole un arco y un carcaj lleno de flechas—. Aprender a usarlos te dará una ventaja en combate, en tu forma humana, obviamente, ya que en la otra será algo innecesario. Ylva tomó el arco con una sonrisa radiante.—Por supuesto, ¡Estoy lista! —dijo con determinación.Ethan se sintió feliz al verla tan entusiasmada. Había algo en su energía y disposición que lo llenaba de orgullo y admiración. Mientras le enseñaba cómo colocar la flecha en el arco y apuntar co
Mientras seguían practicando, Ylva decidió hacerle una pregunta más que había estado rondando en su mente, quería saber si todos podían hacer lo mismo. —Ethan, cuando te transformas, ¿tienes control sobre tu lobo? —preguntó, mirándolo con curiosidad—. Lo pregunto por qué en mi caso es así, es como tener dos conciencias.Ethan asintió, reflexionando por un momento antes de responder.—Sí, tengo una parte del control, y cuando estoy así como ahora, siento lo que piensa mi lobo. También puedo recordar lo que hago cuando él toma el control. Es como si compartiéramos una mente. A veces, dejo que actúe, porque los instintos de un lobo son más poderosos y útiles —explicó, sus ojos, revelando la complejidad de su dualidad.Ylva asintió, a ella le pasaba igual. —Me he dado cuenta de que los lobos tienen una claridad y un enfoque que a veces nosotros, como humanos, no tenemos. Aunque estaba asustada esa primera vez que me transformé, me ha parecido que es increíble que tengamos esta conexión