Início / Fantasía / Deseo salvaje / Capítulo 1 - El llamado de la luna
Deseo salvaje
Deseo salvaje
Por: Diosa autora
Capítulo 1 - El llamado de la luna

Capítulo 1 – El llamado de la luna

Hiedra

El bosque respira. Cada rama cruje como si escondiera un secreto. El aire está cargado de humedad, resina y algo más… algo antiguo. Camino sin hacer ruido, mi aliento entrecortado, los pasos livianos como sombras. La noche abrasa, densa, sofocante. Como si el mundo entero contuviera la respiración.

No debería haber venido.

Lo siento en los huesos.

Algo me sigue.

Aferro la tela de mi vestido. Mi corazón golpea con violencia. No veo nada, pero lo percibo: una presencia que me acecha. Invisible. Salvaje. Implacable.

Un crujido entre las hojas.

Me detengo en seco.

La oscuridad se espesa a mi alrededor. Mi garganta se cierra. Quiero correr, girar sobre mis talones, escapar. Pero mis piernas se niegan.

Y entonces los veo.

Tres pares de ojos brillan en la penumbra.

Sombras vivas, deslizándose entre los troncos como depredadores en cacería. Lentamente emergen de la nada.

No son hombres.

Son bestias.

La luna revela sus siluetas. Altos. Desnudos. Irreales. La piel brilla con un fulgor pálido. Sus músculos parecen esculpidos por la noche misma. Irradian peligro. Fuerza. Dominio.

Y algo dentro de mí… tiembla.

El más imponente avanza.

Lyam.

Su cabello negro cae sobre un rostro de líneas feroces. Sus ojos dorados lo anclan al suelo, como brasas encendidas.

—Te estábamos esperando —gruñe, su voz rasposa como una promesa que arde.

A su derecha, Kael sonríe con dientes de lobo. Hay algo perverso en sus ojos, en su forma de mirarme.

—Tardaste demasiado —murmura, cada sílaba como un roce en la piel.

El último, Soren, guarda silencio. Pero no es pasivo. Observa. Calcula. Y su mutismo tiene filo.

Trago saliva. Mi boca está seca.

—¿Quiénes son? —susurro.

Lyam da otro paso. Su presencia me envuelve. Su olor me alcanza: madera, ceniza, carne encendida.

—Somos los que habitan tus noches.

Mi pecho se contrae. Un murmullo brota del pecho de Kael, como un ronroneo oscuro. El calor me golpea.

Quiero negar, retroceder. Pero mi cuerpo no me obedece.

Tiemblo.

Kael se acerca. Sus dedos rozan mi brazo con suavidad. Un simple contacto. Y una llamarada me recorre.

—Estás ardiendo —susurra—. Lo sientes, ¿verdad?

Miento con el cuerpo.

Pero no con el alma.

Lo deseo.

Dioses, lo deseo.

Lyam sonríe. Una sonrisa de depredador.

—Eres nuestra —sopla al oído.

Su aliento me atraviesa como un susurro prohibido. Se me escapa un gemido.

Y bajo la luna, sé que es demasiado tarde.

Ya crucé el umbral.

El calor me devora.

Mi piel arde.

Doy un paso atrás, pero ellos me rodean.

Lyam frente a mí, su mirada como una jaula.

Kael detrás, su pecho rozando mi espalda.

Soren se acerca por fin, su presencia rompe el aire. Sus ojos oscuros me clavan al suelo.

—Mírate —dice con voz baja—. Lo sabes. Lo sientes.

Cierro los ojos.

Lucho. Contra este fuego que late entre mis piernas. Contra el deseo que quema.

No debería estar pasando.

Pero está pasando.

Lyam me sujeta de la cadera. Su gruñido es un tambor en mi oído.

—Nos perteneces.

Kael acaricia mi brazo. Un roce apenas. Y sin embargo, siento que me incendia.

—¿Para qué? —respiro—. ¿Por qué mi cuerpo les responde así?

Soren se agacha frente a mí. Sus dedos levantan mi mentón. Su mirada me arrastra.

—Porque eres una de los nuestros.

El tiempo se suspende.

Un solo latido.

Niego con la cabeza.

Pero ya es tarde.

Ellos lo saben.

Y yo también.

—No… es imposible…

Lyam ríe. Bajo. Grave. Y el sonido vibra entre mis piernas.

—Lo entenderás pronto.

Kael muerde mi oreja. Su lengua roza mi piel.

Y no puedo gritar.

—Pero antes… —murmura— veremos cuánto puedes resistir.

La trampa se ha cerrado.

Y no hay escapatoria.

El aire pesa. Me ahoga.

Ellos me rodean, me desean, me poseen sin tocarme del todo. Mi corazón golpea como una amenaza.

Pero no es miedo lo que siento.

Es algo más.

Primit

ivo.

Irresistible.

—No soy para ustedes —articulo con un hilo de voz.

Una carcajada grave se arrastra en la noche.

Lyam.

—Aún no.

Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
capítulo anteriorpróximo capítulo

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App