Ivy
La luz de la mañana me despierta suavemente. Mi cuerpo aún está entumecido, marcado por la noche salvaje que me han impuesto. Siento cada mordida, cada caricia estampada en mi piel. Y, sin embargo… una extraña serenidad me invade.
Todavía duermen, Kael a un lado, Lyam al otro, Soren sentado al borde de la cama, con los ojos perdidos en mí.
— Despierta —murmura—. Es hora de descubrir lo que ahora te pertenece.
Frunzo el ceño, incapaz de entender lo que quiere decir.
— ¿Lo que me pertenece?
Una sonrisa casi tierna roza sus labios.
— Ven.
Me levanto, envuelta en una sábana de seda que me tiende. Mis piernas aún tiemblan, pero Soren me sostiene y me lleva a ducharme, luego me ayuda a vestirme.
Juntos, dejamos la habitación.
El edificio es inmenso. Un verdadero mansión, o tal vez un palacio. Las paredes de piedra oscura, las tapicerías antiguas, todo respira riqueza y poder.
Las sirvientas se inclinan a mi paso. Bajan la mirada, me susurran "Mi Reina".
Siento que mis mejillas se sonrojan.
— ¿Por qué… por qué me llaman así?
Soren se vuelve hacia mí, con una mirada grave.
— Porque eso es lo que eres. Nuestra Reina. Su Reina.
Abre una puerta inmensa, revelando la ciudad que se extiende a lo lejos.
— Mira, Ivy. Todo esto… es nuestro territorio. Y hoy, lo descubres.
Lyam
Los encuentro afuera. El viento sopla en mi cabello, percibo la nerviosidad de Ivy.
— ¿Tienes miedo?
Ella sacude la cabeza, pero sus dedos tiemblan.
— No sé… No entiendo qué hago aquí. Qué esperan de mí.
La tomo por la cintura y la levanto sobre un caballo negro, inmenso, magnífico.
— ¿Qué esperamos de ti? Nada más que lo que ya eres. Ven.
Partimos a través de las colinas, cruzando densos bosques donde el silencio es rey. Sombras nos observan. Criaturas, hombres. Los nuestros.
Se inclinan. Algunos arrodillan.
Kael
— Saben quién eres.
Cabalgo cerca de ella, mi mirada fija en su perfil perturbado.
— Eres la que esperábamos. La que toda la manada esperaba.
Ella se muerde el labio.
— Nunca he sido… importante. Nunca.
Río suavemente.
— Aquí, eres todo. Aquí, eres el corazón que nos faltaba.
Cruzamos la ciudad, las calles empedradas, las grandes plazas. Por todas partes, las miradas se vuelven hacia ella. Hombres, mujeres, niños. Todos se inclinan.
Ivy baja la cabeza, se sonroja.
— Es… demasiado…
Soren
Sonrío al verla luchar contra la evidencia. Aún no sabe lo que es. Lo que se convertirá.
La llevamos hasta la cima de la colina. Allí, la mansión ancestral se erige, imponente.
— Este es nuestro feudo. El centro de nuestro poder. Y ahora, el tuyo.
Ella desciende del caballo, dudosa.
La tomo por la cintura, la atraigo hacia mí.
— ¿Lo sientes? Esta tierra te llama. Te reconoce.
Cierra los ojos. Respira.
Un escalofrío la recorre.
— ¿Qué es esto?
Lyam sonríe, orgulloso.
— El vínculo, Ivy. Estás ligada a nosotros, a esta ciudad, a esta manada. Eres su Reina. Eres nuestra Reina.
Ivy
Tropiezo, abrumada.
Todo en mí grita que huya. Pero otra parte… una parte más oscura, más antigua… se erige.
Los miro, uno a uno.
— Muéstrenme todo. Quiero ver. Entender.
Kael estalla en risas, encantado.
— Eso es lo que queríamos escuchar.
Me llevan al corazón de la ciudad. Los mercados rebosan de piedras preciosas, telas raras, bestias inmensas. Hombres armados nos saludan.
— Aquí —susurra Lyam—, somos reyes. Y tú eres la única que nos gobierna.
Estremezco bajo sus miradas ardientes.
Un vértigo me asalta. Un vértigo embriagador.
¿Y si… aceptara?
Soren
La veo despertar a su lugar. El miedo retrocede. La emoción nace.
— Esta noche, celebraremos tu llegada. Y después de eso… verás lo que realmente significa ser nuestra.
La toco, acaricio su piel.
Ella tiembla. Y sonríe.
El juego solo ha comenzado.
Ivy
La noche ha caído sobre el dominio, envolviendo la ciudad en un calor casi sofocante. Las sirvientas me han preparado en un vestido negro con reflejos púrpuras, fino, sedoso, demasiado delicado para la función que pronto cumplirá: revelarme a las miradas de toda la manada.
— Todos te esperan, mi Reina —susurra una de ellas, bajando la cabeza.
Mi Reina. Estas palabras aún me hieren. Como si no estuviera en mi lugar. Como si usurpase un trono que no me pertenece. Sin embargo… Cuando cruzo las grandes puertas, escoltada por Kael, Lyam y Soren, siento las miradas volverse hacia mí. Y ninguna lleva duda.
Kael
Es sublime. Me duele el estómago al verla avanzar entre nosotros. Las conversaciones se detienen en cuanto entra. Los machos se inclinan. Las hembras bajan la mirada. Ella aún no lo sabe, pero la han aceptado.
También la desean. Lo siento en el aire. En la tensión que se levanta. Pero es nuestra.
La guío hacia la gran mesa de banquete, dispuesta afuera bajo la luna. Docenas de platos humeantes la esperan. La mejor caza, las frutas más dulces, vinos que solo los más poderosos prueban aquí.
— Siéntate, Ivy —susurro en su oído—. Esta noche, estás en la cima.
SorenLa observo sentarse. Su timidez la hace aún más hermosa. Sus manos se aferran a sus rodillas. Apenas mira a los demás miembros de la manada, como si temiera cruzar su mirada.— Relájate, susurra Lyam, posando una mano posesiva en su nuca. Nadie aquí se atreverá a hacerte daño.Sé que ella lucha. Pero está aprendiendo. Se adapta. Y pronto… reinará.LyamCorto un trozo de carne y lo llevo a sus labios. Ella se sonroja, pero obedece, cierra la boca lentamente. Este simple gesto me vuelve loco.Me inclino. Mi voz se vuelve más baja, solo para ella.— Sabes que te están mirando. ¿Sientes sus deseos? Eres la suya… pero sobre todo, la nuestra.Advierto su respiración entrecortada. Su mirada se nublada. Sonrío.— Come, Ivy. Luego tenemos toda la noche.IvyMe esfuerzo por tragar. La carne es tierna, jugosa, pero tengo la garganta seca. Sus miradas sobre mí me queman la piel. Me siento vulnerable, expuesta.Algunas mujeres de la manada me lanzan miradas extrañas. Ni hostiles ni benevolen
Capítulo 1 – El llamado de la lunaHiedraEl bosque respira. Cada rama cruje como si escondiera un secreto. El aire está cargado de humedad, resina y algo más… algo antiguo. Camino sin hacer ruido, mi aliento entrecortado, los pasos livianos como sombras. La noche abrasa, densa, sofocante. Como si el mundo entero contuviera la respiración.No debería haber venido.Lo siento en los huesos.Algo me sigue.Aferro la tela de mi vestido. Mi corazón golpea con violencia. No veo nada, pero lo percibo: una presencia que me acecha. Invisible. Salvaje. Implacable.Un crujido entre las hojas.Me detengo en seco.La oscuridad se espesa a mi alrededor. Mi garganta se cierra. Quiero correr, girar sobre mis talones, escapar. Pero mis piernas se niegan.Y entonces los veo.Tres pares de ojos brillan en la penumbra.Sombras vivas, deslizándose entre los troncos como depredadores en cacería. Lentamente emergen de la nada.No son hombres.Son bestias.La luna revela sus siluetas. Altos. Desnudos. Irreal
Capítulo 2 - La marca del deseoHiedraQuisiera protestar. Gritar. Huir.Pero mi piel arde. Mi aliento se quiebra.Están demasiado cerca.KaelMe deslizo detrás de ella, el pecho apenas rozando su espalda.Puedo sentir cada emoción que la atraviesa.Pelea. Lo noto en la tensión de sus hombros, en cómo aprieta los dedos contra la tela de su vestido.Pero no se aparta.—¿Quieres luchar, Ivy?Mi voz es un susurro que se enreda en su cuello.Su respiración se acelera.—Entonces lucha.¿Cómo se lucha contra uno mismo?LyamEs sublime, atrapada entre nosotros. Su cuerpo tiembla, sacudido por una ola que apenas comienza.Lo veo. Lo siento.Aún no lo entiende. Pero su alma ya nos llama.—Mírame.Tomo su barbilla con cuidado. Ella tiembla.Sus ojos se alzan hacia los míos. Una tormenta eléctrica ruge allí.Está cediendo.HiedraMis piernas flaquean. El pensamiento se deshace.—¿Qué me han hecho...? —susurro.SorenFinalmente, hablo.Mis palabras son escasas, pero cuando llegan, atraviesan.—No
Capítulo 3 – El equipoHiedraCorro.El aire nocturno me azota la cara, pero no puedo escapar de su presencia.Están ahí.En todas partes.En mi aliento entrecortado, en el calor que no abandona mi piel, en la emoción que aún me atraviesa.Me marcaron.Y me aterra.Me hundo en el bosque, la oscuridad devorando mis pasos desbocados. El corazón me late con tanta fuerza que temo que se me salga del pecho.—Corre todo lo que quieras…La voz de Kael resuena. Está cerca. Demasiado cerca.Me doy la vuelta, pero no hay nadie.Solo la oscuridad vibrando. El silencio, opresivo.Una risa se desliza a mi izquierda.—Entraste, ¿verdad?Es Lyam esta vez.Aprieto los dientes.—¡Salgan de mi cabeza!—No estamos ahí —susurra Soren, su voz apenas un aliento tras mi espalda.Me congelo.Están aquí.Su presencia me envuelve como una sombra viva.Cierro los ojos un instante, tratando de recuperar el control. Pero al abrirlos, Lyam está justo frente a mí.Sin ruido. Sin advertencia.Solo él.—Déjate ir.Re
Capítulo 4 – Bajo su agarreHiedraLyam me arregla. Sus ojos dorados arden con una intensidad que me inmoviliza.Avanza. Lento. Con esa seguridad aplastante que me hace querer huir… o lanzarme sobre él.—Mírame —susurra.No quiero.Quiero desaparecer.Pero mis ojos se elevan, lo encuentran.Y ya está.Caigo.En ese abismo incandescente que me abre sin decir una palabra.En ese vínculo invisible que me envuelve, que me asfixia y me abraza al mismo tiempo.Sonríe. Casi satisfecho.—Entonces…Calor tras mi espalda.Kael.Su presencia es un veneno. Una trampa.Ni siquiera necesita tocarme para que mi piel se estremezca con su aliento.—Eres tan reactiva, Ivy…Su voz me roza el cuello como una caricia.Cierro los ojos. Mi respiración se descontrola.—No…—No mientas —interrumpe Soren, su voz profunda corta el aire.Él también se acerca. Más lento. Más contenido.Pero su mirada es una promesa que me desarma.Me estudia. Cada temblor. Cada latido desbocado de mi corazón.—Sientes el vínculo,
---Capítulo 5 – La intoxicación del enlace---HiedraMi aliento es corto.Mi piel arde bajo sus miradas.Están allí, rodeándome, como un círculo de fuego que espera, paciente, que la presa se rinda.Pero no soy una presa.Me niego a serlo.Y aun así... mi cuerpo me traiciona.Lyam.Kael.Soren.Su sola presencia hace vibrar algo en mí. Algo primitivo. Salvaje. Desconocido.Algo que me aterra.—Para… —susurro, con la voz hecha cenizas.Kael se ríe. Esa risa suya, baja, ronca, peligrosa, hace que mi estómago se contraiga.—¿Parar qué, Ivy?Está detrás de mí. Su pecho contra mi espalda.Su mano recorre mi brazo, lenta, hasta enredar sus dedos con los míos.—¿Parar de tocarte?—¿Parar de darte lo que deseas? —murmura en mi oído.Me enojo.Quiero escapar.Pero también... quiero rendirme.Entonces Soren irrumpe con su voz de acero.—Ella todavía pelea.Su mirada me atrapa. Oscura. Incisiva.—¿Para qué?Mi garganta se cierra.¿Para qué...?Porque esto es una locura.Porque es imposible.Po
--Capítulo 6 - El Despertar del Enlace---HiedraNo puedo respirar.Su calor me envuelve.Su presencia me abruma.Y, sin embargo, en vez de huir… mi cuerpo lo busca.Es una locura. Un peligro.Pero también una certeza.Lo siento en mi sangre. En mis huesos.—Detén… —susurro, mi voz temblando mientras me alejo.Lyam me observa con una sonrisa ladeada.—¿Detener qué, Ivy?Kael se inclina hacia mi oído, su voz como un susurro ardiente.—Dinos lo que sientes.Cierro los ojos. Niego con la cabeza.No puedo. No debo.Pero entonces, Soren da un paso.Su mirada me atraviesa.—Esto no es una elección —murmura.Alza la mano. Sus dedos rozan mi mejilla.Una descarga atraviesa mi piel, me sacude entera.Retrocedo, jadeando.—Es una certeza.El suelo desaparece bajo mis pies.Y dentro de mi pecho, algo se rompe.---LyamElla sigue luchando.Pero ya lo sabe.Su cuerpo nos reconoce.Su alma nos llama.Extiendo la mano y rozo su cuello con la yema de los dedos.Se estremece violentamente.—¿Lo sien
---IvyEl silencio entre nosotros está cargado de demasiadas cosas.De deseos inconfesables.De verdades que me niego a escuchar.De algo más fuerte que yo.Sus presencias me envuelven. Lyam, dominante e implacable. Kael, juguetón y esquivo. Soren, frío e implacablemente paciente.Me observan como una presa, pero no es el miedo lo que hace temblar mi aliento.Es esa sensación insidiosa que se enrosca a mi alrededor.— Suéltame, susurro, sin creerlo.Ninguno de ellos se mueve.Kael desliza un dedo a lo largo de mi brazo.— ¿De verdad quieres que paremos?Su voz es una caricia contra mi piel.Mi cuerpo me traiciona. Cierro los ojos, un escalofrío incontrolable recorriéndome.Están demasiado cerca. Demasiado ardientes.Y yo... estoy a punto de hundirme.---LyamElla es magnífica en este intermedio, al borde de la rendición.Siento su respiración entrecortada, su piel temblando bajo nuestra proximidad.Ella lucha.Quiere huir.Pero ya está atrapada.Deslizo una mano en su cabello, oblig