184.

Kevin también estaba ahí. Cuando Nicolás me soltó, pude ver cómo se acercó a mí. Me abrazó con fuerza, pero entendía que aquel abrazo se sentía diferente. No fue como esa vez en la cocina cuando me abrazó. Fue diferente: más auténtico, más cálido, menos forzado. Cuando se apartó, me tomó por las mejillas.

—Tuve miedo al verte pelear. ¿Qué hacían aquí? —les pregunté.

—Nos llegó una notificación. Era uno de nuestros espías. Dijo que habían visto a Elisa Duke en ese lugar, justo donde estábamos todos. Cuando llegamos, resultó que no solo nuestros espías se encontraron esa noticia, sino que también los espías de los enemigos de Elisa.

Yo volteé a mirar alrededor. La decena de hombres que estaba en el lugar comenzó a dispersarse. Pude sentir la tensión que había en el lugar. Muchos de ellos también eran enemigos entre sí, pero Elisa era su contrincante máximo. Todos se habían reunido en ese momento porque querían acabar con ella, pero habían visto cómo había sido yo la que la había empujad
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