85.

Los labios de Kevin eran suaves, pero fue una sensación extraña el besarlo porque no sentía absolutamente nada. No hubo una calidez en el estómago, no me temblaron las rodillas, no sentí esa mágica chispa que se supone que debía sentirse. Porque lo había imaginado por un momento, mientras recortaba la distancia que nos separaba para besarme. Lo pensé: ¿y si tal vez Kevin fuese el amor de mi vida? ¿Y si tal vez fuese la persona que el destino tenía preparada para mí, para que olvidara de una vez por todas a Nicolás? Por eso lo había permitido. Por eso había profundizado el beso. Porque necesitaba saberlo. Quería saberlo. Pero ahora ya lo sabía. Yo no sería capaz de ver a Kevin en ninguna otra forma que no fuese como un gran amigo.

De todas formas, permití que me besara. Permití que su mano se deslizara por detrás de mi espalda hasta mi cadera y que me ajustara contra su torso. Su beso fue tierno y romántico, un poco profundo. Su lengua exploró con timidez la mía, y yo pude sentir todas
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP