---
Ivy
Caigo.
No sé si es hacia ellos o hacia dentro de mí.
Todo lo que sé es que ya no puedo luchar. No más.
El peso de sus miradas, de sus manos, de sus alientos me clava en el lugar, me consume, me reduce al estado de una criatura febril y hambrienta.
Quería resistir. Mostrarles que podía mantener el control.
Pero ya no hay control.
Solo están ellos.
Lyam se acerca, su mirada oscura anclada en la mía.
— Dilo, Ivy. Dilo que nos quieres.Mi garganta se cierra. La palabra arde contra mis labios. Pero está ahí. Listo para estallar.
Kael desliza sus dedos por mi nuca, subiendo lentamente hasta mi mandíbula.
— Deja de luchar… Confiesa.Soren no dice nada. Solo se limita a observarme. Implacable. Silencioso. Pero lo siento. Siento su voluntad pesar sobre la mía, aplastante.
Cierro los ojos.
Y caigo.
— Los quiero…
Un suspiro. Un murmullo.
Pero es suficiente.
---
Lyam
La palabra cae, frágil, incierta.
Y, sin embargo, resuena en mí como una victoria total.
Sonrío. Una sonrisa oscura, carnicera.
— Ahí está…
Deslizo mi mano contra su mejilla, capturando este momento, grabándolo en mi memoria.
— Ya no tienes que huir, Ivy. Se acabó.
Ella tiembla. Es hermosa en esta entrega.
Inclino la cabeza, rozando sus labios sin tomarlos. Solo para sentirla estremecer.
Kael gruñe detrás de ella, impaciente.
— Déjame…
Me aparto. No por bondad. Por estrategia. Quiero verla debilitarse aún más.
---
Kael
No pierdo ni un segundo.
La tomo por la cintura, la atraigo hacia mí con tanta fuerza que pierde el equilibrio.
Ella levanta la vista, perdida, entregada.
— ¿Quieres sentir, Ivy? murmuro. ¿Quieres saber qué se siente… ser nuestra?
No responde. Pero ya no espero respuesta.
Sumergí mi rostro contra su nuca, inspiro su olor, la rozo apenas, y siento su corazón acelerarse contra mi pecho.
— Eres nuestra, Ivy. No hay vuelta atrás.
La siento flaquear en mis brazos, y eso me vuelve loco.
---
Soren
Observo la escena sin moverme.
Lyam que la roza. Kael que ya la posee con la mirada.
Y yo… soy la sombra. El último muro contra el que ella terminará por estrellarse.
Finalmente me acerco.
Ella salta cuando mis dedos rozan su nuca.
— Mira hacia arriba, Ivy.
Ella obedece, sus pupilas dilatadas traicionando la tormenta dentro de ella.
— Eres nuestra. Ahora. Para siempre.
Ella traga, incapaz de apartar la mirada.
— Dilo de nuevo.
Su voz es un susurro. Una entrega.
— Soy vuestra…
Cierro los ojos, satisfecho.
Se acabó.
La caída es total.
Pienso en lo que me trajo aquí.
Hay días en los que me pregunto si realmente estoy vivo. Si este corazón que late en mi pecho no es solo una mecánica desgastada, programada para aguantar, un poco más, hasta que el cuerpo ceda y nada importe.Me levanto cada mañana a la misma hora, con los párpados pesados, el cuerpo vacío de toda energía. El espejo me devuelve el reflejo de una extraña. Una chica sin brillo, sin luz. La mirada vacía de espera, de esperanza, de sueños.
Bebo mi café, tibio, amargo, sin siquiera sentir su sabor. Miro la ciudad agitarse detrás de la ventana de la sala. Gente apresurada, bocinas, la grisura que lo engulle todo. Nada cambia. Nada vibra.Y en el fondo de mí, este vacío.
Inmenso. Devorador.No sé de dónde viene. Ni por qué me rasga el vientre desde hace años. Una sensación de inconcluso. Como si algo me esperara en alguna parte. Como si hubiera perdido una parte de mí sin haberlo sabido.
Vivo. Respiro. Sobrevivo.Pero cada día, la misma pregunta regresa: ¿es suficiente? ¿Es esto la existencia? Esta sucesión de gestos repetidos hasta el agotamiento?
Y la noche…
La noche, es peor.Me duermo con un nudo en el estómago, el corazón demasiado pesado. Y en mis sueños, todo se vuelve diferente.
Ya no soy esta chica apagada, invisible. Siento. Ardo.Imágenes borrosas invaden mis noches. Sombras sin rostros que me abrazan, susurros ásperos deslizándose contra mi piel desnuda.
Garras que acarician, manos que se aventuran en territorios inexplorados, alientos que consumen cada parte de mí. Y esta necesidad. Esta hambre. Esta fiebre insoportable que me hace arquearme en mis sábanas, jadeante, al borde del éxtasis y la vergüenza.Siempre me despierto al borde de la explosión. El cuerpo temblando, el corazón descontrolado. Las sábanas arrugadas, pegadas a mi piel húmeda.
Y entre mis muslos… Este vacío aún más grande. Esta quemadura que no se apaga.Me odio por eso.
Por esta falta que no controlo, que no comprendo.Vivo una existencia banal, y sin embargo…
Hay algo roto en mí. Algo salvaje que espera, ahí, bajo la superficie. Listo para surgir. Listo para llevarse todo.Lo siento.
Lo sé.En algún lugar de esta ciudad o más allá… algo me espera.
Aún lo ignoro, pero mi vida no me pertenece desde hace tiempo.
Y este vacío, este abismo en mí…
Solo espera una cosa: Que me abandone.IvyNo sé cuánto tiempo he estado caminando.El mundo a mi alrededor ha perdido sus contornos.El bosque se extiende infinitamente, poblado de sombras móviles, de murmullos apenas audibles.El hombre – o la bestia, ya no lo sé – me arrastra en silencio. Su mano envuelve la mía con una fuerza tranquila. Inflexible. Irreal.Debería resistirme. Huir. Gritar.Pero lo sigo.Lo sigo como si toda mi vida no hubiera sido más que un largo camino hacia ese momento.El viento se desliza por mi cabello. El olor de la tierra húmeda, de las hojas muertas, de la sangre seca me revuelven el estómago.Y, sin embargo, mi cuerpo pide más.Más de él. Más de esa presencia que me envuelve, me devora.— ¿A dónde me llevas? susurro.Su voz resuena en la noche.— A casa.Un escalofrío me recorre.— ¿Quién eres… realmente?Se vuelve hacia mí. Su rostro es hermoso. Terriblemente hermoso. Pero inhumano.Su piel parece vibrar con un brillo febril. Sus ojos… esos ojos dorados me consumen.— Somos los que te espera
Capítulo 1 – El llamado de la lunaHiedraEl bosque respira. Cada rama cruje como si escondiera un secreto. El aire está cargado de humedad, resina y algo más… algo antiguo. Camino sin hacer ruido, mi aliento entrecortado, los pasos livianos como sombras. La noche abrasa, densa, sofocante. Como si el mundo entero contuviera la respiración.No debería haber venido.Lo siento en los huesos.Algo me sigue.Aferro la tela de mi vestido. Mi corazón golpea con violencia. No veo nada, pero lo percibo: una presencia que me acecha. Invisible. Salvaje. Implacable.Un crujido entre las hojas.Me detengo en seco.La oscuridad se espesa a mi alrededor. Mi garganta se cierra. Quiero correr, girar sobre mis talones, escapar. Pero mis piernas se niegan.Y entonces los veo.Tres pares de ojos brillan en la penumbra.Sombras vivas, deslizándose entre los troncos como depredadores en cacería. Lentamente emergen de la nada.No son hombres.Son bestias.La luna revela sus siluetas. Altos. Desnudos. Irreal
Capítulo 2 - La marca del deseoHiedraQuisiera protestar. Gritar. Huir.Pero mi piel arde. Mi aliento se quiebra.Están demasiado cerca.KaelMe deslizo detrás de ella, el pecho apenas rozando su espalda.Puedo sentir cada emoción que la atraviesa.Pelea. Lo noto en la tensión de sus hombros, en cómo aprieta los dedos contra la tela de su vestido.Pero no se aparta.—¿Quieres luchar, Ivy?Mi voz es un susurro que se enreda en su cuello.Su respiración se acelera.—Entonces lucha.¿Cómo se lucha contra uno mismo?LyamEs sublime, atrapada entre nosotros. Su cuerpo tiembla, sacudido por una ola que apenas comienza.Lo veo. Lo siento.Aún no lo entiende. Pero su alma ya nos llama.—Mírame.Tomo su barbilla con cuidado. Ella tiembla.Sus ojos se alzan hacia los míos. Una tormenta eléctrica ruge allí.Está cediendo.HiedraMis piernas flaquean. El pensamiento se deshace.—¿Qué me han hecho...? —susurro.SorenFinalmente, hablo.Mis palabras son escasas, pero cuando llegan, atraviesan.—No
Capítulo 3 – El equipoHiedraCorro.El aire nocturno me azota la cara, pero no puedo escapar de su presencia.Están ahí.En todas partes.En mi aliento entrecortado, en el calor que no abandona mi piel, en la emoción que aún me atraviesa.Me marcaron.Y me aterra.Me hundo en el bosque, la oscuridad devorando mis pasos desbocados. El corazón me late con tanta fuerza que temo que se me salga del pecho.—Corre todo lo que quieras…La voz de Kael resuena. Está cerca. Demasiado cerca.Me doy la vuelta, pero no hay nadie.Solo la oscuridad vibrando. El silencio, opresivo.Una risa se desliza a mi izquierda.—Entraste, ¿verdad?Es Lyam esta vez.Aprieto los dientes.—¡Salgan de mi cabeza!—No estamos ahí —susurra Soren, su voz apenas un aliento tras mi espalda.Me congelo.Están aquí.Su presencia me envuelve como una sombra viva.Cierro los ojos un instante, tratando de recuperar el control. Pero al abrirlos, Lyam está justo frente a mí.Sin ruido. Sin advertencia.Solo él.—Déjate ir.Re
Capítulo 4 – Bajo su agarreHiedraLyam me arregla. Sus ojos dorados arden con una intensidad que me inmoviliza.Avanza. Lento. Con esa seguridad aplastante que me hace querer huir… o lanzarme sobre él.—Mírame —susurra.No quiero.Quiero desaparecer.Pero mis ojos se elevan, lo encuentran.Y ya está.Caigo.En ese abismo incandescente que me abre sin decir una palabra.En ese vínculo invisible que me envuelve, que me asfixia y me abraza al mismo tiempo.Sonríe. Casi satisfecho.—Entonces…Calor tras mi espalda.Kael.Su presencia es un veneno. Una trampa.Ni siquiera necesita tocarme para que mi piel se estremezca con su aliento.—Eres tan reactiva, Ivy…Su voz me roza el cuello como una caricia.Cierro los ojos. Mi respiración se descontrola.—No…—No mientas —interrumpe Soren, su voz profunda corta el aire.Él también se acerca. Más lento. Más contenido.Pero su mirada es una promesa que me desarma.Me estudia. Cada temblor. Cada latido desbocado de mi corazón.—Sientes el vínculo,
---Capítulo 5 – La intoxicación del enlace---HiedraMi aliento es corto.Mi piel arde bajo sus miradas.Están allí, rodeándome, como un círculo de fuego que espera, paciente, que la presa se rinda.Pero no soy una presa.Me niego a serlo.Y aun así... mi cuerpo me traiciona.Lyam.Kael.Soren.Su sola presencia hace vibrar algo en mí. Algo primitivo. Salvaje. Desconocido.Algo que me aterra.—Para… —susurro, con la voz hecha cenizas.Kael se ríe. Esa risa suya, baja, ronca, peligrosa, hace que mi estómago se contraiga.—¿Parar qué, Ivy?Está detrás de mí. Su pecho contra mi espalda.Su mano recorre mi brazo, lenta, hasta enredar sus dedos con los míos.—¿Parar de tocarte?—¿Parar de darte lo que deseas? —murmura en mi oído.Me enojo.Quiero escapar.Pero también... quiero rendirme.Entonces Soren irrumpe con su voz de acero.—Ella todavía pelea.Su mirada me atrapa. Oscura. Incisiva.—¿Para qué?Mi garganta se cierra.¿Para qué...?Porque esto es una locura.Porque es imposible.Po
--Capítulo 6 - El Despertar del Enlace---HiedraNo puedo respirar.Su calor me envuelve.Su presencia me abruma.Y, sin embargo, en vez de huir… mi cuerpo lo busca.Es una locura. Un peligro.Pero también una certeza.Lo siento en mi sangre. En mis huesos.—Detén… —susurro, mi voz temblando mientras me alejo.Lyam me observa con una sonrisa ladeada.—¿Detener qué, Ivy?Kael se inclina hacia mi oído, su voz como un susurro ardiente.—Dinos lo que sientes.Cierro los ojos. Niego con la cabeza.No puedo. No debo.Pero entonces, Soren da un paso.Su mirada me atraviesa.—Esto no es una elección —murmura.Alza la mano. Sus dedos rozan mi mejilla.Una descarga atraviesa mi piel, me sacude entera.Retrocedo, jadeando.—Es una certeza.El suelo desaparece bajo mis pies.Y dentro de mi pecho, algo se rompe.---LyamElla sigue luchando.Pero ya lo sabe.Su cuerpo nos reconoce.Su alma nos llama.Extiendo la mano y rozo su cuello con la yema de los dedos.Se estremece violentamente.—¿Lo sien
---IvyEl silencio entre nosotros está cargado de demasiadas cosas.De deseos inconfesables.De verdades que me niego a escuchar.De algo más fuerte que yo.Sus presencias me envuelven. Lyam, dominante e implacable. Kael, juguetón y esquivo. Soren, frío e implacablemente paciente.Me observan como una presa, pero no es el miedo lo que hace temblar mi aliento.Es esa sensación insidiosa que se enrosca a mi alrededor.— Suéltame, susurro, sin creerlo.Ninguno de ellos se mueve.Kael desliza un dedo a lo largo de mi brazo.— ¿De verdad quieres que paremos?Su voz es una caricia contra mi piel.Mi cuerpo me traiciona. Cierro los ojos, un escalofrío incontrolable recorriéndome.Están demasiado cerca. Demasiado ardientes.Y yo... estoy a punto de hundirme.---LyamElla es magnífica en este intermedio, al borde de la rendición.Siento su respiración entrecortada, su piel temblando bajo nuestra proximidad.Ella lucha.Quiere huir.Pero ya está atrapada.Deslizo una mano en su cabello, oblig