86.

Una vez más, como ya se me hacía costumbre, tuve una noche pesada e intranquila. No solo por el hecho de que al siguiente día tendría que enfrentar uno de mis miedos más grandes, sino que también estábamos prácticamente amenazados. Elisa nos había declarado la guerra. Los hombres de Alejandro habían desaparecido. Él los presumía muertos, pero la mafiosa le había dicho que ellos simplemente lo habían traicionado. Cualquiera de las dos posibilidades era horrible.

De todas formas, estábamos completamente solos. Pude escuchar cómo Luis, Alejandro y Kevin pasaron toda la noche rondando el orfanato, esperando en las esquinas y observando el bosque por si alguien aparecía. Así que podía escuchar el tintineo de las armas que sostenían en sus manos. Yo hubiese preferido quedarme de pie y estar con ellos vigilando, pero tenía que tratar de dormir, tenía que tratar de tener fuerzas para el siguiente día.

Pero no pude hacerlo. Cuando cerraba los ojos, mi mente divagaba una y otra vez en las miles
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP