Capítulo 2 - La marca del deseo
Hiedra
Quisiera protestar. Gritar. Huir.
Pero mi piel arde. Mi aliento se quiebra.
Están demasiado cerca.
Kael
Me deslizo detrás de ella, el pecho apenas rozando su espalda.
Puedo sentir cada emoción que la atraviesa.
Pelea. Lo noto en la tensión de sus hombros, en cómo aprieta los dedos contra la tela de su vestido.
Pero no se aparta.
—¿Quieres luchar, Ivy?
Mi voz es un susurro que se enreda en su cuello.
Su respiración se acelera.
—Entonces lucha.
¿Cómo se lucha contra uno mismo?
Lyam
Es sublime, atrapada entre nosotros. Su cuerpo tiembla, sacudido por una ola que apenas comienza.
Lo veo. Lo siento.
Aún no lo entiende. Pero su alma ya nos llama.
—Mírame.
Tomo su barbilla con cuidado. Ella tiembla.
Sus ojos se alzan hacia los míos. Una tormenta eléctrica ruge allí.
Está cediendo.
Hiedra
Mis piernas flaquean. El pensamiento se deshace.
—¿Qué me han hecho...? —susurro.
Soren
Finalmente, hablo.
Mis palabras son escasas, pero cuando llegan, atraviesan.
—No somos nosotros.
Me acerco. Mis dedos se detienen cerca de su clavícula. Una sacudida la atraviesa.
—Eres tú.
La veo congelarse. Su mirada se llena de confusión, de negación.
Se niega a aceptar lo que ya ha despertado en su interior.
Pero es tarde.
Hiedra
No.
No puede ser.
No los conozco. No debería sentir esto.
Y, sin embargo...
Un latido.
Una ola abrasadora avanza, imparable.
Kael
Su aroma es un veneno dulce.
Su piel responde a cada uno de nuestros gestos.
Nos devora.
—¿De verdad crees que puedes resistirnos? —susurro contra su oído.
Mi mano desciende lentamente por su brazo hasta su cintura.
Ella se estremece. Se muerde el labio.
Sonrío.
No puede escapar.
Hiedra
El calor me consume. Mi cuerpo está en llamas.
Están por todas partes:
Lyam, con su autoridad sorda.
Kael, impredecible y lúdico.
Soren, hielo y sombra.
No me dan tregua.
Mi pecho se alza, desbocado. Sus aromas me rodean: madera, ceniza, peligro.
Intento luchar. Comprender.
—P-paren... —murmuro.
Silencio.
Lyam posa los labios en mi cuello.
—Dilo de verdad.
No puedo.
Porque no quiero.
Soren
Sus pupilas dilatadas. Sus dedos temblorosos.
Aún se resiste.
Pero su cuerpo ya eligió.
—Deja de negar —susurro.
Apoyo mi mano en su cadera, ejerzo una leve presión.
Ella se curva con un espasmo.
Kael
Me inclino, mis labios rozan el borde de su oreja.
—Ardes, Ivy.
Mi mano recorre su cintura. Ella tiembla bajo mi caricia.
Ya no respira.
Está al borde del abismo.
Hiedra
Quiero gritar.
Quiero correr.
Pero sus respiraciones me rodean. Me envuelven como humo caliente.
Lyam susurra en mi oído, su voz es una promesa venenosa:
—Eres nuestra.
Kael deja escapar un rugido bajo. Soren me observa: su mirada es un pozo sin fondo.
Cierro los ojos.
Mi corazón estalla.
Y bajo la luna cruel, en la noche sin salida, sé que ya les pertenezco.
Hiedra
La noche es una trampa.
Un laberinto de cuerpos demasiado cerca, de respiraciones que queman.
Vacilo, atrapada entre ellos. Mis piernas tiemblan, mis pensamientos se disuelven en fuego.
El corazón me golpea el pecho como si quisiera escapar.
—Ivy.
La voz de Lyam me atraviesa. Una orden disfrazada de caricia.
Sacudo la cabeza. Quiero romper el hechizo.
—No quiero...
Kael se ríe detrás de mí, ronco, divertido. Sus dedos suben por mi cuello y se hunden en mi piel ardiente.
—Mientes otra vez.
Me estremezco.
—Lo que sientes está dentro de ti —murmura Soren.
Su mano sube por mi brazo. Un escalofrío salvaje me recorre.
Me desplomo. Mi cuerpo no me responde.
Tengo que escapar.
Tengo que escapar de ellos.
Lyam
Ella duda. Tiembla.
Pero no se va.
—Dímelo... —susurro—. Dime que no lo sientes.
Ella aprieta los puños. La chispa del desafío arde en sus ojos.
—No es real.
Sonrío.
Se miente a sí misma.
Alzo la mano, rozo su mejilla con la yema de los dedos. Ella ahoga un suspiro.
—Entonces, ¿por qué tu corazón late tan fuerte?
Hiedra
Aparto su mano, más fuerte de lo que quería.
—Porque tres depredadores me están cercando.
Kael se ríe, un sonido oscuro y peligroso.
—Exactamente.
Me estremezco. Estoy furiosa. Con ellos. Conmigo.
—Esto no es un juego.
Soren da un paso adelante. La luna acentúa la sombra cortante de su rostro.
—No.
Su voz es hielo quebradizo.
—Es mucho más que eso.
No me toca. Pero su mirada me atraviesa.
—Y ya lo sabes.
Mi garganta se cierra.
No quiero escucharlo.
Doy un paso atrás.
—Me voy.
Lyam toma mi muñeca. Apenas una presión.
—Corre.
Me detengo en seco.
Es una trampa.
Una trampa perfecta.
—Puedes huir si quieres —añade—. Pero no cambiará nada.
Hiedra
Me suelto. No me retiene.
Ese detalle me aterra más que cualquier otra cosa.
Si fueran realmente depredadores... si solo quisieran atraparme... ¿por qué me dejan ir?
¿Por qué me dan una elección?
Lanzo una última mirada a Soren. Me observa sin
expresión, pero su cuerpo es tensión pura.
Kael aún sonríe.
Provocador. Desafiante.
Y Lyam...
Lyam me mira como si ya fuera suya.
Un escalofrío me cruza.
Me doy la vuelta y me alejo, pasos rápidos, casi torpes.
Pero lo sé.
Acabo de perder algo más grande que yo.
Capítulo 3 – El equipoHiedraCorro.El aire nocturno me azota la cara, pero no puedo escapar de su presencia.Están ahí.En todas partes.En mi aliento entrecortado, en el calor que no abandona mi piel, en la emoción que aún me atraviesa.Me marcaron.Y me aterra.Me hundo en el bosque, la oscuridad devorando mis pasos desbocados. El corazón me late con tanta fuerza que temo que se me salga del pecho.—Corre todo lo que quieras…La voz de Kael resuena. Está cerca. Demasiado cerca.Me doy la vuelta, pero no hay nadie.Solo la oscuridad vibrando. El silencio, opresivo.Una risa se desliza a mi izquierda.—Entraste, ¿verdad?Es Lyam esta vez.Aprieto los dientes.—¡Salgan de mi cabeza!—No estamos ahí —susurra Soren, su voz apenas un aliento tras mi espalda.Me congelo.Están aquí.Su presencia me envuelve como una sombra viva.Cierro los ojos un instante, tratando de recuperar el control. Pero al abrirlos, Lyam está justo frente a mí.Sin ruido. Sin advertencia.Solo él.—Déjate ir.Re
Capítulo 4 – Bajo su agarreHiedraLyam me arregla. Sus ojos dorados arden con una intensidad que me inmoviliza.Avanza. Lento. Con esa seguridad aplastante que me hace querer huir… o lanzarme sobre él.—Mírame —susurra.No quiero.Quiero desaparecer.Pero mis ojos se elevan, lo encuentran.Y ya está.Caigo.En ese abismo incandescente que me abre sin decir una palabra.En ese vínculo invisible que me envuelve, que me asfixia y me abraza al mismo tiempo.Sonríe. Casi satisfecho.—Entonces…Calor tras mi espalda.Kael.Su presencia es un veneno. Una trampa.Ni siquiera necesita tocarme para que mi piel se estremezca con su aliento.—Eres tan reactiva, Ivy…Su voz me roza el cuello como una caricia.Cierro los ojos. Mi respiración se descontrola.—No…—No mientas —interrumpe Soren, su voz profunda corta el aire.Él también se acerca. Más lento. Más contenido.Pero su mirada es una promesa que me desarma.Me estudia. Cada temblor. Cada latido desbocado de mi corazón.—Sientes el vínculo,
---Capítulo 5 – La intoxicación del enlace---HiedraMi aliento es corto.Mi piel arde bajo sus miradas.Están allí, rodeándome, como un círculo de fuego que espera, paciente, que la presa se rinda.Pero no soy una presa.Me niego a serlo.Y aun así... mi cuerpo me traiciona.Lyam.Kael.Soren.Su sola presencia hace vibrar algo en mí. Algo primitivo. Salvaje. Desconocido.Algo que me aterra.—Para… —susurro, con la voz hecha cenizas.Kael se ríe. Esa risa suya, baja, ronca, peligrosa, hace que mi estómago se contraiga.—¿Parar qué, Ivy?Está detrás de mí. Su pecho contra mi espalda.Su mano recorre mi brazo, lenta, hasta enredar sus dedos con los míos.—¿Parar de tocarte?—¿Parar de darte lo que deseas? —murmura en mi oído.Me enojo.Quiero escapar.Pero también... quiero rendirme.Entonces Soren irrumpe con su voz de acero.—Ella todavía pelea.Su mirada me atrapa. Oscura. Incisiva.—¿Para qué?Mi garganta se cierra.¿Para qué...?Porque esto es una locura.Porque es imposible.Po
--Capítulo 6 - El Despertar del Enlace---HiedraNo puedo respirar.Su calor me envuelve.Su presencia me abruma.Y, sin embargo, en vez de huir… mi cuerpo lo busca.Es una locura. Un peligro.Pero también una certeza.Lo siento en mi sangre. En mis huesos.—Detén… —susurro, mi voz temblando mientras me alejo.Lyam me observa con una sonrisa ladeada.—¿Detener qué, Ivy?Kael se inclina hacia mi oído, su voz como un susurro ardiente.—Dinos lo que sientes.Cierro los ojos. Niego con la cabeza.No puedo. No debo.Pero entonces, Soren da un paso.Su mirada me atraviesa.—Esto no es una elección —murmura.Alza la mano. Sus dedos rozan mi mejilla.Una descarga atraviesa mi piel, me sacude entera.Retrocedo, jadeando.—Es una certeza.El suelo desaparece bajo mis pies.Y dentro de mi pecho, algo se rompe.---LyamElla sigue luchando.Pero ya lo sabe.Su cuerpo nos reconoce.Su alma nos llama.Extiendo la mano y rozo su cuello con la yema de los dedos.Se estremece violentamente.—¿Lo sien
---IvyEl silencio entre nosotros está cargado de demasiadas cosas.De deseos inconfesables.De verdades que me niego a escuchar.De algo más fuerte que yo.Sus presencias me envuelven. Lyam, dominante e implacable. Kael, juguetón y esquivo. Soren, frío e implacablemente paciente.Me observan como una presa, pero no es el miedo lo que hace temblar mi aliento.Es esa sensación insidiosa que se enrosca a mi alrededor.— Suéltame, susurro, sin creerlo.Ninguno de ellos se mueve.Kael desliza un dedo a lo largo de mi brazo.— ¿De verdad quieres que paremos?Su voz es una caricia contra mi piel.Mi cuerpo me traiciona. Cierro los ojos, un escalofrío incontrolable recorriéndome.Están demasiado cerca. Demasiado ardientes.Y yo... estoy a punto de hundirme.---LyamElla es magnífica en este intermedio, al borde de la rendición.Siento su respiración entrecortada, su piel temblando bajo nuestra proximidad.Ella lucha.Quiere huir.Pero ya está atrapada.Deslizo una mano en su cabello, oblig
IvyEl silencio se alarga, denso, eléctrico.No puedo moverme.Sus miradas me rodean, sus alientos me rozan, sus presencias me aplastan.Cada fibra de mi ser grita que resista.Pero algo, en el fondo de mí, vacila.Un instinto primitivo. Salvaje.Algo antiguo, enterrado.Y ellos… ellos lo saben.Lyam es el primero en romper el silencio.— ¿Todavía luchas?Su voz grave ruge en el aire como un trueno.Apreté los dientes.Sí. Lucho.Pero mi cuerpo lo traiciona.Mi respiración es demasiado rápida. Mi pulso late con un ritmo frenético.Ellos lo sienten.Y eso es lo peor.Kael esboza una sonrisa. Una sonrisa peligrosa, una sonrisa de depredador que sabe que su presa está atrapada.— Ivy…Se acerca lentamente, felino, amenazante.— Mírame.Cierro los ojos.Pero lo siento todo.Lyam detrás de mí, su pecho ardiente contra mi espalda.Soren a mi derecha, silencioso pero implacable.Kael frente a mí, sus dedos rozando mi brazo, creando escalofríos incontrolables.— Nos sientes, susurra.No es un
IvyArdo.Su presencia me oprime, me envuelve, me consume.Lyam, Kael, Soren.Tres sombras a mi alrededor, tres fuerzas que me retienen, me atraen, ya me poseen sin necesidad de tocarme.O quizás eso es, precisamente, lo peor.Su control.El poder que tienen sobre mí.El escalofrío que recorre mi cuerpo cuando Lyam roza mi mejilla con la yema de sus dedos.Cuando Kael susurra en mi oído, su voz un veneno dulce.Cuando Soren me mira como si ya supiera lo que va a suceder.Como si siempre lo hubiera sabido.Y yo…Yo me ahogo.— Ivy…Lyam pronuncia mi nombre con esa gravedad que hace vibrar cada nervio de mi cuerpo.Quiere una respuesta.Quiere que ceda.Que diga en voz alta lo que mi cuerpo ya grita.Pero no puedo.Si hablo, caigo.Si caigo… no habrá vuelta atrás.— Dilo, Ivy, susurra Kael deslizando sus dedos a lo largo de mi brazo.Tiemblo violentamente.Es una tortura exquisita, un descenso hacia algo que ya no controlo.Algo prohibido.Algo inevitable.---KaelElla tiembla.Lucha.
IvyEstán por todas partes.Su calor me envuelve, sus alientos deslizan sobre mi piel como una promesa prohibida. Ya no sé dónde termina mi cuerpo y dónde comienzan los suyos.Lyam. Kael. Soren.Un murmullo. Una quemadura. Una posesión.Sus dedos rozan mi piel, su presencia me asedia. Cierro los ojos un instante, creyendo poder retomar el control, pero es un error.Porque solo estoy cayendo más bajo.— Nos perteneces, Ivy, murmura Lyam en mi oído.Mi corazón explota en mi pecho.— Dilo.Su aliento quema mi cuello, sus dedos se cierran sobre mi cadera. Kael traza una línea invisible a lo largo de mi brazo mientras Soren, silencioso, me observa, las pupilas oscuras, ávidas.Están esperando.Una palabra.Una sumisión.Me muerdo el labio. Debería decir que no. Luchar.Pero la verdad es que ya no tengo fuerzas.Me han atrapado y nunca quise escapar.---KaelElla tiembla bajo mis dedos.Su aliento es corto, su piel incandescente.Podría empujarla más. Provocarla, llevarla a ese instante en