---
Capítulo 5 – La intoxicación del enlace
---
Hiedra
Mi aliento es corto.
Mi piel arde bajo sus miradas.
Están allí, rodeándome, como un círculo de fuego que espera, paciente, que la presa se rinda.
Pero no soy una presa.
Me niego a serlo.
Y aun así... mi cuerpo me traiciona.
Lyam.
Kael.
Soren.
Su sola presencia hace vibrar algo en mí. Algo primitivo. Salvaje. Desconocido.
Algo que me aterra.
—Para… —susurro, con la voz hecha cenizas.
Kael se ríe. Esa risa suya, baja, ronca, peligrosa, hace que mi estómago se contraiga.
—¿Parar qué, Ivy?
Está detrás de mí. Su pecho contra mi espalda.
Su mano recorre mi brazo, lenta, hasta enredar sus dedos con los míos.
—¿Parar de tocarte?
—¿Parar de darte lo que deseas? —murmura en mi oído.
Me enojo.
Quiero escapar.
Pero también... quiero rendirme.
Entonces Soren irrumpe con su voz de acero.
—Ella todavía pelea.
Su mirada me atrapa. Oscura. Incisiva.
—¿Para qué?
Mi garganta se cierra.
¿Para qué...?
Porque esto es una locura.
Porque es imposible.
Porque no quiero pertenecerles.
Porque...
Quizás ya lo hago.
---
Lyam
Puedo ver el pánico en sus ojos.
Ella está justo en la frontera entre el miedo y el deseo.
Vacila. Dividida entre el instinto y la razón.
Doy un paso. Me acerco.
Su aliento se detiene.
—Ivy... —susurro su nombre como promesa. Como sentencia.
—Puedes correr, si quieres.
Mi mano acaricia su mejilla, luego desciende a su cuello.
Ella tiembla.
—Pero siempre volverás a nosotros.
Sus labios se entreabren. No dice nada.
Porque sabe que tengo razón.
Kael aún la sostiene.
Soren no deja de mirarla. Como si pudiera leer su alma.
Ya la tenemos.
Aunque aún no lo acepte.
---
Hiedra
—Están locos... —murmuro, incapaz de apartar mis ojos de Lyam.
Él sonríe. Despacio. Peligrosamente.
—Tal vez.
Sus dedos siguen la línea de mi mandíbula, bajan por mi cuello.
Me estremezco.
Kael suelta mi mano, pero no se aleja. Es una sombra ardiente a mi espalda.
Y Soren...
Él no necesita hablar.
Él espera.
Sacudo la cabeza. Intento recuperar el control.
—Esto no es real.
Kael ríe otra vez. Burlón. Insoportable.
—Oh, Ivy...
Su mano se desliza por mi cintura, se posa en mi cadera.
El fuego me atraviesa.
Me odio por reaccionar así.
Soren da un paso. Su mirada me atraviesa. Fría. Exacta.
—¿Por qué te resistes?
¿Por qué...?
Porque me superan.
Porque me consumen.
Porque me estoy perdiendo.
Y lo peor...
Es que lo deseo.
---
Lyam
Es perfecta, atrapada entre nosotros.
Su pecho sube y baja con violencia.
Sus pupilas están dilatadas.
Lucha.
Pero duda.
Alzo la mano, rozo su cuello.
Ella se aparta bruscamente.
—No soy tuya —espeta, con los dientes apretados.
Una sonrisa se forma en mis labios.
—Dímelo otra vez.
No responde.
Porque lo siente.
Porque ya es demasiado tarde.
---
Kael
La deseo.
Quiero oírla jadear bajo mis caricias.
Ver su cuerpo rendirse bajo mis manos.
Quiero que deje de luchar.
Me acerco por detrás. Mi pecho contra su espalda.
Mi aliento baila en su cuello.
Ella se queda inmóvil.
—Kael... —susurra.
Sonrío contra su piel.
—¿Sí, Ivy?
Su respiración se entrecorta.
La siento temblar.
Bajo mi mano por su brazo y enredo nuestros dedos.
—Solo déjate llevar.
Su mano tiembla.
Pero no me aparta.
---
Soren
Ella es nuestra.
Lo sabe.
Aunque no lo acepte, lo sabe.
Alzo la mano y rozo su rostro con la yema de los dedos.
Su respiración se detiene.
—Deja de huir.
Sus ojos se hunden en los míos. Hay deseo. Hay miedo.
Y está a punto de caer.
---
Hiedra
No.
No puedo.
No debo.
Pero cuando Lyam me levanta el rostro con suavidad,
cuando Kael me envuelve con su calor,
cuando Soren me mira como si ya le perteneciera...
Todo se rompe.
Y yo…
Me rompo con ello.
--Capítulo 6 - El Despertar del Enlace---HiedraNo puedo respirar.Su calor me envuelve.Su presencia me abruma.Y, sin embargo, en vez de huir… mi cuerpo lo busca.Es una locura. Un peligro.Pero también una certeza.Lo siento en mi sangre. En mis huesos.—Detén… —susurro, mi voz temblando mientras me alejo.Lyam me observa con una sonrisa ladeada.—¿Detener qué, Ivy?Kael se inclina hacia mi oído, su voz como un susurro ardiente.—Dinos lo que sientes.Cierro los ojos. Niego con la cabeza.No puedo. No debo.Pero entonces, Soren da un paso.Su mirada me atraviesa.—Esto no es una elección —murmura.Alza la mano. Sus dedos rozan mi mejilla.Una descarga atraviesa mi piel, me sacude entera.Retrocedo, jadeando.—Es una certeza.El suelo desaparece bajo mis pies.Y dentro de mi pecho, algo se rompe.---LyamElla sigue luchando.Pero ya lo sabe.Su cuerpo nos reconoce.Su alma nos llama.Extiendo la mano y rozo su cuello con la yema de los dedos.Se estremece violentamente.—¿Lo sien
---IvyEl silencio entre nosotros está cargado de demasiadas cosas.De deseos inconfesables.De verdades que me niego a escuchar.De algo más fuerte que yo.Sus presencias me envuelven. Lyam, dominante e implacable. Kael, juguetón y esquivo. Soren, frío e implacablemente paciente.Me observan como una presa, pero no es el miedo lo que hace temblar mi aliento.Es esa sensación insidiosa que se enrosca a mi alrededor.— Suéltame, susurro, sin creerlo.Ninguno de ellos se mueve.Kael desliza un dedo a lo largo de mi brazo.— ¿De verdad quieres que paremos?Su voz es una caricia contra mi piel.Mi cuerpo me traiciona. Cierro los ojos, un escalofrío incontrolable recorriéndome.Están demasiado cerca. Demasiado ardientes.Y yo... estoy a punto de hundirme.---LyamElla es magnífica en este intermedio, al borde de la rendición.Siento su respiración entrecortada, su piel temblando bajo nuestra proximidad.Ella lucha.Quiere huir.Pero ya está atrapada.Deslizo una mano en su cabello, oblig
IvyEl silencio se alarga, denso, eléctrico.No puedo moverme.Sus miradas me rodean, sus alientos me rozan, sus presencias me aplastan.Cada fibra de mi ser grita que resista.Pero algo, en el fondo de mí, vacila.Un instinto primitivo. Salvaje.Algo antiguo, enterrado.Y ellos… ellos lo saben.Lyam es el primero en romper el silencio.— ¿Todavía luchas?Su voz grave ruge en el aire como un trueno.Apreté los dientes.Sí. Lucho.Pero mi cuerpo lo traiciona.Mi respiración es demasiado rápida. Mi pulso late con un ritmo frenético.Ellos lo sienten.Y eso es lo peor.Kael esboza una sonrisa. Una sonrisa peligrosa, una sonrisa de depredador que sabe que su presa está atrapada.— Ivy…Se acerca lentamente, felino, amenazante.— Mírame.Cierro los ojos.Pero lo siento todo.Lyam detrás de mí, su pecho ardiente contra mi espalda.Soren a mi derecha, silencioso pero implacable.Kael frente a mí, sus dedos rozando mi brazo, creando escalofríos incontrolables.— Nos sientes, susurra.No es un
IvyArdo.Su presencia me oprime, me envuelve, me consume.Lyam, Kael, Soren.Tres sombras a mi alrededor, tres fuerzas que me retienen, me atraen, ya me poseen sin necesidad de tocarme.O quizás eso es, precisamente, lo peor.Su control.El poder que tienen sobre mí.El escalofrío que recorre mi cuerpo cuando Lyam roza mi mejilla con la yema de sus dedos.Cuando Kael susurra en mi oído, su voz un veneno dulce.Cuando Soren me mira como si ya supiera lo que va a suceder.Como si siempre lo hubiera sabido.Y yo…Yo me ahogo.— Ivy…Lyam pronuncia mi nombre con esa gravedad que hace vibrar cada nervio de mi cuerpo.Quiere una respuesta.Quiere que ceda.Que diga en voz alta lo que mi cuerpo ya grita.Pero no puedo.Si hablo, caigo.Si caigo… no habrá vuelta atrás.— Dilo, Ivy, susurra Kael deslizando sus dedos a lo largo de mi brazo.Tiemblo violentamente.Es una tortura exquisita, un descenso hacia algo que ya no controlo.Algo prohibido.Algo inevitable.---KaelElla tiembla.Lucha.
IvyEstán por todas partes.Su calor me envuelve, sus alientos deslizan sobre mi piel como una promesa prohibida. Ya no sé dónde termina mi cuerpo y dónde comienzan los suyos.Lyam. Kael. Soren.Un murmullo. Una quemadura. Una posesión.Sus dedos rozan mi piel, su presencia me asedia. Cierro los ojos un instante, creyendo poder retomar el control, pero es un error.Porque solo estoy cayendo más bajo.— Nos perteneces, Ivy, murmura Lyam en mi oído.Mi corazón explota en mi pecho.— Dilo.Su aliento quema mi cuello, sus dedos se cierran sobre mi cadera. Kael traza una línea invisible a lo largo de mi brazo mientras Soren, silencioso, me observa, las pupilas oscuras, ávidas.Están esperando.Una palabra.Una sumisión.Me muerdo el labio. Debería decir que no. Luchar.Pero la verdad es que ya no tengo fuerzas.Me han atrapado y nunca quise escapar.---KaelElla tiembla bajo mis dedos.Su aliento es corto, su piel incandescente.Podría empujarla más. Provocarla, llevarla a ese instante en
---IvyYa no me reconozco.O tal vez sí.Quizás esta fiebre que me consume siempre ha estado ahí, oculta bajo la superficie, simplemente esperando ser despertada.Y ellos la han despertado.Lyam, Kael, Soren.Sus presencias me envuelven, me aprietan, me absorben hacia un punto de no retorno.Debería luchar aún. Oponer un último esfuerzo de resistencia.Pero mis músculos se niegan a moverse. Mi respiración se acelera, incontrolable.— Ivy…La voz de Lyam me llega como un eco distante.Levanto la vista hacia él, atrapada en la intensidad de su mirada.— Déjate llevar.Un escalofrío me recorre.Kael roza mi cadera con la yema de los dedos, juega con la barrera invisible que he intentado erigir entre nosotros.— ¿Por qué te obstinas?Su aliento acaricia mi nuca. Cierro los ojos, incapaz de escapar de esta tensión que aumenta, que se estira entre nosotros como un hilo a punto de romperse.Soren, en silencio, me observa. No necesita hablar. Sus gestos son más elocuentes que cualquier palab
---IvyCaigo.No sé si es hacia ellos o hacia dentro de mí.Todo lo que sé es que ya no puedo luchar. No más.El peso de sus miradas, de sus manos, de sus alientos me clava en el lugar, me consume, me reduce al estado de una criatura febril y hambrienta.Quería resistir. Mostrarles que podía mantener el control.Pero ya no hay control.Solo están ellos.Lyam se acerca, su mirada oscura anclada en la mía.— Dilo, Ivy. Dilo que nos quieres.Mi garganta se cierra. La palabra arde contra mis labios. Pero está ahí. Listo para estallar.Kael desliza sus dedos por mi nuca, subiendo lentamente hasta mi mandíbula.— Deja de luchar… Confiesa.Soren no dice nada. Solo se limita a observarme. Implacable. Silencioso. Pero lo siento. Siento su voluntad pesar sobre la mía, aplastante.Cierro los ojos.Y caigo.— Los quiero…Un suspiro. Un murmullo.Pero es suficiente.---LyamLa palabra cae, frágil, incierta.Y, sin embargo, resuena en mí como una victoria total.Sonrío. Una sonrisa oscura, carnic
IvyNo sé cuánto tiempo he estado caminando.El mundo a mi alrededor ha perdido sus contornos.El bosque se extiende infinitamente, poblado de sombras móviles, de murmullos apenas audibles.El hombre – o la bestia, ya no lo sé – me arrastra en silencio. Su mano envuelve la mía con una fuerza tranquila. Inflexible. Irreal.Debería resistirme. Huir. Gritar.Pero lo sigo.Lo sigo como si toda mi vida no hubiera sido más que un largo camino hacia ese momento.El viento se desliza por mi cabello. El olor de la tierra húmeda, de las hojas muertas, de la sangre seca me revuelven el estómago.Y, sin embargo, mi cuerpo pide más.Más de él. Más de esa presencia que me envuelve, me devora.— ¿A dónde me llevas? susurro.Su voz resuena en la noche.— A casa.Un escalofrío me recorre.— ¿Quién eres… realmente?Se vuelve hacia mí. Su rostro es hermoso. Terriblemente hermoso. Pero inhumano.Su piel parece vibrar con un brillo febril. Sus ojos… esos ojos dorados me consumen.— Somos los que te espera